EPÍLOGO

IMAGINEMOS por un momento que las inspiradas suposiciones de la ciencia ficción sean reales, que en algún lugar a menos de cien años luz de aquí exista un planeta similar al nuestro, donde una especie como la humana haya alcanzado un estado de autoconciencia y dominio mundial. Si así fuera, cabría dentro de lo posible que algún día nos encontráramos con esas gentes en las inmensidades del espacio.

Nada tiene de inaudito, ni siquiera en un planeta tan pacífico como el nuestro, que una tribu o nación se encuentre con otra y de inmediato discrepe sobre asuntos fundamentales. Si la Historia se repite, es posible que estalle una guerra entre los dos planetas.

Con suerte podríamos ganarla y la Tierra sobreviviría para decidir su propio destino mientras una legión de militantes, diplomáticos, comerciantes, misioneros, científicos, periodistas, tecnólogos, psicólogos, historiadores, turistas, vagos y gente corriente se abatiría sobre el infortunado planeta. Confiemos en que, entre esa legión de visitantes, haya un loco lo bastante sensato para entrar a saco en las bibliotecas más esotéricas de aquel planeta, y para volver a la Tierra con un botín de su literatura favorita.

Debe haber estanterías y estanterías repletas de buenas obras del espacio, a tan solo cien años luz de aquí...

Brian W. Aldiss

FIN