DEDICATORIA
¡Os aproximáis de nuevo, formas
temblorosas!
que os mostrasteis hace ya mucho tiempo a mi turbada
vista.
Mas, ¿intento apresaros ahora?,
¿se siente mi corazón aún capaz de semejante
locura?
Os agolpáis, luego podéis reinar
al igual que, saliendo del vaho y de la niebla, os vais
elevando alrededor.
Mi pecho se estremece juvenilmente
al hálito mágico de vuestra procesión.
Me traéis imágenes de días
felices,
y algunas sombras queridas se alzan.
Como a una vieja leyenda casi olvidada,
os acompañan el primer amor y la amistad;
el dolor se renueva; la queja vuelve a emprender
el errático y laberíntico camino de la vida
y pronuncia el nombre de aquellas nobles personas
[que, engañadas por la esperanza de días de
felicidad,
han desaparecido antes que yo.
JOHANN WOLFGANG VON GOETHE, Fausto