Números
Censo de Israel en Sinaí
1
1 El día primero del mes segundo del segundo año de la salida de Egipto, el Señor habló con Moisés en el desierto de Sinaí. En el tabernáculo de reunión le dijo:
2 «Levanten el censo de toda la congregación de los hijos de Israel. Cuenten los nombres de todos y cada uno de los varones, y anótenlos por familias y por las familias de sus antepasados.
3 Aarón y tú contarán a todos los israelitas de veinte años para arriba que puedan salir a la guerra, y los agruparán en escuadrones.
4 Con ustedes estará un varón de cada tribu, que sea jefe en la familia de sus antepasados.
5 «Éstos son los nombres de los varones que estarán con ustedes: »De la tribu de Rubén, Elisur hijo de Sedeur.
6 «De Simeón, Selumiel hijo de Surisaday.
7 «De Judá, Nasón hijo de Aminadab.
8 «De Isacar, Natanael hijo de Suar.
9 «De Zabulón, Eliab hijo de Helón.
10 «De los hijos de José: »De Efraín, Elisama hijo de Amiud. De Manasés, Gamaliel hijo de Pedasur.
11 «De Benjamín, Abidán hijo de Gedeoni.
12 «De Dan, Ajiezer hijo de Amisaday.
13 «De Aser, Pagiel hijo de Ocrán.
14 «De Gad, Eliasaf hijo de Deuel.
15 «De Neftalí, Ajirá hijo de Enán».
16 Éstos eran jefes de las tribus de sus padres y capitanes de los escuadrones de Israel, y fueron nombrados de entre la congregación.
17 Moisés y Aarón tomaron a estos varones designados por nombre,
18 y el día primero del mes segundo reunieron a toda la congregación y fueron agrupando a todos por familias, según las familias de sus antepasados y según la cuenta de los nombres de los mayores de veinte años.
19 Moisés los contó en el desierto de Sinaí, tal y como el Señor se lo había ordenado.
20 De los hijos de Rubén, el primogénito de Israel, fueron contados todos los varones mayores de veinte años que podían salir a la guerra, cada uno por su nombre, descendencia y familia, según las familias de sus antepasados.
21 Los contados de la tribu de Rubén fueron cuarenta y seis mil quinientos.
22 De los hijos de Simeón, fueron contados todos los varones mayores de veinte años que podían salir a la guerra, cada uno por su nombre, descendencia y familia, según las familias de sus antepasados.
23 Los contados de la tribu de Simeón fueron cincuenta y nueve mil trescientos.
24 De los hijos de Gad, fueron contados todos los varones mayores de veinte años que podían salir a la guerra, cada uno por su nombre, descendencia y familia, según las familias de sus antepasados.
25 Los contados de la tribu de Gad fueron cuarenta y cinco mil seiscientos cincuenta.
26 De los hijos de Judá, fueron contados todos los varones mayores de veinte años que podían salir a la guerra, cada uno por su nombre, descendencia y familia, según las familias de sus antepasados.
27 Los contados de la tribu de Judá fueron setenta y cuatro mil seiscientos.
28 De los hijos de Isacar, fueron contados todos los varones mayores de veinte años que podían salir a la guerra, cada uno por su nombre, descendencia y familia, según las familias de sus antepasados.
29 Los contados de la tribu de Isacar fueron cincuenta y cuatro mil cuatrocientos.
30 De los hijos de Zabulón, fueron contados todos los varones mayores de veinte años que podían salir a la guerra, cada uno por su nombre, descendencia y familia, según las familias de sus antepasados.
31 Los contados de la tribu de Zabulón fueron cincuenta y siete mil cuatrocientos.
32 De los hijos de José: de los hijos de Efraín fueron contados todos los varones mayores de veinte años que podían salir a la guerra, cada uno por su nombre, descendencia y familia, según las familias de sus antepasados.
33 Los contados de la tribu de Efraín fueron cuarenta mil quinientos.
34 De los hijos de Manasés, fueron contados todos los varones mayores de veinte años que podían salir a la guerra, cada uno por su nombre, descendencia y familia, según las familias de sus antepasados.
35 Los contados de la tribu de Manasés fueron treinta y dos mil doscientos.
36 De los hijos de Benjamín, fueron contados todos los varones mayores de veinte años que podían salir a la guerra, cada uno por su nombre, descendencia y familia, según las familias de sus antepasados.
37 Los contados de la tribu de Benjamín fueron treinta y cinco mil cuatrocientos.
38 De los hijos de Dan, fueron contados todos los varones mayores de veinte años que podían salir a la guerra, cada uno por su nombre, descendencia y familia, según las familias de sus antepasados.
39 Los contados de la tribu de Dan fueron sesenta y dos mil setecientos.
40 De los hijos de Aser, fueron contados todos los varones mayores de veinte años que podían salir a la guerra, cada uno por su nombre, descendencia y familia, según las familias de sus antepasados.
41 Los contados de la tribu de Aser fueron cuarenta y un mil quinientos.
42 De los hijos de Neftalí, fueron contados todos los varones mayores de veinte años que podían salir a la guerra, cada uno por su nombre, descendencia y familia, según las familias de sus antepasados.
43 Los contados de la tribu de Neftalí fueron cincuenta y tres mil cuatrocientos.
44 Éstos fueron los que contaron Moisés y Aarón, con los doce jefes de Israel, uno por cada familia de sus antepasados.
45 Todos los israelitas mayores de veinte años que fueron contados por las familias de sus antepasados, y que podían salir a la guerra,
46 fueron un total de seiscientos tres mil quinientos cincuenta.
Nombramiento de los levitas
47 Los levitas no fueron contados entre ellos según la tribu de sus padres,
48 porque el Señor habló con Moisés y le dijo:
49 «La tribu de Leví será la única a la que no contarás, ni llevarás la cuenta de ellos entre los israelitas,
50 sino que pondrás a los levitas en el tabernáculo del testimonio, y a cargo de todos sus utensilios y de todo lo que le pertenece. Ellos llevarán el tabernáculo y todos sus enseres, y acamparán alrededor del tabernáculo y servirán en él.
51 Cuando el tabernáculo haya de trasladarse, los levitas lo desarmarán, y cuando haya de detenerse, los levitas lo armarán; y el extraño que se acerque será condenado a muerte.
52 Los hijos de Israel acamparán en su respectivo campamento, cada uno junto a su bandera y en el orden de sus ejércitos,
53 pero los levitas acamparán alrededor del tabernáculo del testimonio, para que no venga la ira sobre la congregación de los hijos de Israel, y se ocuparán de cuidar el tabernáculo del testimonio».
54 Y los hijos de Israel hicieron todo conforme a todo lo que el Señor le ordenó a Moisés.
Campamentos y jefes de las tribus
2
1 El Señor habló con Moisés y Aarón, y les dijo:
2 «Los hijos de Israel acamparán cada uno junto a su bandera, bajo las enseñas de las familias de sus antepasados. Acamparán alrededor del tabernáculo de reunión.
3 «Al oriente acampará la bandera del campamento de Judá, en el orden de sus ejércitos, cuyo jefe es Nasón hijo de Aminadab.
4 El cuerpo de su ejército es de setenta y cuatro mil seiscientos soldados contados.
5 «Junto a él acamparán los de la tribu de Isacar, cuyo jefe es Natanael hijo de Suar.
6 El cuerpo de su ejército es de cincuenta y cuatro mil cuatrocientos soldados contados.
7 «La tribu de Zabulón, cuyo jefe es Eliab hijo de Helón.
8 El cuerpo de su ejército es de cincuenta y siete mil cuatrocientos soldados contados.
9 «Todos los soldados contados en el campamento de Judá, que son ciento ochenta y seis mil cuatrocientos, marcharán a la vanguardia, en el orden de sus ejércitos.
10 «Al sur acampará la bandera del campamento de Rubén, en el orden de sus ejércitos, cuyo jefe es Elisur hijo de Sedeur.
11 El cuerpo de su ejército es de cuarenta y seis mil quinientos soldados contados.
12 «Junto a él acamparán los de la tribu de Simeón, cuyo jefe es Selumiel hijo de Surisaday.
13 El cuerpo de su ejército es de cincuenta y nueve mil trescientos soldados contados.
14 «La tribu de Gad, cuyo jefe es Eliasaf hijo de Reuel.
15 El cuerpo de su ejército es de cuarenta y cinco mil seiscientos cincuenta soldados contados.
16 «Todos los soldados contados en el campamento de Rubén son ciento cincuenta y un mil cuatrocientos cincuenta, y marcharán en segundo lugar, en el orden de sus ejércitos.
17 «A continuación seguirá el tabernáculo de reunión, con el campamento de los levitas, que está en medio de los campamentos. Cada uno marchará junto a su bandera, en el orden en que acampan.
18 «La bandera del campamento de Efraín estará al occidente, en el orden de sus ejércitos. Su jefe es Elisama hijo de Amiud,
19 y el cuerpo de su ejército es de cuarenta mil quinientos soldados contados.
20 «Junto a él estará la tribu de Manasés, cuyo jefe es Gamaliel hijo de Pedasur.
21 El cuerpo de su ejército es de treinta y dos mil doscientos soldados contados.
22 «Seguirá la tribu de Benjamín, cuyo jefe es Abidán hijo de Gedeoni.
23 El cuerpo de su ejército es de treinta y cinco mil cuatrocientos soldados contados.
24 «Todos los soldados contados en el campamento de Efraín son ciento ocho mil cien, y marcharán en tercer lugar, en el orden de sus ejércitos.
25 «La bandera del campamento de Dan, cuyo jefe es Ajiezer hijo de Amisaday, estará al norte, en el orden de sus ejércitos.
26 El cuerpo de su ejército es de sesenta y dos mil setecientos soldados contados.
27 «Junto a él acamparán los de la tribu de Aser, cuyo jefe es Pagiel hijo de Ocrán.
28 El cuerpo de su ejército es de cuarenta y un mil quinientos soldados contados.
29 «Seguirá la tribu de Neftalí, cuyo jefe es Ajirá hijo de Enán.
30 El cuerpo de su ejército es de cincuenta y tres mil cuatrocientos soldados contados.
31 «Todos los soldados contados en el campamento de Dan son ciento cincuenta y siete mil seiscientos, y marcharán en la retaguardia, siguiendo a sus banderas».
32 Éstos son los ejércitos de los hijos de Israel, contados por campamentos y en el orden de sus ejércitos, según las familias de sus antepasados. Todos ellos eran seiscientos tres mil quinientos cincuenta.
33 Sólo los levitas no fueron contados entre los hijos de Israel, tal y como el Señor se lo había ordenado a Moisés.
34 Los hijos de Israel hicieron todo tal y como el Señor se lo ordenó a Moisés. Acamparon en el orden de sus banderas, y marcharon cada uno en el orden de sus familias, según las familias de sus antepasados.
Censo y deberes de los levitas
3
1 Éstos son los descendientes de Aarón y de Moisés, de cuando el Señor habló con Moisés en el monte de Sinaí.
2 Éstos son los nombres de los hijos de Aarón: Nadab, el primogénito; Abiú, Eleazar e Itamar.
3 Éstos son los hijos de Aarón que fueron ungidos como sacerdotes. Aarón mismo los consagró para ejercer el sacerdocio.
4 Nadab y Abiú murieron en presencia del Señor cuando en el desierto de Sinaí ofrecieron un fuego extraño delante de él. Como ellos no tuvieron hijos, Eleazar e Itamar ejercieron el sacerdocio en lugar de Aarón, su padre.
5 El Señor habló con Moisés, y le dijo:
6 «Haz que la tribu de Leví se acerque. Diles que se presenten ante el sacerdote Aarón para que le sirvan
7 y desempeñen sus funciones, es decir, que se hagan cargo de toda la congregación delante del tabernáculo de reunión y cumplan con el ministerio del tabernáculo.
8 Diles que cuiden por los hijos de Israel todos los utensilios del tabernáculo de reunión y todo lo relacionado con ellos, y ministren en el servicio del tabernáculo.
9 De entre los hijos de Israel, los levitas quedarán totalmente a las órdenes de Aarón y a sus hijos.
10 Darás a Aarón y a sus hijos la autoridad para ejercer su sacerdocio. Si alguien ajeno al sacerdocio se acerca a mí, será condenado a muerte».
11 El Señor habló con Moisés, y le dijo:
12 «Como puedes ver, de entre los hijos de Israel yo he tomado a los levitas en lugar de todos los primogénitos israelitas, así que los levitas son míos.
13 De hecho, todo primogénito es mío. Desde el día en que les quité la vida a todos los primogénitos egipcios, consagré para mí a todos los primogénitos en Israel, y son míos, lo mismo hombres que animales. Yo soy el Señor».
14 El Señor habló con Moisés en el desierto de Sinaí, y le dijo:
15 «Cuenta a todos los varones hijos de Leví mayores de un mes, por familias y según el orden de las familias de sus antepasados».
16 Moisés los contó, tal y como le fue ordenado, conforme a la palabra del Señor.
17 Los hijos de Leví, por sus nombres, fueron: Gersón, Coat y Merari.
18 Los hijos de Gersón por sus nombres y familias, fueron: Libni y Simey.
19 Los hijos de Coat, por sus familias, fueron: Amirán, Isar, Hebrón y Uziel.
20 Los hijos de Merari, por sus familias, fueron: Mali y Musi. Éstas son las familias de Leví, según las familias de sus antepasados.
21 Las familias de Libni y la de Simey eran de la familia de Gersón.
22 Todos los varones mayores de un mes que fueron contados eran siete mil quinientos en total.
23 Las familias de Gersón acampaban en el ala occidental, a espaldas del tabernáculo.
24 El jefe de la tribu de los gersonitas era Eliasaf hijo de Lael.
25 En el tabernáculo de reunión, los hijos de Gersón estaban a cargo del tabernáculo, de la tienda y su cubierta, de la cortina a la entrada del tabernáculo de reunión,
26 de las cortinas del atrio, y de la cortina a la entrada del atrio, es decir, la que estaba junto al tabernáculo y alrededor del altar, lo mismo que de las cuerdas para todo su servicio.
27 Las familias de los amramitas, izharitas, hebronitas y uzielitas eran de la familia de Coat.
28 El número de todos los varones mayores de un mes era de ocho mil seiscientos, y estaban a cargo de la vigilancia del santuario.
29 Las familias de los hijos de Coat acampaban en el ala sur, a un costado del tabernáculo.
30 El jefe de tribu de las familias de Coat era Elisafán hijo de Uziel.
31 Ellos estaban a cargo del arca, la mesa, el candelero, los altares, los utensilios del santuario con que ministran, y el velo con todo su servicio.
32 El jefe principal de los levitas y jefe de los encargados de vigilar el santuario era Eleazar, hijo del sacerdote Aarón.
33 Las familias de los malitas y musitas eran de las familias de Merari.
34 Los varones mayores de un mes que fueron contados, conforme al número de todos ellos, eran seis mil doscientos.
35 El patriarca de la tribu de Merari era Suriel hijo de Abijaíl. Ellos acampaban en el ala norte, a un costado del tabernáculo.
36 Los hijos de Merari tenían a su cargo la custodia de las tablas del tabernáculo, sus barras, sus columnas, sus bases y todos sus enseres, con todo su servicio,
37 las columnas que rodeaban el atrio, y sus bases, estacas y cuerdas.
38 Moisés y Aarón y sus hijos acampaban en el ala oriente, delante del tabernáculo de reunión, y tenían a su cargo la vigilancia del santuario en lugar de los hijos de Israel. Si algún extraño se acercaba, era condenado a muerte.
39 Todos los levitas varones mayores de un mes, que Moisés y Aarón contaron por sus familias, conforme a la palabra del Señor, fueron veintidós mil.
Rescate de los primogénitos
40 El Señor le dijo a Moisés: «Cuenta a todos los primogénitos de los hijos de Israel, varones mayores de un mes, por sus nombres.
41 Toma para mí a los levitas, en lugar de todos los primogénitos de los hijos de Israel. Toma también a los animales de los levitas, en lugar de todas las primeras crías de los animales de los hijos de Israel. Yo soy el Señor».
42 Y Moisés contó a todos los primogénitos de los hijos de Israel, tal y como el Señor se lo había ordenado.
43 Y todos los primogénitos varones mayores de un mes, conforme al número de sus nombres, fueron veintidós mil doscientos setenta y tres.
44 El Señor habló con Moisés, y le dijo:
45 «Toma a los levitas en lugar de todos los primogénitos de los hijos de Israel, y a los animales de los levitas en lugar de sus animales. Los levitas son míos. Yo soy el Señor.
46 «Para el rescate de los doscientos setenta y tres primogénitos de los hijos de Israel, que exceden a los levitas,
47 tomarás por cabeza cinco monedas de diez gramos de plata cada una, que es el peso oficial del santuario.
48 Ese dinero del rescate por los que exceden se lo darás a Aarón y a sus hijos».
49 Moisés tomó el dinero del rescate de los que excedían al número de los redimidos por los levitas,
50 así que de los primogénitos de los hijos de Israel recibió un total de mil trescientos sesenta y cinco monedas de plata, de diez gramos cada una, conforme al peso oficial del santuario.
51 Esa plata Moisés la entregó a Aarón y a sus hijos, conforme a la palabra del Señor y según lo que el Señor le había ordenado.
Tareas de los levitas
4
1 El Señor habló con Moisés y Aarón, y les dijo:
2 «De entre los hijos de Leví cuenten a los hijos de Coat por sus familias y según las familias de sus antepasados,
3 a todos los que tengan más de treinta años, y hasta cincuenta años de edad, y anótenlos en los grupos que servirán en el tabernáculo de reunión.
4 Éste va a ser el oficio de los hijos de Coat en el tabernáculo de reunión, en el lugar santísimo:
5 Cuando el campamento haya de mudarse, Aarón y sus hijos vendrán y desarmarán el velo de la tienda, y con él cubrirán el arca del testimonio;
6 y sobre ella pondrán la cubierta de pieles de delfín, y extenderán un paño todo de azul, y le pondrán sus varas.
7 Sobre la mesa de la proposición extenderán un paño azul, y sobre ella pondrán los platones, las cucharas, las copas y los tazones para las libaciones; también sobre ella estará el pan continuo.
8 Extenderán sobre ella un paño carmesí, y lo cubrirán con la cubierta de pieles de delfín; y le pondrán sus varas.
9 Tomarán un paño azul y cubrirán el candelero del alumbrado, sus lamparillas, sus despabiladeras, sus platillos, y todos los utensilios del aceite con que se sirve,
10 y lo pondrán con todos sus utensilios en una cubierta de pieles de delfín, y lo colocarán sobre unas parihuelas.
11 Sobre el altar de oro extenderán un paño azul, y lo cubrirán con la cubierta de pieles de delfín, y le pondrán sus varas.
12 Y tomarán todos los utensilios del servicio que se usan en el santuario, y los pondrán en un paño azul, y los cubrirán con una cubierta de pieles de delfín, y los colocarán sobre unas parihuelas.
13 Quitarán la ceniza del altar y extenderán sobre él un paño de púrpura;
14 pondrán sobre él todos los instrumentos de que se sirve, es decir, las paletas, los garfios, los braseros y los tazones, y todos los utensilios del altar; extenderán sobre él la cubierta de pieles de delfín, y le pondrán las varas.
15 Y cuando Aarón y sus hijos acaben de cubrir el santuario y todos sus utensilios, y haya de mudarse el campamento, vendrán después los hijos de Coat para llevarlos; pero no deberán tocar ninguna cosa santa, para que no mueran. Éstas serán las tareas de los hijos de Coat en el tabernáculo de reunión.
16 Eleazar, hijo del sacerdote Aarón, estará a cargo del aceite del alumbrado, del incienso aromático, de la ofrenda continua y del aceite de la unción; es decir, estará a cargo de todo el tabernáculo y de todo lo que está en él, así como del santuario y de sus utensilios».
17 El Señor habló con Moisés y Aarón, y les dijo:
18 «No hagan que la tribu de las familias de Coat sea eliminada de entre los levitas.
19 Para que sigan viviendo y no mueran cuando se acerquen al lugar santísimo, deben hacer lo siguiente: Aarón y sus hijos vendrán y les darán a cada uno su oficio y su cargo.
20 Y cuando cubran las cosas santas, no deben entrar para ver; de lo contrario, serán condenados a muerte».
21 El Señor habló con Moisés, y le dijo:
22 «Levanta también un censo de los hijos de Gersón, según las familias de sus antepasados.
23 Cuenta a todos los varones mayores de treinta años y hasta cincuenta, es decir, todos los que entran en grupos para servir en el tabernáculo de reunión.
24 El oficio de las familias de Gersón para ministrar y llevar será el siguiente:
25 Llevarán las cortinas del tabernáculo, el tabernáculo de reunión, su cubierta, la cubierta de pieles de delfín que va encima del tabernáculo, la cortina de la entrada del tabernáculo de reunión,
26 las cortinas del atrio, la cortina de la puerta del atrio, que está cerca de éste y del altar alrededor, sus cuerdas, todos los instrumentos de su servicio, y todo lo que se hará para ellos. Ése será su servicio.
27 Todo el ministerio de los hijos de Gersón, en todos sus cargos y en todo su servicio, será según lo ordenen Aarón y sus hijos. Ustedes les encomendarán el cuidado de todos sus cargos.
28 Éste será el servicio de las familias de los hijos de Gersón en el tabernáculo de reunión. Su servicio estará bajo la dirección de Itamar, hijo del sacerdote Aarón.
29 «Haz también un censo de los hijos de Merari, según las familias de sus antepasados.
30 Cuenta a todos los varones mayores de treinta años, y hasta cincuenta años, es decir, a todos los que entran en grupos para servir en el tabernáculo de reunión.
31 Las obligaciones de su cargo para todo su servicio en el tabernáculo de reunión será el siguiente: Llevar las tablas del tabernáculo, sus barras, sus columnas y sus bases,
32 las columnas del atrio alrededor y sus bases, y sus estacas y cuerdas, con todos sus instrumentos y todo su servicio. Consignarás por nombre todos los utensilios que ellos deben transportar.
33 El servicio de las familias de los hijos de Merari para todo su ministerio en el tabernáculo de reunión, estará bajo la dirección de Itamar, hijo del sacerdote Aarón».
34 Moisés y Aarón y los jefes de la congregación levantaron el censo de los hijos de Coat según las familias de sus antepasados,
35 y contaron a los varones mayores de treinta años de edad, y hasta los de cincuenta años, es decir, a todos los que entraban en grupos para ministrar en el tabernáculo de reunión.
36 Los varones contados, por sus familias, fueron dos mil setecientos cincuenta.
37 Éstos fueron todos los varones contados de las familias de Coat, que ministran en el tabernáculo de reunión. Moisés y Aarón los contaron, tal y como el Señor lo ordenó por medio de Moisés.
38 Los varones contados de los hijos de Gersón, según las familias de sus antepasados,
39 mayores de treinta años y hasta de cincuenta años, es decir, todos los que entran en grupos para ministrar en el tabernáculo de reunión,
40 fueron dos mil seiscientos treinta los contados por sus familias, según las familias de sus antepasados.
41 Éstos son todos los varones contados de las familias de los hijos de Gersón, los cuales ministran en el tabernáculo de reunión, y que Moisés y Aarón contaron por mandato del Señor.
42 Los varones contados de las familias de los hijos de Merari, según las familias de sus antepasados,
43 es decir, todos los mayores de treinta años y hasta de cincuenta años, que entran en grupos para ministrar en el tabernáculo de reunión,
44 fueron tres mil doscientos, contados por sus familias.
45 Éstos fueron los varones de las familias de los hijos de Merari, contados por Moisés y Aarón según lo ordenó el Señor por medio de Moisés.
46 Todos los varones levitas que Moisés y Aarón y los jefes de Israel contaron según las familias de sus antepasados,
47 mayores de treinta años y hasta de cincuenta, es decir, todos los que entraban para ministrar en el servicio y estar a cargo de alguna tarea en el tabernáculo de reunión,
48 fueron ocho mil quinientos ochenta.
49 Cada uno de ellos fue contado según su oficio y según su cargo, tal y como el Señor lo ordenó por medio de Moisés, que los contó tal y como le había sido ordenado.
Todo impuro es echado fuera del campamento
5
1 El Señor habló con Moisés, y le dijo:
2 «Ordena a los hijos de Israel que arrojen del campamento a todos los leprosos, a todos los que padezcan de flujo de semen y a todos los que se hayan contaminado por haber tocado un muerto.
3 Que arrojen a hombres y mujeres. Que los saquen del campamento, en el cual habito, para que no lo contaminen».
4 Los hijos de Israel lo hicieron así, y los echaron fuera del campamento, tal y como el Señor se lo había ordenado a Moisés.
Ley para la restitución
5 El Señor habló con Moisés, y le dijo:
6 «Di a los hijos de Israel que el hombre o la mujer que cometa alguno de todos los pecados con que se suele pecar contra mí,
7 deberá confesar el pecado cometido y compensar a la persona afectada por el daño, añadiendo a la compensación una quinta parte.
8 Si la persona afectada no tiene ningún pariente al que pueda resarcirse por el daño causado, la compensación por el agravio se me entregará a mí por medio del sacerdote, además del carnero de la expiación, con el cual el sacerdote hará expiación por él».
9 Toda ofrenda que los hijos de Israel consagren para el Señor y la presenten al sacerdote, será del sacerdote.
10 Lo que cada quien consagre será suyo; lo que cada quien entregue al sacerdote, será del sacerdote.
Ley acerca de los celos
11 El Señor habló con Moisés, y le dijo:
12 «Habla con los hijos de Israel y diles que si la mujer de alguien se descarría y le es infiel,
13 y alguien cohabita secretamente con ella, pero su marido no se da cuenta, y ella no es sorprendida en el acto ni hay testigos contra ella,
14 entonces, si al marido le sobreviene un ataque de celos contra su mujer por haberse ella mancillado, o el ataque de celos le sobreviene aunque su mujer no se haya mancillado,
15 éste llevará a su mujer ante el sacerdote, junto con una ofrenda que ella presentará, más dos litros de harina de cebada. No debe derramar aceite sobre ella, ni tampoco ponerle incienso encima, porque se trata de una ofrenda de celos; es una ofrenda memorial, para tener presente el pecado.
16 «El sacerdote hará entonces que ella se acerque y se presente ante mí.
17 Luego el sacerdote pondrá agua santa en un vaso de barro, tomará un poco del polvo que haya en el suelo del tabernáculo, y lo echará en el agua.
18 Hará entonces que la mujer se ponga de pie delante de mí, le descubrirá la cabeza, y pondrá sobre las manos de ella la ofrenda memorial, es decir, la ofrenda por los celos, mientras él sostiene en la mano las aguas amargas que acarrean maldición.
19 A continuación, el sacerdote la conjurará y le dirá: «Si ninguno ha dormido contigo, si no te has descarriado de tu marido ni te has mancillado, quedarás libre de estas aguas amargas que acarrean maldición.
20 «Pero si te has descarriado de tu marido y te has amancillado, y alguien que no es tu marido ha cohabitado contigo
21 (aquí el sacerdote conjurará a la mujer bajo juramento de maldición, y le dirá), ¡Que el Señor te haga objeto de maldición y execración en medio de tu pueblo!, ¡Que el Señor haga que el muslo se te caiga y que el vientre se te hinche!
22 ¡Que estas aguas que acarrean maldición penetren en tus entrañas, y hagan que el vientre se te hinche y que el muslo se te caiga!». Y la mujer deberá responder: «¡Amén, amén!».
23 «Entonces el sacerdote escribirá estas maldiciones en un libro y las borrará con las aguas amargas;
24 luego hará que la mujer beba las aguas amargas que acarrean maldición, y esas aguas penetrarán en ella y la amargarán.
25 Después el sacerdote recibirá de manos de la mujer la ofrenda por los celos, la mecerá delante de mí, y la ofrecerá ante el altar.
26 Luego tomará el sacerdote un puñado de la ofrenda en memoria de ella, lo quemará sobre el altar, y hará que la mujer beba las aguas.
27 Sucederá entonces, al beber las aguas, que si ella se ha mancillado y le ha sido infiel a su marido, las aguas que acarrean maldición penetrarán en ella y la amargarán; el vientre se le hinchará y el muslo se le caerá, y ella mujer será objeto de maldición en medio de su pueblo.
28 Pero si la mujer no se ha mancillado, sino que está limpia de culpa, quedará libre y será fecunda».
29 Ésta es la ley de los celos, en caso de que la mujer le sea infiel a su marido y se mancille,
30 o en caso de que el marido tenga un ataque de celos, y cele a su mujer. El marido presentará a su mujer delante del Señor, y el sacerdote aplicará en ella toda esta ley.
31 El hombre quedará libre de culpa, y la mujer pagará por su pecado.
El voto de los nazareos
6
1 El Señor habló con Moisés, y le dijo:
2 «Habla con los hijos de Israel, y diles que el hombre o la mujer que se aparte y haga voto de nazareo[a] para consagrarse a mí,
3 deberá abstenerse de vino y de sidra; no beberá vinagre de vino ni de sidra, ni beberá ningún licor de uva, ni comerá tampoco uvas frescas ni secas.
4 Todo el tiempo de su nazareato deberá abstenerse de comer de todo producto de la vid, incluso de los granillos y el hollejo.
5 «Mientras dure su voto de nazareato, y hasta que se cumpla el término de su consagración a mí, no se afeitará la cabeza con navaja. Estará consagrado a mí, y se dejará crecer el cabello.
6 «Mientras dure su consagración a mí, no podrá acercarse a ninguna persona muerta.
7 Ni siquiera podrá acercarse a su padre o a su madre muertos, ni a su hermano o hermana muertos, porque sobre él reposa su consagración a mí, su Dios.
8 Mientras dure su nazareato, estará consagrado a mí.
9 «Si alguien, de manera repentina, muere junto a él, su consagración se habrá contaminado, por lo que al séptimo día, es decir, en el día de su purificación, se rapará la cabeza.
10 El octavo día llevará al sacerdote, a la puerta del tabernáculo de reunión, dos tórtolas o dos palominos.
11 El sacerdote ofrecerá uno de ellos en expiación y el otro en holocausto. Así, ese día hará expiación por el que pecó a causa del muerto, y santificará su cabeza.
12 Consagrará para mí los días de su nazareato, y presentará un cordero de un año en expiación por la culpa; pero los primeros días serán anulados por cuanto su nazareato fue contaminado.
13 «Ésta es la ley del nazareo para el día que se cumpla el término de su nazareato. El nazareo acudirá a la puerta del tabernáculo de reunión
14 y me presentará su ofrenda, que será un cordero de un año, sin defecto, en holocausto; una cordera de un año, sin defecto, en expiación; y un carnero sin defecto como ofrenda de paz,
15 más un canastillo de tortas de flor de harina sin levadura, amasadas con aceite, hojaldras sin levadura untadas con aceite, con su ofrenda y sus libaciones.
16 El sacerdote ofrecerá esto delante de mí, y hará su expiación y su holocausto.
17 Me ofrecerá además el carnero como ofrenda de paz, junto con el canastillo de los panes sin levadura, y me ofrecerá también su ofrenda y sus libaciones.
18 Entonces el nazareo se rapará la cabeza consagrada a la puerta del tabernáculo de reunión, y tomará los cabellos de su cabeza consagrada y los echará sobre el fuego que está debajo de la ofrenda de paz.
19 Después el sacerdote tomará la espaldilla cocida del carnero, una torta sin levadura del canastillo, y una hojaldra sin levadura, y las pondrá en manos del nazareo, después de que éste se haya rapado la cabeza consagrada.
20 Luego el sacerdote mecerá todo esto delante de mí como ofrenda mecida, además del pecho mecido y de la espaldilla separada, y todo esto será una ofrenda santa para el sacerdote. Después de esto el nazareo podrá beber vino.
21 «Ésta es la ley para el que haga un voto de nazareo, y la ofrenda que deberá presentar al Señor por su nazareato, además de lo que sus propios recursos le permitan. Todo se hará según el voto que haya hecho, y conforme a la ley de su nazareato».
La bendición sacerdotal
22 El Señor habló con Moisés, y le dijo:
23 «Habla con Aarón y sus hijos, y diles que de esta manera bendecirán a los hijos de Israel. Les dirán:
24 «¡Que el Señor te bendiga, y te cuide!
25 ¡Que el Señor haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia!
26 ¡Que el Señor alce su rostro sobre ti, y ponga en ti paz!
27 «De esta manera invocarán ellos mi nombre sobre los hijos de Israel, y yo los bendeciré».
Ofrendas para la consagración del altar
7
1 Cuando Moisés terminó de levantar el tabernáculo, lo ungió y lo santificó junto con todos sus utensilios, y ungió y santificó también el altar y todos sus utensilios.
2 Entonces los príncipes de Israel, los jefes de las familias de sus antepasados, y los que eran príncipes de las tribus y habían estado a cargo del censo, presentaron sus ofrendas.
3 Lo que presentaron delante del Señor fueron seis carros cubiertos y doce bueyes, es decir, un carro por cada dos príncipes, y un buey por cada príncipe, y los ofrecieron delante del tabernáculo.
4 Entonces el Señor habló con Moisés, y le dijo:
5 «Recíbeles esas ofrendas. Serán para el servicio del tabernáculo de reunión. Tú se las darás a cada uno de los levitas, según lo requiera su ministerio».
6 Moisés recibió los carros y los bueyes, y se los dio a los levitas.
7 A los hijos de Gersón les dio dos carros y cuatro bueyes, conforme a su ministerio.
8 A los hijos de Merari, que estaban bajo las órdenes de Itamar, hijo del sacerdote Aarón, les dio cuatro carros y ocho bueyes, conforme a su ministerio.
9 A los hijos de Coat no les dio nada, porque ellos debían llevar sobre sus hombros el servicio del santuario.
10 El día en que el altar fue ungido, los príncipes llevaron ofrendas para la dedicación, y cada uno presentó su ofrenda delante del altar.
11 Entonces el Señor le dijo a Moisés: «Los príncipes presentarán su ofrenda para la dedicación del altar, uno a la vez cada día».
12 El primer día presentó su ofrenda Nasón hijo de Aminadab, de la tribu de Judá.
13 Ofreció un platón de plata que, conforme al peso oficial del santuario, pesaba un kilo y medio, y un jarrón de plata de tres cuartos de kilo, ambos llenos de flor de harina amasada con aceite para ofrenda;
14 una cuchara de oro de cien gramos, llena de incienso;
15 un becerro, un carnero, un cordero de un año para el holocausto;
16 un macho cabrío para la expiación;
17 y dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año, para la ofrenda de paz. Ésta fue la ofrenda de Nasón hijo de Aminadab.
18 El segundo día presentó su ofrenda Natanael hijo de Suar, príncipe de Isacar.
19 Ofreció un platón de plata que, según el peso oficial del santuario, pesaba un kilo y medio, y un jarrón de plata de tres cuartos de kilo, ambos llenos de flor de harina amasada con aceite para ofrenda;
20 una cuchara de oro de cien gramos, llena de incienso;
21 un becerro, un carnero, y un cordero de un año para el holocausto;
22 un macho cabrío para la expiación;
23 y dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año, para la ofrenda de paz. Ésta fue la ofrenda de Natanael hijo de Suar.
24 El tercer día, presentó su ofrenda Eliab hijo de Helón, príncipe de los hijos de Zabulón.
25 Ofreció un platón de plata que, según el peso oficial del santuario, pesaba un kilo y medio, y un jarrón de plata de tres cuartos de kilo, ambos llenos de flor de harina amasada con aceite para ofrenda;
26 una cuchara de oro de cien gramos, llena de incienso;
27 un becerro, un carnero, un cordero de un año para el holocausto;
28 un macho cabrío para la expiación;
29 y dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año, para la ofrenda de paz. Ésta fue la ofrenda de Eliab hijo de Helón.
30 El cuarto día presentó su ofrenda Elisur hijo de Sedeur, príncipe de los hijos de Rubén.
31 Ofreció un platón de plata que, según el peso oficial del santuario, pesaba un kilo y medio, y un jarrón de plata de tres cuartos de kilo, ambos llenos de flor de harina amasada con aceite para ofrenda;
32 una cuchara de oro de cien gramos, llena de incienso;
33 un becerro, un carnero, y un cordero de un año para el holocausto;
34 un macho cabrío para la expiación;
35 y dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año, para la ofrenda de paz. Ésta fue la ofrenda de Elisur hijo de Sedeur.
36 El quinto día presentó su ofrenda Selumiel hijo de Surisaday, príncipe de los hijos de Simeón.
37 Ofreció un platón de plata que, según el peso oficial del santuario, pesaba un kilo y medio, y un jarrón de plata de tres cuartos de kilo, ambos llenos de flor de harina amasada con aceite para ofrenda;
38 una cuchara de oro de cien gramos, llena de incienso;
39 un becerro, un carnero, y un cordero de un año para el holocausto;
40 un macho cabrío para la expiación;
41 y dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año, para ofrenda de paz. Ésta fue la ofrenda de Selumiel hijo de Surisaday.
42 El sexto día presentó su ofrenda Eliasaf hijo de Deuel, príncipe de los hijos de Gad.
43 Ofreció un platón de plata que, según el peso oficial del santuario, pesaba un kilo y medio, y un jarrón de plata de tres cuartos de kilo, ambos llenos de flor de harina amasada con aceite para ofrenda;
44 una cuchara de oro de cien gramos, llena de incienso;
45 un becerro, un carnero, y un cordero de un año para el holocausto;
46 un macho cabrío para la expiación;
47 y dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año, para la ofrenda de paz. Ésta fue la ofrenda de Eliasaf hijo de Deuel.
48 El séptimo día presentó su ofrenda Elisama hijo de Amiud, príncipe de los hijos de Efraín.
49 Ofreció un platón de plata que, según el peso oficial del santuario, pesaba un kilo y medio, y un jarrón de plata de tres cuartos de kilo, ambos llenos de flor de harina amasada con aceite para ofrenda;
50 una cuchara de oro de cien gramos, llena de incienso;
51 un becerro, un carnero, y un cordero de un año para el holocausto;
52 un macho cabrío para la expiación;
53 y dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año, para la ofrenda de paz. Ésta fue la ofrenda de Elisama hijo de Amiud.
54 El octavo día presentó su ofrenda Gamaliel hijo de Pedasur, príncipe de los hijos de Manasés.
55 Ofreció un platón de plata que, según el peso oficial del santuario, pesaba un kilo y medio, y un jarrón de plata de tres cuartos de kilo, ambos llenos de flor de harina amasada con aceite para ofrenda;
56 una cuchara de oro de cien gramos, llena de incienso;
57 un becerro, un carnero, y un cordero de un año para el holocausto;
58 un macho cabrío para la expiación;
59 y dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año, para la ofrenda de paz. Ésta fue la ofrenda de Gamaliel hijo de Pedasur.
60 El noveno día presentó su ofrenda Abidán hijo de Gedeoni, príncipe de los hijos de Benjamín.
61 Ofreció un platón de plata que, según el peso oficial del santuario, pesaba un kilo y medio, y un jarrón de plata de tres cuartos de kilo, ambos llenos de flor de harina amasada con aceite para ofrenda;
62 una cuchara de oro de cien gramos, llena de incienso;
63 un becerro, un carnero, y un cordero de un año para el holocausto;
64 un macho cabrío para la expiación;
65 y dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año, para la ofrenda de paz. Ésta fue la ofrenda de Abidán hijo de Gedeoni.
66 El décimo día presentó su ofrenda Ajiezer hijo de Amisaday, príncipe de los hijos de Dan.
67 Ofreció un platón de plata que, según el peso oficial del santuario, pesaba un kilo y medio, y un jarrón de plata de tres cuartos de kilo, ambos llenos de flor de harina amasada con aceite para ofrenda;
68 una cuchara de oro de cien gramos, llena de incienso;
69 un becerro, un carnero, y un cordero de un año para el holocausto;
70 un macho cabrío para la expiación;
71 y dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año, para la ofrenda de paz. Ésta fue la ofrenda de Ajiezer hijo de Amisaday.
72 El undécimo día presentó su ofrenda Pagiel hijo de Ocrán, príncipe de los hijos de Aser.
73 Ofreció un platón de plata que, según el peso oficial del santuario, pesaba un kilo y medio, y un jarrón de plata de tres cuartos de kilo, ambos llenos de flor de harina amasada con aceite para ofrenda;
74 una cuchara de oro de cien gramos, llena de incienso;
75 un becerro, un carnero, y un cordero de un año para el holocausto;
76 un macho cabrío para la expiación;
77 y dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año, para la ofrenda de paz. Ésta fue la ofrenda de Pagiel hijo de Ocrán.
78 El duodécimo día presentó su ofrenda Ajirá hijo de Enán, príncipe de los hijos de Neftalí.
79 Ofreció un platón de plata que, según el peso oficial del santuario, pesaba un kilo y medio, y un jarrón de plata de tres cuartos de kilo, ambos llenos de flor de harina amasada con aceite para ofrenda;
80 una cuchara de oro de cien gramos, llena de incienso;
81 un becerro, un carnero, y un cordero de un año para el holocausto;
82 un macho cabrío para la expiación;
83 y dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año, para la ofrenda de paz. Ésta fue la ofrenda de Ajirá hijo de Enán.
84 Ésta fue la ofrenda que los príncipes de Israel presentaron para la dedicación del altar, el día en que éste fue ungido: doce platones de plata, doce jarrones de plata, y doce cucharas de oro.
85 Cada platón pesaba un kilo y medio, y cada jarrón pesaba tres cuartos de kilo; toda la plata de la vajilla pesaba veintisiete kilos, según el peso oficial del santuario.
86 Las doce cucharas de oro llenas de incienso pesaban cien gramos cada una, según el peso oficial del santuario, y todo el oro de las cucharas pesaba un kilo y doscientos gramos.
87 Todos los animales para el holocausto fueron doce becerros, doce carneros, doce corderos de un año, cada uno con su ofrenda, y doce machos cabríos para la expiación.
88 Todos los animales para la ofrenda de paz fueron veinticuatro novillos, sesenta carneros, sesenta machos cabríos, y sesenta corderos de un año. Ésta fue la ofrenda para la dedicación del altar, después de que fue ungido.
89 Cuando Moisés entraba en el tabernáculo de reunión para hablar con Dios, oía la voz que le hablaba desde la parte superior del propiciatorio, el cual estaba sobre el arca del testimonio, entre los dos querubines, y hablaba con él.
Aarón enciende las lámparas
8
1 El Señor habló con Moisés, y le dijo:
2 «Habla con Aarón, y dile que cuando encienda las lámparas, las siete lámparas deben alumbrar hacia la parte frontal del candelero».
3 Y Aarón lo hizo así. Encendió las lámparas hacia la parte frontal del candelero, tal y como el Señor se lo ordenó a Moisés.
4 Desde la base hasta las flores, el candelero estaba hecho de oro labrado a martillo. Se hizo conforme al modelo que el Señor le mostró a Moisés.
Consagración de los levitas
5 El Señor habló con Moisés, y le dijo:
6 «De entre los hijos de Israel, toma a los levitas y haz expiación por ellos.
7 La expiación de ellos la harás de la siguiente manera: rociarás sobre ellos el agua de la expiación, y pasarás la navaja sobre todo su cuerpo; entonces ellos lavarán sus vestidos, y así quedarán purificados.
8 Luego tomarán un novillo, junto con su ofrenda de flor de harina amasada con aceite, y tomarás otro novillo para la expiación.
9 Entonces harás que los levitas se acerquen al tabernáculo de reunión, y reunirás a toda la congregación de los hijos de Israel.
10 Y cuando hayas acercado a los levitas, y ellos estén ante mí, los hijos de Israel pondrán sus manos sobre los levitas
11 y Aarón presentará a los levitas ante mí como ofrenda de los hijos de Israel, y ellos servirán en mi ministerio.
12 Luego los levitas pondrán sus manos sobre la cabeza de los novillos, y ofrecerás uno de ellos como expiación, y el otro en holocausto en mi honor, para hacer expiación por los levitas.
13 Presentarás entonces a los levitas delante de Aarón y delante de sus hijos, y me los ofrecerás como ofrenda.
14 Así apartarás a los levitas de entre los hijos de Israel, y los levitas serán míos.
15 «Después de que los levitas hayan sido purificados y presentado ante mí como ofrenda, vendrán a ministrar en el tabernáculo de reunión.
16 Porque, de entre los hijos de Israel, los levitas estarán totalmente dedicados a mí, en lugar de todo primogénito. Los he tomado para mí, en lugar de los primogénitos de todos los hijos de Israel.
17 Porque desde el día en que yo herí a todos los primogénitos en Egipto, los santifiqué para mí. Todo primogénito de los hijos de Israel es mío, lo mismo de hombres que de animales.
18 Yo he tomado a los levitas en lugar de todos los primogénitos de los hijos de Israel,
19 y se los he dado a Aarón y a sus hijos, de entre los hijos de Israel, para que ejerzan en el tabernáculo de reunión el ministerio de los hijos de Israel y los reconcilien conmigo, para que no les sobrevenga ninguna plaga cuando los hijos de Israel se acerquen al santuario».
20 Y Moisés y Aarón y toda la congregación de los hijos de Israel hicieron con los levitas todo lo que el Señor le ordenó a Moisés acerca de ellos. Eso hicieron los hijos de Israel con los levitas.
21 Fue así como los levitas se purificaron y lavaron sus vestidos, y Aarón los presentó como ofrenda delante del Señor, e hizo expiación por ellos para purificarlos.
22 Después los levitas fueron al tabernáculo de reunión, para ejercer su ministerio delante de Aarón y de sus hijos. Todo lo que el Señor ordenó a Moisés acerca de los levitas, fue hecho.
23 El Señor habló con Moisés, y le dijo:
24 «Los levitas mayores de veinticinco años entrarán a ejercer su ministerio en el servicio del tabernáculo de reunión.
25 Pero al cumplir cincuenta años dejarán de ejercer su ministerio, y no volverán a ejercerlo.
26 Servirán con sus hermanos en el tabernáculo de reunión, y harán guardias, pero no podrán ejercer más su ministerio. Esto harás con los levitas en cuanto a su ministerio».
Celebración de la pascua
9
1 El Señor habló con Moisés en el desierto de Sinaí. Era el mes primero del segundo año de su salida de Egipto. Le dijo:
2 «Los hijos de Israel celebrarán la pascua a su debido tiempo.
3 Y ese debido tiempo es el día catorce de este mes, entre la tarde y la noche. La celebrarán siguiendo todos sus ritos y todas sus leyes».
4 Moisés habló entonces con los hijos de Israel para que celebraran la pascua,
5 y así hicieron los hijos de Israel: la celebraron en el desierto de Sinaí el día catorce del mes primero, entre la tarde y la noche, siguiendo todo que el Señor le había ordenado a Moisés.
6 Pero algunos de ellos estaban impuros por haber tocado un cadáver, así que no pudieron celebrar la pascua ese día. Se presentaron entonces ese mismo día ante Moisés y Aarón,
7 y les dijeron: «Nosotros estamos impuros porque tocamos un cadáver. ¿Se nos impedirá por eso presentar nuestra ofrenda al Señor en su momento, junto con el resto de los hijos de Israel?».
8 Y Moisés les respondió: «Esperen a que el Señor me diga qué hacer en el caso de ustedes».
9 Y el Señor habló con Moisés, y le dijo:
10 «Habla con los hijos de Israel, y diles: «Cualquiera de ustedes o de sus descendientes, que se encuentre impuro por haber tocado un cadáver, o que se halle lejos, o ausente, celebrará también la pascua del Señor;
11 pero la celebrará el día catorce del mes segundo, entre la tarde y la noche. Comerán la pascua con panes sin levadura y hierbas amargas,
12 sin dejar nada del animal sacrificado para el día siguiente, y sin quebrarle un solo hueso. La celebrarán siguiendo todos los ritos de la pascua.
13 Pero si alguien, estando limpio y sin encontrarse de viaje, deja de celebrar la pascua, será eliminado de entre su pueblo por no haber presentado en su momento la ofrenda del Señor. Esa persona cargará con su pecado.
14 «Si entre ustedes vive algún extranjero, y celebra la pascua del Señor, deberá celebrarla siguiendo el rito y las leyes de la pascua. Tanto los extranjeros como los nacidos en la tierra celebrarán un mismo rito».».
La nube sobre el tabernáculo
15 El día que el tabernáculo fue erigido, la nube se posó sobre la tienda del testimonio y cubrió el tabernáculo, y desde la tarde y hasta la mañana siguiente la nube sobre el tabernáculo parecía ser de fuego.
16 Esto era siempre así: De día, la nube cubría el tabernáculo, y de noche lo cubría esa apariencia de fuego.
17 Cuando la nube se levantaba del tabernáculo, los hijos de Israel se ponían en marcha; cuando la nube se detenía en algún lugar, los hijos de Israel acampaban.
18 A una orden del Señor, los hijos de Israel se ponían en marcha; a otra orden del Señor, acampaban; y mientras la nube permanecía sobre el tabernáculo, ellos permanecían acampados.
19 Si la nube se detenía sobre el tabernáculo mucho tiempo, los hijos de Israel respetaban la orden del Señor y no partían;
20 pero si la nube permanecía poco tiempo sobre el tabernáculo, a una orden del Señor acampaban, y a una orden del Señor partían.
21 Algunas veces la nube se detenía desde la tarde hasta el día siguiente, otras veces la nube se levantaba por la mañana. Cuando se detenía un solo día, o cuando se levantaba por la noche, se ponían en marcha.
22 Podían pasar dos días, un mes, o un año, si la nube permanecía sobre el tabernáculo, los hijos de Israel seguían acampados y no se movían; pero si la nube se levantaba, ellos se ponían en marcha.
23 A una orden del Señor acampaban, y a una orden del Señor se ponían en marcha, siempre siguiendo las órdenes del Señor, tal y como él lo había ordenado por medio de Moisés.
Las trompetas de plata
10
1 El Señor habló con Moisés, y le dijo:
2 «Haz dos trompetas de plata, labradas a martillo. Ellas te servirán para convocar a la congregación y para poner en movimiento a los campamentos.
3 Cuando se toquen, toda la congregación se reunirá ante ti, a la puerta del tabernáculo de reunión.
4 Si se toca una sola de ellas, entonces se congregarán ante ti los príncipes, es decir, los jefes de las legiones de Israel.
5 Cuando ustedes den el toque de alarma, entonces se pondrán en movimiento los campamentos que estén acampados al oriente.
6 Cuando den un segundo toque de alarma, se pondrán en movimiento los campamentos que estén acampados al sur; el toque de alarma anunciará su partida.
7 Pero para reunir a la congregación, el toque de alarma será diferente.
8 «Los hijos de Aarón, es decir, los sacerdotes, tocarán las trompetas. Éste será un estatuto perpetuo para ustedes y para sus descendientes.
9 Y cuando en su tierra salgan a la guerra contra el enemigo que los ataque, darán el toque de alarma con las trompetas, para que yo, el Señor su Dios, me acuerde de ustedes y los salve de sus enemigos.
10 «Durante sus fiestas solemnes de principio de mes, tocarán las trompetas para anunciar sus holocaustos y sus sacrificios de paz, y yo, el Señor su Dios, me acordaré de ustedes».
Los israelitas parten de Sinaí
11 El día veinte del mes segundo del año segundo, la nube se levantó del tabernáculo del testimonio
12 y, siguiendo la orden de ponerse en marcha, los hijos de Israel partieron del desierto de Sinaí, y la nube se detuvo en el desierto de Parán.
13 Partieron por primera vez, siguiendo la orden del Señor por medio de Moisés.
14 Los primeros en ponerse en marcha fueron los ejércitos del campamento de los hijos de Judá, bajo su bandera y comandados por Nasón hijo de Aminadab.
15 El ejército de la tribu de los hijos de Isacar estaba comandado por Natanael hijo de Suar.
16 El ejército de la tribu de los hijos de Zabulón estaba comandado por Eliab hijo de Helón.
17 Los hijos de Gersón y los hijos de Merari, que estaban a cargo de llevar el tabernáculo, se pusieron en marcha después de desarmarlo.
18 Luego se pusieron en marcha los ejércitos y la bandera del campamento de Rubén, comandados por Elisur hijo de Sedeur.
19 Al mando del ejército de la tribu de los hijos de Simeón estaba Selumiel hijo de Surisaday,
20 y al mando del ejército de la tribu de los hijos de Gad estaba Eliasaf hijo de Deuel.
21 Luego se pusieron en movimiento los coatitas, que llevaban el santuario, y mientras ellos llegaban, los otros acondicionaron el tabernáculo.
22 Después se pusieron en marcha los ejércitos y la bandera del campamento de los hijos de Efraín, bajo el mando de Elisama hijo de Amiud.
23 Al mando del ejército de la tribu de los hijos de Manasés estaba Gamaliel hijo de Pedasur,
24 y al mando del ejército de la tribu de los hijos de Benjamín estaba Abidán hijo de Gedeoni.
25 A continuación, y cerrando la marcha de todos los campamentos, se pusieron en movimiento los ejércitos y la bandera del campamento de los hijos de Dan, bajo el mando de Ajiezer hijo de Amisaday.
26 Al mando del ejército de la tribu de los hijos de Aser estaba Pagiel hijo de Ocrán,
27 y al mando del ejército de la tribu de los hijos de Neftalí estaba Ajirá hijo de Enán.
28 Cada vez que se ponían en marcha, éste era el orden de los ejércitos de los hijos de Israel.
29 Entonces Moisés le dijo a su suegro, es decir, al madianita Hobab hijo de Ragüel: «Nosotros estamos en camino, hacia el lugar que el Señor prometió darnos. Ven con nosotros, que cuidaremos de ti, porque el Señor ha prometido cuidar de Israel».
30 Pero Hobab le respondió: «No puedo ir. Voy a volver a mi tierra, donde está mi parentela».
31 Moisés insistió: «Por favor, no nos dejes. Tú conoces los lugares donde debemos de acampar en el desierto, y nos servirás de guía.
32 Si vienes con nosotros, cuidaremos de ti, así como el Señor cuidará de nosotros».
33 Y así partieron del monte del Señor y caminaron tres días. El arca del pacto del Señor se adelantó a ellos tres días, para buscarles un lugar donde descansar.
34 Y durante el día, desde que salieron del campamento, la nube del Señor los cubría.
35 Cuando el arca se ponía en marcha, Moisés decía: «Levántate, Señor, y que tus enemigos se dispersen; ¡que huyan de tu presencia los que te aborrecen!».
36 Y cuando se detenía, Moisés decía: «¡Vuelve, Señor, vuelve a las legiones de legiones de Israel!».
El Señor envía codornices
11
1 Y sucedió que el pueblo se quejó a oídos del Señor, y el Señor oyó sus quejas y ardió en ira, y un fuego del Señor se encendió en medio de ellos y consumió uno de los extremos del campamento.
2 Entonces el pueblo pidió ayuda a Moisés, y Moisés oró al Señor y el fuego se apagó.
3 Y Moisés llamó a ese lugar Tabera,[b] porque allí el fuego del Señor se encendió contra ellos.
4 Pero la gente extranjera que se mezcló con ellos sintió un apetito incontenible, y los hijos de Israel volvieron a llorar y dijeron: «¡Cómo nos gustaría que alguien nos diera a comer carne!
5 ¡Cómo extrañamos el pescado que comíamos en Egipto! ¡Y los pepinos, melones, puerros, cebollas y ajos que nos regalaban!
6 ¡Ahora andamos con la garganta reseca, pues no vemos nada más que este maná!».
7 El maná se parecía a la semilla de culantro; tenía un color como de bedelio,
8 y su sabor era como el del aceite nuevo. El pueblo se esparcía para recogerlo, y lo desmenuzaba entre dos piedras o lo machacaba en morteros, y lo cocía en un caldero o hacía tortas con él.
9 Durante la noche, al caer el rocío, el maná caía también sobre el campamento.
10 Moisés oyó que el pueblo lloraba por sus familias, cada uno a la puerta de su tienda, y la ira del Señor se encendió en gran manera, y también a Moisés le pareció mal.
11 Entonces Moisés le reclamó al Señor: «¿Por qué le has hecho este mal a tu siervo? ¿Por qué no soy digno de tu bondad? ¿Por qué has puesto sobre mí la carga de todo este pueblo?
12 ¿Acaso yo lo concebí? ¿O acaso yo lo engendré, para que me pidas llevarlo en mi seno, como si fuera yo su madre y los estuviera amamantando, hasta la tierra que prometiste dar a sus padres?
13 ¿De dónde voy yo a sacar carne para alimentar a todo este pueblo? Ellos lloran, y vienen a decirme: «¡Danos a comer carne!».
14 ¡Yo solo no puedo soportar a todo este pueblo! ¡Me es una carga demasiado pesada!
15 Si así me vas a tratar, voy a agradecerte que me mates. Y si acaso merezco tu favor, ¡no me dejes ver mi propia desgracia!».
16 El Señor le dijo a Moisés: «Junta a setenta ancianos de Israel, de los que tú sepas que son ancianos y jefes del pueblo, y llévalos hasta la entrada del tabernáculo de reunión. Diles que esperen allí contigo.
17 Yo descenderé y hablaré allí contigo, y tomaré del espíritu que está en ti y lo pondré en ellos, y ellos sobrellevarán contigo la carga del pueblo. Ya no la llevarás tú solo.
18 Pero dile al pueblo que se santifique para mañana. Ustedes van a comer carne, pues han llorado ante mí y han dicho: «¡Cómo quisiéramos que alguien nos diera a comer carne! La verdad, ¡nos iba mejor en Egipto!». Así que yo, el Señor, voy a darles a comer carne.
19 Y no la comerán un día ni dos; ni cinco, diez o veinte días,
20 sino todo un mes, hasta que les salga por las narices, y se harten de comerla, por haberme menospreciado. Yo soy el Señor y estoy en medio de ustedes; pero ustedes han llorado ante mí y han dicho: «¿Para qué salimos de Egipto y vinimos acá?».».
21 Pero Moisés dijo: «Este pueblo, en medio del cual estoy, llega a los seiscientos mil de a pie. ¿Y tú dices que les darás a comer carne todo un mes?
22 ¿Acaso van a degollarse para ellos ovejas y bueyes suficientes? ¿O van a pescarse para ellos todos los peces del mar, para que les alcance?».
23 Y el Señor le respondió a Moisés: «¿Acaso mi mano se ha acortado? ¡Ahora vas a ver si mi palabra se cumple, o no!».
24 Moisés salió de allí y repitió ante el pueblo las palabras del Señor; luego reunió a los setenta ancianos del pueblo, y los hizo esperar alrededor del tabernáculo.
25 Entonces el Señor descendió en la nube, y habló con él. Tomó del espíritu que estaba en él, y lo puso en los setenta ancianos; y cuando el espíritu se posó en ellos, comenzaron a profetizar, y no dejaban de hacerlo.
26 En el campamento se habían quedado Eldad y Medad, dos varones sobre los cuales también se posó el espíritu. Aunque estaban entre los escogidos, no se habían presentado en el tabernáculo; sin embargo, comenzaron a profetizar en el campamento.
27 Entonces un joven fue corriendo a decirle a Moisés: «¡Eldad y Medad están profetizando en el campamento!».
28 Josué hijo de Nun, que era ayudante cercano de Moisés, le dijo: «Moisés, mi señor, ¡no se lo permitas!».
29 Pero Moisés le respondió: «¿Acaso tienes celos por mí? ¡Cómo quisiera yo que todo el pueblo del Señor fuera profeta! ¡Cómo quisiera yo que el Señor pusiera su espíritu sobre ellos!».
30 Y enseguida Moisés volvió al campamento, en compañía de los ancianos de Israel.
31 Vino entonces del mar un viento de parte del Señor, que trajo codornices y las dejó caer sobre el campamento. Éstas cubrían la superficie de la tierra hasta un día de camino, por un lado, y un día de camino por el otro, y se amontonaban a una altura de casi dos codos.
32 El pueblo estuvo levantado todo ese día y toda esa noche, y todo el día siguiente, para recoger codornices. El que menos recogió, hizo diez montones, y tendieron las codornices alrededor del campamento.
33 Pero todavía tenían la carne entre los dientes, todavía no la masticaban, cuando la ira del Señor se encendió entre el pueblo y los hirió con una plaga mortal.
34 Por eso el nombre de aquel lugar se llamó Quibrot Hatavá,[c] porque allí sepultaron al pueblo glotón.
35 De Quibrot Hatavá, el pueblo se dirigió a Jaserot, y en Jaserot se quedó.
Murmuraciones contra Moisés
12
1 Moisés tomó por mujer a una cusita, y por causa de ella María y Aarón murmuraron en contra de Moisés.
2 Dijeron: «¿Acaso el Señor ha hablado sólo por medio de Moisés? ¿Acaso no ha hablado también por medio de nosotros?». Y el Señor lo oyó.
3 Moisés era un hombre muy humilde. En toda la tierra no había nadie más humilde que él.
4 El Señor llamó a Moisés, Aarón y María, y a los tres les ordenó ir al tabernáculo de reunión.
5 Allí el Señor descendió en la columna de nube, se detuvo a la entrada del tabernáculo, y llamó a Aarón y a María. Los dos acudieron,
6 y el Señor les dijo: «Escúchenme bien. Cuando haya entre ustedes profeta del Señor, yo me apareceré a él en una visión, y le hablaré en sueños.
7 Pero con mi siervo Moisés, que es fiel en toda mi casa, no lo hago así,
8 sino que con él hablo cara a cara, claramente y sin misterios. Él puede ver mi apariencia. ¿Por qué se atreven a hablar mal de mi siervo Moisés?».
9 Entonces el Señor se encendió en ira contra ellos, y se fue de allí.
10 Y cuando la nube se apartó del tabernáculo, sucedió que María estaba tan blanca de lepra como la nieve. Al ver Aarón que María estaba leprosa,
11 le dijo a Moisés: «¡Ay, señor mío! ¡No hagas caer sobre nosotros este pecado! ¡Lo que hemos hecho es una locura! ¡Hemos pecado!
12 ¡Pero no permitas que ella se quede ahora como los abortivos, que al nacer tienen ya medio consumida su carne!».
13 Entonces Moisés clamó al Señor, y le dijo: «Dios mío, ¡te ruego que la sanes!».
14 Y el Señor le respondió: «Si su padre le hubiera escupido el rostro, ¿acaso no se quedaría avergonzada durante siete días? ¡Pues déjenla siete días fuera del campamento, y después de eso podrá volver a la congregación!».
15 Y así María fue expulsada del campamento durante siete días, y el pueblo no siguió su marcha hasta que ella se reunió con ellos.
16 Después de eso, el pueblo partió de Jaserot para acampar en el desierto de Parán.
Misión de los doce espías
13
1 El Señor habló con Moisés, y le dijo:
2 «Envía algunos hombres para que exploren la tierra de Canaán, la cual voy a dar a los hijos de Israel. De cada tribu de sus antepasados enviarán uno de sus hombres más importantes».
3 Desde el desierto de Parán, Moisés envió a todos aquellos hombres, conforme a la palabra del Señor. Todos ellos eran gente de importancia entre los hijos de Israel.
4 Éstos son sus nombres: De la tribu de Rubén, Samúa hijo de Zacur.
5 De la tribu de Simeón, Safat hijo de Jorí.
6 De la tribu de Judá, Caleb hijo de Yefune.
7 De la tribu de Isacar, Igal hijo de José.
8 De la tribu de Efraín, Oseas hijo de Nun.
9 De la tribu de Benjamín, Palti hijo de Rafú.
10 De la tribu de Zabulón, Gadiel hijo de Sodi.
11 De la tribu de José: Gadi hijo de Susi, de la tribu de Manasés.
12 De la tribu de Dan, Amiel hijo de Gemali.
13 De la tribu de Aser, Setur hijo de Micael.
14 De la tribu de Neftalí, Najebí hijo de Vapsi.
15 De la tribu de Gad, Geuel hijo de Maqui.
16 Éstos son los nombres de los hombres que Moisés envió a explorar la tierra. A Oseas hijo de Nun, Moisés le puso por nombre Josué.
17 Al enviarlos a explorar la tierra de Canaán, Moisés les dijo: «Vayan de aquí al Néguev, suban al monte
18 y observen cómo es la tierra, y si el pueblo que la habita es fuerte o débil, y si son pocos o muchos;
19 fíjense si la tierra habitada es buena o mala, y en cómo son las ciudades habitadas, si son campamentos o plazas fortificadas;
20 fíjense si el terreno es fértil o estéril, y si hay árboles o no. ¡Ármense de valor, y traigan algunos frutos del país!». Era entonces el tiempo de las primeras uvas,
21 y ellos fueron y exploraron el terreno desde el desierto de Zin hasta Rejob, entrando por Jamat.
22 Luego se dirigieron al Néguev y llegaron hasta Hebrón, que es donde vivían Ajimán, Sesay y Talmay, los hijos de Anac. (Hebrón había sido edificada siete años antes de Soán, en Egipto).
23 Llegaron hasta el arroyo de Escol, y allí cortaron un sarmiento con un racimo de uvas, el cual llevaron entre dos en un palo, y granadas e higos.
24 Como allí los hijos de Israel cortaron ese racimo de uvas, aquel lugar fue llamado Valle de Escol.[d]
25 Después de explorar la tierra, volvieron al cabo de cuarenta días.
26 Al volver a Cades, en el desierto de Parán, se presentaron ante Moisés y Aarón y toda la congregación de los hijos de Israel, y les dieron la información y les mostraron los frutos de la tierra.
27 También les dijeron: «Nosotros llegamos a la tierra a la cual nos enviaste. Ésta ciertamente fluye leche y miel, y aquí tienes sus frutos.
28 Pero la gente que habita esa tierra es fuerte, y las ciudades son muy grandes y fortificadas; además, allí vimos a los hijos de Anac.
29 Los amalecitas habitan en el Néguev, los hititas, jebuseos y amorreos habitan en el monte, y los cananeos habitan junto al mar y en la ribera del Jordán».
30 Caleb pidió al pueblo que se callara delante de Moisés, y dijo: «Subamos, pues, y tomemos posesión de esa tierra, porque nosotros podremos más que ellos».
31 Pero los que habían ido con él dijeron: «No podemos atacar a ese pueblo, porque ellos son más fuertes que nosotros».
32 Además, entre los hijos de Israel hablaron mal de la tierra que habían explorado, y hasta dijeron: «La tierra que recorrimos para explorarla se traga a sus habitantes. Toda la gente que allí vimos son hombres de gran estatura.
33 Allí vimos también gigantes. Son los hijos de Anac, esa raza de gigantes. Ante ellos, a nosotros nos parecía que éramos como langostas; y a ellos también así les parecíamos».
Rebelión de los israelitas
14
1 Toda esa noche la congregación comenzó a gritar y llorar.
2 Todos los hijos de Israel se quejaron contra Moisés y Aarón, y toda la multitud les dijo: «¡Cómo quisiéramos haber muerto en Egipto, o morir en este desierto!
3 ¿Para qué nos ha traído el Señor a esta tierra? ¿Para morir a filo de espada, y para que nuestras mujeres y nuestros niños sean tomados prisioneros? ¿Acaso no sería mejor que regresáramos a Egipto?».
4 Y unos a otros se decían: «Designemos un capitán, y volvámonos a Egipto».
5 Entonces Moisés y Aarón se postraron sobre sus rostros, delante de toda la congregación de los hijos de Israel,
6 mientras Josué hijo de Nun y Caleb hijo de Yefune, que eran dos de los que habían ido a explorar la tierra, se rasgaban las vestiduras
7 y hablaban con toda la congregación de los hijos de Israel. Les decían: «La tierra que recorrimos para explorarla es una tierra sumamente buena.
8 Si el Señor se agrada de nosotros, él mismo nos introducirá a esta tierra y nos la entregará; ¡es una tierra que fluye leche y miel!
9 Así que no se rebelen contra el Señor, ni tengan miedo de la gente de esa tierra. ¡Nosotros nos los comeremos como si fueran pan! No les tengan miedo, que el dios que los protege se ha apartado de ellos, y con nosotros está el Señor».
10 Y como toda la multitud hablaba de apedrearlos, la gloria del Señor se manifestó en el tabernáculo de reunión ante todos los hijos de Israel,
11 y el Señor le dijo a Moisés: «¿Hasta cuándo este pueblo me va a seguir rechazando? ¿Hasta cuándo no van a creerme, a pesar de todas las señales que he hecho en medio de ellos?
12 ¡Voy a castigarlos con una plaga! Pero a ti te pondré sobre un pueblo más grande y más fuerte que ellos».
13 Pero Moisés le respondió al Señor: «¡Fuiste tú, con tu poder, quien sacó de Egipto a este pueblo! Cuando los egipcios sepan esto,
14 se lo dirán a los habitantes de esta tierra. Y ellos saben que tú, Señor, estás en medio de este pueblo. Saben que tú, Señor, te manifiestas cara a cara, que tu nube está sobre este pueblo, y que de día vas delante de nosotros en una columna de nube, y de noche en una columna de fuego.
15 Si haces que este pueblo muera como un solo hombre, las naciones que hayan sabido de tu fama van a murmurar, y dirán:
16 «El Señor no pudo llevar a este pueblo hasta la tierra que les había prometido, y por eso los mató en el desierto».
17 Yo te ruego, Señor, que tu poder sea magnificado, tal y como lo expresaste al decir:
18 «Yo soy el Señor, lento para la ira pero grande en misericordia. Yo perdono la iniquidad y la rebelión, aunque de ningún modo tengo por inocente al culpable. Yo visito la maldad de los padres en sus hijos, nietos y bisnietos».
19 Por la grandeza de tu misericordia, yo te ruego que perdones la iniquidad de este pueblo, así como lo has perdonado desde Egipto y hasta este lugar».
El Señor castiga a Israel
20 Entonces el Señor dijo: «Yo los he perdonado, tal y como lo has pedido.
21 Pero tan cierto como que yo vivo, y que mi gloria llena toda la tierra,
22 ninguno de los que vieron mi gloria y las señales que hice en Egipto y en el desierto, los cuales ya me han puesto a prueba diez veces y no han querido obedecerme,
23 llegará a ver la tierra que les prometí a sus padres. ¡Ninguno de los que me han rechazado la verá!
24 Sólo a mi siervo Caleb lo llevaré a la tierra donde él entró. A él y a su descendencia les daré posesión de la tierra, porque en él hay otro espíritu y porque ha decidido seguirme.
25 En cuanto a los amalecitas y cananeos, que ahora habitan en el valle, vuelvan mañana y diríjanse al desierto, en dirección del Mar Rojo».
26 El Señor habló con Moisés y Aarón, y les dijo:
27 «¿Hasta cuándo oiré las murmuraciones de esta depravada multitud contra mí? ¡Ya he escuchado las protestas de los hijos de Israel, y cómo se quejan de mí!
28 Pues diles de mi parte: «Vivo yo, que voy a hacer con ustedes lo mismo que ustedes me han dicho al oído.
29 En este desierto quedarán tendidos los cadáveres de todos ustedes, los mayores de veinte años que fueron contados, los cuales han murmurado contra mí.
30 Ninguno de ustedes entrará en la tierra que, bajo juramento, prometí que les daría para que la habitaran. Sólo entrarán Caleb hijo de Yefune y Josué hijo de Nun.
31 Y a esos niños que ustedes dijeron que serían hechos prisioneros, yo los introduciré en la tierra que ustedes despreciaron, y ellos la conocerán.
32 En cuanto a ustedes, sus cuerpos quedarán tendidos en este desierto.
33 Sus hijos andarán cuarenta años sin rumbo fijo por el desierto, llevando a cuestas sus rebeldías, hasta que su cuerpo sea consumido en el desierto.
34 Cuarenta años llevarán a cuestas sus iniquidades, un año por cada día, conforme al número de los días que anduvieron explorando la tierra, y así experimentarán mi castigo.
35 Así voy a tratar a toda esta multitud perversa que se ha juntado contra mí. Serán consumidos en este desierto, y aquí mismo serán condenados a muerte. Yo, el Señor, lo he dicho».».
Muerte de los diez espías malvados
36 Los hombres que Moisés envió a explorar la tierra, y que al volver habían hecho que toda la congregación murmurara contra él, desacreditando así aquel país,
37 murieron delante del Señor por causa de una plaga y por haber hablado mal de la tierra.
38 De los hombres que habían ido a explorar la tierra, sólo Josué hijo de Nun y Caleb hijo de Yefune quedaron con vida.
La derrota en Jormá
39 Moisés comunicó todo esto a todos los hijos de Israel, y ellos se entristecieron mucho.
40 Entonces madrugaron y subieron a la cumbre del monte, pues decían: «Hemos pecado, así que estamos dispuestos a ir al lugar del cual nos ha hablado el Señor».
41 Pero Moisés dijo: «¿Por qué quebrantan el mandamiento del Señor? Esto tampoco les saldrá bien.
42 No suban, para que no sean derrotados delante de sus enemigos, porque el Señor no está en medio de ustedes.
43 Los amalecitas y los cananeos están allí, delante de ustedes, y ustedes morirán a filo de espada por haberse negado a seguir al Señor. Por eso el Señor no está con ustedes».
44 Y aunque ellos se obstinaron en subir a la cima del monte, el arca del pacto del Señor, y Moisés, no se apartaron de en medio del campamento.
45 Entonces bajaron los amalecitas y los cananeos que habitaban en aquel monte, y los hirieron y los derrotaron, y los persiguieron hasta Jormá.
Leyes sobre las ofrendas
15
1 El Señor habló con Moisés, y le dijo:
2 «Habla con los hijos de Israel, y diles: «Cuando ustedes hayan entrado en la tierra que yo, el Señor, les estoy dando para que la habiten,
3 y me presenten ofrendas encendidas, holocaustos, o sacrificios de vacas o de ovejas, ya sea como voto especial o voluntario, o para ofrecerme en sus fiestas solemnes olor grato,
4 el que me presente su ofrenda deberá ofrecer dos litros de flor de harina, amasada con un litro de aceite.
5 Para la libación ofrecerán un litro de vino por cada cordero, además del holocausto o del sacrificio.
6 Por cada carnero ofrecerán cuatro litros de flor de harina, amasada con dos litros de aceite;
7 y para la libación me ofrecerán dos litros de vino, en olor grato.
8 «»Cuando me ofrezcan como voto especial un novillo en holocausto o en sacrificio, o como ofrenda de paz,
9 deberán presentar junto con el novillo una ofrenda de seis litros de flor de harina, amasada con dos litros de aceite;
10 y para la libación me ofrecerán dos litros de vino, como ofrenda encendida de olor grato.
11 «»Así se hará con cada buey, carnero, cordero, o cabrito.
12 Se hará lo mismo con cada uno de ellos, al margen del número de animales ofrecidos.
13 Así lo hará todo israelita por nacimiento, al presentarme una ofrenda encendida de olor grato.
14 Y si entre ustedes habita un extranjero, o alguien que haya estado ya mucho tiempo entre ustedes, cuando me presente una ofrenda encendida de olor grato, lo hará de la misma manera que ustedes.
15 El mismo estatuto se aplicará para ustedes, los de la congregación, y para el extranjero que viva entre ustedes. Será un estatuto perpetuo por todas sus generaciones. Delante de mí, ustedes y los extranjeros son iguales,
16 así que ustedes y los extranjeros que vivan con ustedes tendrán una misma ley y un mismo decreto».».
17 El Señor habló con Moisés, y le dijo:
18 «Habla con los hijos de Israel, y diles: «Cuando ustedes hayan entrado en la tierra a la cual yo los llevo,
19 y comiencen a comer del pan de la tierra, deberán presentarme una ofrenda.
20 De lo primero que amasen, presentarán como ofrenda una torta; la presentarán como ofrenda de la era.
21 Por todas sus generaciones, me presentarán una ofrenda de la primera masa.
22 Pero si no cumplen con todos estos mandamientos que yo, el Señor, le he comunicado a Moisés,
23 es decir, todo lo que yo, el Señor, les he ordenado por medio de Moisés desde el día en que yo le di mis mandamientos para todas las edades,
24 si el pecado se cometió por ignorancia de la congregación, y sin ninguna intención, toda la congregación me ofrecerá, conforme a la ley, un novillo como holocausto en olor grato, junto con su ofrenda y su libación, y un macho cabrío como expiación.
25 Entonces el sacerdote hará expiación por toda la congregación de los hijos de Israel, y el pecado les será perdonado, porque se cometió sin ninguna intención. Ellos me presentarán sus ofrendas y sus expiaciones, como ofrenda encendida, por sus pecados no intencionales,
26 y les serán perdonados a toda la congregación de los hijos de Israel, y a los extranjeros que habiten entre ellos, porque se trata de un pecado no intencional de todo el pueblo.
27 «»Si alguien comete un pecado no intencional, deberá ofrecer como expiación una cabra de un año.
28 El sacerdote hará expiación por la persona que de manera no intencional haya pecado, y la reconciliará ante mí, y el pecado le será perdonado porque no fue intencional.
29 «»Una misma ley tendrán ustedes para el que cometa algún pecado no intencional, lo mismo si se trata de un israelita por nacimiento que de algún extranjero que habite entre ustedes.
30 Pero si alguien incurre en algún acto de soberbia, y me ofende, esa persona será eliminada de en medio de su pueblo, lo mismo si es israelita por nacimiento que si es extranjero,
31 por haber tenido en poco mi palabra y por haber menospreciado mi mandamiento. Esa persona será eliminada por completo, y sobre ella recaerá su iniquidad».».
Se infringe el día de reposo
32 Mientras los hijos de Israel estaban en el desierto, se halló a un hombre recogiendo leña en el día de reposo.
33 Los que lo hallaron recogiendo leña lo llevaron ante Moisés y Aarón, y ante toda la congregación.
34 Como no estaba estipulado lo que se debía de hacer con él, lo pusieron en la cárcel.
35 Pero el Señor le dijo a Moisés: «Ese hombre debe ser condenado a muerte. Que toda la congregación lo apedree fuera del campamento».
36 Entonces la congregación lo llevó fuera del campamento y lo apedreó, y el hombre murió, tal y como el Señor se lo ordenó a Moisés.
Franjas en los vestidos
37 El Señor habló con Moisés, y le dijo:
38 «Habla con los hijos de Israel, y diles que ellos y sus descendientes deben ponerse franjas en los bordes de sus vestidos. En cada franja de los bordes deben poner un cordón de púrpura.
39 Esa franja les servirá para que, cuando la vean, se acuerden de poner en práctica todos mis mandamientos, y para que no se fijen en lo que ven o en lo que piensan, para que no se prostituyan.
40 Les servirá para que se acuerden de todos mis mandamientos y los pongan en práctica, y se consagren a mí, su Dios.
41 Yo soy el Señor su Dios. Yo los saqué de la tierra de Egipto, para ser su Dios. Yo soy el Señor su Dios».
La rebelión de Coré
16
1 Junto con el levita Coré hijo de Isar, hijo de Coat, los rubenitas Datán y Abirán, hijos de Eliab, y On hijo de Pelet, decidieron
2 rebelarse contra Moisés. Acompañados de doscientos cincuenta israelitas importantes, que eran miembros del consejo y contaban con buena fama,
3 se juntaron contra Moisés y Aarón y les dijeron: «¡Ya estamos hartos de ustedes! Si todos en la congregación son gente consagrada al Señor, y si el Señor está en medio de ellos, ¿por qué ustedes se creen superiores a la congregación del Señor?».
4 Cuando Moisés oyó esto, se inclinó delante de ellos
5 y les dijo a Coré y a todos los que lo acompañaban: «Mañana el Señor dará a conocer quién es suyo, y quién está consagrado a él, y a quien él escoja, le dirá que se acerque a él.
6 Lo que tú, Coré, y toda tu gente, pueden hacer es tomar incensarios
7 y poner fuego en ellos; pongan también mañana incienso en ellos delante del Señor, y que sea el hombre consagrado al Señor aquél a quien el Señor escoja. ¡Ya estoy harto de ustedes, levitas!».
8 A Coré, Moisés le dijo: «Escúchenme, levitas:
9 ¿Creen que es poca cosa que el Dios de Israel los haya apartado del resto de los israelitas, que los haya acercado a él para que ministren en el servicio del tabernáculo del Señor, y que estén delante de la congregación para ministrarles?
10 ¿Es poca cosa que te haya acercado a ti, y contigo a todos tus hermanos levitas? ¿Acaso andan también atrás del sacerdocio?
11 Eres tú, y es todo tu grupo, los que se están poniendo en contra del Señor; porque ¿quién es Aarón, para que murmuren contra él?».
12 Entonces Moisés mandó a llamar a Datán y Abirán, hijos de Eliab; pero ellos respondieron: «¡No vamos a ir!
13 Tú, no contento con habernos sacado de una tierra que destila leche y miel, para hacernos morir en el desierto, ¿ahora quieres también decirnos qué es lo que debemos hacer?
14 Tú, ni nos has llevado a la tierra que fluye leche y miel, ni nos has dado terrenos y viñas. ¿Qué quieres? ¿Sacarle los ojos a esta gente? ¡No vamos a ir!».
15 Esto le molestó mucho a Moisés, así que le dijo al Señor: «¡No aceptes su ofrenda! ¡Yo ni siquiera un asno les he quitado, ni tampoco les he hecho ningún mal!».
16 Y a Coré le dijo: «Tú, y todo tu grupo, y también Aarón: ¡preséntense mañana delante del Señor!
17 Tomen cada uno de ustedes su incensario, pongan incienso en ellos, y acérquese cada uno de ustedes al Señor, con su incensario. Con tu incensario y el de Aarón, serán doscientos cincuenta incensarios».
18 Cada uno de ellos tomó su incensario, puso fuego en él, le echó incienso, y junto con Moisés y Aarón se puso a la entrada del tabernáculo de reunión.
19 Cuando ya Coré había hecho que toda la congregación se juntara contra ellos a la entrada del tabernáculo de reunión, la gloria del Señor se manifestó a toda la congregación,
20 y entonces el Señor les dijo a Moisés y Aarón:
21 «¡Apártense de esta congregación, que ahora mismo voy a consumirlos!».
22 Ellos se postraron sobre sus rostros, y dijeron: «Dios, Dios de los espíritus de toda la humanidad, ¿Por qué te enojas contra toda la congregación, si fue un solo hombre el que pecó?».
23 Entonces el Señor le dijo a Moisés:
24 «Habla con la congregación, y diles que se alejen de la tienda de Coré, Datán y Abirán, y de sus alrededores».
25 Entonces Moisés se levantó y fue a hablar con Datán y Abirán, y los ancianos de Israel lo siguieron.
26 Y Moisés le dijo a la congregación: «Apártense de las tiendas de estos malvados, y no toquen nada que les pertenezca, para que no mueran por todos sus pecados».
27 La gente se apartó de las tiendas de Coré, Datán y Abirán, y de sus alrededores, y Datán y Abirán salieron y se pusieron a la entrada de sus tiendas, junto con sus mujeres y todos sus hijos.
28 Entonces Moisés dijo: «Con esto sabrán que el Señor me ha enviado a hacer todo esto, y que no las hago por mi propia voluntad.
29 Si cuando estos hombres sean visitados, mueren como mueren todos los hombres, eso querrá decir que el Señor no me envió.
30 Pero si el Señor hace algo diferente, y la tierra se abre y se los traga vivos, y bajan al sepulcro junto con todas sus cosas, entonces ustedes sabrán que estos hombres ofendieron al Señor».
31 Y en cuanto Moisés terminó de decir todo esto, ¡la tierra se abrió debajo de sus pies!
32 Se abrió la tierra y se los tragó, a ellos y a sus casas, y a toda la gente de Coré, junto con todos sus bienes.
33 Cayeron vivos al sepulcro, con todo lo que tenían, y la tierra los cubrió. Así perecieron, en medio de la congregación.
34 Al oír sus gritos, todos los israelitas que estaban a su alrededor huyeron, pues decían: «¡No nos vaya a tragar también la tierra!».
35 Además, de la presencia del Señor salió fuego y consumió a los doscientos cincuenta hombres que ofrecían el incienso.
36 Entonces el Señor habló con Moisés, y le dijo:
37 «Dile a Eleazar, el hijo del sacerdote Aarón, que saque los incensarios de en medio del fuego, y que esparza las brasas, porque los incensarios ya han quedado santificados.
38 Que saque los incensarios de esta gente que pecó contra sí misma, y que haga con ellos unas planchas para recubrir el altar. Los incensarios están ahora santificados, pues fueron presentados delante de mí, y serán una señal a los hijos de Israel».
39 El sacerdote Eleazar tomó los incensarios de bronce que habían ofrecido los que fueron consumidos por el fuego, y mandó fundirlos para recubrir el altar,
40 para que los hijos de Israel recordaran que nadie que no sea de la descendencia de Aarón puede acercarse a ofrecer incienso delante del Señor, pues le pasaría lo mismo que a Coré y a su grupo, tal y como el Señor lo dijo por medio de Moisés.
41 Al día siguiente, toda la congregación de los hijos de Israel murmuró contra Moisés y Aarón, y dijo: Ustedes han dado muerte al pueblo del Señor.
42 Pero sucedió que, al juntarse la congregación contra Moisés y Aarón, todos miraron hacia el tabernáculo de reunión, ¡y la nube lo había cubierto, y se manifestó la gloria del Señor!
43 Entonces Moisés y Aarón se presentaron ante el tabernáculo de reunión,
44 y el Señor le dijo a Moisés:
45 «¡Apártense de esta congregación, que ahora mismo voy a consumirlos!». Ellos se postraron sobre sus rostros,
46 pero Moisés le dijo a Aarón: «Toma el incensario, echa fuego del altar en él, y también incienso, y ve enseguida a la congregación y haz expiación por ellos, porque de la presencia del Señor ha salido su furor. ¡La mortandad ha comenzado!».
47 Aarón tomó el incensario y le puso incienso, tal y como Moisés se lo pidió, y corrió a mezclarse entre la congregación para hacer expiación por ellos, pues ya la mortandad entre el pueblo había comenzado.
48 Al interponerse entre los muertos y los vivos, cesó la mortandad.
49 Sin embargo, los que murieron a causa de aquella mortandad fueron catorce mil setecientos, sin contar los que murieron por la rebelión de Coré.
50 Una vez que la mortandad cesó, Aarón volvió a la puerta del tabernáculo de reunión, donde estaba Moisés.
La vara de Aarón
17
1 El Señor habló con Moisés, y le dijo:
2 «Habla con los hijos de Israel, y pídeles que cada uno de sus jefes tribales te traiga una vara, es decir, una vara por cada cabeza de tribu, conforme a las familias de sus antepasados, o sea, doce varas. En cada vara escribirás el nombre de cada uno de ellos,
3 y en la vara de Leví escribirás el nombre de Aarón, pues cada jefe de familia de sus antepasados debe tener una vara.
4 Pondrás las varas en el tabernáculo de reunión, delante del testimonio, que es donde yo me manifestaré a ustedes.
5 La vara de aquel a quien yo escoja florecerá; y así pondré fin a las quejas y murmuraciones de los hijos de Israel contra ustedes».
6 Moisés habló con los hijos de Israel, y todos sus jefes le dieron varas; cada príncipe le dio una vara por las familias de sus antepasados, en total doce varas; y entre las varas de ellos estaba la vara de Aarón.
7 Moisés puso las varas en el tabernáculo del testimonio, delante del Señor,
8 y sucedió que al día siguiente, cuando Moisés volvió al tabernáculo del testimonio, la vara de Aarón, de la familia de Leví, había retoñado y florecido, y tenía renuevos y había producido almendras.
9 Moisés quitó entonces de la presencia del Señor todas las varas, y se las llevó a todos los hijos de Israel para que las vieran y para que cada uno tomara la suya.
10 Pero el Señor le dijo a Moisés: «Vuelve a poner la vara de Aarón delante del testimonio. Ordena que se guarde, como señal a los hijos rebeldes. Así pondrás fin a sus quejas ante mí, para que no mueran».
11 Y Moisés hizo lo que el Señor le mandó hacer.
12 Después los hijos de Israel hablaron con Moisés y le dijeron: «¡Estamos perdidos! ¡Estamos perdidos! ¡Ya podemos darnos por muertos!
13 Sin duda, cualquiera que se acerque al tabernáculo del Señor morirá. ¿Acaso todos vamos a morir?».
La porción de sacerdotes y levitas
18
1 El Señor le dijo a Aarón: «Tú y tus hijos, junto con la familia de tu padre, serán los responsables si pecan contra el santuario; pero tú y tus hijos serán los responsables si pecan en su sacerdocio.
2 Diles a tus hermanos de tribu, es decir, a los de la tribu de Leví, tu padre, que se acerquen a ti y se junten contigo, y que te sirvan. Tú y tus hijos servirán delante del tabernáculo del testimonio,
3 y se ocuparán de todo el tabernáculo y de todo lo que tú ordenes, pero ni ellos ni ustedes podrán acercarse a los utensilios santos ni al altar, para que no mueran.
4 Se unirán a ti para encargarse del tabernáculo de reunión y de todo su servicio, pero ningún extraño debe acercarse a ustedes.
5 Ustedes tendrán a su cargo el cuidado del santuario y el cuidado del altar, para que no vuelva yo a descargar mi ira sobre los hijos de Israel.
6 Como pueden ver, yo el Señor he tomado de entre los hijos de Israel a sus hermanos los levitas. Son un don de mí para ustedes, para que sirvan en el ministerio del tabernáculo de reunión.
7 Pero tú y tus hijos deben tener cuidado de su sacerdocio, y ministrar en todo lo relacionado con el altar y con lo que hay tras el velo. Yo les he dado el don de servir como sacerdotes. Todo extraño que se acerque al santuario, será condenado a muerte».
8 El Señor le dijo también a Aarón: «Toma en cuenta que yo te he puesto a cargo de mis ofrendas. Por haber sido ungidos como sacerdotes, a ti y a tus hijos les he dado, como estatuto perpetuo, todo lo que los hijos de Israel me consagren.
9 De las ofrendas que ellos me consagren, serán para ti todas las ofrendas que no sean quemadas, todas las ofrendas de expiación por su pecado, y las de expiación por sus culpas. Tú y tus hijos deberán considerar todo esto como ofrendas muy santas,
10 y deberán comerlas en el santuario. Todo varón entre ustedes podrá comerlas, y deberá considerarlas ofrendas santas.
11 «De las ofrendas de los israelitas, tuyas serán también las ofrendas elevadas y todas las ofrendas mecidas. Yo se las he dado a ti y a tus hijos y a tus hijas, como estatuto perpetuo. Todos los de tu familia podrán comerlas, si están purificados.
12 «También te he dado las ofrendas que me presenten de su mejor aceite, mosto y trigo, y de sus primicias.
13 Tuyas serán las primicias que me presenten de todo lo que su tierra produzca. Todos los de tu familia podrán comer de ellas, si están purificados.
14 «Tuyo será todo lo que en Israel sea consagrado por voto,
15 y todos los primogénitos que me ofrezcan, tanto de hombres como de animales; pero deberás ver que se pague el rescate tanto de los primogénitos del hombre como de las primeras crías de los animales impuros.
16 El rescate debe pagarse a un mes de su nacimiento y según tu estimación, y será de cinco monedas de diez gramos de plata, según la moneda oficial del santuario.
17 «No podrán ser rescatadas las primeras crías de las vacas, ni de las ovejas ni de las cabras, porque están consagradas a mí. Rociarás su sangre y me la presentarás sobre el altar, y quemarás su grasa, como ofrenda encendida de olor grato.
18 Su carne será para ti, lo mismo que el pecho de la ofrenda mecida y la espaldilla derecha.
19 Todas las ofrendas santas que los hijos de Israel me presenten como ofrendas elevadas serán para ti, y para tus hijos e hijas, como estatuto perpetuo. Es un pacto de sal perpetuo para ti y para tu descendencia delante de mí».
20 El Señor le dijo también a Aarón: «Tú no recibirás ningún terreno en propiedad, ni porción alguna, entre los hijos de Israel. Yo soy tu porción y tu propiedad.
21 A los hijos de Leví les he dado como herencia, por su ministerio, todos los diezmos de Israel, ya que ellos sirven en el ministerio del tabernáculo de reunión.
22 Pero los hijos de Israel no deben acercarse más al tabernáculo de reunión, para que no carguen con ese pecado y mueran.
23 Serán los levitas los que cumplan con el servicio del tabernáculo de reunión, y serán ellos los que carguen con la iniquidad de los hijos de Israel. Éste es un estatuto perpetuo para los descendientes de ustedes: los levitas no poseerán ninguna propiedad entre los hijos de Israel,
24 porque a ellos les he dado como herencia los diezmos que los hijos de Israel me presentan como ofrenda. Por eso les he dicho: Entre los hijos de Israel no tendrán ninguna propiedad».
25 El Señor hablo con Moisés, y le dijo:
26 «Habla con los levitas, y diles: «Cuando ustedes reciban de manos de los hijos de Israel los diezmos que yo les he dado como su herencia, deberán presentarme el diezmo de los diezmos, como ofrenda mecida.
27 Esta ofrenda se les acreditará como ofrenda grano de la era, y como producto del lagar.
28 Así que también ustedes me presentarán una ofrenda de todos los diezmos que reciban de los hijos de Israel. De esos diezmos darán al sacerdote Aarón la ofrenda que me corresponde.
29 Toda ofrenda que consagren para mí debe ser de lo mejor de todos los dones que reciban».
30 Y diles también: «Cuando ustedes los levitas me ofrezcan lo mejor de los hijos de Israel, se les acreditará como productos de la era y del lagar.
31 Podrán comerlo ustedes y sus familias en cualquier lugar, pues es su remuneración por su ministerio en el tabernáculo de reunión.
32 Si me ofrecen lo mejor, no incurrirán en ningún pecado, no contaminarán las ofrendas santas de los hijos de Israel, y tampoco morirán».».
Purificación de los impuros
19
1 El Señor habló con Moisés y Aarón, y les dijo:
2 «Ésta es la ordenanza de la ley que yo, el Señor, he promulgado. Diles a los hijos de Israel que te traigan una vaca alazana, sin ningún defecto y que no haya jamás llevado el yugo.
3 Que se la entreguen al sacerdote Eleazar, y que él la saque del campamento y ordene que sea degollada en su presencia.
4 El sacerdote Eleazar tomará con su dedo un poco de la sangre, y la rociará siete veces hacia la parte delantera del tabernáculo de reunión,
5 y luego ordenará que la vaca sea quemada ante sus ojos, junto con su cuero, su carne, su sangre y su estiércol.
6 Después de eso, el sacerdote tomará madera de cedro, hisopo y escarlata, y los echará al fuego en que arde la vaca.
7 Luego el sacerdote lavará con agua sus vestidos, y se lavará él mismo, después de lo cual podrá entrar en el campamento, aunque será impuro hasta el anochecer.
8 De igual manera, el que haya quemado la vaca lavará con agua sus vestidos, y se lavará él mismo, y será impuro hasta el anochecer.
9 Alguien que esté limpio recogerá las cenizas de la vaca y las echará en algún lugar limpio fuera del campamento, donde la congregación de los hijos de Israel las guardará para el agua de purificación. Se trata de una expiación.
10 Entonces el que haya recogido las cenizas de la vaca lavará sus vestidos, y será impuro hasta el anochecer. Éste será un estatuto perpetuo para los hijos de Israel y para los extranjeros que habiten entre ellos.
11 «El que toque algún cadáver, quedará impuro siete días.
12 Al tercer día se purificará con esa agua, y al séptimo día quedará limpio. Pero si al tercer día no se purifica, entonces no será limpio al séptimo día.
13 «Todo el que toque algún cadáver y no se purifique, contamina el tabernáculo del Señor. Será eliminado de Israel, porque el agua de la purificación no fue rociada sobre él. Será impuro, y sobre él quedará su impureza.
14 «Ésta es la ley para cuando alguien muera en la tienda: Cualquiera que entre en la tienda, y todo el que esté en ella, será impuro siete días.
15 Toda vasija abierta, cuya tapa no esté bien ajustada, será impura.
16 Todo el que toque a quien haya muerto en batalla y quede tendido en el campo, o algún cadáver, o hueso humano, o sepulcro, será impuro siete días.
17 Para el impuro se tomará un poco de la ceniza de la vaca quemada en expiación, se echará sobre ella agua corriente en un recipiente,
18 y un hombre que esté limpio tomará hisopo, lo mojará en el agua, y rociará el agua sobre la tienda, y sobre los muebles, y sobre quienes allí estén, y sobre quien haya tocado el hueso, o el asesinado, o el muerto, o el sepulcro.
19 Quien esté limpio rociará el agua sobre el impuro al tercer día y al séptimo día; y ese mismo día séptimo, cuando ya lo haya purificado, se lavará sus vestidos, y se lavará él mismo con agua, y al anochecer será limpio.
20 «El que esté impuro, y no se purifique, será eliminado de la congregación por haber contaminado el tabernáculo del Señor. Es impuro porque el agua de la purificación no fue rociada sobre él.
21 «Éste será un estatuto perpetuo para ustedes: El que rocíe el agua de la purificación también deberá lavar sus vestidos. Quien toque el agua de la purificación será impuro hasta el anochecer.
22 Todo lo que toque quien esté impuro, también será impuro. Quien toque a quien esté impuro, también será impuro hasta el anochecer».
Agua de la roca
20
1 Toda la congregación de los hijos de Israel llegó al desierto de Zin el mes primero, y acampó en Cades. Allí murió María, y allí fue sepultada.
2 Pero la congregación se puso en contra de Moisés y Aarón porque no había agua,
3 y todos hablaron contra Moisés. Dijeron: «¡Cómo quisiéramos haber muerto cuando murieron nuestros hermanos delante del Señor!
4 ¿Para qué trajiste a la congregación del Señor a este desierto? ¿Para que muramos aquí nosotros y nuestras bestias?
5 ¿Por qué nos sacaste de Egipto y nos trajiste a un lugar tan horrible? La tierra no es cultivable, y no hay higueras, ni viñas ni granadas; ¡ni siquiera hay agua para beber!».
6 Moisés y Aarón se apartaron de la congregación y se dirigieron a la entrada del tabernáculo de reunión. Allí se postraron sobre sus rostros, y la gloria del Señor se manifestó sobre ellos.
7 Y el Señor habló con Moisés, y le dijo:
8 «Toma la vara, y tú y tu hermano Aarón reúnan a la congregación, y a la vista de todos ellos díganle a la peña que les dé agua. Así sacarás agua de la peña, y les darás de beber a la congregación y a sus bestias».
9 Moisés tomó la vara que estaba delante del Señor, e hizo lo que el Señor le ordenó.
10 Moisés y Aarón reunieron a la congregación delante de la peña, y Moisés les dijo: «¡Óiganme ahora, rebeldes! ¿Acaso tendremos que sacar agua de esta peña?».
11 Y dicho esto, levantó su mano y, con su vara, golpeó la peña dos veces. Al instante, brotó agua en abundancia, y bebieron la congregación y sus bestias.
12 Pero el Señor les dijo a Moisés y a Aarón: «Puesto que ustedes no creyeron en mí, ni me santificaron delante de los hijos de Israel, no llevarán a esta congregación a la tierra que les he dado».
13 Éstas son las llamadas «Aguas de la rencilla,»[e] pues por ellas contendieron los hijos de Israel con el Señor, y él se santificó en ellos.
Edom niega el paso a Israel
14 Desde Cades, Moisés envió embajadores al rey de Edom para que le dijeran: Israel, tu hermano, te envía este mensaje: «Tú bien sabes todas las vicisitudes que hemos afrontado,
15 y cómo nuestros padres emigraron a Egipto, y luego estuvimos en Egipto mucho tiempo, y los egipcios nos maltrataron, lo mismo que a nuestros padres.
16 Pero clamamos al Señor, y él oyó nuestra voz y envió un ángel para que nos sacara de Egipto. Y aquí nos tienes. Estamos en Cades, ciudad cercana a tus fronteras.
17 Te rogamos que nos dejes pasar por tu tierra. No pasaremos por ningún campo de cultivo, ni por ninguna viña, ni beberemos agua de tus pozos. Iremos por el camino principal, sin apartarnos ni a la derecha ni a la izquierda, hasta que hayamos cruzado tu territorio».
18 Pero Edom le respondió: «Por mi país no pasarás, pues de lo contrario saldré armado contra ti».
19 Los hijos de Israel contestaron: «Iremos por el camino principal. Si acaso nuestros ganados y nosotros bebemos de tus aguas, te pagaremos por ella. Sólo te pedimos que nos dejes pasar a pie».
20 Pero Edom respondió: «No pasarás». Y salió Edom contra Israel al frente de un ejército bien armado.
21 Y como Edom no dejó pasar a Israel por su territorio, Israel tomó otro camino.
Muerte de Aarón
22 Toda aquella congregación de los hijos de Israel partió de Cades y llegó al monte Hor.
23 Allí en el monte Hor, en la frontera con la tierra de Edom, el Señor habló con Moisés y Aarón, y les dijo:
24 «Puesto que en las aguas de la rencilla ustedes se rebelaron contra mi mandamiento, Aarón no entrará en la tierra que yo voy a darles a los hijos de Israel, sino que irá a reunirse con sus antepasados.
25 Toma a Aarón y a su hijo Eleazar, y ordénales que suban al monte Hor.
26 Allí despojarás a Aarón de sus vestiduras, y con ellas vestirás a Eleazar, su hijo. Porque Aarón morirá allí e irá a reunirse con sus antepasados».
27 Moisés hizo lo que el Señor le ordenó, y los tres subieron al monte Hor, a la vista de toda la congregación.
28 Allí Moisés despojó a Aarón de sus vestiduras, y con ellas vistió a Eleazar, su hijo. Y Aarón murió allí, en la cumbre del monte, y Moisés y Eleazar descendieron después.
29 Y cuando toda la congregación vio que Aarón había muerto, todas las familias de Israel lloraron su muerte durante treinta días.
El rey de Arad ataca a Israel
21
1 El rey cananeo de Arad habitaba en el Néguev, y cuando oyó que Israel venía por el camino de Atarín, salió a pelear contra ellos, y a algunos los hizo prisioneros.
2 Entonces Israel hizo un voto al Señor, y dijo: «Si tú pones este pueblo en mis manos, yo destruiré sus ciudades».
3 El Señor escuchó la petición de Israel, y le entregó a los cananeos. Israel destruyó entonces a los cananeos y a sus ciudades, y a ese lugar lo llamó Jormá.[f]
La serpiente de bronce
4 Después los israelitas partieron del monte Hor, en dirección al Mar Rojo, para rodear la tierra de Edom, y en el camino el pueblo se desanimó
5 y murmuró contra Dios y contra Moisés: «¿Para qué nos hiciste salir de Egipto? ¿Para hacernos morir en este desierto? ¡No hay pan ni agua, y ya estamos hartos de este pan tan liviano!».
6 Entonces el Señor mandó serpientes venenosas entre el pueblo, para que los mordieran, y muchos del pueblo de Israel murieron.
7 El pueblo fue a ver a Moisés, y le dijo: «Hemos pecado al murmurar contra el Señor y contra ti. ¡Ruégale al Señor que nos quite estas serpientes!». Y Moisés oró por el pueblo,
8 y el Señor le dijo a Moisés: «Haz una serpiente como éstas, y ponla en un asta. Todo el que sea mordido y la mire, vivirá».
9 Moisés hizo una serpiente de bronce, y la puso sobre un asta; y cuando alguna serpiente mordía a alguien, si miraba a la serpiente de bronce, seguía con vida.
Los israelitas rodean la tierra de Moab
10 Los hijos de Israel partieron de allí y acamparon en Obot.
11 Al partir de Obot, acamparon en Iyé Abarín, en el desierto que está enfrente de Moab, por donde sale el sol.
12 Al partir de allí, acamparon en el valle de Zered.
13 Al partir de allí, acamparon al otro lado del río Arnón, que está en el desierto y que va más allá del territorio del amorreo. Este río Arnón es el límite entre los moabitas y los amorreos.
14 Por eso en el libro de las batallas del Señor puede leerse: «… lo que hizo en el Mar Rojo y en los arroyos de Arnón,
15 y en la corriente de los arroyos que va a parar en Ar y se detiene en los límites de Moab».
16 De allí siguieron hasta Ber,[g] es decir, el pozo donde el Señor le dijo a Moisés: «Reúne al pueblo, que voy a darles agua».
17 Israel entonó allí este cántico: «¡Canta, pozo! ¡Deja fluir el agua!
18 Los grandes señores cavaron este pozo; ¡con sus cetros lo cavaron los nobles y los príncipes del pueblo!». Del desierto se dirigieron a Matana,
19 de Matana a Najaliel, de Najaliel a Bamot,
20 y de Bamot al valle que está en los campos de Moab, y a la cumbre del Pisga, que mira hacia el desierto.
Israel derrota a Sijón
21 Israel envió embajadores a Sijón, el rey de los amorreos, para decirle:
22 «Voy a pasar por tu tierra. No iremos por los sembrados ni por las viñas, ni beberemos agua de tus pozos. Iremos por el camino principal, hasta salir de tu territorio».
23 Pero Sijón no permitió que Israel pasara por su territorio, sino que juntó a todo su ejército y salió al desierto para pelear contra Israel. Al llegar a Yahás,
24 Israel hirió a Sijón a filo de espada y se posesionó de su tierra, desde Arnón hasta Jaboc y hasta los hijos de Amón, porque la frontera de los hijos de Amón era fuerte.
25 Israel se apoderó de todas estas ciudades, y habitó en todas las ciudades de los amorreos, y en Jesbón y todas sus aldeas.
26 Jesbón era la ciudad de Sijón, el rey de los amorreos que antes había tenido guerra con el rey de Moab, y se había apoderado de toda su tierra, hasta Arnón.
27 Por eso dicen los proverbistas: «¡Vengan todos a Jesbón! ¡Que vuelva a levantarse la ciudad de Sijón!
28 Porque de Jesbón salió fuego; de la ciudad de Sijón salieron llamas que consumieron las ciudades de Moab y las señoriales alturas de Arnón.
29 «¡Ay de ti, Moab! ¡Quedaste destruido, pueblo de Quemos! Tus hijos fueron puestos en fuga, y tus hijas fueron hechas cautivas del rey Sijón de los amorreos.
30 «¡Pero nosotros devastamos su reino! Jesbón quedó en ruinas hasta Dibón, pues la destruimos hasta Nofa y Medeba».
Israel derrota a Og de Basán
31 Fue así como Israel llegó a habitar la tierra de los amorreos.
32 Además, Moisés mandó exploradores a Jazer, y se apoderaron de sus aldeas y desalojaron a los amorreos.
33 Cuando volvieron, lo hicieron por el camino de Basán; pero Og, el rey de Basán, salió con todo su ejército a combatirlos, y pelearon en Edrey.
34 Entonces el Señor le dijo a Moisés: «No le tengas miedo, porque a él y a todo su pueblo yo los pondré en tus manos, lo mismo que a su tierra, y harás con él lo mismo que hiciste con Sijón, el rey amorreo que habitaba en Jesbón».
35 Y los israelitas hirieron de muerte a Sijón y a sus hijos, y a todo su ejército. No dejaron con vida a nadie. Así se apoderaron de su tierra.
Balac manda llamar a Balaam
22
1 Los hijos de Israel partieron de allí, y acamparon en los campos de Moab, frente a Jericó, a orillas del río Jordán.
2 Y cuando Balac hijo de Sipor se dio cuenta de todo lo que Israel había hecho con los amorreos,
3 él y todos los moabitas tuvieron mucho miedo del pueblo de Israel, pues eran una gran multitud. Fue tanta la angustia de los moabitas
4 que les dijeron a los ancianos de Madián: «Esta gente va a acabar con todos nuestros contornos, del mismo modo que el buey acaba con la grama del campo». Balac hijo de Sipor era entonces el rey de Moab,
5 así que mandó llamar a Balaam hijo de Beor, que estaba en Petor, junto al río, en el territorio de los hijos de su pueblo. Los mensajeros le dijeron: «De Egipto ha salido un pueblo que cubre la faz de la tierra, y que ha venido a plantarse delante de mí.
6 Yo sé que a quien tú bendices, es bendecido, y que a quien tú maldices es maldecido. Por eso, te ruego que vengas y lo maldigas por mí, porque es un pueblo más fuerte que yo. ¡Tal vez logre yo herirlo y echarlo fuera de mi tierra!».
7 Los ancianos de Moab y de Madián fueron a ver a Balaam. Con los regalos de adivinación en la mano, le dieron el mensaje que le enviaba Balac.
8 Y Balaam les dijo: «Descansen aquí esta noche, que yo les daré la respuesta que el Señor me comunique». Y los príncipes de Moab se quedaron con Balaam.
9 Pero Dios vino y le dijo a Balaam: «¿Quiénes son estos hombres que están contigo?».
10 Balaam le respondió a Dios: «Balac hijo de Sipor, que es rey de Moab, mandó a decirme:
11 «De Egipto ha salido un pueblo que cubre la faz de la tierra. Yo te ruego que vengas y lo maldigas por mí. ¡Tal vez logre yo herirlo y echarlo fuera!».».
12 Entonces Dios le dijo a Balaam: «No vayas con ellos, ni maldigas a ese pueblo, porque es un pueblo bendito».
13 Y así, al día siguiente Balaam se levantó y les dijo a los príncipes de Balac: «Vuelvan a su tierra. El Señor no me permite ir con ustedes».
14 Los príncipes de Moab se levantaron y fueron a decirle a Balac: «Balaam no quiso venir con nosotros».
15 Una vez más, Balac envió a otros príncipes, más importantes todavía que los anteriores,
16 y éstos le dijeron a Balaam: «Así dice Balac, hijo de Sipor: «Te ruego que no dejes de venir a mí.
17 Puedes estar seguro de que yo te colmaré de riquezas, y haré todo lo que me digas. Por favor, ven y maldice por mí a este pueblo».».
18 Pero Balaam les respondió a los siervos de Balac: «Aun cuando Balac me dé su casa llena de oro y plata, yo no puedo desobedecer en lo más mínimo las órdenes del Señor.
19 Yo les ruego que descansen aquí esta noche, hasta que yo sepa qué más me dice el Señor».
20 Durante la noche, Dios vino y le dijo a Balaam: «Puesto que estos hombres han acudido a ti, levántate y vete con ellos. Pero harás sólo lo que yo te diga».
El ángel y el asna de Balaam
21 Al día siguiente, Balaam se levantó, le puso a su asna el aparejo, y se fue con los príncipes de Moab.
22 Balaam iba montado sobre su asna, y acompañado de dos criados suyos, pero en el camino la ira de Dios se encendió y su ángel salió dispuesto a obstruirle el paso.
23 Cuando el asna vio que el ángel del Señor estaba en el camino, y que en la mano tenía desenvainada la espada, se apartó del camino y se fue por el campo. Balaam azotó al asna para hacerla volver al camino,
24 pero el ángel del Señor se puso en un sendero de viñas, que de uno y otro lado tenía un cerco de piedras.
25 En cuanto el asna vio al ángel del Señor, se arrimó contra el cerco de piedras y apretó contra la pared el pie de Balaam, por lo que él volvió a azotarla.
26 Entonces el ángel del Señor avanzó un poco más y se puso en un lugar más angosto, donde ya no había manera de avanzar ni a un lado ni al otro.
27 Al ver el asna al ángel del Señor, se echó al suelo debajo de Balaam, y éste se enojó y la azotó con un palo.
28 Entonces el Señor hizo que el asna hablara, y ésta le dijo a Balaam: «¿Y yo qué te he hecho? ¿Por qué me has azotado tres veces?».
29 Y Balaam le respondió: «¡Es que te has burlado de mí! Si tuviera yo una espada en la mano, ¡ahora mismo te mataría!».
30 El asna le contestó: «Pero, Balaam, ¿acaso no soy yo tu asna? Desde que me tienes, y hasta este día, tú has montado sobre mí. ¿Acaso te he tratado así alguna vez?». Como Balaam respondió que no,
31 el Señor le abrió los ojos, y al ver Balaam que el ángel del Señor estaba en el camino y con la espada en la mano, se inclinó y se postró sobre su rostro.
32 Entonces el ángel del Señor le dijo: «¿Por qué azotaste a tu asna tres veces? Como puedes ver, yo he salido dispuesto a no dejarte seguir, porque tu camino me parece perverso.
33 En cuanto el asna me vio, tres veces se apartó de mí. Si ella no se hubiera apartado de mí, yo te habría matado a ti, y a ella la habría dejado con vida».
34 Entonces Balaam dijo al ángel del Señor: «He pecado. Y es que no sabía que tú te interponías en mi camino. Pero ya que esto te parece mal, voy a regresarme».
35 Pero el ángel del Señor le dijo: «Puedes ir con esos hombres. Pero sólo dirás lo que yo te ordene que digas». Y así, Balaam se fue con los príncipes de Balac.
36 Y cuando Balac supo que Balaam venía, salió a recibirlo a la ciudad de Moab, la cual está en los límites de Arnón, es decir, en los extremos de su territorio.
37 Allí, Balac le dijo a Balaam: «¿Acaso no mandé a llamarte? ¿Por qué no acudiste a mi llamado? ¿Crees que no puedo darte muchas riquezas?».
38 Balaam le respondió: «Pues ya estoy aquí. Pero no puedo decir nada que Dios no me ordene decir».
39 Y Balaam se fue con Balac, y se dirigieron a Quiriat Jusot.
40 Allí Balac ordenó sacrificar bueyes y ovejas, y los envió a Balaam y a los príncipes que estaban con él.
Balaam bendice a Israel
41 Al día siguiente, Balac llevó a Balaam hasta la cima de Bamot Baal, y desde allí Balaam vio la parte más extrema del pueblo.
23
1 Balaam le dijo a Balac: «Levanta aquí siete altares, y prepárame siete becerros y siete carneros».
2 Balac hizo lo que Balaam le ordenó, y Balac y Balaam ofrecieron un becerro y un carnero en cada altar.
3 Luego Balaam le dijo a Balac: «Quédate junto a tu holocausto, que yo iré a ver si el Señor quiere encontrarse conmigo. Si hay algo que él me muestre, te lo haré saber». Y Balaam se fue a un monte desolado.
4 Entonces Dios vino al encuentro de Balaam, y éste le dijo: «He ordenado levantar siete altares, y en cada altar he ofrecido un becerro y un carnero».
5 El Señor puso su palabra en labios de Balaam, y le dijo: «Regresa a donde está Balac, y dile lo que voy a decirte».
6 Balaam volvió a donde estaba Balac, y lo encontró junto a su holocausto, junto con todos los príncipes de Moab.
7 Entonces Balaam pronunció estas palabras proféticas: «Balac, el rey de Moab, me trajo de Aram; me hizo venir de los montes del oriente. Me pidió venir y maldecir a Jacob; me ordenó desearle el mal a Israel.
8 ¿Y cómo maldecir a quien Dios no maldijo? ¿Cómo condenar a quien el Señor no ha condenado?
9 Desde lo alto de las peñas puedo verlo; desde las colinas puedo observarlo. Es un pueblo que habita confiado,[h] y que las naciones no toman en cuenta.
10 ¿Quién puede contar el polvo de Jacob, o la cuarta parte del pueblo de Israel? ¡Espero morir como mueren los justos! ¡Espero tener el mismo final de ellos!».
11 Entonces Balac le dijo a Balaam: «¿Pero qué es lo que haces conmigo? Te hice venir para que maldijeras a mis enemigos, ¡y ahora resulta que los estás bendiciendo!».
12 Balaam le respondió: «¿Y acaso no tengo que decir lo que el Señor ponga en mis labios?».
13 Pero Balac insistió: «Te ruego que vengas conmigo a otro lugar, desde donde no puedas ver a todos ellos sino solamente su parte extrema. Desde allí los maldecirás por mí».
14 Y Balac llevó a Balaam al campo de Sofín, que está en la cumbre del Pisga. Allí edificó siete altares, y en cada altar ofreció un becerro y un carnero.
15 Entonces Balaam le dijo a Balac: «Quédate aquí, junto a tu holocausto, que yo iré por allí a encontrarme con Dios».
16 Entonces el Señor salió al encuentro de Balaam, y puso en sus labios su palabra. Le dijo: «Vuelve adonde está Balac, y dile lo que voy a decirte».
17 Balaam fue adonde estaba Balac, y lo encontró junto a su holocausto, acompañado de los príncipes de Moab. Y Balac le dijo: «¿Qué te dijo el Señor?».
18 Y Balaam pronunció estas palabras proféticas: «Vamos, Balac, ¡ponte de pie! ¡Escucha mis palabras, hijo de Sipor!
19 Dios no es un simple mortal para que mienta o cambie de parecer. Si él habla, ciertamente actúa; si él dice algo, lo lleva a cabo.
20 Yo he recibido la orden de bendecir; la bendición de Dios no puedo revocarla.
21 Dios no ha hallado iniquidad en Jacob, ni ha encontrado perversidad en Israel. El Señor su Dios está con ellos, y ellos lo aclaman como su rey.
22 Dios los ha sacado de Egipto con la poderosa fuerza de un búfalo.
23 Contra Jacob nada pueden las brujerías; contra Israel nada valen las artes mágicas. De Jacob, que es Israel, se dirá: ¡Miren lo que ha hecho Dios con ellos!
24 Este pueblo se levantará como un león; como león rugiente se pondrá de pie. No se echará hasta haber devorado la presa, ¡hasta saciarse con la sangre de los muertos!».
25 Pero Balac le dijo a Balaam: «Si no lo vas a maldecir, ¡tampoco lo bendigas!».
26 Y Balaam le respondió: «¿No te he dicho que yo debo decir todo lo que el Señor me diga?».
27 Balac le dijo entonces: «Yo te ruego que me acompañes a otro lugar. Tal vez desde allí Dios maldiga a Israel».
28 Y Balac llevó a Balaam a la cumbre de Pegor, desde donde se mira hacia el desierto.[i]
29 Allí Balaam le dijo a Balac: «Levanta aquí siete altares, y prepárame siete becerros y siete carneros».
30 Balac hizo lo que Balaam le ordenó, y éste ofreció un becerro y un carnero en cada altar.
24
1 Cuando Balaam se dio cuenta de que al Señor le parecía bien que él bendijera a Israel, ya no recurrió a las artes de hechicería, como lo había hecho la primera y la segunda vez, sino que dirigió la mirada hacia el desierto.
2 Al levantar la vista, pudo ver a Israel asentado por orden tribal. Entonces el espíritu de Dios vino sobre él,
3 y él pronunció estas palabras proféticas: «Así dice Balaam hijo de Beor; así dice el hombre de penetrante mirada;
4 así dice el que oye la voz de Dios, el que recibe visiones del Omnipotente, el que postrado mantiene abiertos los ojos:
5 «¡Qué hermosas son tus tiendas, Jacob! ¡Qué hermosas son tus habitaciones, Israel!
6 Expandidas, como los arroyos; como los huertos a la vera del río, como los áloes que el Señor ha plantado, como los cedros cercanos a las aguas.
7 De sus afluentes mana agua en abundancia; sus semillas estarán bien regadas. Su rey es más importante que Agag, y su reinado será enaltecido.
8 «Dios lo sacó de Egipto, y le infundió las fuerzas de un búfalo. Devorará a las naciones enemigas, les desmenuzará los huesos, y las traspasará con sus saetas.
9 Se pone al acecho, como un león; se agazapa como leona: ¿quién lo azuzará? ¡Benditos sean quienes lo bendigan! ¡Malditos sean quienes lo maldigan!».
Profecía de Balaam
10 En ese instante la ira de Balac se encendió contra Balaam, y agitando las manos le dijo: «Yo te hice venir para que maldijeras a mis enemigos, ¡y ya van tres veces que los bendices!
11 ¡Mejor lárgate a tu casa! Yo había prometido colmarte de riquezas, pero es el Señor quien te ha privado de recibirlas».
12 Balaam le respondió: «¿Acaso no se lo advertí a los mensajeros que me enviaste? Yo les dije:
13 «Aun si Balac me da su casa llena de oro y plata, yo no podré desobedecer las órdenes del Señor, ni hacer nada bueno o malo por mi propia voluntad. Yo diré sólo aquello que el Señor me ordene decir».
14 Como puedes ver, yo estoy regresando a mi pueblo. Pero ven conmigo, que voy a indicarte lo que este pueblo hará con tu pueblo en los últimos tiempos».
15 Y Balaam pronunció estas palabras proféticas: «Así dice Balaam hijo de Beor; así dice el hombre de penetrante mirada;
16 así dice el que oye la voz de Dios, el que tiene los conocimientos del Altísimo, el que recibe visiones del Omnipotente, el que postrado mantiene abiertos los ojos:
17 «Yo lo veré, pero no en este momento; lo contemplaré, pero no de cerca. De Jacob saldrá una estrella; un cetro surgirá en Israel, que herirá a Moab en las sienes y descalabrará a todos los hijos de Set.
18 Edom será conquistado; también Seir será tomado por sus enemigos. Pero Israel realizará grandes proezas.
19 De Jacob saldrá un conquistador, y acabará con los que aún queden en la ciudad».
20 Luego, Balaam se fijó en Amalec, y pronunció estas palabras proféticas: «Amalec es una nación importante, pero al final desaparecerá para siempre».
21 Al ver a los quenitas, Balaam pronunció estas palabras proféticas: «Tú habitas en un lugar seguro; has construido tu nido en la roca.
22 Con todo, quenita, serás echado al fuego, y Asiria te llevará cautivo».
23 Y Balaam pronunció también estas palabras proféticas: «¡Ay!, ¿quién podrá seguir con vida cuando Dios se decida a actuar?
24 De las costas de Quitín vendrán naves que afligirán a Asiria, lo mismo que a Éber, pues también ellos perecerán para siempre».
25 Dicho esto, Balaam se fue de allí y volvió al lugar de donde había venido, y también Balac se fue por su camino.
Israel acude a Baal-peor
25
1 Moraba Israel en Sitim; y el pueblo empezó a fornicar con las hijas de Moab,
2 las cuales invitaban al pueblo a los sacrificios de sus dioses; y el pueblo comió, y se inclinó a sus dioses.
3 Así acudió el pueblo a Baal-peor; y el furor de Jehová se encendió contra Israel.
4 Y Jehová dijo a Moisés: Toma a todos los príncipes del pueblo, y ahórcalos ante Jehová delante del sol, y el ardor de la ira de Jehová se apartará de Israel.
5 Entonces Moisés dijo a los jueces de Israel: Matad cada uno a aquellos de los vuestros que se han juntado con Baal-peor.
6 Y he aquí un varón de los hijos de Israel vino y trajo una madianita a sus hermanos, a ojos de Moisés y de toda la congregación de los hijos de Israel, mientras lloraban ellos a la puerta del tabernáculo de reunión.
7 Y lo vio Finees hijo de Eleazar, hijo del sacerdote Aarón, y se levantó de en medio de la congregación, y tomó una lanza en su mano;
8 y fue tras el varón de Israel a la tienda, y los alanceó a ambos, al varón de Israel, y a la mujer por su vientre. Y cesó la mortandad de los hijos de Israel.
9 Y murieron de aquella mortandad veinticuatro mil.
10 Entonces Jehová habló a Moisés, diciendo:
11 Finees hijo de Eleazar, hijo del sacerdote Aarón, ha hecho apartar mi furor de los hijos de Israel, llevado de celo entre ellos; por lo cual yo no he consumido en mi celo a los hijos de Israel.
12 Por tanto diles: He aquí yo establezco mi pacto de paz con él;
13 y tendrá él, y su descendencia después de él, el pacto del sacerdocio perpetuo, por cuanto tuvo celo por su Dios e hizo expiación por los hijos de Israel.
14 Y el nombre del varón que fue muerto con la madianita era Zimri hijo de Salu, jefe de una familia de la tribu de Simeón.
15 Y el nombre de la mujer madianita muerta era Cozbi hija de Zur, príncipe de pueblos, padre de familia en Madián.
16 Y Jehová habló a Moisés, diciendo:
17 Hostigad a los madianitas, y heridlos,
18 por cuanto ellos os afligieron a vosotros con sus ardides con que os han engañado en lo tocante a Baal-peor, y en lo tocante a Cozbi hija del príncipe de Madián, su hermana, la cual fue muerta el día de la mortandad por causa de Baal-peor.
Censo del pueblo en Moab
26
1 Aconteció después de la mortandad, que Jehová habló a Moisés y a Eleazar hijo del sacerdote Aarón, diciendo:
2 Tomad el censo de toda la congregación de los hijos de Israel, de veinte años arriba, por las casas de sus padres, todos los que pueden salir a la guerra en Israel.
3 Y Moisés y el sacerdote Eleazar hablaron con ellos en los campos de Moab, junto al Jordán frente a Jericó, diciendo:
4 Contaréis el pueblo de veinte años arriba, como mandó Jehová a Moisés y a los hijos de Israel que habían salido de tierra de Egipto.
5 Rubén, primogénito de Israel; los hijos de Rubén: de Enoc, la familia de los enoquitas; de Falú, la familia de los faluitas;
6 de Hezrón, la familia de los hezronitas; de Carmi, la familia de los carmitas.
7 Estas son las familias de los rubenitas; y fueron contados de ellas cuarenta y tres mil setecientos treinta.
8 Los hijos de Falú: Eliab.
9 Y los hijos de Eliab: Nemuel, Datán y Abiram. Estos Datán y Abiram fueron los del consejo de la congregación, que se rebelaron contra Moisés y Aarón con el grupo de Coré, cuando se rebelaron contra Jehová;
10 y la tierra abrió su boca y los tragó a ellos y a Coré, cuando aquel grupo murió, cuando consumió el fuego a doscientos cincuenta varones, para servir de escarmiento.
11 Mas los hijos de Coré no murieron.
12 Los hijos de Simeón por sus familias: de Nemuel, la familia de los nemuelitas; de Jamín, la familia de los jaminitas; de Jaquín, la familia de los jaquinitas;
13 de Zera, la familia de los zeraítas; de Saúl, la familia de los saulitas.
14 Estas son las familias de los simeonitas, veintidós mil doscientos.
15 Los hijos de Gad por sus familias: de Zefón, la familia de los zefonitas; de Hagui, la familia de los haguitas; de Suni, la familia de los sunitas;
16 de Ozni, la familia de los oznitas; de Eri, la familia de los eritas;
17 de Arod, la familia de los aroditas; de Areli, la familia de los arelitas.
18 Estas son las familias de Gad; y fueron contados de ellas cuarenta mil quinientos.
19 Los hijos de Judá: Er y Onán; y Er y Onán murieron en la tierra de Canaán.
20 Y fueron los hijos de Judá por sus familias: de Sela, la familia de los selaítas; de Fares, la familia de los faresitas; de Zera, la familia de los zeraítas.
21 Y fueron los hijos de Fares: de Hezrón, la familia de los hezronitas; de Hamul, la familia de los hamulitas.
22 Estas son las familias de Judá, y fueron contados de ellas setenta y seis mil quinientos.
23 Los hijos de Isacar por sus familias; de Tola, la familia de los tolaítas; de Fúa, la familia de los funitas;
24 de Jasub, la familia de los jasubitas; de Simrón, la familia de los simronitas.
25 Estas son las familias de Isacar, y fueron contados de ellas sesenta y cuatro mil trescientos.
26 Los hijos de Zabulón por sus familias: de Sered, la familia de los sereditas; de Elón, la familia de los elonitas; de Jahleel, la familia de los jahleelitas.
27 Estas son las familias de los zabulonitas, y fueron contados de ellas sesenta mil quinientos.
28 Los hijos de José por sus familias: Manasés y Efraín.
29 Los hijos de Manasés: de Maquir, la familia de los maquiritas; y Maquir engendró a Galaad; de Galaad, la familia de los galaaditas.
30 Estos son los hijos de Galaad: de Jezer, la familia de los jezeritas; de Helec, la familia de los helequitas;
31 de Asriel, la familia de los asrielitas; de Siquem, la familia de los siquemitas;
32 de Semida, la familia de los semidaítas; de Hefer, la familia de los heferitas.
33 Y Zelofehad hijo de Hefer no tuvo hijos sino hijas; y los nombres de las hijas de Zelofehad fueron Maala, Noa, Hogla, Milca y Tirsa.
34 Estas son las familias de Manasés; y fueron contados de ellas cincuenta y dos mil setecientos.
35 Estos son los hijos de Efraín por sus familias: de Sutela, la familia de los sutelaítas; de Bequer, la familia de los bequeritas; de Tahán, la familia de los tahanitas.
36 Y estos son los hijos de Sutela: de Erán, la familia de los eranitas.
37 Estas son las familias de los hijos de Efraín; y fueron contados de ellas treinta y dos mil quinientos. Estos son los hijos de José por sus familias.
38 Los hijos de Benjamín por sus familias: de Bela, la familia de los belaítas; de Asbel, la familia de los asbelitas; de Ahiram, la familia de los ahiramitas;
39 de Sufam, la familia de los sufamitas; de Hufam, la familia de los hufamitas.
40 Y los hijos de Bela fueron Ard y Naamán: de Ard, la familia de los arditas; de Naamán, la familia de los naamitas.
41 Estos son los hijos de Benjamín por sus familias; y fueron contados de ellos cuarenta y cinco mil seiscientos.
42 Estos son los hijos de Dan por sus familias: de Súham, la familia de los suhamitas. Estas son las familias de Dan por sus familias.
43 De las familias de los suhamitas fueron contados sesenta y cuatro mil cuatrocientos.
44 Los hijos de Aser por sus familias: de Imna, la familia de los imnitas; de Isúi, la familia de los isuitas; de Bería, la familia de los beriaítas.
45 Los hijos de Bería: de Heber, la familia de los heberitas; de Malquiel, la familia de los malquielitas.
46 Y el nombre de la hija de Aser fue Sera.
47 Estas son las familias de los hijos de Aser; y fueron contados de ellas cincuenta y tres mil cuatrocientos.
48 Los hijos de Neftalí, por sus familias: de Jahzeel, la familia de los jahzeelitas; de Guni, la familia de los gunitas;
49 de Jezer, la familia de los jezeritas; de Silem, la familia de los silemitas.
50 Estas son las familias de Neftalí por sus familias; y fueron contados de ellas cuarenta y cinco mil cuatrocientos.
51 Estos son los contados de los hijos de Israel, seiscientos un mil setecientos treinta.
Orden para la repartición de la tierra
52 Y habló Jehová a Moisés, diciendo:
53 A éstos se repartirá la tierra en heredad, por la cuenta de los nombres.
54 A los más darás mayor heredad, y a los menos menor; y a cada uno se le dará su heredad conforme a sus contados.
55 Pero la tierra será repartida por suerte; y por los nombres de las tribus de sus padres heredarán.
56 Conforme a la suerte será repartida su heredad entre el grande y el pequeño.
Censo de la tribu de Leví
57 Los contados de los levitas por sus familias son estos: de Gersón, la familia de los gersonitas; de Coat, la familia de los coatitas; de Merari, la familia de los meraritas.
58 Estas son las familias de los levitas: la familia de los libnitas, la familia de los hebronitas, la familia de los mahlitas, la familia de los musitas, la familia de los coreítas. Y Coat engendró a Amram.
59 La mujer de Amram se llamó Jocabed, hija de Leví, que le nació a Leví en Egipto; ésta dio a luz de Amram a Aarón y a Moisés, y a María su hermana.
60 Y a Aarón le nacieron Nadab, Abiú, Eleazar e Itamar.
61 Pero Nadab y Abiú murieron cuando ofrecieron fuego extraño delante de Jehová.
62 De los levitas fueron contados veintitrés mil, todos varones de un mes arriba; porque no fueron contados entre los hijos de Israel, por cuanto no les había de ser dada heredad entre los hijos de Israel.
Caleb y Josué sobreviven
63 Estos son los contados por Moisés y el sacerdote Eleazar, los cuales contaron los hijos de Israel en los campos de Moab, junto al Jordán frente a Jericó.
64 Y entre éstos ninguno hubo de los contados por Moisés y el sacerdote Aarón, quienes contaron a los hijos de Israel en el desierto de Sinaí.
65 Porque Jehová había dicho de ellos: Morirán en el desierto; y no quedó varón de ellos, sino Caleb hijo de Jefone y Josué hijo de Nun.
Petición de las hijas de Zelofehad
27
1 Vinieron las hijas de Zelofehad hijo de Hefer, hijo de Galaad, hijo de Maquir, hijo de Manasés, de las familias de Manasés hijo de José, los nombres de las cuales eran Maala, Noa, Hogla, Milca y Tirsa;
2 y se presentaron delante de Moisés y delante del sacerdote Eleazar, y delante de los príncipes y de toda la congregación, a la puerta del tabernáculo de reunión, y dijeron:
3 Nuestro padre murió en el desierto; y él no estuvo en la compañía de los que se juntaron contra Jehová en el grupo de Coré, sino que en su propio pecado murió, y no tuvo hijos.
4 ¿Por qué será quitado el nombre de nuestro padre de entre su familia, por no haber tenido hijo? Danos heredad entre los hermanos de nuestro padre.
5 Y Moisés llevó su causa delante de Jehová.
6 Y Jehová respondió a Moisés, diciendo:
7 Bien dicen las hijas de Zelofehad; les darás la posesión de una heredad entre los hermanos de su padre, y traspasarás la heredad de su padre a ellas.
8 Y a los hijos de Israel hablarás, diciendo: Cuando alguno muriere sin hijos, traspasaréis su herencia a su hija.
9 Si no tuviere hija, daréis su herencia a sus hermanos;
10 y si no tuviere hermanos, daréis su herencia a los hermanos de su padre.
11 Y si su padre no tuviere hermanos, daréis su herencia a su pariente más cercano de su linaje, y de éste será; y para los hijos de Israel esto será por estatuto de derecho, como Jehová mandó a Moisés.
Josué es designado como sucesor de Moisés
12 Jehová dijo a Moisés: Sube a este monte Abarim, y verás la tierra que he dado a los hijos de Israel.
13 Y después que la hayas visto, tú también serás reunido a tu pueblo, como fue reunido tu hermano Aarón.
14 Pues fuisteis rebeldes a mi mandato en el desierto de Zin, en la rencilla de la congregación, no santificándome en las aguas a ojos de ellos. Estas son las aguas de la rencilla de Cades en el desierto de Zin.
15 Entonces respondió Moisés a Jehová, diciendo:
16 Ponga Jehová, Dios de los espíritus de toda carne, un varón sobre la congregación,
17 que salga delante de ellos y que entre delante de ellos, que los saque y los introduzca, para que la congregación de Jehová no sea como ovejas sin pastor.
18 Y Jehová dijo a Moisés: Toma a Josué hijo de Nun, varón en el cual hay espíritu, y pondrás tu mano sobre él;
19 y lo pondrás delante del sacerdote Eleazar, y delante de toda la congregación; y le darás el cargo en presencia de ellos.
20 Y pondrás de tu dignidad sobre él, para que toda la congregación de los hijos de Israel le obedezca.
21 El se pondrá delante del sacerdote Eleazar, y le consultará por el juicio del Urim delante de Jehová; por el dicho de él saldrán, y por el dicho de él entrarán, él y todos los hijos de Israel con él, y toda la congregación.
22 Y Moisés hizo como Jehová le había mandado, pues tomó a Josué y lo puso delante del sacerdote Eleazar, y de toda la congregación;
23 y puso sobre él sus manos, y le dio el cargo, como Jehová había mandado por mano de Moisés.
Las ofrendas diarias
(Ex. 29.38-46).
28
1 Habló Jehová a Moisés, diciendo:
2 Manda a los hijos de Israel, y diles: Mi ofrenda, mi pan con mis ofrendas encendidas en olor grato a mí, guardaréis, ofreciéndomelo a su tiempo.
3 Y les dirás: Esta es la ofrenda encendida que ofreceréis a Jehová: dos corderos sin tacha de un año, cada día, será el holocausto continuo.
4 Un cordero ofrecerás por la mañana, y el otro cordero ofrecerás a la caída de la tarde;
5 y la décima parte de un efa de flor de harina, amasada con un cuarto de un hin de aceite de olivas machacadas, en ofrenda.
6 Es holocausto continuo, que fue ordenado en el monte Sinaí para olor grato, ofrenda encendida a Jehová.
7 Y su libación, la cuarta parte de un hin con cada cordero; derramarás libación de vino superior ante Jehová en el santuario.
8 Y ofrecerás el segundo cordero a la caída de la tarde; conforme a la ofrenda de la mañana y conforme a su libación ofrecerás, ofrenda encendida en olor grato a Jehová.
Ofrendas mensuales y del día de reposo
9 Mas el día de reposo,[j] dos corderos de un año sin defecto, y dos décimas de flor de harina amasada con aceite, como ofrenda, con su libación.
10 Es el holocausto de cada día de reposo,[k] además del holocausto continuo y su libación.
11 Al comienzo de vuestros meses ofreceréis en holocausto a Jehová dos becerros de la vacada, un carnero, y siete corderos de un año sin defecto;
12 y tres décimas de flor de harina amasada con aceite, como ofrenda con cada becerro; y dos décimas de flor de harina amasada con aceite, como ofrenda con cada carnero;
13 y una décima de flor de harina amasada con aceite, en ofrenda que se ofrecerá con cada cordero; holocausto de olor grato, ofrenda encendida a Jehová.
14 Y sus libaciones de vino, medio hin con cada becerro, y la tercera parte de un hin con cada carnero, y la cuarta parte de un hin con cada cordero. Este es el holocausto de cada mes por todos los meses del año.
15 Y un macho cabrío en expiación se ofrecerá a Jehová, además del holocausto continuo con su libación.
Ofrendas de las fiestas solemnes
(Lv. 23.1-44).
16 Pero en el mes primero, a los catorce días del mes, será la pascua de Jehová.
17 Y a los quince días de este mes, la fiesta solemne; por siete días se comerán panes sin levadura.
18 El primer día será santa convocación; ninguna obra de siervos haréis.
19 Y ofreceréis como ofrenda encendida en holocausto a Jehová, dos becerros de la vacada, y un carnero, y siete corderos de un año; serán sin defecto.
20 Y su ofrenda de harina amasada con aceite: tres décimas con cada becerro, y dos décimas con cada carnero;
21 y con cada uno de los siete corderos ofreceréis una décima.
22 Y un macho cabrío por expiación, para reconciliaros.
23 Esto ofreceréis además del holocausto de la mañana, que es el holocausto continuo.
24 Conforme a esto ofreceréis cada uno de los siete días, vianda y ofrenda encendida en olor grato a Jehová; se ofrecerá además del holocausto continuo, con su libación.
25 Y el séptimo día tendréis santa convocación; ninguna obra de siervos haréis.
26 Además, el día de las primicias, cuando presentéis ofrenda nueva a Jehová en vuestras semanas, tendréis santa convocación; ninguna obra de siervos haréis.
27 Y ofreceréis en holocausto, en olor grato a Jehová, dos becerros de la vacada, un carnero, siete corderos de un año;
28 y la ofrenda de ellos, flor de harina amasada con aceite, tres décimas con cada becerro, dos décimas con cada carnero,
29 y con cada uno de los siete corderos una décima;
30 y un macho cabrío para hacer expiación por vosotros.
31 Los ofreceréis, además del holocausto continuo con sus ofrendas, y sus libaciones; serán sin defecto.
29
1 En el séptimo mes, el primero del mes, tendréis santa convocación; ninguna obra de siervos haréis; os será día de sonar las trompetas.
2 Y ofreceréis holocausto en olor grato a Jehová, un becerro de la vacada, un carnero, siete corderos de un año sin defecto;
3 y la ofrenda de ellos, de flor de harina amasada con aceite, tres décimas de efa con cada becerro, dos décimas con cada carnero,
4 y con cada uno de los siete corderos, una décima;
5 y un macho cabrío por expiación, para reconciliaros,
6 además del holocausto del mes y su ofrenda, y el holocausto continuo y su ofrenda, y sus libaciones conforme a su ley, como ofrenda encendida a Jehová en olor grato.
7 En el diez de este mes séptimo tendréis santa convocación, y afligiréis vuestras almas; ninguna obra haréis;
8 y ofreceréis en holocausto a Jehová en olor grato, un becerro de la vacada, un carnero, y siete corderos de un año; serán sin defecto.
9 Y sus ofrendas, flor de harina amasada con aceite, tres décimas de efa con cada becerro, dos décimas con cada carnero,
10 y con cada uno de los siete corderos, una décima;
11 y un macho cabrío por expiación; además de la ofrenda de las expiaciones por el pecado, y del holocausto continuo y de sus ofrendas y de sus libaciones.
12 También a los quince días del mes séptimo tendréis santa convocación; ninguna obra de siervos haréis, y celebraréis fiesta solemne a Jehová por siete días.
13 Y ofreceréis en holocausto, en ofrenda encendida a Jehová en olor grato, trece becerros de la vacada, dos carneros, y catorce corderos de un año; han de ser sin defecto.
14 Y las ofrendas de ellos, de flor de harina amasada con aceite, tres décimas de efa con cada uno de los trece becerros, dos décimas con cada uno de los dos carneros,
15 y con cada uno de los catorce corderos, una décima;
16 y un macho cabrío por expiación, además del holocausto continuo, su ofrenda y su libación.
17 El segundo día, doce becerros de la vacada, dos carneros, catorce corderos de un año sin defecto,
18 y sus ofrendas y sus libaciones con los becerros, con los carneros y con los corderos, según el número de ellos, conforme a la ley;
19 y un macho cabrío por expiación; además del holocausto continuo, y su ofrenda y su libación.
20 El día tercero, once becerros, dos carneros, catorce corderos de un año sin defecto;
21 y sus ofrendas y sus libaciones con los becerros, con los carneros y con los corderos, según el número de ellos, conforme a la ley;
22 y un macho cabrío por expiación, además del holocausto continuo, y su ofrenda y su libación.
23 El cuarto día, diez becerros, dos carneros, catorce corderos de un año sin defecto;
24 sus ofrendas y sus libaciones con los becerros, con los carneros y con los corderos, según el número de ellos, conforme a la ley;
25 y un macho cabrío por expiación; además del holocausto continuo, su ofrenda y su libación.
26 El quinto día, nueve becerros, dos carneros, catorce corderos de un año sin defecto;
27 y sus ofrendas y sus libaciones con los becerros, con los carneros y con los corderos, según el número de ellos, conforme a la ley;
28 y un macho cabrío por expiación, además del holocausto continuo, su ofrenda y su libación.
29 El sexto día, ocho becerros, dos carneros, catorce corderos de un año sin defecto;
30 y sus ofrendas y sus libaciones con los becerros, con los carneros y con los corderos, según el número de ellos, conforme a la ley;
31 y un macho cabrío por expiación, además del holocausto continuo, su ofrenda y su libación.
32 El séptimo día, siete becerros, dos carneros, catorce corderos de un año sin defecto;
33 y sus ofrendas y sus libaciones con los becerros, con los carneros y con los corderos, según el número de ellos, conforme a la ley;
34 y un macho cabrío por expiación, además del holocausto continuo, con su ofrenda y su libación.
35 El octavo día tendréis solemnidad; ninguna obra de siervos haréis.
36 Y ofreceréis en holocausto, en ofrenda encendida de olor grato a Jehová, un becerro, un carnero, siete corderos de un año sin defecto;
37 sus ofrendas y sus libaciones con el becerro, con el carnero y con los corderos, según el número de ellos, conforme a la ley;
38 y un macho cabrío por expiación, además del holocausto continuo, con su ofrenda y su libación.
39 Estas cosas ofreceréis a Jehová en vuestras fiestas solemnes, además de vuestros votos, y de vuestras ofrendas voluntarias, para vuestros holocaustos, y para vuestras ofrendas, y para vuestras libaciones, y para vuestras ofrendas de paz.
40 Y Moisés dijo a los hijos de Israel conforme a todo lo que Jehová le había mandado.
Ley de los votos
30
1 Habló Moisés a los príncipes de las tribus de los hijos de Israel, diciendo: Esto es lo que Jehová ha mandado.
2 Cuando alguno hiciere voto a Jehová, o hiciere juramento ligando su alma con obligación, no quebrantará su palabra; hará conforme a todo lo que salió de su boca.
3 Mas la mujer, cuando hiciere voto a Jehová, y se ligare con obligación en casa de su padre, en su juventud;
4 si su padre oyere su voto, y la obligación con que ligó su alma, y su padre callare a ello, todos los votos de ella serán firmes, y toda obligación con que hubiere ligado su alma, firme será.
5 Mas si su padre le vedare el día que oyere todos sus votos y sus obligaciones con que ella hubiere ligado su alma, no serán firmes; y Jehová la perdonará, por cuanto su padre se lo vedó.
6 Pero si fuere casada e hiciere votos, o pronunciare de sus labios cosa con que obligue su alma;
7 si su marido lo oyere, y cuando lo oyere callare a ello, los votos de ella serán firmes, y la obligación con que ligó su alma, firme será.
8 Pero si cuando su marido lo oyó, le vedó, entonces el voto que ella hizo, y lo que pronunció de sus labios con que ligó su alma, será nulo; y Jehová la perdonará.
9 Pero todo voto de viuda o repudiada, con que ligare su alma, será firme.
10 Y si hubiere hecho voto en casa de su marido, y hubiere ligado su alma con obligación de juramento,
11 si su marido oyó, y calló a ello y no le vedó, entonces todos sus votos serán firmes, y toda obligación con que hubiere ligado su alma, firme será.
12 Mas si su marido los anuló el día que los oyó, todo lo que salió de sus labios cuanto a sus votos, y cuanto a la obligación de su alma, será nulo; su marido los anuló, y Jehová la perdonará.
13 Todo voto, y todo juramento obligándose a afligir el alma, su marido lo confirmará, o su marido lo anulará.
14 Pero si su marido callare a ello de día en día, entonces confirmó todos sus votos, y todas las obligaciones que están sobre ella; los confirmó, por cuanto calló a ello el día que lo oyó.
15 Mas si los anulare después de haberlos oído, entonces él llevará el pecado de ella.
16 Estas son las ordenanzas que Jehová mandó a Moisés entre el varón y su mujer, y entre el padre y su hija durante su juventud en casa de su padre.
Venganza de Israel contra Madián
31
1 Jehová habló a Moisés, diciendo:
2 Haz la venganza de los hijos de Israel contra los madianitas; después serás recogido a tu pueblo.
3 Entonces Moisés habló al pueblo, diciendo: Armaos algunos de vosotros para la guerra, y vayan contra Madián y hagan la venganza de Jehová en Madián.
4 Mil de cada tribu de todas las tribus de los hijos de Israel, enviaréis a la guerra.
5 Así fueron dados de los millares de Israel, mil por cada tribu, doce mil en pie de guerra.
6 Y Moisés los envió a la guerra; mil de cada tribu envió; y Finees hijo del sacerdote Eleazar fue a la guerra con los vasos del santuario, y con las trompetas en su mano para tocar.
7 Y pelearon contra Madián, como Jehová lo mandó a Moisés, y mataron a todo varón.
8 Mataron también, entre los muertos de ellos, a los reyes de Madián, Evi, Requem, Zur, Hur y Reba, cinco reyes de Madián; también a Balaam hijo de Beor mataron a espada.
9 Y los hijos de Israel llevaron cautivas a las mujeres de los madianitas, a sus niños, y todas sus bestias y todos sus ganados; y arrebataron todos sus bienes,
10 e incendiaron todas sus ciudades, aldeas y habitaciones.
11 Y tomaron todo el despojo, y todo el botín, así de hombres como de bestias.
12 Y trajeron a Moisés y al sacerdote Eleazar, y a la congregación de los hijos de Israel, los cautivos y el botín y los despojos al campamento, en los llanos de Moab, que están junto al Jordán frente a Jericó.
13 Y salieron Moisés y el sacerdote Eleazar, y todos los príncipes de la congregación, a recibirlos fuera del campamento.
14 Y se enojó Moisés contra los capitanes del ejército, contra los jefes de millares y de centenas que volvían de la guerra,
15 y les dijo Moisés: ¿Por qué habéis dejado con vida a todas las mujeres?
16 He aquí, por consejo de Balaam ellas fueron causa de que los hijos de Israel prevaricasen contra Jehová en lo tocante a Baal-peor, por lo que hubo mortandad en la congregación de Jehová.
17 Matad, pues, ahora a todos los varones de entre los niños; matad también a toda mujer que haya conocido varón carnalmente.
18 Pero a todas las niñas entre las mujeres, que no hayan conocido varón, las dejaréis con vida.
19 Y vosotros, cualquiera que haya dado muerte a persona, y cualquiera que haya tocado muerto, permaneced fuera del campamento siete días, y os purificaréis al tercer día y al séptimo, vosotros y vuestros cautivos.
20 Asimismo purificaréis todo vestido, y toda prenda de pieles, y toda obra de pelo de cabra, y todo utensilio de madera.
Repartición del botín
21 Y el sacerdote Eleazar dijo a los hombres de guerra que venían de la guerra: Esta es la ordenanza de la ley que Jehová ha mandado a Moisés:
22 Ciertamente el oro y la plata, el bronce, hierro, estaño y plomo,
23 todo lo que resiste el fuego, por fuego lo haréis pasar, y será limpio, bien que en las aguas de purificación habrá de purificarse; y haréis pasar por agua todo lo que no resiste el fuego.
24 Además lavaréis vuestros vestidos el séptimo día, y así seréis limpios; y después entraréis en el campamento.
25 Y Jehová habló a Moisés, diciendo:
26 Toma la cuenta del botín que se ha hecho, así de las personas como de las bestias, tú y el sacerdote Eleazar, y los jefes de los padres de la congregación;
27 y partirás por mitades el botín entre los que pelearon, los que salieron a la guerra, y toda la congregación.
28 Y apartarás para Jehová el tributo de los hombres de guerra que salieron a la guerra; de quinientos, uno, así de las personas como de los bueyes, de los asnos y de las ovejas.
29 De la mitad de ellos lo tomarás; y darás al sacerdote Eleazar la ofrenda de Jehová.
30 Y de la mitad perteneciente a los hijos de Israel tomarás uno de cada cincuenta de las personas, de los bueyes, de los asnos, de las ovejas y de todo animal, y los darás a los levitas, que tienen la guarda del tabernáculo de Jehová.
31 E hicieron Moisés y el sacerdote Eleazar como Jehová mandó a Moisés.
32 Y fue el botín, el resto del botín que tomaron los hombres de guerra, seiscientas setenta y cinco mil ovejas,
33 setenta y dos mil bueyes,
34 y sesenta y un mil asnos.
35 En cuanto a personas, de mujeres que no habían conocido varón, eran por todas treinta y dos mil.
36 Y la mitad, la parte de los que habían salido a la guerra, fue el número de trescientas treinta y siete mil quinientas ovejas;
37 y el tributo de las ovejas para Jehová fue seiscientas setenta y cinco.
38 De los bueyes, treinta y seis mil; y de ellos el tributo para Jehová, setenta y dos.
39 De los asnos, treinta mil quinientos; y de ellos el tributo para Jehová, sesenta y uno.
40 Y de las personas, dieciséis mil; y de ellas el tributo para Jehová, treinta y dos personas.
41 Y dio Moisés el tributo, para ofrenda elevada a Jehová, al sacerdote Eleazar, como Jehová lo mandó a Moisés.
42 Y de la mitad para los hijos de Israel, que apartó Moisés de los hombres que habían ido a la guerra
43 (la mitad para la congregación fue: de las ovejas, trescientas treinta y siete mil quinientas;
44 de los bueyes, treinta y seis mil;
45 de los asnos, treinta mil quinientos;
46 y de las personas, dieciséis mil);
47 de la mitad, pues, para los hijos de Israel, tomó Moisés uno de cada cincuenta, así de las personas como de los animales, y los dio a los levitas, que tenían la guarda del tabernáculo de Jehová, como Jehová lo había mandado a Moisés.
48 Vinieron a Moisés los jefes de los millares de aquel ejército, los jefes de millares y de centenas,
49 y dijeron a Moisés: Tus siervos han tomado razón de los hombres de guerra que están en nuestro poder, y ninguno ha faltado de nosotros.
50 Por lo cual hemos ofrecido a Jehová ofrenda, cada uno de lo que ha hallado, alhajas de oro, brazaletes, manillas, anillos, zarcillos y cadenas, para hacer expiación por nuestras almas delante de Jehová.
51 Y Moisés y el sacerdote Eleazar recibieron el oro de ellos, alhajas, todas elaboradas.
52 Y todo el oro de la ofrenda que ofrecieron a Jehová los jefes de millares y de centenas fue dieciséis mil setecientos cincuenta siclos.
53 Los hombres del ejército habían tomado botín cada uno para sí.
54 Recibieron, pues, Moisés y el sacerdote Eleazar el oro de los jefes de millares y de centenas, y lo trajeron al tabernáculo de reunión, por memoria de los hijos de Israel delante de Jehová.
Rubén y Gad se establecen al oriente del Jordán
(Dt. 3.12-22).
32
1 Los hijos de Rubén y los hijos de Gad tenían una muy inmensa muchedumbre de ganado; y vieron la tierra de Jazer y de Galaad, y les pareció el país lugar de ganado.
2 Vinieron, pues, los hijos de Gad y los hijos de Rubén, y hablaron a Moisés y al sacerdote Eleazar, y a los príncipes de la congregación, diciendo:
3 Atarot, Dibón, Jazer, Nimra, Hesbón, Eleale, Sebam, Nebo y Beón,
4 la tierra que Jehová hirió delante de la congregación de Israel, es tierra de ganado, y tus siervos tienen ganado.
5 Por tanto, dijeron, si hallamos gracia en tus ojos, dése esta tierra a tus siervos en heredad, y no nos hagas pasar el Jordán.
6 Y respondió Moisés a los hijos de Gad y a los hijos de Rubén: ¿Irán vuestros hermanos a la guerra, y vosotros os quedaréis aquí?
7 ¿Y por qué desanimáis a los hijos de Israel, para que no pasen a la tierra que les ha dado Jehová?
8 Así hicieron vuestros padres, cuando los envié desde Cades-barnea para que viesen la tierra.
9 Subieron hasta el torrente de Escol, y después que vieron la tierra, desalentaron a los hijos de Israel para que no viniesen a la tierra que Jehová les había dado.
10 Y la ira de Jehová se encendió entonces, y juró diciendo:
11 No verán los varones que subieron de Egipto de veinte años arriba, la tierra que prometí con juramento a Abraham, Isaac y Jacob, por cuanto no fueron perfectos en pos de mí;
12 excepto Caleb hijo de Jefone cenezeo, y Josué hijo de Nun, que fueron perfectos en pos de Jehová.
13 Y la ira de Jehová se encendió contra Israel, y los hizo andar errantes cuarenta años por el desierto, hasta que fue acabada toda aquella generación que había hecho mal delante de Jehová.
14 Y he aquí, vosotros habéis sucedido en lugar de vuestros padres, prole de hombres pecadores, para añadir aún a la ira de Jehová contra Israel.
15 Si os volviereis de en pos de él, él volverá otra vez a dejaros en el desierto, y destruiréis a todo este pueblo.
16 Entonces ellos vinieron a Moisés y dijeron: Edificaremos aquí majadas para nuestro ganado, y ciudades para nuestros niños;
17 y nosotros nos armaremos, e iremos con diligencia delante de los hijos de Israel, hasta que los metamos en su lugar; y nuestros niños quedarán en ciudades fortificadas a causa de los moradores del país.
18 No volveremos a nuestras casas hasta que los hijos de Israel posean cada uno su heredad.
19 Porque no tomaremos heredad con ellos al otro lado del Jordán ni adelante, por cuanto tendremos ya nuestra heredad a este otro lado del Jordán al oriente.
20 Entonces les respondió Moisés: Si lo hacéis así, si os disponéis para ir delante de Jehová a la guerra,
21 y todos vosotros pasáis armados el Jordán delante de Jehová, hasta que haya echado a sus enemigos de delante de sí,
22 y sea el país sojuzgado delante de Jehová; luego volveréis, y seréis libres de culpa para con Jehová, y para con Israel; y esta tierra será vuestra en heredad delante de Jehová.
23 Mas si así no lo hacéis, he aquí habréis pecado ante Jehová; y sabed que vuestro pecado os alcanzará.
24 Edificaos ciudades para vuestros niños, y majadas para vuestras ovejas, y haced lo que ha declarado vuestra boca.
25 Y hablaron los hijos de Gad y los hijos de Rubén a Moisés, diciendo: Tus siervos harán como mi señor ha mandado.
26 Nuestros niños, nuestras mujeres, nuestros ganados y todas nuestras bestias, estarán ahí en las ciudades de Galaad;
27 y tus siervos, armados todos para la guerra, pasarán delante de Jehová a la guerra, de la manera que mi señor dice.
28 Entonces les encomendó Moisés al sacerdote Eleazar, y a Josué hijo de Nun, y a los príncipes de los padres de las tribus de los hijos de Israel.
29 Y les dijo Moisés: Si los hijos de Gad y los hijos de Rubén pasan con vosotros el Jordán, armados todos para la guerra delante de Jehová, luego que el país sea sojuzgado delante de vosotros, les daréis la tierra de Galaad en posesión;
30 mas si no pasan armados con vosotros, entonces tendrán posesión entre vosotros, en la tierra de Canaán.
31 Y los hijos de Gad y los hijos de Rubén respondieron diciendo: Haremos lo que Jehová ha dicho a tus siervos.
32 Nosotros pasaremos armados delante de Jehová a la tierra de Canaán, y la posesión de nuestra heredad será a este lado del Jordán.
33 Así Moisés dio a los hijos de Gad, a los hijos de Rubén, y a la media tribu de Manasés hijo de José, el reino de Sehón rey amorreo y el reino de Og rey de Basán, la tierra con sus ciudades y sus territorios, las ciudades del país alrededor.
34 Y los hijos de Gad edificaron Dibón, Atarot, Aroer,
35 Atarot-sofán, Jazer, Jogbeha,
36 Bet-nimra y Bet-arán, ciudades fortificadas; hicieron también majadas para ovejas.
37 Y los hijos de Rubén edificaron Hesbón, Eleale, Quiriataim,
38 Nebo, Baal-meón (mudados los nombres) y Sibma; y pusieron nombres a las ciudades que edificaron.
39 Y los hijos de Maquir hijo de Manasés fueron a Galaad, y la tomaron, y echaron al amorreo que estaba en ella.
40 Y Moisés dio Galaad a Maquir hijo de Manasés, el cual habitó en ella.
41 También Jair hijo de Manasés fue y tomó sus aldeas, y les puso por nombre Havot-jair.[l]
42 Asimismo Noba fue y tomó Kenat y sus aldeas, y lo llamó Noba, conforme a su nombre.
Jornadas de Israel desde Egipto hasta el Jordán
33
1 Estas son las jornadas de los hijos de Israel, que salieron de la tierra de Egipto por sus ejércitos, bajo el mando de Moisés y Aarón.
2 Moisés escribió sus salidas conforme a sus jornadas por mandato de Jehová. Estas, pues, son sus jornadas con arreglo a sus salidas.
3 De Ramesés salieron en el mes primero, a los quince días del mes primero; el segundo día de la pascua salieron los hijos de Israel con mano poderosa, a vista de todos los egipcios,
4 mientras enterraban los egipcios a los que Jehová había herido de muerte de entre ellos, a todo primogénito; también había hecho Jehová juicios contra sus dioses.
5 Salieron, pues, los hijos de Israel de Ramesés, y acamparon en Sucot.
6 Salieron de Sucot y acamparon en Etam, que está al confín del desierto.
7 Salieron de Etam y volvieron sobre Pi-hahirot, que está delante de Baal-zefón, y acamparon delante de Migdol.
8 Salieron de Pi-hahirot y pasaron por en medio del mar al desierto, y anduvieron tres días de camino por el desierto de Etam, y acamparon en Mara.
9 Salieron de Mara y vinieron a Elim, donde había doce fuentes de aguas, y setenta palmeras; y acamparon allí.
10 Salieron de Elim y acamparon junto al Mar Rojo.
11 Salieron del Mar Rojo y acamparon en el desierto de Sin.
12 Salieron del desierto de Sin y acamparon en Dofca.
13 Salieron de Dofca y acamparon en Alús.
14 Salieron de Alús y acamparon en Refidim, donde el pueblo no tuvo aguas para beber.
15 Salieron de Refidim y acamparon en el desierto de Sinaí.
16 Salieron del desierto de Sinaí y acamparon en Kibrot-hataava.
17 Salieron de Kibrot-hataava y acamparon en Hazerot.
18 Salieron de Hazerot y acamparon en Ritma.
19 Salieron de Ritma y acamparon en Rimón-peres.
20 Salieron de Rimón-peres y acamparon en Libna.
21 Salieron de Libna y acamparon en Rissa.
22 Salieron de Rissa y acamparon en Ceelata.
23 Salieron de Ceelata y acamparon en el monte de Sefer.
24 Salieron del monte de Sefer y acamparon en Harada.
25 Salieron de Harada y acamparon en Macelot.
26 Salieron de Macelot y acamparon en Tahat.
27 Salieron de Tahat y acamparon en Tara.
28 Salieron de Tara y acamparon en Mitca.
29 Salieron de Mitca y acamparon en Hasmona.
30 Salieron de Hasmona y acamparon en Moserot.
31 Salieron de Moserot y acamparon en Bene-jaacán.
32 Salieron de Bene-jaacán y acamparon en el monte de Gidgad.
33 Salieron del monte de Gidgad y acamparon en Jotbata.
34 Salieron de Jotbata y acamparon en Abrona.
35 Salieron de Abrona y acamparon en Ezión-geber.
36 Salieron de Ezión-geber y acamparon en el desierto de Zin, que es Cades.
37 Y salieron de Cades y acamparon en el monte de Hor, en la extremidad del país de Edom.
38 Y subió el sacerdote Aarón al monte de Hor, conforme al dicho de Jehová, y allí murió a los cuarenta años de la salida de los hijos de Israel de la tierra de Egipto, en el mes quinto, en el primero del mes.
39 Era Aarón de edad de ciento veintitrés años, cuando murió en el monte de Hor.
40 Y el cananeo, rey de Arad, que habitaba en el Neguev en la tierra de Canaán, oyó que habían venido los hijos de Israel.
41 Y salieron del monte de Hor y acamparon en Zalmona.
42 Salieron de Zalmona y acamparon en Punón.
43 Salieron de Punón y acamparon en Obot.
44 Salieron de Obot y acamparon en Ije-abarim, en la frontera de Moab.
45 Salieron de Ije-abarim y acamparon en Dibón-gad.
46 Salieron de Dibón-gad y acamparon en Almón-diblataim.
47 Salieron de Almón-diblataim y acamparon en los montes de Abarim, delante de Nebo.
48 Salieron de los montes de Abarim y acamparon en los campos de Moab, junto al Jordán, frente a Jericó.
49 Finalmente acamparon junto al Jordán, desde Bet-jesimot hasta Abel-sitim, en los campos de Moab.
Límites y repartición de Canaán
50 Y habló Jehová a Moisés en los campos de Moab junto al Jordán frente a Jericó, diciendo:
51 Habla a los hijos de Israel, y diles: Cuando hayáis pasado el Jordán entrando en la tierra de Canaán,
52 echaréis de delante de vosotros a todos los moradores del país, y destruiréis todos sus ídolos de piedra, y todas sus imágenes de fundición, y destruiréis todos sus lugares altos;
53 y echaréis a los moradores de la tierra, y habitaréis en ella; porque yo os la he dado para que sea vuestra propiedad.
54 Y heredaréis la tierra por sorteo por vuestras familias; a los muchos daréis mucho por herencia, y a los pocos daréis menos por herencia; donde le cayere la suerte, allí la tendrá cada uno; por las tribus de vuestros padres heredaréis.
55 Y si no echareis a los moradores del país de delante de vosotros, sucederá que los que dejareis de ellos serán por aguijones en vuestros ojos y por espinas en vuestros costados, y os afligirán sobre la tierra en que vosotros habitareis.
56 Además, haré a vosotros como yo pensé hacerles a ellos.
34
1 Y Jehová habló a Moisés, diciendo:
2 Manda a los hijos de Israel y diles: Cuando hayáis entrado en la tierra de Canaán, esto es, la tierra que os ha de caer en herencia, la tierra de Canaán según sus límites,
3 tendréis el lado del sur desde el desierto de Zin hasta la frontera de Edom; y será el límite del sur al extremo del Mar Salado hacia el oriente.
4 Este límite os irá rodeando desde el sur hasta la subida de Acrabim, y pasará hasta Zin; y se extenderá del sur a Cades-barnea; y continuará a Hasar-adar, y pasará hasta Asmón.
5 Rodeará este límite desde Asmón hasta el torrente de Egipto, y sus remates serán al occidente.
6 Y el límite occidental será el Mar Grande; este límite será el límite occidental.
7 El límite del norte será este: desde el Mar Grande trazaréis al monte de Hor.
8 Del monte de Hor trazaréis a la entrada de Hamat, y seguirá aquel límite hasta Zedad;
9 y seguirá este límite hasta Zifrón, y terminará en Hazar-enán; este será el límite del norte.
10 Por límite al oriente trazaréis desde Hazar-enán hasta Sefam;
11 y bajará este límite desde Sefam a Ribla, al oriente de Aín; y descenderá el límite, y llegará a la costa del mar de Cineret, al oriente.
12 Después descenderá este límite al Jordán, y terminará en el Mar Salado: esta será vuestra tierra por sus límites alrededor.
13 Y mandó Moisés a los hijos de Israel, diciendo: Esta es la tierra que se os repartirá en heredades por sorteo, que mandó Jehová que diese a las nueve tribus, y a la media tribu;
14 porque la tribu de los hijos de Rubén según las casas de sus padres, y la tribu de los hijos de Gad según las casas de sus padres, y la media tribu de Manasés, han tomado su heredad.
15 Dos tribus y media tomaron su heredad a este lado del Jordán frente a Jericó al oriente, al nacimiento del sol.
16 Y habló Jehová a Moisés, diciendo:
17 Estos son los nombres de los varones que os repartirán la tierra: El sacerdote Eleazar, y Josué hijo de Nun.
18 Tomaréis también de cada tribu un príncipe, para dar la posesión de la tierra.
19 Y estos son los nombres de los varones: De la tribu de Judá, Caleb hijo de Jefone.
20 De la tribu de los hijos de Simeón, Semuel hijo de Amiud.
21 De la tribu de Benjamín, Elidad hijo de Quislón.
22 De la tribu de los hijos de Dan, el príncipe Buqui hijo de Jogli.
23 De los hijos de José: de la tribu de los hijos de Manasés, el príncipe Haniel hijo de Efod,
24 y de la tribu de los hijos de Efraín, el príncipe Kemuel hijo de Siftán.
25 De la tribu de los hijos de Zabulón, el príncipe Elizafán hijo de Parnac.
26 De la tribu de los hijos de Isacar, el príncipe Paltiel hijo de Azán.
27 De la tribu de los hijos de Aser, el príncipe Ahiud hijo de Selomi.
28 Y de la tribu de los hijos de Neftalí, el príncipe Pedael hijo de Amiud.
29 A éstos mandó Jehová que hiciesen la repartición de las heredades a los hijos de Israel en la tierra de Canaán.
Herencia de los levitas
35
1 Habló Jehová a Moisés en los campos de Moab, junto al Jordán frente a Jericó, diciendo:
2 Manda a los hijos de Israel que den a los levitas, de la posesión de su heredad, ciudades en que habiten; también daréis a los levitas los ejidos de esas ciudades alrededor de ellas.
3 Y tendrán ellos las ciudades para habitar, y los ejidos de ellas serán para sus animales, para sus ganados y para todas sus bestias.
4 Y los ejidos de las ciudades que daréis a los levitas serán mil codos alrededor, desde el muro de la ciudad para afuera.
5 Luego mediréis fuera de la ciudad al lado del oriente dos mil codos, al lado del sur dos mil codos, al lado del occidente dos mil codos, y al lado del norte dos mil codos, y la ciudad estará en medio; esto tendrán por los ejidos de las ciudades.
6 Y de las ciudades que daréis a los levitas, seis ciudades serán de refugio, las cuales daréis para que el homicida se refugie allá; y además de éstas daréis cuarenta y dos ciudades.
7 Todas las ciudades que daréis a los levitas serán cuarenta y ocho ciudades con sus ejidos.
8 Y en cuanto a las ciudades que diereis de la heredad de los hijos de Israel, del que tiene mucho tomaréis mucho, y del que tiene poco tomaréis poco; cada uno dará de sus ciudades a los levitas según la posesión que heredará.
Ciudades de refugio
(Dt. 19.1-13).
9 Habló Jehová a Moisés, diciendo:
10 Habla a los hijos de Israel, y diles: Cuando hayáis pasado al otro lado del Jordán a la tierra de Canaán,
11 os señalaréis ciudades, ciudades de refugio tendréis, donde huya el homicida que hiriere a alguno de muerte sin intención.
12 Y os serán aquellas ciudades para refugiarse del vengador, y no morirá el homicida hasta que entre en juicio delante de la congregación.
13 De las ciudades, pues, que daréis, tendréis seis ciudades de refugio.
14 Tres ciudades daréis a este lado del Jordán, y tres ciudades daréis en la tierra de Canaán, las cuales serán ciudades de refugio.
15 Estas seis ciudades serán de refugio para los hijos de Israel, y para el extranjero y el que more entre ellos, para que huya allá cualquiera que hiriere de muerte a otro sin intención.
16 Si con instrumento de hierro lo hiriere y muriere, homicida es; el homicida morirá.
17 Y si con piedra en la mano, que pueda dar muerte, lo hiriere y muriere, homicida es; el homicida morirá.
18 Y si con instrumento de palo en la mano, que pueda dar muerte, lo hiriere y muriere, homicida es; el homicida morirá.
19 El vengador de la sangre, él dará muerte al homicida; cuando lo encontrare, él lo matará.
20 Y si por odio lo empujó, o echó sobre él alguna cosa por asechanzas, y muere;
21 o por enemistad lo hirió con su mano, y murió, el heridor morirá; es homicida; el vengador de la sangre matará al homicida cuando lo encontrare.
22 Mas si casualmente lo empujó sin enemistades, o echó sobre él cualquier instrumento sin asechanzas,
23 o bien, sin verlo hizo caer sobre él alguna piedra que pudo matarlo, y muriere, y él no era su enemigo, ni procuraba su mal;
24 entonces la congregación juzgará entre el que causó la muerte y el vengador de la sangre conforme a estas leyes;
25 y la congregación librará al homicida de mano del vengador de la sangre, y la congregación lo hará volver a su ciudad de refugio, en la cual se había refugiado; y morará en ella hasta que muera el sumo sacerdote, el cual fue ungido con el aceite santo.
26 Mas si el homicida saliere fuera de los límites de su ciudad de refugio, en la cual se refugió,
27 y el vengador de la sangre le hallare fuera del límite de la ciudad de su refugio, y el vengador de la sangre matare al homicida, no se le culpará por ello;
28 pues en su ciudad de refugio deberá aquél habitar hasta que muera el sumo sacerdote; y después que haya muerto el sumo sacerdote, el homicida volverá a la tierra de su posesión.
Ley sobre los testigos y sobre el rescate
29 Estas cosas os serán por ordenanza de derecho por vuestras edades, en todas vuestras habitaciones.
30 Cualquiera que diere muerte a alguno, por dicho de testigos morirá el homicida; mas un solo testigo no hará fe contra una persona para que muera.
31 Y no tomaréis precio por la vida del homicida, porque está condenado a muerte; indefectiblemente morirá.
32 Ni tampoco tomaréis precio del que huyó a su ciudad de refugio, para que vuelva a vivir en su tierra, hasta que muera el sumo sacerdote.
33 Y no contaminaréis la tierra donde estuviereis; porque esta sangre amancillará la tierra, y la tierra no será expiada de la sangre que fue derramada en ella, sino por la sangre del que la derramó.
34 No contaminéis, pues, la tierra donde habitáis, en medio de la cual yo habito; porque yo Jehová habito en medio de los hijos de Israel.
Ley del casamiento de las herederas
36
1 Llegaron los príncipes de los padres de la familia de Galaad hijo de Maquir, hijo de Manasés, de las familias de los hijos de José; y hablaron delante de Moisés y de los príncipes, jefes de las casas paternas de los hijos de Israel,
2 y dijeron: Jehová mandó a mi señor que por sorteo diese la tierra a los hijos de Israel en posesión; también ha mandado Jehová a mi señor, que dé la posesión de Zelofehad nuestro hermano a sus hijas.
3 Y si ellas se casaren con algunos de los hijos de las otras tribus de los hijos de Israel, la herencia de ellas será así quitada de la herencia de nuestros padres, y será añadida a la herencia de la tribu a que se unan; y será quitada de la porción de nuestra heredad.
4 Y cuando viniere el jubileo de los hijos de Israel, la heredad de ellas será añadida a la heredad de la tribu de sus maridos; así la heredad de ellas será quitada de la heredad de la tribu de nuestros padres.
5 Entonces Moisés mandó a los hijos de Israel por mandato de Jehová, diciendo: La tribu de los hijos de José habla rectamente.
6 Esto es lo que ha mandado Jehová acerca de las hijas de Zelofehad, diciendo: Cásense como a ellas les plazca, pero en la familia de la tribu de su padre se casarán,
7 para que la heredad de los hijos de Israel no sea traspasada de tribu en tribu; porque cada uno de los hijos de Israel estará ligado a la heredad de la tribu de sus padres.
8 Y cualquiera hija que tenga heredad en las tribus de los hijos de Israel, con alguno de la familia de la tribu de su padre se casará, para que los hijos de Israel posean cada uno la heredad de sus padres,
9 y no ande la heredad rodando de una tribu a otra, sino que cada una de las tribus de los hijos de Israel estará ligada a su heredad.
10 Como Jehová mandó a Moisés, así hicieron las hijas de Zelofehad.
11 Y así Maala, Tirsa, Hogla, Milca y Noa, hijas de Zelofehad, se casaron con hijos de sus tíos paternos.
12 Se casaron en la familia de los hijos de Manasés, hijo de José; y la heredad de ellas quedó en la tribu de la familia de su padre.
13 Estos son los mandamientos y los estatutos que mandó Jehová por medio de Moisés a los hijos de Israel en los campos de Moab, junto al Jordán, frente a Jericó.