Las factorías hasta la conquista romana
Durante el siglo IV a. de J. C., el renacer del mundo colonial griego occidental dio nuevos alientos a las antiguas factorías como Alonai (¿Benidorm?) y Akra Leuké (Alicante). Es posible, acaso, que ello ocurriera ya en fechas anteriores al siglo V, como parecen demostrar los hallazgos más viejos de Alicante y su región.
Entonces el sur de la Península recibe un impacto colonial griego muy intenso, hecho señalado por la importación masiva de cerámicas áticas, y suditálicas después.
La fuerza del comercio griego en el sur terminará poco antes de la Primera Guerra Púnica (264-261), con el dominio total cartaginés en el sur de la Península. Pero, a consecuencia de aquella guerra, los cartagineses perdieron su dominio frente a massaliotas e iberos. Sólo en el 237, al desembarcar Amílcar en la Península, se restablecieron las posesiones cartaginesas con su avance hacia el cabo de la Nao y la destrucción de Hemeroskopeion.
Amílcar estableció en Akra Leuké una fortaleza militar, y Carthago Nova fue el centro del dominio púnico.
Ésta es la fecha en que hay que situar una serie de tesorillos escondidos como los de Cheste, Mogón y Montgó, que atestiguan la época en que el comercio griego quedó cortado por el avance cartaginés.
Así se llegó a la paz del año 226 entre Cartago y Roma, en la que se estipuló una separación de esferas de influencia en la línea del cabo de la Nao. Ni uno ni otro cumplieron el pacto, y la alianza de Roma con Sagunto provocó el ataque de Aníbal que inició la Segunda Guerra Púnica. Entre el 218 y el 201 invadió la zona al norte del Ebro, en su camino hacia Italia.
La destrucción de la mayor parte de las colonias griegas con motivo de estas luchas y la romanización de las sobrevivientes terminó con las relaciones comerciales entre Grecia e Iberia.