19 está aquí e insiste en ver a la madre de Mukunda”.
"Estas sencillas palabras tocaron una cuerda sensible dentro de mí. Salí en seguida a saludar al visitante. Inclinándome en reverencia a sus pies presentí que ante mí estaba un hombre de Dios”.
— "Madre —dijo—, los grandes maestros desean que tú sepas que tu estancia en la tierra no será larga. Tu próxima enfermedad será la última”