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El valor de un ser humano debería estimarse por lo que da y no por
lo que recibe
Bajo el prisma de una sociedad materialista, donde todo el mundo quiere poseer y pocas personas son las que comparten, la placentera actitud de dar es algo que no muchos se atreven a experimentar.
El hecho de dar por dar, sin esperar nada a cambio, no es algo a lo que los seres humanos suelan prestarse, aunque poco a poco, circunstancias tan complejas como la crisis han ayudado a fomentar este tipo de acciones entre los más concienciados socialmente.
Lo que está claro es que no se trata de dar esperando algo a cambio.
Solo quienes dan sin ánimo de recibir sienten el bienestar que supone ayudar a alguien, un valor humano casi perdido pero vital para nuestra supervivencia emocional.
El poeta y humanista Walt Whitman ya advertía de esa sensación al afirmar: «Cuando yo doy, me doy a mí mismo». El célebre escritor Khalil Gibran también ofreció su idea al decir que «hay quienes poseen poco y lo dan todo. Estos son los que creen en la vida y en su generosidad. Su cofre jamás se verá vacío».