Extractos del libro: «DALL’AL DI LA’ LA FEDE»

OBSERVACIONES

Me decidí a escribir este libro a causa de las numerosas solicitudes que me llegaron, desde todas partes de Italia y del extranjero, de personas que, habiendo leído «EL MAS ALLA EXISTE», expresaban su deseo de saber más, de conocer la continuación de esta experiencia y si había habido otros mensajes, otras «señales» de Andrea. En caso afirmativo, deseaban conocerlos, al igual que el resultado de su «misión».

Debo reconocer que, una vez más, me puse a escribir con muchas reticencias, ya que mi carácter no tiende a hacerme hablar de mi vida privada públicamente. Además, mi profesión nada tiene que ver con el oficio de escribir y no tengo la más mínima intención de dedicarme a él ahora que ya he pasado de los setenta.

No obstante, reflexionando, me di cuenta de que, en conciencia, era mi deber dar respuesta a los deseos de todas estas personas y que este deber formaba parte de mi labor como «peón» en la misión de mi hijo, a fin de que éste pudiera llevar a cabo los designios por los que había nacido y muerto.

A este propósito, querría recordar que cuando me sentía recalcitrante a escribir el primer libro, en el que debía dar testimonio de la misión de mi hijo por medio de la médium, le objeté, entre otras cosas, que era él quien debía cumplir esta «misión», a lo que me contestó, con cierta severidad, que para llevar a cabo una misión entre los vivos me necesitaba como instrumento, como «peón» y que yo me tenía que poner a su disposición.

Terminé por darme cuenta de que debía obedecer y me dije: «Oh Señor, hágase Tu voluntad y no la mía». Es por ello que en el libro «EL MAS ALLA EXISTE» he dado riguroso testimonio de todo lo sucedido.

Obviamente, no me es posible narrar absolutamente todos los hechos y opiniones que han llegado a mi conocimiento y que dan prueba de los maravillosos e imprevisibles beneficios espirituales conseguidos por muchísimas personas gracias a los mensajes de Andrea.

Por tanto, me limitaré, simplemente, a citar algunos de ellos a título de ejemplo, anticipando, ya desde un principio, que los mensajes de Andrea han dado a mucha gente una nueva concepción y esperanza para su vida presente y futura. A muchos les han proporcionado una gran ayuda en situaciones trágicas parecidas a la mía, a otros les han servido para reforzar su fe. A muchos jóvenes, en particular, les han transmitido una fe que no tenían y a la que eran decididamente contrarios. Lo cual es verdaderamente extraordinario y humanamente inimaginable, si bien corresponde a lo que Andrea había anunciado en sus mensajes.

Con el fin de valorar la importancia del hecho, he considerado interesante, a título de ejemplo, compararlo con la vida de los sacerdotes, quienes, a pesar de dedicar toda su vida a proclamar la Palabra del Señor a los fieles y a intentar convertir a aquellos que viven alejados de El, por regla general obtienen, a lo largo de sus vidas, un número de conversiones, de personas que pasan del ateísmo a la Fe, limitadísimas. Algunos nunca han tenido una sola experiencia de este tipo. Parece, pues, humanamente inexplicable que un libro modesto y pequeño como el querido e inspirado por Andrea haya podido alcanzar tales resultados y que haya afectado a tantísimas personas, entre ellas a muchos jóvenes.

Sobre este fenómeno hay otra consideración que me gustaría reflejar.

Como he dicho anteriormente, Andrea, en sus mensajes, me dijo haber nacido y muerto para cumplir la misión de difundir entre los vivos la convicción de que el Más Allá existe, con el fin de que los hombres, en la certidumbre de ello, se acerquen a Dios y cumplan Su voluntad.

Debo reconocer que las misteriosas circunstancias que acompañaron la muerte de mi hijo y el hecho de que todos los intentos de recuperación de su cuerpo tuvieran resultados negativos me impresionaron mucho, obligándome -contra cualquier previsión- a seguir recibiendo sus mensajes y a escribir un libro en el que dar riguroso testimonio de todo cuanto me había sucedido, ya que ello me hizo comprender el significado y los motivos de su muerte.

No obstante, dejé completamente de lado un aspecto subrayado por mi hijo: el de que él había «nacido» para cumplir tal misión.

Nueva situación

Ante todo, quiero señalar que la finalidad del extraordinario contacto con mi hijo, consistente en la necesidad de dar el testimonio requerido, desapareció con la publicación del libro en el que se contaba lo sucedido. En consecuencia, debía dar por concluida la razón por la que había estado recibiendo sus mensajes.

Debo añadir que, en lo que a mi respecta, el interés por seguir haciéndole preguntas cesó substancialmente tras la publicación del libro, puesto que todas las cuestiones que afectaban al actual estado de Andrea se las había planteado durante el largo periodo que precedió a mi decisión de escribirlo o mientras estaba haciéndolo.

Preguntas banales o repetitivas no me sentía capaz de hacérselas, ya fuera por el extraordinario carácter del fenómeno o porque el propio Andrea, en uno de sus mensajes, había dicho que no debían hacerse tal tipo de preguntas. Menos aún podía hacérselas relativas a intereses terrenales o a hechos por suceder, ya que mi hijo me había dicho que las almas, en el Más Allá, no conocían el futuro, el cual únicamente es conocido por Dios, quien lo revela -tanto a las almas como a los hombres- sólo en casos excepcionales. Lógicamente, tampoco me sentía en posición de plantear preguntas teológicas o referentes a los misterios del Más Allá.

En efecto, los problemas teológicos son competencia de la Iglesia y, en consecuencia, no podía atribuir a mi hijo un papel de este tipo.

En lo que se refiere a los misterios del Más Allá, nosotros, católicos, sabemos que la Revelación cesó con el Nuevo Testamento y, por ello, no debemos ni podemos, en absoluto, hacer nada que vaya más allá de ese límite.

El campo de posibles preguntas a realizar era pues muy restringido, quedando únicamente la posibilidad de intervenir a favor de personas deseosas de obtener respuesta a sus problemas personales.

Sin embargo, debo admitir que cuando Andrea dejó de contestar también a este tipo de cuestiones, tras haber dado algunas respuestas a título de «muestreo», acepté la nueva situación casi con alivio, porque las preguntas que me llegaban eran cada día más numerosas, apremiantes y referentes a los temas más diversos. Responder a todo el mundo -lo cual habría sido imposible para la médium- o hacer una selección me planteaba problemas de conciencia cada vez más graves, dado que todas las preguntas eran importantes para quien las realizaba.

Por otra parte, me parece evidente que esta conclusión era la más lógica, dado que un hecho como el de los contactos habidos con mi hijo es extraordinario, pero dejaría de serlo en el caso de convertirse en algo continuo y permanente, es decir, cotidiano.

Es también preciso tener en cuenta que la duración de los contactos con Andrea había sido ya excepcional: prácticamente tres años. Cesaron cuando yo concluí mi labor de escribir y conseguir que se editase el libro «EL MAS ALLA EXISTE», motivo por el cual el fenómeno se había producido.

Efectivamente, no habría sido ni serio ni imaginable que mi hijo asumiese el papel de una oficina de información permanente sobre los misterios del Más Allá a la que cualquiera pudiera dirigirse.

Su misión era la probar que el Más Allá existe y que las almas de los hombres sobreviven a sus cuerpos. Esta prueba la dio por medio de las respuestas publicadas en mi libro. Para aquellos que están abiertos y dispuestos a aceptarlas son suficientes, mientras que para los sordos que no quieren oír no habrían servido de nada posteriores comunicaciones.

Es también cierto que en aquella época empezaron a faltarle a la médium, señora Anita, las características descritas en «EL MAS ALLA EXISTE» como garantía de la autenticidad de los mensajes que recibía. Efectivamente, su comportamiento al respecto varió radicalmente.

Concluyendo, creo poder afirmar categóricamente que este cambio en la situación confirma significativamente el carácter extraordinario de los mensajes de mi hijo, ya que se manifestaron exclusivamente durante el tiempo necesario para obtener la meta prevista y no para otros fines. Si, por el contrario, se hubiese tratado de un fenómeno corriente habrían seguido su curso por tiempo indeterminado.

Debo añadir, no obstante, que, a mi parecer, LOS MENSAJES DE ANDREA REALMENTE CONTINUAN, MAS INTENSOS QUE NUNCA, Y QUE HAN EFECTUADO UN VERDADERO «SALTO CUALITATIVO» A TRAVES DE LAS CONTINUAS Y AFECTUOSAS CARTAS QUE RECIBO DE TODA ITALIA Y TAMBIÉN DEL EXTRANJERO INFORMANDOME DE LOS EXTRAORDINARIOS RESULTADOS ESPIRITUALES ALCANZADOS GRACIAS AL LIBRO DE ANDREA, ENTRE LOS CUALES HAY UN GRAN NUMERO DE CASOS DE OBTENCION DE LA FE.

En lo que se refiere a la posibilidad de comunicamos con nuestros «traspasados» (como Andrea muy correctamente los define), me permito recordar que el método normal a través del cual todo el mundo puede hacerlo es la oración en cualquiera de sus formas. Gracias a ésta podemos incluso serles útiles en el caso de que lo precisaran para una ulterior evolución y también ellos pueden ayudamos a nosotros si se lo pedimos a través de la plegaria.

Evidentemente, la posibilidad de recibir alguna señal especial constituye una gracia particular -no una regla- que, excepcionalmente, puede ser concedida por Dios de acuerdo con sus planes cuando y donde El lo considere oportuno.

En mi caso, transcurrieron dos años antes de que sucedieran los extraordinarios acontecimientos de los que doy riguroso testimonio en este libro. Dos largos años de intensa oración por mi parte, la de mi familia, amigos laicos, sacerdotes, religiosos y monjas.

No obstante, me gustaría subrayar que, a pesar de haber recurrido a vías paranormales -con resultados totalmente negativos-, jamás recé pidiendo entrar en contacto con el alma de mi hijo. Lo único que yo deseaba era encontrar su cuerpo, vivo o muerto. Cuando ya había perdido toda esperanza en la búsqueda por vías paranormales y renunciado a investigar por este camino me fue concedido encontrar a Andrea, vivo en la gloria de la Luz Infinita. Evidentemente, se trató para mi de una gran gracia que agradezco al Señor.

Dadas las características de la nueva situación, quise pedir su opinión a un eminente especialista en la materia, el cual me contestó en los siguientes términos:

«No sólo de las enseñanzas de la Iglesia sino también de las experiencias de frontera efectuadas por medio de la parapsicología en general se desprende la necesidad de circunscribir todo acontecimiento extraordinario a sus límites concretos. Límites de espacio, límites de tiempo, límites de comunicación.

La serie de comunicaciones que Ud. ha tenido con su hijo Andrea a través de la denominada escritura «automática» - mediante la Sra. Anita- se desarrolló a lo largo de dos fronteras: la de un padre que busca desesperadamente el cadáver de su hijo, arrojado quien sabe donde en este mundo, y la frontera del hijo que, desde otra dimensión, quiere hacer del padre un testigo decidido y audaz del Más Allá.

Las dos fronteras se unifican en el momento en que el padre, rindiéndose a la evidencia, acata la voluntad del hijo: voluntad procedente de una vía extraordinaria de la frontera de lo invisible. El padre se decide a dar testimonio y escribe «EL MAS ALLA EXISTE».

La historia acaba aquí. Fin del mensaje.

Todo lo demás debe ser examinado con gran sentido crítico, como ya nos previno severamente el Maestro, ya que podría también proceder del maligno.

Por otra parte, es notorio que en todas las vivencias que incluyen hechos «de frontera», no tan solo ideas relativas a la otra «dimensión», intervienen, casi siempre, elementos perturbadores a su alrededor que aparentemente quieren crear problemas intencionadamente. Los propios «portadores de mensajes» están sometidos -toda la historia mediúmnica lo confirma- a presiones y sugestiones que únicamente pueden ser interpretadas a través de un análisis de fondo. En algunos casos, estos análisis orientan la investigación hacia fuentes aún más profundas, misteriosas y ambiguas. La actitud circunspecta y prudente de la doctrina cristiana, inspirada en las mismísimas páginas del Evangelio, no puede ser desestimada por nadie, a no ser que se trate de alguien sin el menor bagaje cultural y que no posea el más mínimo espíritu crítico. Está claramente escrito en la Biblia que un mensajero de la Luz puede convertirse en mensajero de las tinieblas».

Me parece que se trata de una serie de conceptos muy válidos que deben ser tomados en consideración.

Teniendo en cuenta tales conceptos, creo oportuno citar, únicamente, dos de los pocos mensajes que me llegaron a través de la Sra. Anita, una vez entregado el manuscrito de «EL MAS ALLA EXISTE» a la imprenta. No cito los demás por ser estrictamente personales o de carácter circunstancial.

Mensaje recibido durante la presentación al público de «EL MAS ALLA EXISTE»

El día 23 de Noviembre de 1985, en la sala más grande del Círculo de la Cultura y las Artes de Trieste y por iniciativa del Círculo de la Prensa y del Presidente de la Provincia de Trieste, tuvo lugar la presentación oficial del libro.

La sala, que tiene un aforo de más de mil plazas, estaba llena a rebosar como no se había visto nunca, hasta el punto de que un cuarto de hora antes del inicio del acto el público ya no podía entrar.

Durante dicha presentación, la Sra. Anita, desde la mesa presidencial y de forma que todo el público pudiera controlar lo que hacía, preguntó a Andrea si tenía algo que decir a los presentes.

La respuesta fue:

«SONRIE CON QUIEN SONRIE. LLORA CON QUIEN SUFRE. AMA SIN SER AMADO PORQUE LA LUZ INFINITA ES AMOR. AQUEL QUE PERMANECE EN EL AMOR PERMANECE EN LA LUZ INFINITA Y LA LUZ INFINITA EN EL. GRACIAS A TODOS. ANDREA».

Mensaje al público de «Buona Domenica», programa de televisión de Canal 5

Tras la publicación del libro «EL MAS ALLA EXISTE» fui invitado a ir a Roma por el Dr. Maurizio Costanzo para participar en la popular emisión televisiva «Buona Domenica» de «Canal 5», la cadena privada más importante de Italia a escala nacional. Sucesivamente, también fue invitada la Sra. Anita. En aquella ocasión se preguntó a Andrea si tenía algún mensaje que dar.

La respuesta fue la siguiente:

«LA LUZ INFINITA ILUMINA CON SU LARGO BRAZO DE LUZ A TODOS AQUELLOS QUE CONTRIBUYEN A LA DIVULGACION DE ESTE MARAVILLOSO CONTACTO».

El programa se emitió el 15 de diciembre de 1985.

Esta última respuesta me parece una sugestiva y estimulante invitación por parte de Andrea a la divulgación del «maravilloso contacto» constituido por su misión.