Agradecimientos

Estoy especialmente agradecido a las dos mujeres a las que dedico el libro, Tiziana Masucci y Catherine Till, por haberme guiado con tanta compasión como perseverancia durante la larga y con frecuencia interrumpida búsqueda que fue necesaria para escribir este libro.

Otras personas que también me resultaron de gran ayuda fueron Vivien Allen, Lucy Beckett, el difunto sir Martyn Beckett, Michael Berry, Mary Rose Blacker, Simon Blow, Virginia Charteris, Judy Collingwood, Douglas Croft, Peter Dench, Charles Dodsworth, Paul Evans, la difunta Fiona Fairfax, James Fergusson, el reverendo sir Timothy Forbes-Adams, Ken Giggal, Victoria Glendinning, el difunto Christopher Grimthorpe, Marion J. Hare, Felicity Harrison, Marjorie Harrison, Frances Holt, David Hughes, la difunta lady Serena James, Judith Landry, Helen Langdon, Rupert Lycett-Green, Adam Nicolson, el difunto Nigel Nicolson, Suzanne O’Farrell, Roger Packham, John Phillips, la difunta Georgina Ratcliffe, David S. Rymer, Harvey Sachs, Anne Sidamon-Eristoff, el difunto sir Reresby Sitwell, Diana Souhami, Alexander y Serena Sparks, Jean Strouse, Hugo Vickers, Gore Vidal, Giorgio Vuilleumier, Jane Wellesley, Ursula y David Westbury.

Me siento además en deuda con las siguientes librerías, galerías e instituciones: Eton College Library (con la archivera Penelope Hatfield), Fairfax House (con Peter Brown), Johannesburg Art Gallery (con Jillian Carman, Eleanor Lorimer y Thembinkosi Mabaso), Leeds Metropolitan Library (con la profesora Lori Beckett), The Retreat at York (con el director ejecutivo Derek Thomson), Tate Library and Archive, Millbank (con Lisa Cole, ayudante del comisario de la Gallery Records, y con John Langdon), City of York Library Service (con la bibliotecaria de estudios municipales Amanda Howard) y el Victoria and Albert Museum (con Marjorie Trusted, encargada del departamento de escultura, y con Linda Lloyd-Jones).

Me gustaría agradecerle también a Caradoc King y a Robert Lescher, mis agentes literarios en el Reino Unido y en Estados Unidos, por la cariñosa manera en la que han corregido este libro para su publicación. El texto se ha beneficiado del entusiasmo de mi editora Clara Farmer y del riguroso trabajo de edición de Juliet Brooke de Chatto & Windus; también de la atención y el estímulo de Jonathan Galassi y Courtney Hodell de Farral, Straus y Giroux. Agradezco la vista de águila de la correctora Ilsa Yardley, que me salvó de varias humillaciones, y el trabajo de Kris Potter por su diseño de cubierta.

Quiero darle también las gracias por último a Margaret, mi mujer, por su paciencia y su incrédulo aliento.