ACTO I[1]
(Un estudio. Mrs. Cameron está lavando la cabeza de Mr. Cameron. Ellen Terry, sobre un estrado, posa para Watts como modelo de «La Modestia a los pies de Mammón[2]»).
MRS. CAMERON: ¡Siéntate ya, Charles! ¡Siéntate ya[3]! ¿Tienes jabón en los ojos? Absurdo. ¿Te has mojado la espalda? ¡Tonterías! ¡Estoy segura de que eres capaz de soportar una pequeña molestia por el Arte[4]!
MR. CAMERON: ¡La sexta vez en ocho meses! ¡La sexta vez en ocho meses! Cada vez que nos vamos a la India, Julia me lava la cabeza. Y ahora no nos vamos a la India. A veces pienso que nunca iremos a la India.
MRS. CAMERON: Absurdo, Charles. Contrólate, Charles. Recuerda lo que Alfred Tennyson dijo de ti: que eras un filósofo con la barba bañada por la luz de la luna[5]. Un deshollinador con la barba bañada por el hollín.
MR. CAMERON: ¡Ay, si pudiésemos ir a la India! En la India nadie se lava. Allí, en la India, las barbas son blancas porque la luna siempre brilla sobre la juventud, sobre la verdad. Y aquí perdemos el tiempo, malgastando nuestras miserables vidas en el empeño de blanquearlas…
(Mrs. Cameron frota vigorosamente.).
WATTS (mirando a su alrededor): Valor, mi viejo amigo. Valor. Todo sea por la Perfección, Cameron[6]. Recuérdelo siempre. (A Ellen). No te muevas, Ellen. Sigue completamente inmóvil. Estoy luchando con el dedo gordo del pie de Mammón. He luchado durante seis meses. Aún está sin dibujar. Pero yo me digo: Todo sea por la Perfección. No te muevas.
(Entra Tennyson).
TENNYSON: ¡El hijo del hombre no tiene dónde reclinar su cabeza[7]!
MR. CAMERON: ¿También es día de lavado en Farringford[8], Alfred?
TENNYSON: El jardín ha sido invadido por veinte fervorosos jóvenes de Clerkenwell[9]; hay seis profesores norteamericanos en el cenador[10]; el cuarto de baño está ocupado por las damas del Círculo Poético de Ohio. Y el hijo del hombre no tiene un sitio donde reclinar su cabeza.
MR. CAMERON: Aleje su mente de los asuntos cotidianos. Busque la verdad donde la verdad se halla escondida. Persiga el anhelo perpetuo de lo sutil. ¡No me tires de la barba, Julia! (Mrs. Cameron le suelta la barba). ¡Bendito sea Dios! A las dos y media partiremos hacia la India. (Se acerca a la ventana.).
TENNYSON: ¡Caramba! No me diga que realmente va a irse…
MRS. CAMERON: Sí, Alfred. A las dos y media saldremos para la India… Es decir, si han llegado los baúles. (Mrs. Cameron da la esponja a Mary[11]). Toma la esponja, hija; voy a ver si han llegado los baúles.
MARY: ¡Si han llegado los baúles…! ¡Ande ya! El que ha llegado es el conde de Dudley[12]. Me está esperando en la cocina. No vale gran cosa; pero un conde siempre tiene mejor aspecto que un baúl.
MRS. CAMERON: No podemos ir a la India sin nuestros baúles. He reclamado ocho veces los baúles, y por octava vez los baúles no han llegado. Pero Julia Cameron no irá a la India sin su baúl. Compréndalo, Alfred. Cuando nuestros cadáveres reposen bajo la Cruz del Sur, mi cabeza estará apoyada sobre su inmortal poema In Memoriam[13]. Maud[14] descansará sobre mi corazón. Imagínese el brillo de Orión en el cielo meridional. La fragancia de los tulipaneros se percibe a través de la ventana abierta. El silencio sólo es quebrado por los sollozos de mi marido y por el rugido ocasional de un tigre solitario. Y entonces, ¿qué sucede? ¿Qué infamia advierto? Una hormiga, Alfred, una hormiga blanca. Brotan de la jungla en tropel. ¡Alfred, están devorando Maud…!
TENNYSON: ¡Dios me bendiga! ¿Devorando Maud? ¡Hormigas blancas! ¡Pobrecita mía! Es verdad. Usted no puede ir a la India sin sus baúles. ¿Cómo podré leerle Maud cuando usted esté en la India? Sin embargo, ¿qué hora es? ¿Las doce y cuarto? Al menos voy a leerle esto. Comencemos.
Odio el terrible foso que hay tras el bosquecillo,
Salpican sus rebordes brezos sanguinolentos,
Sus paredes rezuman silente horror de sangre,
Y el Eco, a las preguntas, sólo responde: Muerte.
En el lívido foso hallé hace tiempo un cuerpo,
Y me legó su vida, oh Dios, oh Padre mío[15]…
MRS. CAMERON: ¡Esa es la postura que yo deseaba! No se mueva, Alfred. No parpadee. Charles, te has sentado encima del objetivo. Levántate.
(Mrs. Cameron instala el trípode. Tennyson continúa leyendo Maud).
ELLEN (estirando las piernas): Oh, Signor[16], ¿puedo levantarme? Estoy entumecida.
WATTS: ¿Entumecida, Ellen? ¿Sólo porque esta mañana has estado posando cuatro horas?
ELLEN: ¡Sólo cuatro horas! Me han parecido siglos. De todos modos, estoy terriblemente entumecida. Y me gustaría ir a bañarme. Hace una mañana deliciosa. Hay abejas en los espinos. (Desciende del estrado y se estira.).
WATTS: Has estado cuatro horas al servicio del arte, Ellen, y ya estás cansada. Yo he estado setenta y siete años al servicio del arte[17], y aún no estoy cansado.
ELLEN: ¡Oh, «Lor»!
WATTS: Cuando tengas que usar esa vulgar expresión, Ellen, haz el favor de pronunciar la «d» final[18].
ELLEN(situándose junto a Tennyson): ¡Oh, Lord, Lord, Lord!
TENNYSON: Aún no soy Lord, damisela; pero ¿quién sabe? Ese título puede estar esperándome en el regazo de la Reina. Mientras tanto, siéntese usted en mi regazo[19].
MRS. CAMERON: ¡Otra fotografía! ¡Y aún mejor! La Poesía, personificada por Alfred Tennyson, adorando a la Musa.
ELLEN: Pero yo soy la Modestia, Mrs. Cameron; eso dice Signor. Yo soy la Modestia acurrucada a los pies de Mammón; por lo menos, lo era hace diez minutos.
MRS. CAMERON: Sí. Pero ahora es usted la Musa. Y la Musa debe tener alas. (Mrs. Cameron revuelve frenéticamente el interior de un cajón. Arroja varias prendas al suelo). Toallas, sábanas, pijamas, pantalones, vestidos, tirantes… Hay tirantes, pero no hay alas. Pantalones, pero no alas. ¡Qué sátira sobre la vida moderna! ¡Hay tirantes, pero no hay alas! (Mrs. Cameron va hasta la puerta y grita:). ¡Alas! ¡Alas! ¡Alas! ¿Cómo dices, Mary? ¿Que no hay alas? Entonces, mata el pavo. (Mrs. Cameron camina sobre las prendas. Sale.).
TENNYSON(A Ellen): ¡Es usted una muchacha muy hermosa, Ellen!
ELLEN: Y usted, un gran poeta, Mr. Tennyson.
TENNYSON: ¿Ha visto alguna vez la piel de un poeta? (Se remanga y la muestra el brazo.).
ELLEN: ¡Como un ajado pétalo de rosa!
TENNYSON: ¡Ah, si usted me hubiese visto en la bañera! ¡Tengo unos muslos como de alabastro!
ELLEN: A veces pienso, Mr. Tennyson, que usted es el más sensible de todos los hombres.
TENNYSON (besándola): Yo soy sensible a la belleza en todas sus formas. Es mi obligación como Poeta Laureado[20].
ELLEN: Dígame, Mr. Tennyson, ¿alguna vez ha cogido usted prímulas del borde de un camino?
TENNYSON: Cientos de veces.
ELLEN: Y Lady Tennyson, ¿ha saltado alguna vez a caballo por encima de usted?
TENNYSON: ¿Saltar Emily[21]? ¿Saltar Emily? Emily se tendió en un sofá hace cincuenta años, y me sorprendería, mejor dicho, me dejaría estupefacto, si alguna vez volviese a levantarse.
ELLEN: Entonces, supongo que usted nunca ha estado enamorado. ¿Nadie ha saltado jamás sobre su cabeza? ¿Nadie ha dejado caer en su mano una rosa blanca y luego se ha ido al galope?
TENNYSON: Hallam[22] nunca galopó. Tenía una mala silla de montar. Mi vida ha estado singularmente desprovista de esa clase de excitaciones amorosas que usted describe. Continúe.
ELLEN: Verá usted, Mr. Tennyson, el otro día paseaba por el camino, cogiendo prímulas, cuando…
MRS. CAMERON (entrando de nuevo): Aquí están las alas del pavo[23].
ELLEN: Oh, Mrs. Cameron, ¿ha matado usted el pavo? Le tenía tanto cariño al animalito…
MRS. CAMERON: El pavo es feliz, Ellen. El pavo se ha convertido en parte integrante de mi arte inmortal[24]. Ahora, Ellen, súbase a esa silla. Estire los brazos. Levante la mirada. Usted también, Alfred. ¡Mire hacia arriba!
TENNYSON: ¡A Nell[25]!
WATTS: No apruebo totalmente la composición de esa escena, Julia[26].
MRS. CAMERON: Todo sea por la Perfección, Signor. Ahora, permanezcan completamente quietos. Sólo cinco minutos.
MR. CAMERON(mirando al tití[27]): La vida es sueño.
TENNYSON: Un sueño bastante soso, Charles.
MR. CAMERON: Todas las cosas que tienen sustancia me parecen irreales. ¿Qué es esto? (Coge unos tirantes). Tirantes. Cadenas que nos atan a la rueda de la vida. ¿Qué es esto? (Coge unos pantalones). Pantalones. Hojas de higuera que ocultan la verdad. ¿Qué es la verdad? Un rayo de luna. ¿Dónde brilla siempre la luna? En la India. Ven, monito mío[28], vámonos a la India. Vámonos a la India, al país de los sueños. (Va hacia la ventana. Suena un silbido en el jardín.).
ELLEN: ¡Voy! ¡Ya voy! (Salta de la silla y sale de la habitación.).
MRS. CAMERON: ¡Ha estropeado mi escena!
TENNYSON: La mía, también.
MRS. CAMERON: Esa chica está loca. Se marcha de repente como si hubiese perdido el sentido común. ¿Por qué querrá ir a bañarse pudiendo estar posando para mí?
TENNYSON(abre Maud y comienza a leer): Bien.
Ven al jardín, Maud,
Que el murciélago negro vuela de noche;
Ven al jardín, Maud,
Que estoy aquí, en la puerta, solo[29]…
WATTS: Dígame, Alfred, ¿su poesía se basa en la realidad?
TENNYSON: En efecto. Nunca describo una margarita sin haberla examinado antes por el microscopio. Escuche:
Sus pies rozaron los prados
Y abandonaron las rosadas margaritas[30].
¿Por qué digo «rosadas»? Porque es la realidad[31]…
MR. CAMERON: Pensaba que acabo de ver pasar ante la ventana algo que mucha gente llamaría realidad. Una realidad con pantalones; una realidad con bigotes; una hermosa realidad, como suelen ser algunas realidades. Un joven, en realidad.
MRS. CAMERON: ¡Un joven! Precisamente lo que yo andaba buscando. Un joven con nobles muslos, cabellos ambrosíacos y ojos dorados. (Va hacia la ventana y llama:). ¡Joven! ¡Joven! ¿Quiere usted venir a posar para la escena de Sir Isumbras en el vado[32]?(Sale. Un burro rebuzna. Mrs. Cameron regresa a la habitación). No era un hombre. Era un burro. Sin embargo, para un verdadero artista, una realidad es igual que otra. La realidad es la realidad; el arte es el arte; un burro es un burro. (Mira por la ventana). No te muevas, burro; piensa, oh Asno, que llevas a San Cristóbal sobre tu lomo. Levanta la mirada, oh Asno. Eleva tus ojos al cielo. Estate completamente inmóvil. ¡Ahí, quieto! Le digo al Asno que mire hacia arriba; y el Asno mira hacia abajo. ¡El Asno está comiendo cardos en el prado!
TENNYSON: Sí. Había un maldito asno que el otro día alababa a Browning[33]. A Browning, se lo aseguro. Me pregunto si Browning podría haber escrito algo así:
El gemido de las palomas en olmos inmemoriales,
El murmullo de abejas innumerables[34].
O esto otro, quizá la frase más encantadora de nuestra lengua… El melodioso mirlo gorjea sobre el prado[35].
(Se oye un rebuzno.).
¡Burros en Dimbola! ¡Gansos en Farringford! ¡El hijo del hombre no tiene dónde reclinar su cabeza!
(Watts avanza lentamente hacia el centro.).
WATTS: Alabado sea el Supremo Arquitecto… Por designio de la Providencia, el dedo gordo del pie de Mammón ya está, dentro de lo que cabe, dibujado. Sí, dibujado. (Mira extasiado a los demás). Ah, mis queridos amigos y colegas en la causa de la verdad, que es la belleza, y de la belleza, que es la verdad: después de meses de trabajo, meses de duro trabajo, el dedo gordo del pie de Mammón ya está dibujado. He rezado y he trabajado, he trabajado y he rezado[36]; y, dentro de lo que cabe, por designio de la Providencia, el dedo gordo del pie de Mammón ya está dibujado.
TENNYSON: A veces me parece, Watts, que el dedo gordo del pie no es la parte más importante del cuerpo humano.
WATTS (toma su paleta de nuevo y reanuda su tarea.): ¡Ha hablado la voz del verdadero artista! Tiene usted razón, Alfred. Usted me ha hecho salir de mi momentánea exaltación. Usted me recuerda que, aunque hubiese alcanzado un éxito, dentro de lo que cabe, con el dedo gordo del pie de Mammón, no habría resuelto el problema de los ropajes. (Va hacia el cuadro y coge la varilla de apoyo de la mano derecha[37].). Este es, por supuesto, un problema sumamente difícil. En el tratamiento de las telas he intentado expresar dos ideas importantes, pero totalmente contrapuestas. En primer lugar, he tratado de comunicar al espectador la idea de que la Modestia está siempre velada; en segundo lugar, la idea de que la Modestia está absolutamente desnuda. Durante mucho tiempo he meditado hasta la perplejidad. Al fin he llegado a una solución. La he envuelto en una leve sustancia blanca que tiene la apariencia de un velo; pero si se examina cuidadosamente puede advertirse que está compuesta de innumerables estrellas. En resumen, se trata de la Vía Láctea. ¿Quieren saber por qué? Se lo diré. Si ustedes consultan la mitología de los antiguos egipcios, verán que la Vía Láctea era utilizada para simbolizar… Déjenme ver qué simbolizaba… (Abre un libro[38]).
MRS. CAMERON: Déjenme ver. El tiempo pasa. Ahora pensemos. ¿Qué necesitaría yo para el viaje?
MR. CAMERON: Fe, esperanza y caridad.
MRS. CAMERON: Sí, y los poemas de Sir Henry Taylor[39]; y alcanfor en abundancia. Y fotografías para repartir entre los marineros.
TENNYSON: Y una o dos docenas de botellas de Oporto.
WATTS: ¡Horror! ¡Horror! ¡He sufrido una cruel decepción! Escuchen (Lee): «La Vía Láctea era, entre los antiguos, signo universal de fertilidad. Simbolizaba las huevas del pez, la innumerable progenie del mar y la fertilidad del lecho nupcial». ¡Horror! ¡Horror! ¡Yo, que he sacrificado todo por la Perfección, he hecho que la Modestia simbolice la fertilidad del pez[40]!
MR. CAMERON: ¡Mi pobre amigo…! Pez. Pez. Pez[41].