Eres digno de todo lo mejor

Ilusiones

El Transurfing tiene mucho cuidado a la hora de interpretar las ilusiones como producto de la imaginación. Llamamos ilusiones a los sueños y alucinaciones, a la percepción inadecuada de la realidad y, por fin, hasta a la realidad misma. Si dejamos a un lado la percepción inadecuada de la realidad, resulta que la visión de otra realidad no es fruto de las fantasías de la mente. Los sueños y alucinaciones son, en términos generales, los viajes del alma en el espacio de las variantes. La percepción de la realidad ilusoria no es una fantasía, sino que es la percepción de los sectores no materializados en la vida real. Además, el mundo entero no es una ilusión. El hombre que se atreve a afirmar que todo lo que él percibe es nada más que una ilusión se cree demasiado importante.

¿Por qué, de hecho, el hombre se atreve a afirmar que es capaz de comprender y explicarlo todo? Todo lo que está a su alcance es comprender solamente algunas de las regularidades de este mundo y ver sus manifestaciones aisladas. Algunas de las manifestaciones de este mundo no admiten ninguna explicación. Aquí el individuo, por un lado, reconoce su incapacidad de encontrar una explicación y declara ilusión lo visto; pero, por otro lado, exagera de inmediato la capacidad de su mente diciendo que es la mente misma la que imaginó, sintetizó la ilusión.

Un individuo, al encontrarse bajo el fuerte efecto de las drogas o el alcohol, igual que en un sueño, pierde el control de la conciencia; por tanto su subconsciente se sintoniza con los campos no realizados en el espacio de las variantes. El cuerpo está en el sector de la realización material, o sea, en nuestro mundo material, y su percepción vaga en un sector virtual, desplazado respecto al sector real. En tal estado el hombre puede ir por calles conocidas, entre casas acostumbradas, pero lo ve todo de un modo absolutamente distinto. La gente y el ambiente no tienen el aspecto de siempre. Los decorados se han cambiado. Resulta ser la mitad de un sueño, la mitad de la realidad.

Asimismo, las personas con trastornos psíquicos, al estar su cuerpo en un sector de la realización material, perciben otro sector no realizado. Su percepción está sintonizada con un sector determinado en el espacio de las variantes, donde puede haber no sólo otros decorados, sino también otros guiones y papeles. Las personas anormales psíquicamente no son enfermas en absoluto, en el sentido habitual de la enfermedad. Ellas no imaginan ser Napoleones u otros personajes odiosos. Ellas realmente perciben esa variante, la ven en el sector del espacio. Allí existe cualquier variante, pero la persona elige lo que más le guste. Cuando el conflicto entre el alma y la mente alcanza cierto límite y el alma, agotada, ya no es capaz de tragar más la cruda realidad, la percepción se sintoniza con el sector visual no realizado. Mientras tanto, físicamente, el hombre vive en un sector material.

Un psiquiatra contó una historia sobre una mujer que deseaba obsesivamente tener un marido ideal e hijos. Hablando en términos de Transurfing, la importancia de la familia para la pobrecita rebasaba mucho los límites. En resumidas cuentas, la mujer se casó con un hombre que la maltrataba cruelmente. No pudo tener hijos. La vida real se le volvió insoportable, y pronto ingreso en un manicomio. No percibía más el sector de la realización material. Su cuerpo estaba en el mundo material, pero su percepción estaba sintonizada con el sector virtual donde ella era la mujer de un lord inglés, tenía hijos y era absolutamente feliz. Desde el punto de vista de los que la rodeaban, esa mujer vivía en nuestro mundo, mientras que su percepción estaba sintonizada con el sector virtual.

Se hacen intentos para curar a tales enfermos, pero la mayoría de ellos son felices precisamente en este estado, cuando las ilusiones son más agradables que la cruda realidad. De hecho, ésas no son ilusiones en absoluto, sino variantes no realizadas que tienen una existencia tan real como el sector material.

¿Y por qué el sector virtual de una persona demente no se materializa? Como ya hemos hablado, la realización de una variante se efectúa cuando la energía está modulada por los pensamientos de la persona en la unidad total de su alma y la mente. Por lo visto, en estos casos tal unidad no se alcanza. O la desviación entre los sectores material y virtual es demasiado grande y, por tanto, requiere demasiado gasto de energía para su realización. Por ejemplo, un nuevo Napoleón en nuestros tiempos es un caso demasiado extraordinario, por tanto se encuentra fuera, muy lejos de los límites de una posible corriente de las variantes. O quizás existen otras razones que nosotros desconocemos.

El hombre no sólo es capaz de ver la otra realidad, sino también de percibir la realidad de forma tergiversada. La percepción del hombre depende mucho de la información que tiene grabada desde la infancia. Como ilustración podemos poner el famoso experimento de los dos garitos. A uno, desde el momento de su nacimiento, le colocaron en una habitación donde no había ningún objeto vertical, y al otro en una habitación sin objetos horizontales. Al cabo de un tiempo, los dejaron entrar en una habitación normal. El primer gatito a cada rato se chocaba contra las patas de las sillas: para él no existían líneas verticales. El otro, respectivamente, no entendía qué eran las líneas horizontales y se caía de las escaleras.

Por supuesto, la mente es capaz de imaginar y fantasear, pero sólo dentro de los reducidos límites de su experiencia anterior. La mente puede construir un modelo nuevo de casa con los cubos viejos. ¿Por dónde, pues, pasa el límite entre la imaginación y la percepción de la otra realidad? Dicho límite no tiene un contorno claro, pero para nuestro objetivo eso no tiene mucha importancia. Aquí sólo importa la manera en la que las convicciones interiores influyen sobre la percepción de la realidad y cuál es el efecto producido en la vida de una persona. Sabrás qué es lo que forma la base de la percepción alterada de la realidad y con qué potencia influye esa alteración sobre la realidad misma.

Deformación de la realidad

El hombre no es capaz de percibir el mundo circundante de modo totalmente objetivo. Es como cuando introduces una diapositiva en un proyector de vídeo y ves la imagen. La luz uniforme normal, al atravesar la película, se convierte en una imagen en la pantalla. La percepción representa la pantalla, el mundo circundante es la luz, y nuestra concepción del mundo es la diapositiva, es decir, el modelo de nuestra comprensión de este mundo.

La idea de cada persona sobre sí misma y sobre el mundo circundante está en buena parte lejos de la verdad. Nuestras diapositivas alteran la realidad. Por ejemplo, te preocupan algunas imperfecciones personales, por culpa de las cuales experimentas un sentimiento de inferioridad, pues te parece que a los demás tampoco les gustan. Entonces, al relacionarte con la gente, introduces la diapositiva de tu complejo de inferioridad en tu «proyector» y ves todo de forma tergiversada.

Supongamos que en este momento te preocupa cómo vas vestido. Incluso puede parecerte que atraes atención de los demás y que te miran con sonrisa o desprecio.

Pero en la mente de los que te rodean no hay absolutamente nada parecido. Estos pensamientos existen sólo en tu cabeza a modo de una diapositiva que altera la realidad. Cualquier individuo, como regla general, en un 90 por 100 está ocupado en los pensamientos de su propia persona, igual que tú. Incluso si estás en una entrevista de trabajo, tenlo por seguro: el entrevistador se preocupa más por interpretar su papel de la mejor manera posible. Las diapositivas provocan alteraciones en la idea que tienes sobre lo que piensan los demás de ti. La diapositiva es una imagen desfigurada de la realidad. La diapositiva es algo que existe en tu cabeza, pero que los demás no tienen. Por ejemplo, consideras que tu apariencia no es bastante atractiva. Si eso no te preocupa mucho, no hay alteración. Todo es como es. Pero incluso la cosa no está en lo que piensas de tu apariencia, sino cómo la diapositiva influye en tu vida. Si te preocupa tu apariencia, creas en tu cabeza una diapositiva: «soy feo/ fea» y miras al mundo a través de ella como a través de un filtro. Es una diapositiva, puesto que está fijada sólo en tus pensamientos.

Sólo tu pareja potencial puede valorar, en otras palabras, dar importancia a tu apariencia física. Y es un porcentaje de población muy pequeño. A los demás no les importa tu aspecto. ¿No me crees? Pues pregúntale, entonces, al árbitro más competente, o sea, a ti mismo: en qué grado te preocupa el aspecto de los que no entran en el círculo de tu potencial pareja o rival. Lo más probable que ni siquiera te hayas parado a pensar si esa persona es atractiva o no. Lo mismo piensan (si es que piensan) los demás respecto a ti. Puedes estar seguro de que es así, aunque tú te consideres feo/fea. La fealdad hace efecto sólo en primer momento del encuentro; luego todos dejan de prestarle atención, como a un decorado al que están acostumbrados.

Y bien, supongamos que en tu cabeza has introducido una diapositiva sobre tu apariencia poco atractiva.

Todo lo que sale de otras personas —miradas, gestos, mímica, palabras— lo percibes a través de tu diapositiva. ¿Qué es lo que ves? Una sonrisa se convierte de afable en malévola. La risa alegre de alguien se trasforma en un regocijo malicioso sobre ti. Alguien cuchichea en voz baja: chismorrean sobre ti. Una mirada rápida de alguien: te han mirado de reojo. Alguien se crispó de dolor de estómago: ¡Dios mío, qué es lo que ha pensado de mí! Finalmente, cualquier cumplido se convierte en burla. Y eso que nadie en su mente tenía algo parecido. Sólo es tu propia diapositiva en la cabeza.

Tu actitud se determinará conforme a tales pensamientos, que te hará realmente poco atractivo. Las manos harán movimientos poco naturales y no sabrás dónde meterlas. La cara se descompondrá en una mueca tensa, los pensamientos sensatos desaparecerán nadie sabe dónde, el complejo de inferioridad entrará en su dominio indiviso. Como resultado, la diapositiva metida en tu imaginación obtendrá la materialización real.

Las diapositivas funcionan de doble manera. Por un lado, alteran la idea que tiene uno sobre su lugar en este mundo y sobre lo que los demás piensan de él. Por el otro lado, distorsionan su concepción sobre el mundo exterior. En particular, cada uno es propenso a ver las propiedades de su diapositiva en los demás. Por ejemplo, a uno no le gustan ciertas cualidades innatas de su carácter. El individuo intenta esconderlas lo más lejos posible de sí mismo para no verlas. Pero es imposible disimular una diapositiva poco atrayente, pues está metida en la cabeza y hace lo suyo. En la mente de ese individuo surge la ilusión de que los demás piensan y actúan aproximadamente del mismo modo que él. Y si no le gustan algunas cualidades propias, tiende a ver lo mismo en los demás; en otras palabras, proyecta sus cualidades sobre quienes le rodean.

Una proyección es cuando la insatisfacción por uno mismo, metida en el subconsciente, se derrama sobre las demás personas. El hombre no quiere regañarse a sí mismo por algunos rasgos malos de su carácter, por lo que tiende a verlos en el resto de mundo. Frecuentemente la gente injuria de buena gana a los demás por algo que no les gusta en sí mismos. También tú hiciste lo mismo sin darte cuenta. Por supuesto, eso no quiere decir que, si uno culpa a alguien por algo, automáticamente posea las mismas cualidades. Sin embargo, es lo que sucede con bastante frecuencia. Obsérvalo por tu cuenta. La postura de Celador en un juego de roles te permite determinar fácilmente cuándo alguien intenta atribuirte su proyección. Si alguien intenta inculparte injustamente de algo o atribuirte cualidades ajenas, plantéate la pregunta: ¿no tendrá el acusador lo mismo que intenta asignar a los demás? Lo más probable es que sea precisamente así, pues si realmente careces de esas cualidades, significa que en la cabeza del acusador está metida una diapositiva que proyecta toda la imagen.

¿En qué consiste una diapositiva? ¿Qué película la contiene? La importancia. Por enésima vez volvemos a ella. Tu propia apariencia te preocupa si para ti es importante.

La diapositiva está en tu cabeza, pero los demás carecen de ella, si no lo consideran importante. La fealdad de uno se convierte para los demás en un decorado habitual, pues para ellos no tiene significado alguno. Sólo es importante para el poseedor del aspecto poco ordinario. Sólo es una apariencia algo singular y nada más que eso. Precisamente la diapositiva de la importancia es lo que convierte una apariencia insólita en fealdad.

El famoso pintor francés Henri de Toulouse-Lautrec se rompió las dos piernas siendo pequeño y quedó inválido para toda la vida. Al crecer, Lautrec estaba, muy oprimido por su deformación. Con los años su defecto físico se iba revelando con más evidencia, por lo que él sufría más aún. Al fin su sufrimiento por la imperfección llegó a un punto culminante donde Lautrec tuvo que resignarse a lo inevitable. Escupió a su monstruosidad y siguió viviendo. En cuanto se libró de la importancia, la diapositiva dejó de existir y la suerte le sonrió. Gozó de gran éxito entre las mujeres, sin mencionar que logró realizar brillantemente su talento. De hecho, fue uno de los fundadores del famoso cabaré Moulin Rouge en París, y las mujeres le querían, como comprenderás, no sólo por sus cuadros.

Las diapositivas surgen sólo cuando atribuyes demasiado significado a lo que los demás piensan de ti. Si no sabes de cierto la opinión de los demás y, al mismo tiempo, para ti es importante, puedes estar seguro 100 por 100 de que en tu cabeza tienes metida una diapositiva. La diapositiva es una creación de la imaginación, y en este sentido se la puede considerar como una ilusión. Pero esta ilusión influye activamente en la vida de uno. Es aquel caso en que la intención exterior actúa perjudicando, contra la voluntad de la mente.

La diapositiva negativa, como norma general, crea la unidad de la mente y el alma. Como comprenderás, en este caso la intención exterior funciona impecablemente. Ella coge al propietario de la diapositiva negativa y le traslada al sector donde lo negativo se revela en toda su potencia. La transición no se realiza de una vez, sino poco a poco y se prolonga sin interrupción todo el tiempo mientras la diapositiva esté metida en la cabeza. Los trazos insignificantes que, como consecuencia de la importancia, el individuo bosquejó sobre su diapositiva al principio, se revelan cada vez con más evidencia y florecen «en toda su belleza». Al hombre no le gusta su gordura: se engorda más; le molesta un lunar: el lunar crece; se considera inferior: cada vez recibe más confirmaciones de ello; se preocupa por su falta de atractivo: se vuelve más desagradable aún; le atormenta el sentimiento de la culpa: los castigos llueven sobre su cabeza.

Así continúa hasta que el hombre deje de atribuir demasiado significado a la diapositiva, o hasta que no pase a la creación de una diapositiva positiva. En cuanto la importancia desaparece, la diapositiva negativa pierde la razón de existir, se esfuma y deja de funcionar.

Y tan pronto como introduzcas una diapositiva positiva a color, verás que funciona igual que la negativa, impecablemente.

Enséñate a ti mismo las cualidades positivas de tu personalidad, imagínate a ti con un aspecto mejor, y los demás te percibirán de la misma manera. En eso se revela otra cualidad positiva de una diapositiva, la que se puede y se debe utilizar.

Diapositivas positivas

Al crear diapositivas negativas concentras tu atención en lo que no te gusta en ti, lo que quieres ocultar, aquello de lo que quieres librarte. Ahora la tarea consiste en pasar tu atención a las cualidades que te gusten en ti y a las que te gustaría tener. Como ha sido demostrado antes, es imposible ocultar los defectos, pero si quieres, puedes fácilmente destacar y desarrollar tus cualidades. Para empezar debes hacer inventario en ti mismo y revelar tus diapositivas negativas. Plantéate la pregunta: ¿qué es lo que no te gusta en ti? ¿Qué es lo que quieres ocultar? ¿De qué quieres librarte? El individuo crea sus diapositivas inconscientemente. Ahora despierta y mira conscientemente tus diapositivas negativas. En un estado consciente las encontrarás con facilidad. Debes quitarte semejante basura de la cabeza. ¿Cómo se hace? No podrás librarte de eso sin más; no es como afeitarse la barba. Si vas a luchar contra esas diapositivas, se revelarán más aún. Debes privarlas de la base en la que se sostienen, es decir, de tu atención y del significado que estés dando a las diapositivas. Es necesario desviar la atención de lo negativo a lo positivo. Olvídate de todo lo que te fastidiaba y deja de luchar contra ti mismo. Apártate de tus imperfecciones y pasa la atención a las cualidades que tienes o a las que quieres obtener.

¿Es importante para ti ocultar tus defectos? Es la base para una diapositiva negativa. ¿Es importante para ti causar una buena impresión? Será la base para una diapositiva positiva. Todo ha quedado en su sitio, sólo ha cambiado la orientación de tu atención, de tu importancia.

Dibújate a ti tal como quieres verte. Eso no será un autoengaño, pues este juego es completamente consciente. Te auto engañabas al luchar contra tus defectos, suponiendo que podrías ocultarlos o eliminarlos con la intención interior. Crea para ti una diapositiva donde luzcas en toda tu gloria. Ámate en esa diapositiva y cuídala, cada vez añadiendo detalles nuevos.

La diapositiva no debe obligatoriamente contener una imagen estática. Puedes imaginar cómo te mueves, con qué gracia y seguridad; que estás vestido con mucha elegancia; que te comportas de manera muy aristocrática; cómo luces la agudeza de tu espíritu; emanas encanto; atraes a la gente; resuelves fácilmente los problemas. Ahora introduce esta diapositiva en tu cabeza y ¡adelante! Una diapositiva positiva, al igual que la negativa, influirá directamente en tus acciones y tu conducta. Sin darte cuenta y hasta inconscientemente, irás sintonizándote con esa diapositiva. Pero el trabajo básico lo hará la intención exterior según la imagen de la diapositiva.

Reproduce en tu mente la imagen creada hasta que la diapositiva se disuelva. ¿Qué quiere decir eso?

Con el tiempo la diapositiva se convertirá prácticamente en una parte de tu personalidad; es entonces cuando dejará de ser una diapositiva. Cuando consigas lo deseado, esto carecerá de todo significado para ti. La importancia desaparecerá y la diapositiva se disolverá, pero habrá cumplido su misión. Eso significará que el alma y la mente llegaron a un acuerdo. Y eso sucederá infaliblemente, pues es lo que tú quieres con el alma y la mente. Mientras la mente intenta hacer real la diapositiva, en el fondo del alma, de todos modos, eres consciente de que todo eso es sólo un juego disfrazado. Pero si consecuente y sistemáticamente fijas en la mente una imagen de la diapositiva, el alma se acostumbrará y aceptará la diapositiva como parte integral suya. No olvides que la intención exterior no es capaz de realizar instantáneamente la diapositiva, sino que actúa paulatinamente.

Como ves, conseguir lo deseado no es tan difícil. La cuestión está sólo en la determinación de tener. Las imágenes de las diapositivas pueden referirse a cualquier cualidad que, en tu opinión, te falte. Sin embargo, tienes que percibir hasta qué punto es real la materialización de tal diapositiva en la realidad. No se debe pintar una imagen ideal de una tirada. Es mejor que empieces por algo realmente accesible. Con el tiempo podrás subir a niveles más altos.

¡Bajo ningún concepto copies la imagen de las personas que, en tu opinión, poseen las cualidades necesarias! Tu diapositiva debe ser sólo tuya, no una copia de una ajena. Analizaremos con más detalles este asunto en el siguiente capítulo. Mientras tanto, destacamos que cualquier cualidad tiene un remplazo que en esta etapa te convendrá más. La valentía se puede sustituir por firmeza; la belleza por encanto; la fuerza por habilidad; la capacidad de hablar por la capacidad de escuchar; la inteligencia por conciencia; los defectos físicos por seguridad. Al marcar los objetivos realmente alcanzables das a la intención exterior la posibilidad de cumplir rápidamente tu pedido mínimo y ponerse a realizar tareas más difíciles.

Las diapositivas positivas funcionan con más eficacia y rapidez sobre todo si tienes que encontrarte con gente desconocida, que todavía no se haya formado una idea sobre ti. Eso puede ser en una entrevista, un concurso, una velada o algo por el estilo. Introduce sin miedo en la cabeza una diapositiva necesaria y no temas nada. No te olvides de la imagen en la diapositiva, mantenía constantemente en tu conciencia. Permítete el lujo de renunciar a cualquier vacilación y a dudas del tipo «¿y si no me sale?». No pierdes nada al renunciar a tus dudas. Si te alcanza la determinación de tener, obtendrás lo máximo posible y, a veces, hasta puedes lograr un éxito increíble.

Es posible crear las diapositivas positivas no sólo en relación con la personalidad de uno, también respecto del mundo circundante. Tales diapositivas dejarán pasar todo lo positivo e impedirán que pase lo negativo. Si recuerdas, en el capítulo «Ola de la suerte»[12] hemos abordado el tema de la trasmisión de la energía positiva. Comoquiera que sea, es más ventajoso estar siempre abierto a todo lo bueno e ignorar todo lo malo.

En una exposición te detienes junto a los objetos exhibidos que te gustan y pasas de largo, indiferente, ante los que no te gustaron. En este sentido el mundo circundante se distingue de una exposición en que lo negativo te perseguirá si no vas a pasar de largo indiferentemente. Lo positivo, a su vez, siempre estará contigo si lo aceptas con alegría.

Puede parecer que las diapositivas positivas son como gafas rosadas. A pesar de la opinión formada, las gafas rosadas son un invento de pesimistas, no de optimistas. Los pesimistas temen con pragmatismo ver todo de rosa y advierten, sentenciosos, a los optimistas. Tal pragmatismo es nada menos que una diapositiva negativa. El pesimista no se atreve a permitirse el lujo de tener, y por tanto recibe respectivamente.

No debes preocuparte demasiado por el hecho de que la diapositiva positiva también altere la percepción. En la mayoría de los casos esa alteración es insignificante, puesto que el control interior, a pesar de todo, hace su trabajo. La alteración producida por la diapositiva positiva sólo es para mejor, siempre que, por supuesto, no se te ocurra imaginarte Napoleón. Es bueno conocer la medida en todo y recordar los potenciales excesivos. Las distorsiones producidas por las diapositivas negativas causan mucho más daño. Pero la distorsión todavía no es lo más importante. La principal propiedad de las diapositivas consiste en que la intención exterior lenta pero seguramente las plasma en la realidad.

Ampliación de la zona de confort

Supongamos que tienes el deseo ambicioso de ser una estrella o millonario. Pero ¿estás preparado para permitírtelo? Como norma general, la gente cree que la fama, el dinero y el poder es un destino para elegidos. ¿Quién es, entonces, el que elige a esos elegidos? En primer lugar: ellos mismos y, luego, los demás. Si deseas algo, pero no estás preparado para permitírtelo, no lo tendrás.

He aquí que, en la calle, un sin techo mira la mesa navideña a través de una ventana. ¿Él está dispuesto permitirse sentarse a la mesa y comer? Por supuesto, si le invitan, lo hará. Entrar en casa y sentarse a la mesa son la decisión de actuar, es decir, la intención interior. Pero, ¿quién le invitará? El vagabundo lo comprende perfectamente. La mesa navideña está en la capa del mundo ajeno. Y él ¿está preparado para tener esa mesa en su casa, en la capa de su mundo? No, el sin techo sabe que no tiene casa, ni dinero, ni modo de ganarlo. La intención exterior no le dará nada, porque al encontrarse en los límites del sentido común habitual, no está preparado para tener.

Supongamos que quieres ser rico. Pero ¿estás preparado para recibir tal regalo del destino? Por supuesto, si alguien da un millón «sobrante», cualquiera de nosotros lo cogerá sin problemas ni dificultades. Y la riqueza no estropeará la vida como a veces intentan representar en las películas sentenciosas. Pero no voy por allí. ¿Estás listo para coger este millón?

Tal vez has pensado que me refiero a que debes ganar el millón, o tener que «conquistarlo» de alguna manera, ¿verdad? Nuevamente, no es eso. ¿Estás listo para elegir, simplemente? ¿Permitirte tenerlo?

Debes acostumbrarte a la idea de que conseguirás tu objetivo. Si quieres ser un hombre adinerado y, con todo, te da miedo entrar en las tiendas caras, nada te resultará. Si sientes la más mínima incomodidad en una tienda cara, significa que todavía no estás preparado para permitirte tener cosas caras. Los vendedores de esas tiendas son capaces de detectar enseguida quién ha entrado: un comprador potencial o un curioso con la cartera vacía. El comprador se comporta como un dueño, tranquilo, seguro y con dignidad: es consciente de su derecho de elegir. El curioso y muy anhelante pero pobre, se porta como un huésped no invitado. Su comportamiento es muy embarazoso, tenso, siente las miradas valorativas de los vendedores y casi se disculpa por su presencia en un establecimiento tan prestigioso. Se crea al mismo tiempo un conjunto entero de potenciales de importancia: anhelo, envidia, sentimiento de inferioridad, irritación, disgusto. Y todo es porque no sólo no está preparado para permitirse tenerlo todo en realidad, sino que ni se considera a sí mismo digno de tener las cosas caras. Pues el alma comprende literalmente lo que le dice la mente, y ésta le repite una y otra vez: «Todo eso no es para nosotros, somos pobres, necesitamos algo más modesto».

Concédete ser digno a toda esa riqueza. Tú eres realmente digno de tener lo mejor. Es a los péndulos destructivos a los que resulta ventajoso tenerte bajo control, por lo que ellos te inculcaron la idea, dicen «cada oveja con su pareja». Entra sin miedo en las tiendas caras y mira las cosas como dueño, no como sirviente de casa rica. Por supuesto, es inútil practicar la autosugestión e intentar convencerte de que puedes permitirte comprar algo en una tienda cara. Engañarte a ti mismo no resultará, ni falta que hace. ¿Cómo, pues, creer y permitirse tener?

Antes de nada vamos a delimitar las áreas de la intención interior y exterior en la frase «estar dispuesto a permitírselo». El hombre acostumbrado a pensar y actuar dentro de los límites de la intención interior es propenso a ir a campo traviesa: «No puedo permitirme tener, punto y se acabó. ¡Y no se hable más!». Pero tampoco hay que convencerse, tocando la cartera vacía en el bolsillo, de que puedes permitirte comprar una cosa cara. No se trata de eso. La intención interior implica la determinación de actuar, es decir, de procurar el dinero. Pero como no hay de dónde cogerlo la mente pronuncia el veredicto pragmático. Al actuar dentro de los límites de la intención interior realmente no conseguirás nada. La intención exterior tampoco caerá sobre tu cabeza como el maná celestial. ¿De dónde saldrá si no estás dispuesto a permitirte tenerlo? La intención exterior implica la determinación de tener, en otras palabras, considerarte digno y saber que la elección es tuya. No creer, sino precisamente saberlo.

En el fondo de tu alma, a pesar de todo, siempre dudas de que tu deseo pueda cumplirse. Incluso si estás dispuesto de actuar para cumplir el deseo, eso no es suficiente.

No crees, significa que no permites considerarte apropiado o simplemente dudas de que tu deseo pueda cumplirse. Ahora bien, los que llegaron a ser estrellas o millonarios se distinguen de ti, no por sus capacidades, sino sólo porque cada uno de ellos se ha permitido tener todo lo que él quería. Es necesario permitirse tener. Esta sensación se parece a la primera vez que montas un velocípedo de dos ruedas. Dudas, incertidumbres y logomaquias han desaparecido y sólo quedó una claridad sin palabras: el conocimiento. La sensación de claridad sin palabras, conocimiento sin fe, seguridad sin incertidumbres, es precisamente la unidad del alma y la mente. En tal estado sientes tu unidad con la muda fuerza que rige el universo. Esa fuerza te agarra y te lleva al sector donde se cumple todo aquello en que habían coincidido la mente y el alma.

Cualquiera es libre de elegir todo lo que le plazca, pero no cualquiera cree en la posibilidad de semejante «admítelo todo». Cualquier cosa que te diga sobre que la libertad de elección es real, no me lo creerás a fondo, ¿verdad? Nuestra vida confirma lo contrario, porque todo el mundo está bajo el poder de los péndulos. Pero incluso si te has librado de los péndulos, da lo mismo, pues la libertad de elección se halla fuera de la zona de tu confort. Es demasiado irreal: tener el derecho de elegir en el mundo de péndulos. Demasiado increíble. En el alma no crees que un sueño difícil de realizar sea sólo cuestión de elección personal. Pues bien, las diapositivas positivas ayudan a insertar lo increíble dentro de tu zona de confort. Cuando, al pensar que cualquier sueño está a tu alcance, dejas de sentir incomodidad en el alma, las dudas dejarán de ser actuales, y la fe se convertirá en el conocimiento. El alma se pondrá de acuerdo con la mente y entonces aparecerá la firmeza de tener.

Es inútil convencer al alma de algo. Pues ella no razona, sino que sabe. Sólo podemos habituarla. El alma debe acostumbrarse a la nueva zona de confort. Las diapositivas se necesitan precisamente para eso. Con ayuda de diapositivas la unidad del alma y la mente se consigue paulatinamente. Este castillo se toma con un asedio de larga duración. Crea en tu cabeza una diapositiva y mantenía siempre en la conciencia. Vuelve al cuadro imaginado una y otra vez. Trabaja con cada elemento, dibuja detalles nuevos.

No mires a la diapositiva como observador imparcial, sino sumérgete en ella y vive allí aunque sea de modo virtual. Sacúdete cada vez que intentes imaginar la diapositiva a modo de una película en el cine. Es una manera poco eficaz. Debes proyectar mentalmente las escenas sintiéndote un participante propiamente dicho, y no un espectador de cine. Cualquier cosa que hagas, constantemente reproduce la diapositiva en la mente. Puedes pensar en otras cosas, pero la imagen de la diapositiva debe ser el fondo. Debes convertir eso en una costumbre. La diapositiva demuestra su eficacia sólo si se reproduce sistemáticamente y durante largo tiempo.

Interésate activamente por todo lo que está relacionado con tu sueño. Admite que toda la información necesaria entre en ti, dale la posibilidad de penetrar en la capa de tu mundo. Sería bueno que tuvieras la posibilidad de probar la diapositiva en la realidad, aunque sea de modo formal.

Por ejemplo, en las mismas tiendas caras puedes ensayar cómo vas a elegir. No pienses en el dinero, no mires los precios. Tu objetivo no es el dinero, sino lo que se puede comprar con él. Será suficiente con sólo rondar eso, sentir el sabor, elegir, simplemente mirar con tranquilidad y valorar. Deja que esas cosas entren en ti. Míralas no como un lujo inaccesible, sino como algo que pronto vas a comprar. Finge ser el dueño de esas cosas. Deja que los vendedores piensen que eres un comprador. Juega a ser un comprador riguroso (pero sin llegar a ser arrogante). Al dejar que las cosas entren en la capa de tu mundo, te sintonizas poco a poco con las líneas de la vida donde esas cosas serán tuyas.

No debes preocuparte de qué manera lo harán. Si tienes la decisión de tener, la intención exterior, sin que tú lo sepas, encontrará un modo que tú ni siquiera sospechas. Luego no te sorprendas y no intentes convencerte de que fue una casualidad, coincidencia o alguna mística. No me acuerdo quien dijo: «La casualidad es el pseudónimo de Dios cuando no quiere firmar».

Si te visitan sentimientos de veneración ante el mundo de tu sueño, aunque sean efímeros, échalos fuera. Es tu mundo y para ti en él es todo accesible. La importancia exterior o interior te hará de obstáculo por el camino hacia la unidad del alma y la mente. El mundo de tu sueño ha de ser un lugar alegre, pero al mismo tiempo un lugar corriente, en el sentido de que, si posees algo, para ti es un hecho corriente, completamente natural. Para sintonizarte con las líneas correspondientes, debes sentirte como si ya tuvieras todo lo que deseas. No es un autoengaño, porque juegas conscientemente.

El mejor ejemplo de la decisión de tener son los flamantes multimillonarios rusos, cuya cantidad es mayor que en los países desarrollados. A finales de los ochenta del siglo XX, en el período de la perestroika[13] en la URSS, los políticos de pocas luces consideraron que, al privatizarlo todo, la economía socialista enseguida se convertiría en una economía de mercado. El que en aquellos tiempos se encontró al lado del comedero y aprovechó el momento, se enriqueció de golpe, sin esfuerzo alguno. Todo lo que en la época de socialismo pertenecía al estado, es decir, el petróleo, gas, oro, diamantes y otros recursos naturales, industriales e intelectuales, pasó a pertenecer a un puñado de oligarcas. Lo que era de todos se volvió suyo. Para eso no necesitaban hacer negocios como lo hacían los millonarios verdaderos, no «inflados», que tuvieron que trabajar para ganar sus millones. Los que estaban más cerca del comedero sólo tuvieron que poner las garras encima y rugir: «¡Mío!». Y luego formalizarlo todo como escritura de derecho. ¿Por qué razón lo que era común se ha convertido en suyo? Por supuesto, ese período en la URSS es único en la historia. Pero junto a la riqueza se encontraban muchas personas inteligentes y con talento, no obstante, la mayoría de ellos se quedó sin nada. El que se permitió tener pudo agarrarlo.

Los nuevos ricos carecían de sentimiento de culpa, de remordimientos de conciencia, dudas, sentimientos de inferioridad.

No se consideraron a sí mismos ser inapropiados, no se les ocurría sentirse culpables en las tiendas caras. Tenían la decisión de tener; por ende, la impasible intención exterior les ha dado eso. Así es. Y tú dices: ¡increíble!

Visualización del objetivo

En el Transurfing, las técnicas para conseguir los objetivos se hallan fuera de los límites del sentido común y las ideas corrientes. De todas las técnicas no tradicionales, la que más se aproxima al Transurfing es la visualización del objetivo deseado. Dicho método consiste en visualizar lo deseado con tantos detalles como sea posible y llevar siempre esa imagen en la mente. La concepción corriente del mundo considera la visualización como una pérdida de tiempo inútil y sin sentido. Efectivamente, el camino lo hace el caminante, no el que sueña con los ojos abiertos. Pero, como quiera que sea, la representación mental del objetivo también tiene el mismo significado decisivo que el proceso propiamente dicho de obtención de este objetivo, y ya sabes por qué. Un simple «caminante» conseguirá resultados medianos y vivirá como los demás, aportando su grano de arena al triunfo del sentido común. Un peregrino que en su caudal de conocimientos tenga la técnica del Transurfing puede alcanzar resultados a los que el sentido común intenta meter dentro de las descripciones de tipo «la suerte», «una casualidad», «el elegido de la fortuna».

En el Transurfing, desde el punto de vista de sentido común, todo está patas arriba. Por otra parte, mirándolo desde la posición del Transurfing se puede decir lo mismo sobre el sentido común. Si no deseas vivir como todos, si no quieres contentarte con los logros regularcitos, si en esta vida tiendes a recibir todo «a gran escala», entonces eres el Peregrino. El Peregrino del Transurfing no es un elegido de la suerte, sino que la suerte es su elegida. Conseguirás todo lo que quieras si logras quebrantar el monolito de tu sentido común. Eso no significa en absoluto volar entre las nubes, sino, muy por el contrario, bajar a la tierra, pues el sentido común general, en realidad no es tan bueno. De eso te has persuadido ya más de una vez, y pronto descubrirás cosas más insólitas aún.

Tenemos que llegar a comprender por qué la visualización del objetivo propuesto no siempre da resultados. Hasta los partidarios activos de esotérica y psicología no tradicional no pueden fiarse totalmente de ese método. Existen diferentes técnicas de visualización tanto simples como bastante complejas. Todas funcionan con un éxito mudable. Algo sale bien, algo no resulta. A mí, personalmente, esa calidad no me conviene; tal vez a ti tampoco. Por lo cual me apresuro a tranquilizarte: la visualización en el Transurfing es algo distinto de lo que habitualmente se comprende como tal. Pero la visualización según las reglas del Transurfing funciona realmente con garantía de seguridad.

Podemos subdividir los métodos conocidos de visualización en tres grupos. El primer grupo: los sueños. Desde el punto de vista práctico es un método de visualización más débil e inseguro. Soñar no daña, pero es prácticamente inútil. ¡Los sueños no se cumplen! Los fantaseadores, por regla general, no pretenden seriamente que su sueño se realice. Sólo les da la sensación de querer mucho que se cumpla. Pero en el fondo del alma ya no creen que el sueño pueda cumplirse, ya no tienen la intención de tener y actuar. Los fantaseadores miran a sus ensueños como a las estrellas lejanas. Y con la mínima insinuación sobre castillos en el aire, cierran bruscamente sus conchas como las ostras: «¡No toquéis mi sueño!». Si determinamos con precisión el objetivo de los soñadores, resulta que es el proceso de soñar en sí y nada más que eso.

El segundo grupo es el cine. No me refiero el cine cinematográfico, sino el cine mental de uno sobre su deseo. La proyección en la cabeza de tal película se realiza intencionadamente, en eso se diferencia de los ensueños. Existe la intención de tener y actuar, y una de esas acciones es la visualización de la realización del deseo a guisa de proyección mental de una película. ¿Cómo sucede eso? Por ejemplo, quieres tener una casa y la imaginas de este modo y del otro, o sea, según todas las reglas. En la cabeza tienes una imagen absolutamente clara o casi clara de cómo es tu casa, y llevas esta imagen en tu mente a cada instante todos los días.

Supongamos que has cumplido brillantemente con esa tarea. Parecería que el deseo debe cumplirse. Adivina, ¿qué es lo que obtendrás como resultado? Pues eso: seguramente verás una casa casi o completamente igual a la que has imaginado. Pero no será de tu propiedad. Será una casa ajena que existe en la realidad o en la película. Porque obtienes lo que pides. Pues has trabajado muy honradamente con la visualización de la casa, pero con todo eso, de ningún modo explicaste al «camarero» que esta casa es tuya; por tanto, él simplemente ha cumplido tu pedido con exactitud. Te has entusiasmado tanto por la calidad de la visualización como te enseñaron en los libros, que olvidaste lo más importante: quién es el dueño de esa casa. En eso consiste el error principal de los practicantes de tal visualización. Una película seguirá siendo una película y nunca serás su protagonista. ¡Pues la miras embobado como un pobre a los escaparates!

El tercer grupo: no ves el cine como un espectador, sino que participas mentalmente en la película. Eso ya es más eficaz. Al interpretar tu imagen sintonizas los parámetros de tu emisión con las correspondientes líneas de la vida. Por ejemplo, tu objetivo es tener una casa nueva. En tu mente no debes observarla como un cuadro. Crea una especie del sueño virtual en la realidad. Entra en casa, da una vuelta por todas las habitaciones, toca las cosas que te rodean. Arrellánate en el sillón frente a la chimenea, siente su agradable calor y el olor aromático del humo, echa más leña en el fuego. Pasa a la cocina, echa un vistazo a la nevera. ¿Qué hay? Acuéstate a dormir en la camita confortable. ¿Estás cómodo? Siéntate a la mesa en la intimidad de tu familia. Festeja el estreno de tu nuevo domicilio. Cambia el mueble de su lugar.

Toca la hierba en el patio. Es verde y suave. Planta algunas flores. ¿Cuáles te gustan? Coge una manzana del manzano y cómetela. Siéntete en casa. Pues es tu casa. No la mires con ojos de soñador ansioso, con veneración, como algo inalcanzable o como una perspectiva lejana. Ya tienes tu casa, finge que es algo real.

Como comprenderás, dicha visualización representa una diapositiva. Tal diapositiva amplía la zona de tu confort y con el tiempo indudablemente se realizará. Pero cuándo sucederá eso, nadie lo sabe. Tal vez tendrás que esperar mucho. Todo depende de cómo trabajes con la diapositiva. Si jugaste un poco con ella y luego la olvidaste, no tienes nada con qué contar. Los milagros, realmente, no existen.

Al trabajar con la diapositiva debes recordar lo siguiente. Primero, si te enfriaste con tu objetivo, se disolverá y tendrás que forzarte para seguir trabajando con él, de lo que pronto te cansarás. Entonces vale la pena que pienses: ¿realmente necesito esa diapositiva o no? Segundo, es necesario que recuerdes que la intención exterior no realiza una diapositiva enseguida ni mucho menos, sino que te acerca a las líneas de la vida de tu objetivo poco a poco. Es imprescindible que tengas paciencia y perseverancia.

La perseverancia es necesaria sólo en la etapa inicial. Luego la visualización de la diapositiva pasará a ser costumbre y no tendrás que esforzarte. Y por fin, si el objetivo no es tuyo, sino impuesto por los péndulos, no podrás lograr la unidad del alma y la mente. Sobre eso hablaremos en los siguientes capítulos. Si tratas con toda tu alma de alcanzar tu objetivo, la visualización de la diapositiva indiscutiblemente dará sus frutos. Cuando tengas la verdadera decisión de tener, la intención exterior encontrará el modo de realizar tu objetivo.

Si has pensado que la diapositiva es precisamente la técnica de visualización en el Transurfing, te has equivocado. Incluso una diapositiva de calidad extra puede requerir un largo período de tiempo para realizarse, sobre todo si tu objetivo se encuentra en un sector del espacio de las variantes bastante alejado de ti. Es posible acelerar el proceso de obtención del objetivo con ayuda de la visualización del Transurfing. Qué es eso, lo vas a saber.

Visualización del proceso

Resolvamos el siguiente problema. Supongamos que tu objetivo final consiste en hacerte rico. Para conseguir el objetivo practicas la visualización de un maletín lleno de fajos de billetes. Realizas la visualización según todas las reglas del tercer grupo y durante un tiempo bastante largo. Pregunta: ¿qué pasará y cuándo?

Respuesta: no pasará nunca nada. Puedes practicarlo todos los santos días hasta fin de tu vida y, de todos modos, en el mejor de los casos sólo verás con más frecuencia maletines llenos de billetes como en el cine. La probabilidad de que encuentres un tesoro o que te toque la lotería es muy insignificante. ¿Valdrá la pena apostar por la probabilidad?

Puedes plantear la pregunta: ¡Pero cómo puede ser, pues constantemente en mi imaginación abro el maletín con mis manos, saco mi dinero, lo palpo, lo acaricio, por poco lo estoy lamiendo! La visualización del tercer grupo ya no es una película, ¿qué más se necesita? ¿Y qué pasa con la todopoderosa la intención exterior?

El caso es que, desde el punto de vista del Transurfing, aquí estás cometiendo dos errores. El primer error es que el maletín con dinero no es tu objetivo. El dinero sólo es un atributo, ni siquiera es un medio, y bajo ningún concepto un objetivo. No obstante, sobre nuestros objetivos hablaremos más tarde; ahora no nos anticipemos. El segundo error: la concentración de la atención en el objetivo final, a no ser que para alcanzar lo deseado te quede sólo un paso, de ninguna manera te avanza hacia él. Por supuesto, la zona de confort se extiende y la intención exterior poco a poco hará su trabajo. Pero no le estás ayudando en nada. ¡Al menos deberías mover los pies! No hablamos de la necesidad de actuar. Ahora sólo se trata de visualización.

Hasta este momento la experiencia corriente nos sugería que, si queremos conseguir lo nuestro, debemos dirigir hacia el objetivo todos nuestros pensamientos y aspiraciones. Todo eso ahora deberías olvidarlo. Como te había prometido, el Transurfing indudablemente funciona, pero para eso tienes que renunciar a las ideas habituales y aceptar otras, desde el punto de vista corriente, increíbles.

Fijemos la diferencia esencial y principal entre la visualización del Transurfing y una visualización corriente. Como es sabido, la concentración de la atención en el objetivo es el deseo. La concentración de atención en el avance hacia el objetivo es la intención. La fuerza motriz de cualquier acción es la intención y no el deseo. Por ende lo que nos mueve hacia el objetivo no es la contemplación del objetivo en sí, sino la visualización del proceso de movimiento hacia el objetivo. La realización de la intención es un proceso, y no la fijación en una imagen estática. Por supuesto, el objetivo en sí también forma parte de la imagen visualizada. Sin embargo, la atención se concentra en el proceso de movimiento hacia el objetivo, mientras que el objetivo mismo es el fondo de ese movimiento.

La visualización del objetivo mismo se distingue de la visualización del proceso de obtención del objetivo tal como el deseo se distingue de la intención. El deseo no hace nada. Volvemos de nuevo al ejemplo de la mano levantada. Imagínate que deseas levantar la mano. Primero piensa en que quieres levantar la mano y cuál será el resultado, es decir, piensa en la mano levantada. Ahora levántala. En el primer caso actúa el deseo y no ocurre nada, sólo consta el hecho del deseo en sí y la visualización del objetivo: la mano levantada. En el segundo caso actúa la intención, procediendo todo el tiempo mientras se levanta la mano. Durante este proceso el objetivo queda implícito como algo que se debe lograr, pero la atención está concentrada precisamente en el proceso. Al fin, para recorrer unos cuantos pasos no es suficiente con sólo desearlo e imaginarte en el lugar del destino. Es imprescindible andar, es decir, realizar el proceso.

Todo eso parece un razonamiento trivial. Pero mira qué conclusión sacamos de aquí: la visualización del objetivo es la actitud del deseo y, por ende, el objetivo no se acerca ni un paso. Resulta ser la marcha en vacío.

En el Transurfing realizas una visualización del proceso de movimiento hacia el objetivo; pues en este caso precisamente actúa la intención, por tanto el objetivo será alcanzado, tarde o temprano. El avance hacia el objetivo no sucede tan rápido como en un sueño, pero hay movimiento y ¡bastante perceptible! Al estudiar el último capítulo aprenderás prácticamente a ver tu avance por las líneas de la vida.

Hagas lo que hagas, si es un proceso largo, te ayudará la visualización de ese proceso. Sobre todo tal visualización es útil en cualquier actividad creativa, cuando el objetivo final no tiene contornos bien definidos. ¿Qué se debe comprender como visualización del proceso? Supongamos que estás creando una obra de arte y todavía no tienes claro cómo debe quedar una vez terminado el trabajo. Pero sabes bien qué propiedades quieres dar a esa obra. En los ratos de descanso imagina cómo se perfecciona cada vez más. Hoy has terminado algunos de los detalles de tu obra. Y mañana piensas añadirle nuevos rasgos. Imagínate que tu obra se trasforma cada vez más. Le añades más detalles nuevos, y delante de tus ojos tu creación se convierte en una obra de arte. Estás contento, absorbido por el proceso de creación, tu obra predilecta crece junto contigo.

Tú, por tu propia cuenta, fácilmente inventarás algún modo de visualización apropiado para este caso en concreto. El secreto está en que no contemples simplemente el objeto, sino que imagines el proceso de su nacimiento y el desarrollo de su perfeccionamiento. No debes imaginar, por ejemplo, cómo la obra de arte se pinta, se esculpe, se construye a sí misma. Eres tú quien la crea. Se perfecciona en tus manos. El hombre crea y admira su trabajo al mismo tiempo.

De buen ejemplo nos servirá el cuidado de una madre educando su hijo. Ella le da de comer, le acuesta e imagina cómo su pequeño crece cada día. Le cuida, le admira y constantemente comprueba para sí misma qué guapo crece su niño. La madre juega con él, le enseña e imagina cómo el niño se vuelve cada vez más inteligente, cómo pronto irá al colegio. Como ves, no es la contemplación del proceso, sino la creación con visualización simultánea del proceso. La madre no sólo observa el crecimiento de su niño, sino que se imagina cómo se desarrolla y en qué persona se convierte.

Si tu creación es un programa informático: después del trabajo imagínate que se vuelve cada vez más eficaz y cómodo. Mañana añadirás unos detalles nuevos y todos se quedarán sorprendidos por tu programa.

Si trabajas con un proyecto de negocios: imagínate cómo se te ocurren muchas ideas nuevas y geniales. Cada día estás avanzando con interesantes y originales propuestas. Observa el crecimiento de tu proyecto y convéncete de que el proyecto paulatinamente se convierte en un ejemplo de profesionalidad.

Si trabajas con tu cuerpo, críalo como la madre a su hijo. Imagínate cómo tu cuerpo poco a poco obtiene las formas perfectas.

Cuídalo, entrénalo, y luego imagina cómo en algunas partes de tu cuerpo los músculos crecen, en otras se ponen más firmes.

En cualquier caso visualiza el proceso: de qué manera tu asunto avanza hacia su terminación. Sólo la contemplación del resultado final amplía la zona de confort, y ya no es poco. Pero al practicar la visualización del proceso de avance hacia el objetivo, aceleras notablemente el trabajo de la intención exterior.

Si por ahora no sabes de qué manera puede realizarse tu objetivo, no te preocupes y sigue practicando tranquila y sistemáticamente la visualización de la diapositiva. Cuando el objetivo entre por completo en la zona de tu confort, la intención exterior te mandará una variante conveniente. No debes agitarte, buscar convulsivamente modos de conseguir el objetivo. Renuncia a la importancia y confía en la corriente de las variantes. No mires la diapositiva: vive en ella. De esa manera involuntariamente actuarás en la dirección necesaria.

Pero la visualización del proceso todavía no lo es todo. La realización material del espacio de las variantes es inerte como el alquitrán, por tanto la transición debe realizarse paulatinamente, salvo que poseas la intención exterior del Mesías. Paulatinamente no sólo significa que la transición debe realizarse sin cesar, sino también por etapas. En eso consiste el secreto de otra particularidad de la visualización del Transurfing.

Cadenas de transferencia

Si el objetivo está en las líneas de la vida bastante alejadas de la línea en la que estés, es prácticamente imposible que puedas sintonizar tu emisión con ellas. Por ejemplo, si tienes que examinarte, pero no sabes nada acerca de la asignatura, no podrás sintonizarte con la línea donde te examines felizmente. Si no sabes nada, no podrás visualizar la respuesta siquiera a una pregunta.

Entre tu futuro objetivo y la situación actual puede haber un camino bastante largo (no necesariamente medido en tiempo). Se cambiará no sólo tu situación, sino también tu modo de pensar, la manera de actuar y puede que incluso tu carácter. No puedes sintonizar tus parámetros con precisión ahora, sin haber recorrido el camino.

Si intentas practicar la visualización del proceso de movimiento hacia un objetivo muy lejano, te surgirá la tentación de adelantar e intentar meter prisa al desarrollo de los acontecimientos. Eso no te dará nada y, como consecuencia, te llevarás una decepción y despecho, lo que a su vez levantará contra ti a las fuerzas equiponderantes.

En la cabeza puedes proyectar la diapositiva de tu futuro lejano cuantas veces quieras: no te hará ningún daño. Pero la visualización del proceso de movimiento por el tramo de un camino al que no vayas a incorporarte pronto, puede llevarte nadie sabe a dónde. Imagínate que debes ir aguas abajo por un río serpenteante. No irás a arrastrar el barco por la costa saltando curvas para atajar el camino, ¿verdad?

Si el objetivo se consigue en varias etapas, tendrás que pasar consecutivamente cada etapa, lo quieras o no. Por ejemplo, es imposible llegar a ser de golpe un profesional en cualquier disciplina. Para empezar se debe terminar algún estudio, luego encontrar el trabajo, luego pulir tu perfección profesional, etcétera. Tal camino escalonado hacia el objetivo en el espacio de las variantes se representa como cadenas de transferencia. Cada eslabón de la cadena es una etapa separada. Las etapas se unen en eslabones, pues si no pasas una etapa, te es imposible entrar en la siguiente. Por ejemplo, es imposible matricularse en los estudios de postgrado sin terminar previamente la universidad.

Cada eslabón aislado de una cadena de trasferencia se compone de los sectores del espacio, mutuamente relacionados y relativamente homogéneos. El camino hacia el objetivo dentro del espacio se organiza por las cadenas de transferencia y la corriente de las variantes. El espacio de las variantes tiene una estructura bien ordenada. Si intentas alcanzar el objetivo de una manera desordenada, nunca lo conseguirás. Cómo no salirse de la corriente de las variantes, lo sabes ya: no crear potenciales excesivos, no dar manotazos en el agua y no luchar contra la corriente. Sólo te queda seguir una regla más: aplicar la visualización del proceso de avance hacia el objetivo sólo respecto de la etapa corriente. Con eso puedes imaginar el resultado final cuantas veces quieras a modo de una diapositiva. Pero el proceso de avance, sólo en los marcos del eslabón corriente de la cadena de trasferencia. No tengas prisa, todo llegará a su tiempo.

Ahora podemos definir la determinación final de la visualización en el Transurfing. La visualización en el Transurfing es representar mentalmente el proceso de realización del eslabón corriente de la cadena de trasferencia. Por representación mental se entiende la orientación del curso de los pensamientos por el lecho necesario. Sólo necesitas dar un impulso a tus pensamientos; luego irán por sí solos, como en el sueño según el escenario. Es necesario vivir el proceso de la realización del eslabón de manera que tus pensamientos y tus actos estén en mutua concordancia.

Como ves, todo es muy simple. No es difícil averiguar cuáles son los eslabones aislados en tu propia cadena de trasferencia. ¿Y si desconoces el orden por el que avanzar hacia tu objetivo? ¿O si no comprendes en absoluto por qué camino y de qué modo puedes conseguirlo? No pasa nada, que eso no te preocupes. De nuevo te repito qué es lo que debes hacer en este caso.

Si por ahora no sabes de qué manera puede realizarse tu objetivo, no te preocupes y sigue practicando tranquila y sistemáticamente la visualización de la diapositiva. Cuando el objetivo entre por completo en la zona de tu confort, la intención exterior te mandará una variante conveniente. No debes agitarte ni buscar convulsivamente los modos de conseguir el objetivo. La diapositiva, de por sí, te obligará a actuar en la dirección necesaria involuntaria y hasta inconscientemente. Renuncia a la importancia, estate tranquilo y confía en la corriente de las variantes.

Aquí me gustaría añadir algunas palabras sobre las señales. Si interpretas alguna señal que, a tu parecer, pueda indicar la probabilidad de conseguir el objetivo, es imprescindible que sepas que las señales acogen sólo el eslabón actual de la cadena de trasferencia, y su relación con el objetivo final es muy lejana. En otras palabras, los indicadores pertenecen sólo a la carretera por la que circulas en este momento. Puedes interpretar señales para todas las cuestiones relacionadas con el eslabón actual de la cadena de trasferencia. Pero si la línea corriente de tu vida está separada por varios eslabones de la línea del objetivo, las señales no pueden servir como indicadores para el objetivo. Eso no significa que no exista ningún indicador para el objetivo lejano. Sólo que no podrás interpretarlos con un suficiente grado de Habilidad. En general, la interpretación de las señales, excepto el estado de confort del alma, es la técnica de Transurfing menos segura, por lo que no hay que dar demasiada importancia a las señales.

Ahora nos queda sólo aclarar qué lugar ocupa la visualización de tercer grupo y si, por lo general, tenemos que practicar la visualización del objetivo. La respuesta aquí es unívoca: sin duda, es estrictamente necesario practicar la visualización del objetivo en cualquier forma que te resulte cómoda. El objetivo se mantiene en la cabeza a manera de diapositiva, lo que amplía la zona de confort y sintoniza la frecuencia de emisión de tu energía mental con las líneas de la vida finales. Precisamente ésa es la principal y única función de la visualización del tercer grupo. Pero a la transición propiamente dicha, sin embargo, la realiza el burrito de carga del Transurfing: la visualización del proceso de movimiento hacia el objetivo. Visualizando el proceso unes tu intención interior con la intención exterior.

Resumen

  • Las ilusiones no son fruto de la imaginación, sino la visión de otra realidad.
  • Al estar en el mundo material, el hombre es capaz de percibir otra realidad.
  • La percepción del mundo puede distorsionarse por las convicciones interiores.
  • La diapositiva es algo que existe en tu cabeza, pero los demás no la tienen en su mente.
  • Las diapositivas alteran la realidad viva.
  • El individuo es propenso a proyectar sus diapositivas en los que le rodean.
  • La base de una diapositiva es la importancia.
  • En cuanto desaparece la importancia, la diapositiva deja de funcionar.
  • La intención exterior realiza la diapositiva sin cesar y paulatinamente.
  • Deja de luchar contra ti mismo y desvía tu atención de lo negativo a lo positivo.
  • Créate una diapositiva positiva que sea agradable para el alma y la mente.
  • Mira tu diapositiva con más frecuencia y ve añadiendo en ella detalles nuevos.
  • Bajo ninguna circunstancia copies la imagen de la diapositiva de otra gente.
  • Si no tienes la determinación de tener, nunca conseguirás lo que pretendes.
  • Permítete el lujo de ser digno de todo lo mejor. La determinación de tener es el conocimiento irrevocable de que eres digno y que la elección es tuya.
  • Las diapositivas ayudan a incluir lo increíble en la zona de tu confort.
  • No mires la diapositiva como un cuadro, sino vive en ella, aunque sea de modo virtual.
  • Deja entrar en ti cualquier información del mundo de tu ensueño. No es la contemplación del resultado lo que te hace avanzar hacia el objetivo, sino la visualización del proceso de ese movimiento. No contemplar el resultado, sino imaginar el nacimiento y crecimiento de la perfección.
  • La visualización en Transurfing es representar mentalmente el proceso de realización del eslabón corriente de la cadena de trasferencia. Si desconoces el camino de obtención del objetivo, practica la visualización de la diapositiva. La diapositiva misma te guiará en la dirección necesaria.