329 "Lo que comemos, es radiación; nuestro alimento no es sino determinada cantidad de energía”. El doctor George W. Crile, de Cleveland, se expresó de ese modo durante una reunión de médicos, el 17 de mayo de 1933, en Memphis. Esta tan importante radiación, que libera corrientes eléctricas para el circuito eléctrico del cuerpo, el sistema nervioso, la toman los alimentos de los rayos solares”. "Los átomos —dice el doctor Crile—, son sistemas solares”. Los átomos son los vehículos llenos de la radiación solar, lo mismo que muchos resortes enrollados. Esta infinita cantidad de átomos llenos de energía son tomados por nosotros en la forma de alimentos. Una vez en el cuerpo humano, estos tensos vehículos, los átomos, se descargan en el protoplasma del cuerpo y la radiación produce nueva energía química y nuevas corrientes eléctricas. "Vuestro cuerpo está hecho todo él de tales átomos —dice el doctor Crile—. Ellos son vuestros músculos, cerebro y órganos sensorios, como los ojos y los oídos.
Algún día, los sabios descubrirán la manera cómo los hombres pueden vivir directamente de la energía solar. "La clorofila es la única sustancia conocida en la naturaleza que, de algún modo, posee el poder de actuar como una "trampa de sol” —escribe William L. Laurence, en el New York Times—. "Atrapa”, por así decirlo, la energía del sol, almacenándola en la planta. Sin este mecanismo, la vida no podría existir. Obtenemos la energía que necesitamos para vivir, de la energía solar misma almacenada en los alimentos vegetales que comemos o en la carne de los animales que comen esas plantas. la energía que obtenemos del carbón o el petróleo, es energía solar atrapada por la clorofila en plantas que vivieron millones de años hace. Vivimos del sol por medio de la clorofila”.<<