Dos

Me aseguré de tener una mejor cena la noche siguiente. No quería que me rugiera el estómago a mitad del ensayo. Era la primera en el teatro. Abrí las puertas frontales, encendí las luces de la casa y las luces del escenario. Tom obviamente había estado en el escenario en algún momento del día porque ahora estaba marcado con líneas el set que pronto sería construido. Subí al escenario y caminé por el perímetro de la habitación que estaba casi idéntico al diagrama de la parte trasera del libreto.

Regresé a la habitación verde para encender una tetera con café y llenar la jarra de agua con hielo y agua fresca. Cuando regrese al escenario, Tristan estaba recorriendo las líneas del set. El traje de negocios ya no estaba y tenía un par de shorts blancos y una camiseta color  melón.  Pude ver el cálido bronceado de verano en sus largas extremidades y las rayas del sol en su cabello mientras se paseaba por las marcas del suelo bajo las luces del escenario.

Tenía unas magníficas piernas. Eran definidas y masculinas pero naturales. Lo que sea que hiciera para mantenerse en forma, no involucraba muchas sentadillas, gracias a Dios. Se agachó para recoger su libreto del suelo y sentí una oleada de calor viendo su trasero flexionarse bajo los shorts. Se dio vuelta mientras mentalmente lo desnudaba—de nuevo.

Las sombras del escenario me ocultaron mientras lo observaba por varios minutos. Abrió su libreto y empezó a leer el mayor soliloquio que el entrenador hace casi al final de la obra. Tom nos había sorprendido todo al decidir hacer la obra en reversa. Empezaríamos con el Acto 3 y retrocederíamos. Era una estrategia inusual que me daría cuenta después era positivamente brillante.

Tristán se paseaba como llamando sucesivamente al personaje y la voz del entrenador. No estaba proyectando la voz como lo haría en una interpretación; simplemente estaba recitando el discurso naturalmente. Si cerraba los ojos podía ver a un viejo amargado. Si los abría veía a un hombre talentoso en un paquete maravillosamente hecho a mano.

Podía sentir un rubor desde la parte superior de las orejas hasta mi cuello. Mis pezones se endurecieron contra mi sostén y de verdad salivaba observándolo concentrarse y moverse por el escenario. Era díficil de aceptar, Estaba hundida en la agonía de un enamoramiento adolescente. Apenas conocía al hombre. Tristan King era el hombre más sensual de que había estado cerca y me estaba excitando solo por ser.

Empecé a sentir el mismo calor en mis mejillas que había tenido cuando mi hermana sin misericordia me molestaba por está enamorada de una estrella de cine cuando tenía trece. Entonces era irracional y me sentía de la misma forma escondiéndome en las sombras de un hombre que apenas sabía mi nombre.

Con pasos pesados y un poco de "ejem" mientras doblaba el borde de la cortina de la izquierda del escenario, anuncié mi presencia.

"Raina, no sabía que estabas aquí." La sonrisa que me dio inmediatamente me recordó donde había ubicado esa boca en mi fantasía anoche y me hizo perder el pensamiento.

"Oh, hola. Ummm. Solo estaba...o sea estaba empezando a hacer café. Y el agua. Bueno, no empezando el agua, solo colocando hielo..." No creo que fuera posible sonar más estúpida que entonces.

Él tuvo la gracia de no notarlo. "¿Te importaría ensayar conmigo mientras todos llegan?"

"Claro, me encantaría," dije con un poco de sobre entusiasmo. Él estaba en el borde del escenario y se sentó, las piernas colgando por el borde de la plataforma. Me senté a su lado e hice lo mismo.

"Desde el principio del Acto 3."

"Okay." Estaba asombrada con la cantidad de dialogo que él ya se había aprendido. Él era casi capaz de hacer todo el acto sin mi entrada. Observaba su boca mientras decía las lineas y me perdí bastante descubriendo que sus ojos eran de un color avellana intrincada - tonos de ocre y oliva mezclado con un amplio espectro de marrones amaderados.

"¿Raina?"

"Oh, perdón." Miré fijamente a la página. Él había estado recitando un conjunto bastante largo de líneas y había varios discursos en una fila.

"Daniel," dijo mientras se inclinaba más cerca de mí y señalaba un lugar en mi libreto. "Eres Daniel."

"Claro..." leí la línea pero podía sentir el color en mis mejillas. Él también lo vio. A pesar de las líneas graves que entregaba, había una arruga de sonrisa alrededor de sus ojos. Él sabía que me había aturdido y le divertía.

Estuve aliviada cuando Brian y Tom llegaron. Nunca recuperé la compostura durante el resto de la noche. Menos mal que todo lo que hacía era tomar notas. Tom dirigía los movimientos de los hombres cuidadosamente alrededor del espacio grabado. El Acto 3 empezó a tomar forma.

Tan pronto como el ensayo concluyó, regrese a las bambalinas para apagar el café y enjuague las tazas. Las estaba poniendo de vuelta en su lugar cuando escuché las buenas noches de Tristan al otro lado de la casa.

Tom y Cole eran los únicos que quedaban en el teatro cuando salí de bambalinas. Me invitaron a la Taberna Newly para un trago, pero decidí irme a casa. Estaba trabajando en el currículum que enviaría cuando el empleo de verano terminara y era hora de buscar un trabajo de verdad. No estaba buscando ser un exito en Nueva York.  Quedé con aún menos ganas de vivir con mis padres hasta que encontrara un trabajo que me permitiera mudarme.

No había manera de evitarlo. Regresaba a Brooklyn y al barrio familiar Park Slope donde Jenn y yo crecimos. Jenn estaría en Bennington, lejos de casa. A veces pensar que estaría sin mi mejor amiga era suficiente para hacerme llorar. Tenía que suceder algún día, pero eso no era mucho Consuelo mientras las horas y días hacían la cuenta regresiva para el final de una era—Jenn y Raina, mejores amigas por siempre.

Tomamos los turnos opuestos con la separación en mente. Ambas sabíamos que tendríamos que dejar de depender de nosotras mismas fuera de nuestra compañía constante. Literalmente habíamos estado cruzándonos en los pasillos por su semana en Tanglewood y mi trabajo nocturno en el teatro.

Estaba callada mientras veíamos un película de Adam Sandler que nos dimos cuenta que habíamos visto muchas veces. Jenn me preguntó en que estaba pensando.

"Oh, un par de cosas."

"¿Cómo cuáles?"

"Como que no quiero mudarme con mis padres."

"Te escucho. Amo a tus padres, pero parece como un paso atrás."

"Y lo mucho que te voy a extrañar."

"Aw, Raina, también te voy a extrañar. Eres la única hermana que tengo." Me dio un golpecito en la pierna. Jenn tenía tres hermanos. Mi familia era de puras mujeres, yo era la menor de tres.

"Y en..."

"¿Qué?"

"Tristan King. Creo que me gusta."

Jenn se rio tan fuerte que creí que se iba a trapicar. "Cariño, Tristan King ni siquiera puede deletrear clase media. Estoy casi segura que considera Brooklyn sólo un pequeño paso adelante  de Armpit, Idaho."

"Crees que es tan superficial que..."

"Raina, no lo creo, lo sé. Espera que las otras actrices en el drama de nuestro incestuoso Pequeño Teatro. Ninguna de las 'reinas' va a dejar que te acerques a Tristan. Porque él es uno de ellos."