Capitulo 19
Parker no quería salir de la cama, pero alguien tenía que responder al teléfono. Aquel ruido incesante tenía que parar.
—Debe de ser Faith. Será mejor que contestes —le murmuró a Hope.
Hope enterró la cabeza bajo la almohada.
—No. Creo que es Dalton. Date prisa, que va a colgar.
Parker se rió al ver lo fácilmente que lo había esquivado, y le pasó la mano por la espalda desnuda. Fuera quien fuera podía esperar, pensó al principio, besándole el hombro desnudo. Sin embargo, después pensó en que su hijo podía necesitarlo para algo, y saltó de la cama. Llegó a la mesa donde estaba su teléfono móvil y miró la hora. Las diez y veinte. Habían dormido casi quince horas.
— ¿Diga?
— ¿Parker? —era Amanda.
— ¿Está bien Dalton? —preguntó él, alerta.
—Está perfectamente. Está en el colegio. Pero tenemos un problema. Un problema grave.
Parker se sentó a los pies de la cama vacía. En la otra, Hope se había dormido.
— ¿Qué problema?
—He llamado a casa para escuchar los mensajes del contestador. Una mujer, Hope no sé cuántos, había dejado un mensaje preguntándome si sé algo sobre una niña adoptada en La Casa de la Maternidad, en Enchantment, hace diez años.
Parker se había despertado por completo, y el corazón le golpeaba el pecho con fuerza.
— ¿Qué?
—Ya me has oído. Alguien ha llamado a mi casa pidiendo información sobre la adopción de Dalton. La mujer mencionó una niña, pero tenía la fecha y el lugar del nacimiento de Dalton.
—Oh, Dios —dijo Parker. Apoyó los codos en las rodillas y puso la cabeza entre las manos. Sabía que tendría que pagar lo de aquella noche, pero no sabía que sería tan pronto. Ni siquiera había tenido la oportunidad de despertarse con Hope.
— ¿Parker? —dijo Amanda.
— ¿Qué?
— ¿Qué deberíamos hacer?
Aquella era la pregunta. Él se había enamorado de Hope, pero aquello no hacía que el hecho de decírselo fuera a ser más seguro. Tenía mucho que perder. Ella iba a odiarlo cuando se enterara. Y si ella lo odiaba, y se llevaba a su hijo... ¿Pero cómo había conseguido encontrar a sus suegros?
—No lo sé.
— ¿Qué quieres decir con que no lo sabes? Tenemos que hablar de esto y tomar algunas decisiones. Si la madre biológica de Dalton se está entrometiendo, tenemos que librarnos de ella rápidamente. No quiero que llegue a estas alturas y le arruine la vida.
Parker miró a Hope, recordando lo que había sentido al hacer el amor con ella.
—No hables así de ella.
— ¿Cómo? —preguntó Amanda.
—En ese tono.
— ¿Te encuentras bien?
—Sí.
—Entonces, ¿qué te ocurre? Te digo que la madre de Dalton anda por aquí, y tú me dices que no hable de ella en ese tono. Lo que quiero saber es cómo ha conseguido mi número de teléfono.
—Yo también —dijo él, con un suspiro.
—Es evidente que está detrás de su bebé. Y te prometo que si dejas que se acerque, lo lamentarás. Tienes que proteger tus intereses, Parker, o perderás a Dalton.
Él se pellizcó el puente de la nariz. ¿Y qué ocurría con los intereses de Hope? No quería perder a Dalton. El niño significaba todo para él. Pero Hope estaba empezando a significar lo mismo.
—Te llamaré más tarde —le dijo.
—Parker...
—Te he dicho que te llamaré más tarde, Amanda —repitió, y colgó.
Mientras Hope continuaba durmiendo, Parker se vistió y se quedó mirando por la ventana de la habitación, pensando en la conversación que había tenido con su suegra.
¿Qué debería hacer? La noche anterior había decidido que iba a dejarse llevar con Hope, para ver cómo se desarrollaba su relación antes de decirle nada a Dalton. Aquel plan no era muy honesto ni justo, pero le permitiría aclarar sus sentimientos por Hope mientras mantenía seguro a Dalton.
Podría incluso unirse a sus suegros en aquello. Ellos no permitirían que su reputación se destrozara por un escándalo. Parker sabía que juntos podrían salvaguardar su secreto. Además, él vería a Hope todos los días y podría manipular su búsqueda de Dalton, incluso proporcionarle información falsa para alejarla de la pista. Pero, ¿realmente quería hacerle algo así, cuando podía darle lo que ella más deseaba en el mundo? ¿Podría ser tan egoísta y tan insensible?
Sabía que no. Quería tener algo diferente con ella. Quería confianza y amor. Y no iba a conseguirlo mintiéndole. Aquella noche, cuando habían hecho el amor, ambos habían dado su corazón. En lo que habían compartido no había habido nada mecánico. No podía traicionar algo tan especial, ni siquiera por Dalton.
Cerró los ojos. Tenía que decirle la verdad.
Hope se despertó y vio a Parker de pie junto a la ventana. Cuando se estiró, él la miró, pero no se acercó a la cama, como ella hubiera querido.
—Hola —dijo, sintiendo cierta timidez. Nunca había experimentado lo que habían compartido aquella noche. Ni siquiera con Bonner las cosas habían sido tan completas y perfectas.
—Hola —respondió él—. ¿Has dormido bien?
Ella asintió, preguntándose qué estaría pensando él. ¿Se arrepentiría de lo de aquella noche?
Hope se tapó hasta el cuello con las sábanas, ansiosa por saber qué sería lo siguiente que diría.
Él cruzó la habitación y se sentó a su lado en la cama.
—Has tenido una llamada esta mañana —le dijo.
— ¿Sí? ¿Me ha llamado Faith?
—No. Amanda Barlow.
—Barlow —repitió ella, con nerviosismo—. ¿Me ha llamado? ¿Qué ha dicho? ¿Te ha dicho si sabe algo de mi bebé?
Él no respondió.
— ¿Parker?
—Sí lo sabe —admitió él, y a Hope se le aceleró el pulso.
— ¿Qué sabe? ¿Qué te ha dicho?
—Bueno, para empezar, sabe que no tuviste una niña. Hubo un error con la ecografía.
Hope respiró hondo y contuvo el aliento mientras lo miraba. ¿Autumn no existía?
—Pero... no puede ser cierto.
—Es cierto.
— ¿Quieres decir que tuve un hijo?
Él asintió, y Hope empezó a sospechar que allí ocurría algo más que una simple llamada de los Barlow. Recordó que Lydia le había dicho una vez que «el niño fue a una buena casa» Recordó a Devon, que había reaccionado de una forma extraña cuando le había contado las pesadillas que tenía, y que le había preguntado si le había contado aquello a su abuela. «Creo que debería saber por lo que estás pasando...»
¿Qué había hecho Lydia?
Fuera lo que fuera, Hope tuvo la repentina sospecha de que Parker estaba-en ello. Pero no quería creerlo. Lydia y él eran las dos últimas personas en las que había confiado en su vida.
—Dímelo. Dímelo todo.
—Tu hijo no fue adoptado a través de los canales habituales, Hope —le dijo.
— ¿No? —ella sintió una náusea, pero la contuvo. Tenía que enfrentarse a aquello. Tenía que saberlo—. ¿Dónde fue? —preguntó, con la voz ronca.
—A mi casa.
— ¿La señora Barlow es tu suegra? ¿Dalton es mi hijo? —preguntó Hope, pálida de repente.
Parker asintió. Estaba tan aterrorizado que no podía hablar. ¿Qué iba a decirle ella? ¿Le diría que no volviera a tocarla nunca? ¿Le diría que iba a ir a los tribunales para recuperar la custodia de Dalton?
— ¿Tú querías a mi bebé?
—Lo siento —dijo—. Sé que posiblemente no podrás perdonarme. Pero yo he hecho todo lo que he podido para cuidarlo, Hope. Lo quiero con toda mi alma. Y él es tan buen chico... Creo que estarías orgullosa de él.
Durante unos segundos, ella no fue capaz de responder.
—No sé si querrás volver a verme —continuó él—. Pero yo... realmente quiero seguir contigo, si eres capaz de perdonarme.
Ella parpadeó y lo miró.
— ¿Y Dalton?
—Me gustaría que los dos fuéramos parte de su vida. Sería muy bueno para él tener una madre. A su propia madre...
Parker estaba seguro de que oía los latidos de su corazón en el silencio que siguió a aquella frase.
— ¿Por qué me lo has dicho, finalmente? —le preguntó Hope.
—Porque te quiero.
Ella se apretó el pecho con la mano, como si tuviera dificultades para respirar.
—No sé qué decir. Ni siquiera sé qué pensar.
—Hope...
—Quiero decir, nunca me habría imaginado que Dalton es... —le faltaron las palabras, pero continuó—. No puedo creerme que no exista Autumn —dijo, y sacudió la cabeza—.Y tú... tú lo sabías durante todo este tiempo y no me lo habías dicho.
—No podía arriesgar a Dalton, Hope. Sé que suena mezquino, pero...Lo siento.
De repente, ella se puso en pie.
—Tengo que irme. Tengo que salir de aquí y... Él sintió que se ahogaba de miedo.
— ¿A dónde vas?
—No lo sé. No puedo enfrentarme a esto aquí mismo, contigo, con lo que ha pasado esta noche. Necesito tiempo para pensar.
—Llévate mi furgoneta —le dijo, y rebuscó las llaves en el bolsillo de su pantalón.
—No puedo —dijo ella mientras se vestía, con los ojos llenos de lágrimas—. No... No sé si voy a volver —tomó el bolso y se marchó. Parker no hizo nada por detenerla. Sin embargo, dejar que se marchara era la segunda cosa más difícil que había hecho en su vida. Contarle la verdad había sido la primera.
Faith apretó la mano de Hope para que le prestara atención.
— ¿Estás bien?
—No lo sé —murmuró Hope—.Yo... yo confiaba en Parker. Y ahora me siento confusa y...
—Pero él tiene a tu hijo, Hope —dijo Faith, con la voz llena de excitación y de alegría—.Y quiere compartirlo contigo. ¿Eso no cuenta para nada?
—Sí, cuenta mucho. Eso es lo que me digo a mí misma. Pero ha tenido a mi hijo durante diez años. Lydia y él me mintieron, me traicionaron...
—Se equivocaron —le dijo Faith—. Eso es cierto. Pero Parker no tenía por qué habértelo dicho, ni siquiera ahora. Podría haber dejado que siguieras creyendo que tenías una niña.
—Yo lo habría averiguado —dijo Hope. No quería ver nada bueno en Parker. No podía quererlo y odiarlo al mismo tiempo, pero aquello era lo que sentía—. Estaba empezando a buscarla.
—Pero es muy posible que no hubieras averiguado nada. Parker ha arriesgado su propio corazón, y un hijo al que adora...
—No quiero hablar más de ello —la interrumpió Hope.
—Pues yo creo que deberíamos seguir —replicó Faith, con una confianza en sí misma que sorprendió a Hope. ¿Cuándo había madurado tanto su hermana?
— ¿Qué bien puede surgir de seguir hablando de este...?
— ¿Milagro? —dijo Faith.
— ¿Piensas que el hecho de que dos personas en las que confiaba me hayan mentido es un milagro?
— ¿No es un milagro que hayas encontrado a tu hijo? Sabes que siempre ha sido feliz y lo han cuidado bien, y sabes que ha tenido un padre maravilloso. ¿No es la salud y la felicidad de tu hijo por lo que has estado rezando todos estos años?
—Sí, por supuesto.
—Entonces, piensa en esto: si a tu bebé lo hubiera adoptado otra familia, posiblemente nunca lo habrías encontrado. Si lo miras desde esa perspectiva, Parker te hizo un gran favor al quedarse con Dalton y cuidarlo tan bien —Faith dudó, y después añadió suavemente—:Y cuando te ofreció su amor, también.
Hope sintió el calor de las lágrimas, que le corrían por la cara. Por primera vez en años, era incapaz de contenerlas. Era un milagro. Tenía a Faith y a Brady. Y si era capaz de perdonar, tendría a Dalton y a Parker. No habría más pesadillas. No volvería a vivir sola, sin amor.
Quizá algún día pudieran ser una familia...
— ¿No puedes perdonarlo? —le preguntó Faith. Hope sonrió entre las lágrimas. Estaba agradecida por sentirse viva de nuevo.
—Puedo perdonarlo —dijo finalmente, y tomó el auricular del teléfono.
Parker respondió al primer tono.
— ¿Hope?
—Soy yo —dijo ella.
Hubo un silencio, y Hope supo que él estaba esperando.
—Estoy... estoy en el hospital. ¿Podrías venir a buscarme?
Hope y Parker fueron a una cafetería cercana al hospital. Llevaban unos quince minutos sentados tomando café, y Hope se sentía mejor de lo que se había sentido durante años. Sin embargo, casi tenía miedo de dejarse llevar por el optimismo que había empezado a sentir. ¿Tendría razón Faith? ¿Estaría ante un milagro, o Parker no sería más que un espejismo?
— ¿En qué estás pensando? —le preguntó él.
Ella lo miró a los ojos. Estaba muy guapo. No llevaba nada especial, sólo una camiseta y unos vaqueros pero estaba recién duchado y afeitado. Hope se acordó de cómo había apoyado la cabeza en su pecho te noche anterior para oír los latidos de su corazón después de hacer el amor, y se preguntó adonde iría su relación desde allí.
—Estoy pensando en ti —admitió ella.
—Me lo temía. Dime que estás pensando cosas buenas.
—Anoche... me sentí muy bien —dijo ella, y sintió cómo se ruborizaba. Él se rió, aliviado.
—Menos mal. Ésa era mi intención. Ella dejó la cucharilla en la taza.
— ¿Qué vamos a hacer con respecto a Dalton? Parker la miró con cierta cautela. Hope sabía que arriesgar a su hijo no había sido nada fácil.
—Me gustaría que le dieras tiempo. Me gustaría presentártelo y dejar que tu relación con él se desarrollara naturalmente. Sé que te querrá. Pero no cree que sea aconsejable darle ninguna gran sorpresa hasta que te conozca y... estéis unidos.
A Hope le pareció lógico. Ella tampoco quería disgustar al niño. Quería entrar en su vida lo más perfectamente posible.
—De acuerdo. Entonces, ¿dónde nos deja eso? Él le tomó la mano por encima de la mesa.
—Eso es lo que yo quiero saber.
— ¿Qué tipo de relación quieres conmigo? —preguntó Hope.
—Una muy estrecha —afirmó él, y la acarició sin dejar de mirarla—. Estoy enamorado de ti, Hope. ¿Crees que alguna vez serás capa de quererme también? —le preguntó.
Ella cruzó los brazos a la altura del estómago para calmarse.
— ¿Eso significa que no?
—No significa que no. Es sólo que... que las cosas van demasiado deprisa. No sé qué creer.
—Podremos superar el pasado, Hope. Conseguiremos resarcirte por todo lo que te has perdido. Al menos, concédeme la oportunidad.
Ella le dio un sorbito a la taza de café y asintió.
Hope observó cómo Parker terminaba de cargar la furgoneta. Faith no había salido del hospital todavía, pero él tenía que llevar a Hope a Enchantment para que recogiera su propio coche. Era viernes por la tarde, el comienzo del fin de semana para la mayoría de la gente, pero después de ir a casa a ver a Dalton, él pensaba empezar a hacer parte del trabajo que tenía atrasado.
Al verla al lado de la puerta, mirándolo, se volvió.
— ¿Preparada? —le preguntó.
Ella miró la habitación, asombrada por todo lo que había ocurrido en tan poco tiempo. Había perdido su corazón. Había encontrado a su hijo.
— ¿Qué ocurre? —Le preguntó Parker—. Has estado muy callada.
—He estado pensando.
— ¿Sobre qué?
—Sobre ti, de nuevo.
—Oh, oh —dijo él, con una sonrisa, y la abrazó—. Eso siempre me preocupa. Dime que has estado pensando en lo de anoche, porque yo sólo puedo pensar en eso.
—En realidad, estoy pensando en esta noche, en mañana por la noche, y en la noche siguiente.
—Eso suena prometedor.
—Acabo de darme cuenta de una cosa.
— ¿De qué?
—De que no quiero dormir sin ti. Él le dio un beso en los labios.
—Puedo organizado todo para que no tengas que dormir sin mí, si quieres —le dijo, con la voz ligeramente ronca.
Ella le pasó los dedos por el pelo y le devolvió el beso. Aquel hombre hacía que se sintiera bien. Seguramente, aquélla era una señal de la que podía fiarse.
— ¿Sí? —le preguntó.
—Sí. Pero hay una cosa... ¿Qué?
—Tenemos un niño de diez años.
— ¿Y?
—Sería mejor que nos casáramos primero, ¿no te parece?
Hope sintió un cosquilleo en el estómago. Tomó la cara de Parker entre las manos para mirarlo a los ojos.
— ¿Casarnos ya, Parker? ¿Lo dices en serio?
— ¿Cuánto tiempo se tarda en saber que quieres pasar tu vida con alguien? ¿En saber que por fin has encontrado a la persona con la que tenías que haber estado desde el principio?
No mucho, pensó ella. Porque cuando cerraba los ojos, podía verse con la alianza de Parker en el dedo, llevando a sus hijos en el vientre, ayudándole a criar a Dalton.
—Puedo imaginarnos juntos —le dijo.
—Entonces, imagínate esto también: Dalton, tú y yo en Las Vegas, en cuanto sea posible.
— ¿En Las Vegas? —Hope pensó que aquel tipo de ceremonia, que siempre se había imaginado para sí misma, de repente le parecía muy vacía—, Quiero esperar a que Dalton me conozca. Y cuando él esté bien con los cambios de su vida... quiero casarme en una iglesia.
Hope respiró hondo para calmarse.
— ¿Estoy bien? —le preguntó a Parker. Él sonrió y le apretó la mano, antes de llamar a la puerta de la casa de sus suegros en Taos.
—Estás estupenda —le dijo. En aquel momento, una mujer mayor con el pelo blanco abrió la puerta. Iba vestida con ropa cara y muy maquillada, y llevaba un anillo con un enorme diamante.
— ¡Parker! —dijo sorprendida—. Nos habías dicho que no llegarías hasta el lunes —dijo, y sus ojos enormes, grises y fríos se fijaron inmediatamente en Hope—. ¿Quién es?
Parker le soltó la mano a Hope y le puso el brazo alrededor para darle ánimos.
—Amanda, te presento a Hope Tanner.
— ¿Hope Tanner?
—Exacto. Te acuerdas, ¿verdad? Dejó un mensaje en tu contestador anteayer. Y ahora la he traído para que conozca a Dalton.
Amanda salió de la casa y cerró la puerta silenciosamente tras ella.
— ¿Te has vuelto loco, Parker? Dalton ni siquiera sabe que es adoptado —les dijo en voz muy baja—. Piensa en el golpe que va a ser para él, por Dios.
—Cálmate —respondió Parker suavemente—. No le vamos a decir nada por el momento. Él sabe que he estado viendo a Hope, y quiere conocerla. Eso es todo. No le diremos nada hasta que estemos seguros de que está preparado.
— ¿Y cómo vas a saber cuándo está preparado? —le preguntó Amanda.
—Probablemente, no será hasta después de que estemos casados —respondió Parker—.Y entonces ya será «mamá» para él.
— ¿Casados? —preguntó Amanda, asombrada. Sin embargo, no pudo decir nada más, porque la puerta se abrió tras ella y apareció un niño moreno con los ojos marrones.
— ¡Papá! —Exclamó, y se tiró hacia él para abrazarlo—. Me alegro mucho de que hayas vuelto —dijo, y se separó de él—. Mira lo que me ha obligado a ponerme la abuela —y le enseñó unos pantalones formales y una camisa blanca—. Parezco el abuelo —dijo, disgustado.
Hope sintió que le temblaban las rodillas al ver a su hijo. Era delgado, como su padre, pero tenía la misma sonrisa que ella. Había soñado con aquel momento desde que había dado a luz.
—Dalton, te presento a Hope —dijo Parker, volviéndose hacia ella.
—Hola, Dalton —lo saludó Hope, con el corazón en la garganta. Tenía ganas de abrazarlo con todas sus fuerzas, pero sabía que era demasiado pronto. Ya tendría tiempo. Ella y Parker iban a casarse en pocos meses. Entonces irían a vivir a casa de Parker, con Faith y Brady y ella cuidaría de Dalton como si nunca lo hubiera perdido.
—Hola —respondió él, tímidamente.
—Tu padre y yo habíamos pensado llevarte a tomar un helado, si a tu abuela no le importa —dijo Hope amablemente.
—¿Puedo cambiarme de ropa primero? —preguntó Dalton, entusiasmado.
—Claro. En lo que a mí respecta, unos pantalones vaqueros servirán perfectamente —le dijo Hope.
—Estupendo —dejó escapar un tremendo suspiro y sonrió a Parker—Te dije que me caería bien, papá —dijo, y entró corriendo en la casa, dejándolos con Amanda.
Hope intentó no temblar al sentir la mirada de la abuela de Dalton clavada en ella.
—Un escándalo no nos vendría bien a ninguno —le dijo.
—No habrá ningún escándalo —respondió Hope— El pasado es el pasado. Vamos a dejarlo donde está.
—No vamos a dejar que nos robe el futuro —añadió Parker. Y después esbozó aquella sonrisa que Hope había aprendido a amar.
Fin