He reunido con esmero todo lo que he podido encontrar sobre la historia del pobre Werther y os lo ofrezco aquí a sabiendas de que me lo agradeceréis. No podréis negar a su espíritu y a su carácter ni vuestra admiración ni vuestro cariño, como tampoco a su destino vuestras lágrimas.

Y tú, alma cándida, que, como él, sientes los mismos impulsos, saca consuelo de sus penas y deja que este librito sea tu amigo si, por mera casualidad o por tu propia culpa, no puedes hallar otro más cercano.