Capítulo 17

Atlántico Medio, en la actualidad

El Gulfstream G500 atravesó la franja de nubes y se elevó hacia la extensión límpida de cielo azul. La panorámica se asemejaba a una bola de cristal con paisaje invernal y nieve justo antes de que alguien la agitara. Luc Fournier dejó la copa de champán Cristal helado en el reposabrazos de su descomunal sillón de piel y se dispuso a rumiar sobre un reciente e inusitado fracaso. Dos días antes había estado a punto de recibir una suculenta remesa de componentes de reactor nuclear para unos amigos iraníes, pero la operación había sido descubierta por el MI5, que se había apoderado del envío en aguas internacionales. El cargamento apresado contenía componentes especializados por un valor de más de diez millones de libras, los cuales había pagado de su bolsillo. Naturalmente, no había nada que pudiera implicarle a él o a su organización, pero esta clase de contratiempos resultaban potencialmente perjudiciales para su reputación, y ésta era su baza más preciada.

El móvil de Fournier emitió un pitido que indicaba la llegada de un mensaje de texto a su número particular, que solo muy pocos sujetos conocían. Cogió el teléfono y leyó el mensaje: «Sky News. 1 cosa q deberías ver». Pulsó el botón de un mando a distancia y se encendió una pantalla ancha. Subió el volumen.

«Las primeras informaciones indican que la célula era un nexo fundamental dentro de una operación de gran envergadura. Funcionarios antiterroristas creen que la captura asciende a más de dos kilos del agente bioquímico letal. A estas horas de la noche sigue sin saberse cómo iba a emplearse el material. Hay muchas teorías al respecto, pero seguramente pasará algún tiempo antes de que una evaluación precisa pueda determinar cómo habría podido desplegarse esta arma o, de hecho, quiénes podrían haber sido los posibles objetivos. Sin embargo, una cosa está clara: habiéndose producido justamente dos días después de que el MI5 descubriera una célula similar dedicada a traficar con tecnología nuclear, la policía y los servicios de seguridad se anotan una segunda victoria importante en la guerra de espionaje contra el terrorismo. Informó Victoria Manley, desde Londres…».

Fournier apretó el botón del mando a distancia con una furia apenas contenida y a continuación lanzó el mando a la otra punta del avión, siguiéndolo con la mirada mientras el objeto chocaba con la puerta y rebotaba por el suelo alfombrado.