A BORÍS PILNIAK
¿Es que no sé que hundiéndose en lo oscuro
la ignorancia jamás podrá lucir?
¿Soy fiera que prefiere el gozo espurio
de cien a la alegría de cien mil?
¿O no estoy a la altura del quinquenio?
¿No caigo y me levanto a su mandato?
Pero ¿qué hacer con mi tórax? Con esto,
con lo más habitual que cualquier hábito.
Durante el gran consejo en que se asigna
un puesto a la pasión suprema, queda
en vano una vacante de poeta:
es peligrosa, si no está vacía.
1931