Aunque sentía débiles las piernas y un par de veces se cayó, Peter logró correr saltando los arbustos sin mirar ni una sola vez hacia la casa. Con las últimas fuerzas llegó a la avenida y se detuvo en el medio para detener a quien pasara y pedirle ayuda. Sólo pasó un gigantesco camión que lo aturdió con un bocinazo para que se apartara. Caminó una cuadra más y después llamó a gritos a alguien que pasó por la esquina con una moto, pero no fue oído. Se decidió por fin a golpear en la puerta de una casa y esperó nervioso a que lo atendieran. Insistió con el llamado y al fin se escucharon los pasos arrastrados de quien venía a atender. Se abrió la puerta y se asomó una anciana.
—Necesito ayuda, señora.
—¿Qué necesitás, querido? ¿Estás vendiendo rifas? Ya les compré la semana pasada a los bomberos voluntarios.
—No, señora, estoy en problemas. Acá cerca, en una casa abandonada, dos amigos míos están…
—Igual yo no tengo suerte. Nunca saqué nada.
—… con un tipo o un monstruo, no sé qué es, que nos atacó…
—Miento. Una vez sí me gané una torta en la fiesta de una escuela. Y otra vez casi gano a la quiniela. Fue cuando soñé que mi finado esposo me decía que se venía una tormenta. Le jugué al 48 y al 83.
—¿Me escucha, señora?
—El 48 es «el muerto que parla», dicen, y el 83, «mal tiempo». Le jugué cinco pesos a cada uno. Salió el 83, pero en el sorteo de la noche. Y yo jugué en el de la tarde.
—Bueno, me voy, señora.
—Chau, querido. Vení el año que viene, que te compro.
* * *
—¿La vieja que cree que el chico vende rifas es la abuela?
—Callate y comé, que se te enfría la milanesa. ¿Cómo vas a hablar así de tu abuela? ¿Cómo vas a llamarla «vieja»?
—¿Quién se queja?
—¡Sos vos el que escribe así de la abuela!
—¿El nene se queja de la comida?
—No, vieja, si está exquisita. Tu nieto también piensa que está exquisita.
—¿Quién viene de visita? ¿El Chango Nieto?
—No, no viene nadie. ¿Quién va a venir a esta hora de la noche?
—Que venga en coche o en lo que quiera. Pero ¿quién es?
—¡Ay de esta no salimos más, la abuela delira!
—¿Shakira? ¿Viene a cenar Shakira?
—No, mamá no viene nadie. Y vos no le faltés el respeto a tu abuela.
—¿Le duele la muela? Le puedo preparar una sopita. Pobre Shakira.
—¡No, vieja, dejá no preparés nada!
—¿Ves? ¡Sos vos el que le dice vieja!
—¡Es una forma cariñosa de llamar a una madre! ¡Dios, qué lío!
—¿Messi? ¿Lío Messi también? Hijo, siempre el mismo cabeza fresca. Me hubieras avisado y preparaba más milanesas.