> Atenas, Grecia
Irene se conectó a la red Libre, como solía hacer últimamente todos los días. Entró en el tablón de anuncios y leyó los enlaces a las noticias de Santa Ana, luego revisó los mensajes de varios colaboradores indicando que ya no existían informes de incidentes relacionados con Cysex. Su vista se nubló y varias lágrimas cayeron a la pantalla de la vieja PDA. Le parecía increíble que un grupo de personas anónimas se hubiera unido de aquella manera y hubieran terminado por anular aquella pesadilla. También juzgaba vergonzoso que para las instituciones aquellos mismos individuos fueran considerados piratas y delincuentes, las mismas instituciones que no hicieron nada por ayudar a nadie. Abandonó su casa y se dirigió al hospital a visitar a su hermano, que finalmente había salido del coma. Mientras se encaminaba al metro pensó que su desaparecido novio estaría orgulloso de lo conseguido entre todos, ese pensamiento la reconfortó y sonrió. Era la primera vez que pensaba en él sin que la tristeza la abordara, y se sintió aliviada.