La iluminación de Buda
Cuando uno se enorgullece del logro o se desanima en el esfuerzo idealista, la práctica nos encierra tras una gruesa pared.
Me siento muy contento de estar aquí en el día en que Buda alcanzó la iluminación bajo el árbol Bo. Al lograr la iluminación bajo el árbol Bo, Buda dijo: «Es maravilloso ver la naturaleza de Buda en todo y en cada individuo». Lo que quiso decir es que cuando practicamos el zazén poseemos la naturaleza de Buda y cada uno de nosotros es el mismo Buda. El mero hecho de sentarse bajo el árbol Bo o de sentarse en la postura de piernas cruzadas no es lo que él entendía por práctica. En verdad, ésta es la postura básica o el camino original para nosotros, pero en realidad lo que Buda quiso decir era que las montañas, los árboles, el agua que corre, las flores y las plantas —todo tal cual es— son el camino que es Buda. O sea, que todo está realizando actividad de Buda, cada cosa a su propio modo.
Pero la manera en que cada cosa existe no ha de interpretarse aisladamente en su propio reino consciente. Lo que vemos o lo que oímos es sólo una parte o una idea limitada de lo que realmente somos. Mas cuando simplemente somos —cada uno a su propio modo— estamos expresando al Buda mismo. En otras palabras, cuando practicamos algo como zazén, está presente el camino de Buda, o la naturaleza de Buda. Cuando preguntamos qué es la naturaleza de Buda, ésta desaparece. Pero cuando simplemente practicamos el zazén, tenemos una completa comprensión de esa naturaleza. La única manera de entender la naturaleza de Buda consiste simplemente en practicar el zazén, en estar simplemente aquí tal cual somos. Así es que lo que Buda consideraba la naturaleza de Buda era estar allí, tal cual él era, más allá del reino de la conciencia.
La naturaleza de Buda es nuestra naturaleza original; la tenemos antes de practicar el zazén y antes de que la reconozcamos en términos conscientes. Así es que, en este sentido, cualquier cosa que hacemos es la actividad de Buda. Cuando uno quiere entenderlo, no puede entenderlo. Cuando se renuncia a tratar de entender, surge siempre la verdadera comprensión. Generalmente, después del zazén suelo dar una charla. Pero la gente no viene meramente para oír mi charla, sino para practicar el zazén. No debemos jamás olvidar esto. Lo que me mueve a dar la charla es el deseo de alentarlos a ustedes en la práctica del zazén al modo de Buda. Por eso decimos que, aunque se tenga naturaleza de Buda, si se vacila entre practicar el zazén o no practicarlo, o si no se puede admitir que uno es un Buda, entonces no se comprende ni la naturaleza de Buda ni el zazén. Pero cuando se practica el zazén como lo hacía Buda, se comprende cuál es nuestro camino. Aunque nosotros no hablamos mucho, a través de nuestra actividad, nos comunicamos con otros voluntaria o involuntariamente. Debemos estar siempre lo suficientemente alertas como para comunicarnos con o sin palabras. Cuando no se comprende este punto, se pierde lo más importante del budismo.
No debemos abandonar esta forma de vida, dondequiera que estemos. Eso se llama «ser Buda» o «ser el amo». Adondequiera que uno vaya, debe ser el amo de lo que lo rodea. Esto significa que no debemos perder el camino, y a esto se lo denomina Buda, porque si se existe siempre de esta manera, uno es el Buda mismo. Sin tratar de ser Buda, se es. Así es como alcanzamos la iluminación. Alcanzar la iluminación significa estar siempre con Buda. Repitiendo lo mismo una y otra vez, adquirimos este tipo de comprensión. Pero si uno yerra en este punto y se enorgullece de lo logrado, o se desanima a causa del esfuerzo idealista, la práctica lo confinará tras una gruesa pared. No debemos quedar encerrados tras esa gruesa pared construida por nosotros mismos. Así, cuando llega la hora del zazén, simplemente debe uno levantarse, ir y sentarse con el maestro, hablar con él, escucharlo y luego regresar otra vez a casa. Todos estos procedimientos son nuestra práctica. De esa manera, sin ninguna idea de logro, se es siempre Buda. Ésta es la verdadera práctica del zazén. Así es como se llega a comprender el verdadero significado de la primera sentencia de Buda: «Ved la naturaleza de Buda en los diversos seres y en cada uno de nosotros».