> Estoril, Portugal
Teresa llevaba ya varias semanas escondida en el piso que le facilitaron sus anónimos amigos. Estaba razonablemente tranquila porque recibía muchos mensajes de sus protectores y algunos mensajes de voz muy simpáticos de alguien que, por la forma de hablar, solo podía ser de Brasil. Todos los mensajes le llegaban a través de la central domótica de la casa, que parecía haber sido poseída por un espíritu cibernético. Ninguna casa se comportaba de aquella manera. El último mensaje era realmente bueno:
Hola, Teresa:
Hemos conseguido acceder a la red de Cysex y logramos borrar todo lo relativo a tu incidente. Cysex ya no te busca y hemos retirado la denuncia interpuesta en la policía, por lo que estás libre como un pájaro.
También hemos «convencido» al sistema informático administrativo para que te despida con una generosa gratificación y que te recomiende para un trabajo en otra compañía del grupo.
Creemos que es lo menos que te mereces, después de que casi te maten, y también queremos agradecerte tu ayuda, pues nos pusiste en la pista al contarnos lo de la interfaz de pruebas. Hemos accedido a los planos y vemos que desde la interfaz de pruebas es posible monitorizar una interfaz Cysex. Con esto podremos rastrear la fuente del problema.
Teresa no dejaba de preguntarse cómo habrían hecho aquello, sin sospechar que Casandra y Darío utilizaron la cuenta que les suministró Irene para acceder a la red de Cysex y entrar en el sistema administrativo. A partir de allí fue cuestión de bucear en el sistema y encontrar las bases de datos adecuadas y, actuando como administradores, alterar los datos. Los sistemas expertos de la propia compañía ejecutaron lo demás automáticamente.