> Cornisa cantábrica, España

Al día siguiente, Casandra programó una búsqueda de noticias sobre El Salvador en las principales agencias de noticias de la red. No tardó en encontrar una que le llamó la atención.

—Darío, ¿dónde estás? —gritó Casandra con el suficiente ímpetu para ser oída en toda la casa.

—En el laboratorio —contestó Darío.

—¿Has visto las noticias sobre El Salvador? —dijo ella atropelladamente, nada más entrar por la puerta.

—No, estaba leyendo un correo de trabajo —contestó él en tono ausente.

—Hay una noticia que dice que la agencia antidroga ha asaltado un laboratorio de drogas sintéticas en El Salvador, en la misma ciudad…

—Donde está nuestra ONG favorita —le cortó Darío, concentrándose en lo que ella le decía.

—Sí, allí mismo. Dice que, durante el tiroteo, la casa explotó debido a los compuestos químicos almacenados.

—Se han dado prisa y han sido tan sutiles como siempre —dijo Darío.

—¿Crees que se ha terminado? —preguntó ella en tono esperanzado.

—Creo que no. Opino que solo han cortado una cabeza de la Hidra, pero que hay muchas más. Seguramente será un respiro, y ahora Cysex se encargará de perseguirlos. ¿Lo has publicado en el tablón de anuncios?

—He puesto enlaces a las noticias, sin añadir comentarios —contestó Casandra.

—¿Han cesado los incidentes?

—Según nuestros sistemas expertos han disminuido bastante. Han cancelado la autorización de la presunta entidad de gestión. A medida que la orden se propague por la red, los cortafuegos bloquearán su acceso —contestó ella consultando su PDA.

—Esto ha sido bastante feo —dijo Darío con alivio.

—Sí, pero es solo el principio. Alguien más acabará explotando esta vulnerabilidad, empresas competidoras, grupos radicales…, hay mucha gente a quien no le importa lo más mínimo la vida de los demás —comentó ella en tono cansado.

—Bueno, ya veremos, lo mejor es no preocuparse de antemano —dijo él intentando animarla.