EL MAESTRO DE ALTAMIRA
Stephen Barr
Los arqueólogos han dado diversas interpretaciones a las sorprendentes pinturas de Altamira y al arte rupestre en general, y casi todos coincidían en atribuirles un carácter mágico-evocador: al reproducir las imágenes de los animales en la pared de la cueva, se los conjuraba para propiciar su captura. El relato que sigue se basa en esta hipótesis.
Recientemente, sin embargo, los especialistas se inclinan más por una interpretación didáctica y artística, que, precisamente por ser la más obvia, hasta ahora no se había tomado en consideración: los cavernícolas pintaban animales para que los cazadores neófitos aprendieran a conocerlos… o por la sencilla y muy buena razón de que les gustaba pintar.