Una gota de agua cayó en el centro de un charco. Las nubes cubrían el cielo de Boston y empezaron a descargar sobre la ciudad.

En la Universidad de Princeton, una pequeña máquina comenzó a generar números inusuales. Después, casi a la vez, otras máquinas similares, a cientos o miles de kilómetros de aquélla, e incluso al otro lado del mundo, hicieron lo mismo.

Dos horas más tarde, en Nueva York, el primer avión se estrellaba contra la Torre Norte del World Trade Center.

Hoy la amenaza es aún más grave y temible. Hasta la mayor de las tormentas comienza con la primera gota de agua.