Ocho

Me levanté antes que el sol y tire algunas y camisetas en una mochila. Estaba en camino antes de que el cielo tuviera un rastro de luz. Me di cuenta, a una hora fuera de Stockbridge, que no tenía la lista del elenco, así que no pude haber llamado a Tristan si hubiese querido. Quizás así estaba bien. Si iba a hacer esta 'cosa' con el bajo sus términos, llamarlo durante una crisis familiar no era una buena movida.

Tenía el número del teatro en mi teléfono y le deje un mensaje a Tom, diciendo que me ausentaría por dos o tres noches del ensayo por una situación familiar. Cuando pensé que Jenn estaría en pie, intenté llamarla y ver si podría reemplazarme una esas noches. Le dije a Tom que me llamara cuando recibiera el mensaje y le explicaría. Decidí que dependería de Tom explicar—si alguien estaba interesado—porque me ausenté.

El paseo estuvo tranquilo y me dio tiempo para tener una gran cantidad de pensamientos sobre Tristán. Tenía mucha curiosidad por la circunstancias de la muerte de Elsa, quizás no era de mi incumbencia. Pero, siendo brutalmente honesta conmigo, no era su muerte lo que me estaba comiendo viva. Era el hecho de que Tristan la había amado tanto para 'proyectarse'. La había amado tanto para esperar una vida a su lado. Esperar una familia, una vida, amigos, hogar, viajes—todas las cosas que hacen las parejas.  Se había proyectado y soñado con ella. Aunque era irracional, estaba celosa de una muerta. La única mujer, aparentemente, que se había ganado el derecho de esperar algo con Tristan King.

Traté de llegar al Noroeste a las siete y media gracias a mi salida temprano. Evite la hora pico y estuve en casa un poco después de las ocho. Estacioné el Eep frente a la casa Caperelli y caminé unos metros hacia nuestra entrada. Estaba esperando con la puerta abierta.

Era genial abrazar a mi hermosa y fuerte madre. Después de la agitación emocional de las últimas semanas, la encontré más reconfortante que nunca. Mis padres son sólidos y eternos —un constante recordatorio de bondad y amor en el mundo. No son complicados o misteriosos; son la clase de bendición que cada niño debería conocer. Abracé a mi madre con gratitud, al igual que hacia cuando regresaba de los Berkshires.

Mamá y papa siempre habían entendido que Jenn y yo trabajábamos en los Berkshires porque era una buena forma de conseguir una buena paga en un lugar no muy lejos. Nueva York no es un lugar con abundantes empleos de verano. Berkshire Hills nos ofrecía empleos en arte y entrenamiento que no podíamos encontrar en otro lado. Pero siempre fuimos conscientes que el área pertenecía a gente como Suze y Nicky, Brian y Cole, y si, Tristan. Siempre era bueno regresar a un lugar donde llamábamos hogar.

Mamá y yo tomamos una taza de café en la entrada y vi el bullicio del barrio con los niños en su camino a la escuela, la gente corriendo a trabajar y a comprar. La señora Caperelli vino con una torta de café desde la panadería y entro para compartirla. Mamá le dijo el estado de papá. Había llamado a las siete para quejarse de estar encerrado en un hospital y para decirle que las enfermeras eran unos ángeles. Dijo que las comidas no eran tan malas como decían, pero que trajera un sándwich italiano del Delmonico's Deli cuando viniera. La señora C se aseguraría que el reporte fuera apropiadamente 'distribuido' por el vecindario.

Mi papá estaba sentado en la cama viendo las noticias cuando llegué a su habitación.

"¡Papi!" Lo abracé suavemente, tratando de no moverlo demasiado. Él tenía su brazo izquierdo en cabestrillo y pude ver los vendajes alrededor de su caja toráxica. Había un corte encima de su ojo derecho unido con puntadas. Odiaba verlo así.

"¿Qué estás hacienda aquí, pastelito? Marjorie, estoy bien. ¿Por qué llamaste a Raina?"

"Mamá llamó para que yo no me preocupase cuando te vi recibiendo una paliza en las noticias. Ella no me pidió que viniera, de hecho, ella me dijo que no lo hiciera. Pero yo quería estar aquí."

“Pues eres un amor y siempre estoy contento de tener mi pequeña en casa."

“Desearía que fueran diferentes circunstancias. Papá, tienes que permanecer fuera de estos líos. Estás envejeciendo..." Me asustaba pensar en cuántos sustos había tenido en los últimos años.

Con eso se rio más fuerte de lo que debía hasta que su caja torácica se lo impidió. Pero él seguía sonriendo cuando me amenazó con ponerme sobre la rodilla y mostrarme lo viejo y débil que estaba.

"Papá, nunca has puesto una mano sobre mí, así que no tendría nada con que compararlo."

Hablamos toda la mañana y compartimos un sándwich italianos más el almuerzo del hospital entre los tres. Él tenía razón, el almuerzo del hospital no era tan malo. Después de almorzar, los dejé dormir una siesta—él en su cama y ella en el reclinado al lado. Los vi dormir juntos tal como lo hacían casi todos los sábados y domingos después de comer.

Me pregunté si Tristan llegaría a ese punto...bueno, con alguien. ¿Él y Elsa tomaban siestas como mi hermana Amy y su marido Phil? O ¿él y Elsa se sentarían junto a la piscina después de un almuerzo con dos Mimosas como lo hacían Olivia y Ben?

Trate pero, no pude dejar de desear que de alguna manera tomaría una  acogedora siesta al lado de Tristán algún día. Sabía que sería más que sexo. Sabía que no había empezado a experimentar los tipos de placer íntimo que su cuerpo podía darle al mío. Él me follaría, succionaría, tomarme de una forma u otra. Y me emocionaba pensarlo, de verdad. Pero en ese momento, en esa habitación de hospital, la intimidad que realmente anhelaba era dormitar a su lado en la tranquila paz de una tarde de ocio.

***

Di un paseo por un parque cercano y deje a mis padres descansar. Saqué mi tablet y empecé a hojear algunas revistas con el pulgar. Vi a padres jóvenes llevando a sus hijos en carriola por los senderos, gente paseando a sus perros y vendedores de concluir su turno la hora del almuerzo. Rodaron sus carritos con perritos calientes, pretzels y refrescos hacia donde sea que carritos de comida van a dormir por la noche.

Regresé al hospital y pasé otra hora con papa y después con mamá. Estaba cansada desde la mañana. Yo misma me había aclimatado a acostarme a altas horas de la noche. Levantarme ahora al amanecer, combinado con mi preocupación por mis padres me habían agotado.

Mamá y yo pedimos comida china y yo estaba profundamente dormida en mi habitación a las ocho y media.

"Raina, Jenn está en el teléfono." Mi madre me llamó a la planta baja a la mañana siguiente y me dio su teléfono.

"Hola Jenn, ¿por qué me estás llamando al teléfono de mamá?"

"¡Raina, he estado tratando de ubicarte desde las diez de la noche!" Jenn sonaba cansada y frustrada.

Fui a mi cartera donde estaba mi teléfono olvidado, ahora muerto, en el fondo. "Perdón Jenn, estaba tan cansada que deje mi teléfono en la cartera y se murió. Ni siquiera pensé en traer el cargador. Mierda."

"Raina, Tristan King vino aquí anoche. Dijo que había estado llamando al teléfono que Tom le dio en el ensayo. Parecía frenético. Quería saber cómo encontrarte y pensó que tenías otro número de teléfono."

"Debiste haberle dado el teléfono de mi mamá." Tristan... ¿frenético porque no podía ponerse en contacto conmigo? ¡Siiiiii!

"No sabía si eso estaría bien, así que le dije que me contactaría contigo por el teléfono de tu mamá esta mañana. Le dije que había hablado contigo antes y todo parecía bien."

"Si no te importa, adelante, llámalo y dale el teléfono de mamá."

"Claro, Rains. ¿Cómo está tu papá?"

"Golpeado, pero bien. Es demasiado difícil para dejar que unos matones lo venzan."

"Mantenme al tanto. Ahora tengo que trabajar. Llamaré a Tristan apenas cuelgue."

"Gracias, Jenn. Hablamos pronto."

En menos de dos minutos, el teléfono de mamá sonó de nuevo. Ella me lo entregó.

"Raina," Oí decir a Tristán en voz muy grave. “Dime lo que está pasando. Tom sólo se mencionó que tenías una emergencia familiar. Ojalá hubieras pensado en llamarme."

"No creí que debiera involucrarte. No quería asumir...esperar algo."

“Hablaremos de lo equivocada que estás más tarde. Por favor, tenme al tanto."

Salí del alcance del oído de mamá y le conté todo. Sobre papa y los sindicatos, las amenazas, los ladrillos y el continuo desafío de mi padre a hombres mucho más poderosos y despiadados de lo que él nunca sería. Le dije porque quería a alguien en quien apoyarme. Quería saber que alguien tan poderoso como Tristan estaba de mi lado. Él no me decepcionó.

A las diez de la mañana, Tristan estaba tomando café con mi mamá y conmigo.  Había tomado un helicóptero desde Hills. Kwan vino con él y estaba sentado afuera en la entrada con un periódico. Estaba tratando de parecer casual.

Mi madre estaba shockeada por el parecido a estrella de cine de Tristan como supe que estaría. El encanto se volvió en plena explosión hacía Marjorie Harding. El lado afilado de Tristán que yo había vislumbrado más de una vez fue totalmente ausente de la solícita y gentil que él mostró a mi madre. Le saco más información de la que yo fui capaz de sacarle. Estaba sorprendida por lo seria que se puso la situación en los cuatro años que había sido una presencia ocasional en la casa de mis padres.

"Señora Harding, antes de llegar, tuve a mi equipo de investigación recopilando toda la información de los matones que atacaron a su marido. No son sólo los hombres que trabajan a pie en busca de un trato justo. Estos hombres son peligrosos y su situación es seria."

"Tristan, estás asustando a mamá." Me alarmé en lo pálida que mi madre se había puesto mientras lo escuchaba.

"Tiene muchas razones para estar asustada. Y tú también." Se volteó hacia mi madre. "Me he tomado la libertad de reservarle a usted y a Raina un par de habitaciones en un hotel por al menos por la noche. Voy a necesitar algo de tiempo para dirigir apropiadamente su situación a niveles correctos."

"¿Eso es necesario?" Mamá no estaba acostumbrada a que nadie, simplemente entrara y tomara el control. Ella y papá tenían una relación bastante democrática.

"Lamento si esto suena alarmista, pero, ¿por qué arriesgarse? El hecho de que no me costó convencer al jefe de policía de asignar a un guardia fuera de la habitación del señor Harding me lleva a creer que tengo razón sobre la situación."

Mamá parecía que estaba a punto de llorar. Tomé su mano. “Mamá, trata de no preocuparte. Papá va a estar bien. Tal vez con la ayuda de Tristan podamos parar esto de una vez por todas."

Esnifó su acuerdo. "No puedo agradecerte lo suficiente, Tristan. Solo subiré, tiraré algunas cosas en una mochila y estaré lista para irme." Ella vaciló, al pie de las escaleras. "¿Crees que podamos pasar a ver a Don antes de ir al hotel?"

"Claro." Tristan se acercó a mí y me tomó en sus brazos. "Jesús, Raina."

“Gracias por venir, Tristan. No me di cuenta que la situación había empeorado tanto. Ya sabes, he estado fuera la mayor parte de los últimos cuatro años."

“Lo sé. Ahora mismo tengo que ir y juntarme con algunas personas. Hay mucho más de esto que un par de matones listos para una pelea. Tengo la intención de llegar al fondo de esto."

"No te pongas en riesgo, también." No me gustaba la idea de Tristan alborotando otras plumas de gran alcance.

"Hay riesgos al levantarse de la cama en la mañana." Me revolvió el pelo. "Kwan verá que se establecieron y va a... estar alrededor. Traten de disfrutar del hotel." Y con eso se fue por la puerta.