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El día que la tecnología sobrepase la interacción natural entre las
personas el mundo tendrá una generación de idiotas
Ese día ha llegado. Las nuevas tecnologías nos ofrecen un inmenso abanico de posibilidades. Nos permiten acceder a una información casi infinita en cualquier momento y en cualquier lugar, así como estar conectados permanentemente, pero al mismo tiempo nos produce una adicción cada vez más patente.
Según los sociólogos, en los últimos tres años el número de adictos a las tecnologías ha crecido en un 30%, y el número sigue en aumento.
Los tecnoadictos cada vez son más jóvenes, porque los niños ya juegan con iPads, tablets y smartphones… sufriendo un auténtico síndrome de abstinencia cuando les retiran esos dispositivos. Según un estudio realizado por el International Center for Media & The Public Agenda (ICMPA) de la Universidad de Meryland, tras un período de veinticuatro horas desconectados, los jóvenes explicaron que habían sufrido ansiedad y nerviosismo en un grado patológico.
Los estudiantes que se ofrecieron para el experimento se mostraron incapaces de permanecer sin las nuevas tecnologías.
Susan D. Moeller, directora del estudio, se sorprendió ante la adicción tan fuerte que presentaron esos jóvenes, quienes llegaron a afirmar que «odiaban perder sus conexiones personales» ya que para ellos equivalía a «estar sin sus amigos y su familia». Además, se quejaban de que cualquier desplazamiento o actividad se les hacía aburrida sin su dispositivo.
Esos jóvenes definían la sensación de estar siempre conectados como un «sentimiento de confort» y la desconexión como una sensación de «estar aislado de mi vida. Aunque voy a la escuela con miles de estudiantes, el hecho de no poder conectar con nadie a través de la tecnología se me hace casi insoportable».
Por tal motivo, el doctor Richard Graham ha desarrollado el primer programa para controlar ese tipo de adicciones en niños y jóvenes, contando con algunos pacientes de solo cuatro años de edad.
Graham explica que los niños adictos muestran los mismos síntomas de abstinencia que un alcohólico o un heroinómano, reaccionando con berrinches y violencia cuando les quitas su tecnología.
Sin embargo, lo único que hacen esos niños es copiar el comportamiento compulsivo y enfermizo de sus mayores.