Agradecimientos

La preparación y redacción de El quinto jinete ha sido principalmente un trabajo de equipo. Hemos tenido la suerte y el privilegio de vernos acompañados, durante esta larga empresa, por un grupo de colaboradores excepcionales.

En primer lugar, queremos expresar nuestra enorme gratitud a Dominique Conchon, que colabora por cuarta vez en nuestras obras, así como a Jackie Moore, Marie-Thérèse Lege-Germain, Yvette Bizleau y Juliette Carassone.

Damos también las más expresivas gracias a Colette Modiano, por su ayuda excepcional durante los largos meses que requirió la preparación de El quinto jinete y la composición final de la versión francesa.

Damos también las gracias a Paul y Manuela Andreota, Jean-Pierre Castelnau y Christian Mégret, por su generosa colaboración en la preparación de nuestro manuscrito francés, así como a nuestro amigo Christian Ferry.

Sin la confianza de nuestros editores, que accedieron a ayudarnos sin conocer el tema de nuestro libro, no habríamos podido escribir jamás El quinto jinete. Que Robert Laffont, Jacques Peuchmaurd, Huguette Rémont, Claude Jean, Claude Anceau, Patrick Renaudot, Jean-Pierre Liégibel, Jean-Marc Gutton, Daniel Mermet y sus equipos, así como Pierre Wildenstein, Betty Duhamel, Jean Denis, Jean Ther, Jean Levallois, Nicole Lombardo, Marthe Marie, Pietro Londino, Pierre Puel y todos los demás colaboradores de las Editions Laffont, de París; Dick y Joni Snyder, Michael Korda y Dan Green, de Nueva York; Alewyn Birch, de Londres; José Moya e Ignacio Fraile, de Barcelona, Olaf Paeschke y Dieter Lang, de Múnich; Giancarlo Bonacina y Domenico Porcio, de Milán, Narendra Kumar, de Nueva Delhi; Racheli Edelman, de Tel-Aviv, Hiroshi Hayakawa, de Tokio y Erkki Reenpää, de Helsinki, reciban la expresión de nuestro caluroso agradecimiento, así como nuestro viejo amigo Irving Paul Lazar.

También pensamos con reconocimiento en Raymond Fargues, Emilienne Brussat, Simone Sabatier, Auguste y Pierrette Dhieux, Catherine Rocchia, Albert y Felsie Massey, Paule Tondut y Josette Wallet, cuyos atentos cuidados sostuvieron nuestra moral durante los largos meses de trabajo.

Por último, expresamos nuestra más profunda gratitud a todos aquellos —son varios centenares— que quisieron otorgarnos buena parte de su precioso tiempo para que pudiésemos reunir la enorme documentación de que este libro es resultado. Todos ellos nos han pedido que respetemos su anónimo. Pero que sepan que, sin su valiosa ayuda, no habríamos podido escribir El quinto jinete.

París-Londres

Navidad de 1979