Las opciones

Las opiniones libertarias sobre la propiedad intelectual comprenden desde el completo apoyo a la protección más estricta imaginable a la oposición total a estos derechos. La mayor parte del debate se refiere a las patentes y derechos de autor; como se refleja a continuación, las marcas registradas y los secretos industriales son menos problemáticos. Así pues, este artículo se centra principalmente en la legitimidad de los derechos de autor y patentes.

Los argumentos a favor de la propiedad intelectual pueden dividirse en iusnaturalistas y utilitaristas. Los libertarios partidarios de la propiedad industrial tienden a adoptar la primera justificación.[30] Por ejemplo, entre los libertarios iusnaturalistas, o al menos no explícitamente utilitaristas, partidarios de la propiedad intelectual se incluyen en mayor o menor medida a Galambos, Schulman y Rand.[31] Entre los precursores de los libertarios modernos tanto Spooner como Spencer apoyan la propiedad intelectual basándose en principios morales y de derecho natural.[32]

De acuerdo con la visión iusnaturalista de la propiedad intelectual de algunos libertarios, las creaciones de la mente son tan dignas de protección como lo es la propiedad tangible. Ambas son producto del trabajo y la mente de uno. Puesto que cada uno es propietario de su propio trabajo, se tiene un

derecho natural a los frutos del trabajo propio. Bajo este punto de vista, igual que uno tiene derecho cosechar lo que planta, también tiene derecho a las ideas que genera y las artes que produce.[33]

Esta teoría se basa en la noción de cada uno es propietario de su propio cuerpo y trabajo y, por tanto de sus frutos, incluyendo las «creaciones» intelectuales. Un individuo crea un soneto, una canción, una escultura, utilizando su propio cuerpo y trabajo. Por tanto tiene derecho a ser «propietario» de esas creaciones, porque son consecuencia de otras cosas de las que es «propietario».

También hay argumentos utilitarios a favor de la propiedad intelectual. El Juez Federal Richard Posner es un notorio utilitarista (aunque no libertario) partidario de la propiedad intelectual.[34] Entre los libertarios, el anarquista David Friedman analiza y parece apoyar la propiedad intelectual sobre bases «legales y económicas»,[35] una estructura institucional utilitarista. El argumento utilitarista presupone que debemos elegir leyes y normas que maximicen la «riqueza» o la «utilidad». En lo que se refiere a los derechos de autor y patentes, la idea es que una mayor «innovación» artística o inventiva se corresponde con, o nos lleva a, mayor riqueza. Los bienes públicos y los efectos de «gorrón» (free-rider) reducen esa cantidad de riqueza por debajo de su nivel óptimo, es decir, a un nivel inferior del que podríamos conseguir si hubiera leyes adecuadas de propiedad intelectual sobre los libros. Por tanto, la riqueza se optimiza, o al menos se incrementa, otorgando monopolios sobre derechos de autor y patentes que incentiven a autores e inventores a innovar y crear.[36]

Por otro lado, hay una larga tradición de oposición a los derechos de autor y patentes. Los opositores modernos incluyen a Rothbard, McElroy, Palmer, Lepage, Bouckaert y yo mismo.[37] Asimismo Benjamin Tucker se opuso vigorosamente a la propiedad intelectual en debate en el periódico individual-anarquista del siglo diecinueve Liberty.[38] Estos comentaristas apuntaron los muchos problemas que presentan los argumentos convencionales de utilitaristas y iusnaturalistas para justificar los derechos de propiedad intelectual. Estos argumentos y otros problemas de los argumentos habituales a favor de los derechos de propiedad se examinan a continuación.