A H. G. Wells, como tributo a su imaginación e inventiva. El hombre que supo anticiparse a la moderna ciencia-ficción con obras como La guerra de los mundos, Primer hombre en la Luna, La máquina del tiempo y aquel otro curioso relato cuyo nombre lamento no recordar, sobre el día en que todo el mundo quedó paralizado e insensible, excepto los que, por un motivo u otro, respiraban un aire distinto al normal. También supo anticiparse al moderno género de terror, con un personaje escalofriante en el que, inevitablemente, nos inspiramos todos, cuando de aludir al abuso de la ciencia en la vida humana se trata.
Un relato que pudo haber sido grotesco y trivial, cobró en la pluma de Wells un matiz trágico, a través de situaciones inquietantes y momentos de auténtico y puro terror, sin fáciles recursos ni trucos Ese relato fue El hombre invisible.
Y, salvando las debidas distancias, como un recuerdo y homenaje a su creador, muchos hemos intentado repetir el alucinante fenómeno que podría trastornar el alma y la mente humanas, hasta la propia destrucción del individuo.
Sólo es un débil reflejo de una idea original, magistralmente trazada. Pero al escribir un tema así, inevitablemente uno piensa en H. G. Wells. Y le dedica humildemente su obra.
C. G.