Las 10
principales mentiras de Chomsky sobre
la Guerra Fría
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La mentira: «En su segunda fase, desde 1945, los principales acontecimientos de la Guerra Fría en el bando ruso fueron sus repetidas intervenciones en los satélites del Este de Europa y la invasión de Afganistán (…) Los delitos internos disminuyeron; aunque siguieron siendo muy serios en pocos casos estuvieron al nivel de los típicos satélites estadounidenses, algo común en el Tercer Mundo, donde no se siguen las normas de educación occidentales».[49]
La verdad: En 1947 el régimen soviético retuvo comida para la población durante una hambruna, causando 1-1,5 millones de muertes.[50] De 1945 a 1953 hubo más de 300 000 muertes oficialmente registradas en el Gulag; para 1953 la población en trabajos forzados se había incrementado a más de 5,2 millones de hombres, mujeres y niños.[51] Ningún satélite estadounidense (ni en Europa ni en Latinoamérica) fue responsable de nada remotamente comparable.
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La mentira: «La versión ortodoxa se esboza en términos crudos y vivos en el que se reconoce generalmente como el documento básico de EE.UU. sobre la Guerra Fría, el NSC 68 de abril de 1950 (…) Cinco años después de que la URSS fuera virtualmente aniquilada por las potencias del Eje, debían reconstruirse dentro de una alianza dominada por EE.UU. para la eliminación final de sistema soviético que no habían podido destruir».[52]
La verdad: El NSC 68[53] no decía nada acerca de reconstruir la Alemania nazi, la Italia fascista y el Japón imperial bajo liderazgo estadounidense con el fin de destruir la Unión Soviética. Proponía políticas «consecuentes con los principios de la libertad y la democracia» y un incremento en los gastos de defensa para contrarrestar la expansión soviética.[54]
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La mentira: «Como todos reconocen, un importante crimen soviético ha sido la ayuda de Moscú a países o movimientos del Tercer Mundo que los Estados Unidos intentan sublevar o aplastar (…) la Unión Soviética apoyó movimientos indígenas que resistían la enérgica imposición de las intenciones de EE.UU. (un esfuerzo criminal, como comprende cualquier intelectual consciente)».[55]
La verdad: Los principales clientes soviéticos en el Tercer Mundo fueron asesinos masivos en China (Mao Zedong, antes de la ruptura chino/soviética), Corea del Norte (Kim Il Sung), Vietnam del Norte (Ho Chi Minh), Uganda (Idi Amin), Etiopía (Mengistu Haile Mariam), Siria (Hafez el-Assad) e Irak (Saddam Hussein). Entre otras atrocidades, asesores soviéticos diseñaron el Gulag chino, en el que murieron millones de personas.[56]
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La mentira: «[En 1965, Estados Unidos facilitó] el flujo de armas y otros equipos militares para implantar la anunciada política de exterminar el PKI (Partido Comunista de Indonesia) (…) Los generales indonesios habían liquidado el partido de los pobres, destruido la amenaza de democracia y abierto al país al saqueo extranjero».[57]
La verdad: Lejos de plantear la amenaza de democracia, los comunistas habían tratado de hacerse con el poder por la fuerza después de reclamar abiertamente la exterminación masiva de capitalistas y «enemigos del pueblo».[58] Los dirigentes estadounidenses se vieron tan sorprendidos por la crisis de 1965 que al principio no podían identificar ni al general Suharto, que mandaba las fuerzas anticomunistas.[59] Estados Unidos rechazó suministrar armas para llevar a cabo la masacre de comunistas indonesios.[60]
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La mentira: «Virtualmente todas las partes afectadas, excepto Estados Unidos, estaban realizando serios esfuerzos a inicios de los años 60 para evitar una guerra inminente haciendo neutrales a Vietnam del Sur, Laos y Camboya; era la posición oficial del Frente de Liberación Nacional, el “Vietcong» de la propaganda de EE.UU, sustancialmente la rama del sur del Viet Minh“.[61]
La verdad: Según admite ella misma, Vietnam del Norte decidió iniciar una revuelta armada en Vietnam del Sur en 1959. Vietnam del Norte creó el Vietcong y envió 20 000 hombres a atacar al Sur. En 1961, Vietnam del Norte empleó 30 000 hombres para construir rutas de invasión a través de Laos y Camboya.[62] En 1964, entraban al sur 10 000 tropas norvietnamitas al año, ascendiendo a 100 000 en 1966. Según admite ella misma, Vietnam del Norte «jugó un papel decisivo» en llevar al poder al Pathet Lao en Laos y los Jemeres Rojos en Camboya.[63]
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La mentira: «Los portavoces de la administración han mantenido la opinión de que destruyendo Vietnam de alguna forma se mantenían firmes contra la agresión china o rusa (…) hubo determinados esfuerzos, siempre inútiles, por establecer un enlace directo que demostrara el control del Viet Minh por Moscú o Pekín, aunque la imposibilidad de lograrlo no alteró en modo alguno la creencia, virtualmente un dogma, de que los revolucionarios vietnamitas deben ser agentes chinos o rusos (…) hasta donde sabemos, un producto de la imaginación».[64]
La verdad: La participación de chinos y soviéticos fue absolutamente crucial para el ataque de Vietnam del Norte al Sur. En julio de 1965, China estaba enviando 200 millones de dólares en ayuda militar y económica, mientras que en octubre de 1966, los soviéticos ofrecieron mil millones de dólares: la «decisión de pasar a una guerra convencional no podía haberse tomado sin esos pactos». En 1971, el año anterior al que escribía Chomsky, la ayuda china para el esfuerzo de guerra ascendía a mil millones de dólares y la asistencia soviética a tres mil millones.[65]
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La mentira: «El crimen vietnamita de acabar con las atrocidades de Pol Pot [en Camboya] se castigó con una invasión china apoyada por EE.UU, al tiempo que EE.UU. pasaba a apoyar diplomática y militarmente al derrocado régimen de Pol Pot…».[66]
La verdad: Vietnam no entró en Camboya para acabar con las atrocidades de los Jemeres Rojos sino para instaurar una dictadura comunista más sumisa, liderada por antiguos asesinos de los Jemeres Rojos. El nuevo régimen esclavizó a 380 000 campesinos, matando a 30 000 civiles.[67] Apologistas de Vietnam como John Pilger acusaron posteriormente a Estados Unidos y Gran Bretaña de armar a los Jemeres Rojos. Las mentiras de Pilger acabaron en una admisión de libelo y el pago de daños «muy elevados».[68] Las pruebas demuestran que toda la ayuda occidental se dirigió hacia las fuerzas de resistencia no comunistas lideradas por Son Sann y el príncipe Sihanouk, no a los Jemeres Rojos.[69]
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La mentira: «La defensa de Angola fue una de las contribuciones más significativas de Cuba a la liberación de África. No se sabía [hasta hace poco] la importancia de esas contribuciones».[70]
La verdad: La intervención militar de Cuba para asegurar el dominio exclusivo de la dictadura comunista del MPLA en Angola llevó a tres décadas de guerra civil en la que murieron un millón de personas. Otras «contribuciones» cubanas «a la liberación de África» incluyen la intervención militar en apoyo de la dictadura comunista de Etiopía, que asesinó 1, 25 millones de personas mediante masacres y hambrunas programadas.[71]
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La mentira: «La escala de esos crímenes [en Angola y Mozambique] se ve por un estudio de la ONU que estima más de 60 000 millones de dólares en daños y 1,5 millones de muertos sólo durante los años de Reagan, vía Sudáfrica, con apoyo de EE.UU. y Gran Bretaña bajo el disfraz de “compromisos constructivos”».[72]
La verdad: El estudio de la ONU estimaba las pérdidas ocasionadas por las guerras civiles en esos países y simplemente las achacaba en su totalidad a Sudáfrica.[73] En realidad, los combatientes eran revolucionarios del Tercer Mundo (MPLA contra UNITA en Angola, FRELIMO contra RENAMO en Mozambique) y las principales intervenciones foráneas las llevaron a cabo la dictaduras marxistas (Cuba en Angola, Zimbawe en Mozambique).[74] Los gobiernos de Reagan y Thatcher se opusieron a los rebeldes de Mozambique apoyados por Sudáfrica.
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La mentira: «En Angola, el “luchador por la libertad” apoyado por EE.UU., Jonas Savimbi [de UNITA] perdió unas elecciones supervisadas por la ONU, recurriendo de inmediato a la violencia, generando un terrible resultado. Cuando acabó uniéndose al resto del mundo reconociendo el gobierno electo [es decir, el MPLA], los Estados Unidos no hicieron nada [para detener a UNITA] (…) Apenas se ha informado de las atrocidades, que aparentemente sobrepasaron a las de Bosnia».[75]
La verdad: Ocho partidos de la oposición rechazaron por manipulación los resultados de las elecciones de 1992. Un observador oficial de las elecciones escribió que había poca supervisión de la ONU, que 500 000 partidarios de UNITA no estaban en las listas electorales y que se hicieron 100 mesas electorales clandestinas. UNITA envió negociadores pacíficos a la capital, donde el MPLA los asesinó, junto con 20 000 partidarios de UNITA. Savimbi seguía estando dispuesto a continuar las elecciones. Entonces el MPLA masacró a decenas de miles de partidarios de UNITA en toda la nación, con lo cual se reanudó la guerra civil. Los observadores de derechos humanos africanos acusaron al MPLA de «atrocidades genocidas» «exterminación sistemática», «crímenes de guerra» y «crímenes contra la humanidad».[76]