Capítulo Uno

Diez años después

¿Hola? ¿Hay alguien ahí?” Summer preguntó mientras la puerta de su galería de arte Carmel-by-the-Sea en California crujía al abrirse. Ella se volvió para mirar hacia el sonido bajo de los pasos que colmaba el lugar donde ella había estado preparando su más reciente exhibición de arte erótico en madera.

“¿Hola? No abrimos hasta el lunes en la mañana,” le gritó al intruso. Su asistente, Mary, se había ido apenas hacía unos minutos para comprar una pequeña merienda para tan tarde en la noche, de modo que pudieran terminar antes del día siguiente, cuando pretendían ir a comprar más insumos para el próximo lote de obras de arte.

Quienquiera que sea que hubiera entrado, no había sido Mary, porque esa señora, ya mayor, caminaba enérgicamente, como si estuviera ocupándose de algo serio. Quienquiera que haya sido no respondió, aunque ella oía claramente la respiración de alguien a su izquierda. Incluso podía sentir su piel de gallina mientras la miraban. La inquietud e incomodidad la azotaban, y de repente deseó que su asistente llegara.

No se había dado cuenta de cuanto dependía ella de Mary. Desde que había llegado a la vida de Summer varios meses atrás, había sido sus ojos, describiendo las pintorescas casas de campo europeas que cubrían las calles de la ciudad donde ellas hacían compras, o explicando cómo el océano verdeazulado interactúa con la línea costera rocosa en las ocasiones en que Mary la llevaba desde o hacia la galería.

“¿Hola?” ella llamó otra vez, poniéndose ya muy nerviosa con la falta de respeto de la persona que estaba allí y que no respondía.

Desde el accidente que le quitó la visión, diez años atrás, ella había aprendido a no estremecerse con cada pequeño sonido. Preocuparse solo iría a invadirla de ansiedad, y eso era algo que ella no quería. Ella se concentró en utilizar sus otros sentidos. Sus oídos ya podían percibir sonidos que a la gente normal se le escaparían, y su nariz podía claramente percibir el aroma de la loción de después de afeitar.

De acuerdo. Era un hombre que tenía un olor oscuro, peligroso que no había sentido antes. A pesar de no quererlo, comenzó a sentirse asustada.

“¿Está usted perdido? Mi asistente puede ayudarlo.” A pesar de su miedo, logró hablar con calma.

Decidió buscar el localizador que tenía atado en la cintura, y se encontró primero con la hebilla. Cuando ya lo alcanzó y tocó el estuche, la voz dura del hombre apareció en el ambiente.

“Yo no haría eso si fuera usted, Señora Colby.”

Ella se quedó helada. Sea por lo pesado de la respiración del hombre, o porque su voz gruesa, afilada y mandona—una voz que ella creyó que no había escuchado nunca antes—claramente le hizo entender que el tipo iba a hacerle daño.

El miedo la invadió y por un corto momento, ella no supo qué hacer, o para dónde moverse.

“Desde hace mucho tiempo que te quiero, Summer,” el hombre susurró con voz ronca. Su respiración se había vuelto más pesada, más rápida. Ella podía sentir cómo se le acercaba. Moviéndose muy despacio, como un gato preparándose para abalanzarse sobre un topo ciego.

Diablos. Él definitivamente quería hacerle daño.

Mary, ¿dónde estás?

Ella lo oyó dar un paso más para acercarse.

Ella se fue más hacia atrás. Sintió la esquina afilada de una mesa presionándole la parte de atrás del muslo. Tragando saliva, ella se esforzó por no entrar en pánico, en contra de todas las alarmas que se habían encendido en su cabeza. Este tipo de verdad quería hacerle cosas muy malas.

“Una mujer tan dulce y de apariencia tan angelical merece ser aprisionada, Summer. Follada todo el día y toda la noche. Atada y amordazada. Totalmente indefensa y bajo mi control total, hasta que yo lo decidiera, y te mandara a las puertas del infierno por lo que me hiciste, perra traidora.”

¡Dios, el tipo está loco!

“Váyase de aquí,” ella dijo mientras trataba de sacar el localizador de su estuche de cuero. Pero estaba tan nuevo y duro de abrir, que ella había tenido algunos problemas con él desde que lo compró algunas semanas atrás. Pero ese cuero olía tan bien, que ella se había resignado con la dureza. Ahora veía que había sido un error comprarlo.

¡Oh piedad! ¡Este estuche no cede!

Sujetándose del borde de la mesa, ella trató de recordar dónde había puesto su muleta de caminar. En medio de su prisa, sus nudillos rozaron el mango y la estúpida muleta se cayó al piso haciendo un estruendo.

La risita casual del intruso que le hizo erizar los vellos del cuello la puso en alerta. Él ya se le estaba mandando encima.

Demasiado cerca. Un horror helado se apoderó de ella. “¡Dije que se largara de aquí!”

Su agresor se rió de nuevo. El horrible sonido le heló la espalda de abajo hacia arriba.

“Ya le escribí a mi asistente. Él ya está regresando. Llegará aquí en cualquier momento,” ella mintió, pensando que ese esperpento humano se asustaría más fácilmente si dijera que un hombre vendría, y no una mujer de sesenta años de edad.

“No te preocupes, querida Summer. Estaremos muy lejos para entonces.”

¡Maldición! ¡Corre!

No. Ella necesitaba controlar sus pensamientos. Necesitaba recordar sus lecciones de defensa personal. ¡Pero nada se le pasaba por la cabeza!

Finalmente ella logró sacar el localizador del estuche, e iba a presionar el botón, pero se le resbaló de los dedos temblorosos, y crujió al caer al piso.

¡Maldita sea! ¿Qué carajos le estaba pasando ahora con esa torpeza repentina?

“Eres una cosita muy bella, Summer. Pelirroja ondulada y con ojos azules de verano. Justo como me gustan mis ángeles caídos. Tus pechos turgentes cabrán perfectamente en las palmas de mis manos. Ese cuerpo pecaminosamente sexy que tienes...” Él dejó salir un lánguido silbido que le erizó la espalda.

“Tú eres demasiado pecadora como para no ser castigada.”

“Váyase o grito,” le dijo ya con voz alta, mientras que notaba que su ultimo poco de cordura se perdía. ¿No será que estaba teniendo una pesadilla, y en realidad estaba sana y salva en su cama?

Él la ignoró y continuó hablándole. Continuó acercándosele. Delicada y lentamente, como si tuviera todo el tiempo del mundo. ¿Como si supiera que Mary no iba a regresar?

Dios mío. Dios mío. Dios mío.

“Cuando te vi por primera vez, supe que tenía que incluirte en mi colección de linduras castigadas.”

¿Su colección? ¿Era acaso un asesino? ¡Bendito Dios, no me hagas esto!

De repente se quedó paralizada. Sin poder gritar siquiera. Sin poder correr. Él continuó acercándosele. Ella sentía que él estaba a un metro de ella, justo en frente, bloqueando su camino a la puerta delantera.

“Quiero ver en qué clase de fogata te conviertes con ese cabello rojo, Summer. Quiero sentirte luchar por debajo de mi fuerza. ¿Será que vas a ser mi pelirroja más difícil debido a tu ceguera? ¿O será que vas a temblar como todas las demás? Necesito desnudarte y abrirte las piernas sobre alguna mesa, para poder follar tu cono estrecho. Quiero escucharte gritar. Escucharte suplicar.”

Dios mío. Dios mío. Dios mío. Ella estaba a punto de volverse loca. De verdad.

Su respiración le parecía a ella tan fuerte que pensó que estaba dentro de su cabeza. Algo más, además del olor de la loción en el ambiente había un olor químico rancio. ¿Cloroformo?

La oscuridad en la que había estado viviendo durante los últimos anos, de repente le pareció claustrofóbica. Agobiante, como si el accidente hubiera tenido lugar poco antes y estuviera despertándose para darse cuenta que estaba ciega.

Fragmentos de su vida de repente cruzaron ante la oscuridad de sus ojos. La noche de su cumpleaños número diecinueve. Su mamá y su papá llevándola a casa desde el restaurante donde ellos le habían organizado una fiesta sorpresa. Ella había estado molesta porque Nick se había ido, y les decía a sus papás que la dejaran en paz. Después las luces brillantes. Los gritos de sus papás. Después, despertando para oír las noticias devastadoras de sus muertes y de su propia ceguera.

Ella había estado abrumada. Sin la posibilidad de ordenar sus sentimientos. Su hermano Ryan regresó a casa de su trabajo como salvavidas en el Oriente Medio, para colmarla de afecto y atenciones.

Ay, Ryan. Su hermano quedaría devastado si algo le pasara a ella. Ella no podía dejarlo totalmente solo en el mundo. ¡Tenía que escaparse!

Su cerebro le enviaba una advertencia sobre el intruso, y ella regresó en sí. Instintivamente pateó hacia donde sintió que él estaba parado. Su pié impactó con carnes duras y sólidas y a eso le siguió un sonido de dolor. Una mano le cogió el tobillo, para doblárselo dolorosamente y dejarla sin equilibrio. Ella cayó de espaldas, el lado derecho de su cadera golpeó fuerte contra el borde de la mesa de mármol detrás de ella. Sintió el dolor y gritó.

El maldito continuó aferrado a su tobillo. Y estaba riéndose. El abrumador hedor de los químicos le invadió la nariz. Ella contuvo el aliento y lo retiró con sus puños, tocándole el pecho macizo al agresor.

Ella gritó cuando le soltó el tobillo. Después un golpe de dolor se apoderó de la base de su cuello. Estrellas doradas explotaron detrás de sus ojos. La oscuridad la asfixió.

* * * * *

Servicio de Guardaespaldas del Terror

Kuwait

“Perdón. Tuve que sacarte de Arabia Saudita, pero tú eres la única persona que conozco que tiene apegos en los Estados Unidos. Más que yo. ¿Qué supiste sobre lo que está pasando con este asesino serial que atacó a mi hermana?”

Nick frunció el ceño ante esa pregunta de Ryan Colby, y arrojó un montón de fotos sobre su escritorio. Nick odiaba la sensación helada que le corría por la espalda mientras veía a su amigo recoger las fotos y observarlas. Las mujeres en las fotos se parecían a la Hermana de Ryan, Summer. Pelirrojas, con ojos azules. Contentas y con amplias sonrisas.

“El perpetrador es muy malo,” Nick comenzó. “Hasta donde sé, el tipo ha estado cerca por algunos meses. Aparentemente, él estaba activo más o menos quince años atrás y durante dos años. Mató a seis mujeres que se sepa, y después, simplemente paró. Podía haber acabado en la cárcel. Tal vez se casó, si estaba medicado. Quién sabe. Hace varios meses, algo lo llevó a recomenzar. Ya no está reteniendo a las mujeres por el mismo tiempo que lo hacía antes. Ya ha matado a cuatro. Le gustan las pelirrojas de ojos azules. Altas, delgadas, solteras. Siempre son artistas. Las mantiene vivas por varias semanas, las tortura, las viola y finalmente las mata. Ha raptado mujeres de todo el país y de Canadá. No hay un patrón claro. Se cree que es un solo tipo el que hace todo esto. Se están analizando con las familias de las víctimas las posibilidades de que ellas pudieran haberlo conocido en ventas o talleres de arte, o tal vez en páginas de citas. Mientras tanto, Summer se encuentra en serio peligro, y necesita un guardaespaldas.”

Ryan de repente buscó en las fotos, y su mirada fija y atrevida golpeó a Nick. “Estoy muy contento que lo hayas dicho, porque tú eres él.”

Nick se movió en su silla, con su chaqueta de cuero chirriando en cuanto lo hacía. Su estómago se revolcó de malestar. No había manera alguna para que él volviera a los Estados Unidos a ver a Summer. De ninguna manera. “¿Perdón?”

“Ella se sentiría más cómoda contigo. Ella te conoce—”

“Óyeme, la última vez que la vi, ella dejó muy claro que no quería que yo estuviera cerca para ayudarla. Y me imagino que aún piensa así.”

“Ella tampoco me quería cerca en esa época. Quiero decir, es natural que cualquiera de nosotros dos vayamos a cuidarla. Somos guardaespaldas profesionales y ella sabe que yo no confiaría en cualquiera para protegerla. Considerando que ella y yo estamos de pelea por estos días — igual, eso no es novedad — ella esperaría que tú fueras y la ayudaras, ¿no crees? Además, ella siempre ha gustado de ti, Nick. Ella no va a pelear tanto si tú vas.”

Nick sacudió la cabeza, sabiendo claramente que ella se opondría. “Claro que no va a hacerlo.”

“¿Tienes miedo?”

“¿No será por eso que me estás enviando, en lugar de ir tú mismo?”

Su amigo sonrió secamente, pero Nick notó la forma desesperada en que Ryan movía los hombros, y cómo esa misma desesperación le quebraba la voz cuando decía, “Tengo algunas cosas de qué ocuparme. Voy a viajar en uno o dos días para verla, y tratar de suavizar las cosas. Pero de verdad te estoy necesitando para resolver esto, hombre.”

Nick se quedó callado, mientras que la culpa comenzaba a carcomerle las entrañas. ¿Cómo podía explicarle a su amigo que no estaba listo para ver a Summer de nuevo? Tal vez nunca estará listo, especialmente después de la manera en que las cosas terminaron entre ellos.

“¿Por qué carajos estás dudando? Se trata de Summer, por Dios ¿Acaso hay algún problema del que yo no sepa?”

Nick sacudió la cabeza, mientras su malestar aumentaba un poco más. Tal vez sí debería volver a los Estados Unidos, y ocuparse de esas cosas. Ryan tenía razón. Se trataba de la vida de Summer. No debería dejar que lo que pasó entre ellos le afectara a ella en su seguridad. Él se sentía extremadamente agradecido hubiera entrado Mary cuando lo hizo, para interrumpir las maldito loco. Summer había tenido mucha suerte, aunque para la próxima vez, Nick quería estar allí para protegerla. Al darse cuenta de eso, todos los muros que él había construido en su corazón comenzaron a derrumbarse. Sí, era tiempo de regresar.

Suspirando, él se acercó, recogió las fotos del escritorio de Ryan, y las metió en su bolsillo.

“No. No hay problema,” mintió. “¿Por qué no discutimos los detalles mientras me llevas al aeropuerto?”

Ryan suspiró pesadamente. Él parecía complacido y aliviado porque Nick había aceptado. “No lo vas a lamentar, Nick. Te debo una muy grande.”

“Así es,” dijo Nick suavemente mientras se paraba.

Ryan no gastó más tiempo y lo acompañó.

* * * * *

Treinta y cuatro horas después

Summer se sintió tan cálida, segura y relajada. Como si estuviera envuelta en un capullo. Ella quería quedarse allí para siempre. Para disfrutar ese ambiente libre de estrés. Se sentía muy bien. Sin embargo, un dolor estúpido le taladraba la cabeza, evitando que olvidara completamente.

Ese dolor de cabeza parecía crecer más y más, y encendía sus alarmas. El sentimiento de seguridad en el que había estado flotando de repente se desvaneció, y ella trató de recordar por qué de repente estaba tan asustada.

Recordó los pasos, la voz del intruso y las amenazas horrendas.

“Señorita Colby, ¿me oye?” La voz de una mujer irrumpió en sus pensamientos, y Summer permaneció quieta. ¿Quién está aquí? ¿Dónde estoy? ¿Qué pasó con el intruso? Ella se concentró en ordenar sus pensamientos, y recordó cuando se despertó con la voz de pánico de Mary que llamaba al 9-1-1. Ella intentaba decirle a Mary que solo se había desmayado por algunos minutos, pero Mary le instaba a quedarse quieta, de acuerdo a las instrucciones de la operadora. Las heridas en la cabeza no eran un asunto de broma.

La ambulancia había llegado y Mary la había seguido hasta el hospital, acompañándola en la sala de emergencia, donde pudieron hablar con dos mujeres policía sobre el ataque. Mary todavía se quedó con ella mientras le hacían algunos exámenes médicos. Después de eso, las policías hablaron con ellas de nuevo, y fueron más serias que en la primera entrevista.

“Soy la Doctora Sweet, Senorita Colby. ¿Se acuerda de mí? Hablamos cuando la examine en la sala de emergencia el sábado en la noche, ya tarde. ¿Puede hacerme el favor de abrir los ojos?” Su voz sonaba suave y segura, hablando desde algún lugar por encima de Summer, hacia la derecha.

La cabeza de Summer martilleaba horriblemente, exactamente igual desde el momento en que había despertado del noqueo. Al abrir sus ojos, le jadeó a una silueta gris que se encontraba sobre ella.

Cómo es posible! Las cosas no estaban oscuras. ¿Qué carajos estaba sucediendo? De verdad podía ver sombras. Ella tragaba saliva mientras las emociones entremezcladas la golpeaban. Después de años de estar en la penumbra, podía de hecho percibir sombras vagas. ¿Estaría sonando? ¿Delirando acaso?

“Eh, creo que estoy viendo algo,” dijo.

Hubo un jadeo de Mary y un crujido de ropa. Una sombra alta se movía frente a ella.

“¿Cuántos dedos hay aquí?” preguntó la doctora, y Summer podía apenas vislumbrar una mano.

“¿Qué? ¿Estás hablando en serio, Summer? ¿Puedes ver algo?” La emoción de Mary era contagiosa, y Summer se dejó llevar.

“Señora, por favor. Me gustaría examinar a la paciente,” interrumpió la doctora.

“Pues, examínela.”

Summer sonrió por el tono de voz de la mujer.

“¿Cuántos dedos ve aquí?” la doctora insistió.

“Dos,” dijo Summer suavemente, sin creer lo que estaba pasando. “Usted está usando dos dedos para hacer la seña de la paz.”

Mary dijo palabrotas. La doctora se rio.

“No puede ser,” Mary resopló con escepticismo. “¿Bueno, qué quiere decir todo esto? ¿Acaso está comenzando a recuperar la visión? Esos doctores idiotas le habían dicho que después de ese accidente, lo más seguro es que permaneciera ciega por el resto de su vida.

Summer cerró los ojos, sintiendo la necesidad de retirarse a aquella oscuridad familiar. Para repasar aquél lugar seguro en el que había estado languideciendo. Todo esto de la visión, y del atacante que se había escapado y se encontraba ahora libre para volver por ella o para atrapar otra mujer, era muy abrumador. Era increíble.

Ella había trabajado muy duro para aceptar su mundo de oscuridad y ahora estaba siendo empujada hacia un mundo de esperanza. Ella no quería llenarse de esperanzas para luego tener que olvidarlas. Simplemente quería salir de allí y continuar con su vida.

“¿Qué ve exactamente, Señorita Colby?” preguntó la doctora.

“Sombras. Sombras en gris.”

“¿Colores?”

“No. Sólo movimiento y siluetas y formas.”

“Bueno, hay mucha inflamación en la base de tu cuello, donde te golpeaste. Las cosas pueden ponerse peores en la medida en que vaya bajando, como pueden quedarse así como están. No puedo decirte con exactitud a menos que llamemos a un especialista y que te hagamos exámenes.”

“¿Cómo puede ser todo esto posible, sólo con un golpecillo en la cabeza?” Mary hizo eco de sus pensamientos.

“El cuerpo es un misterio, senora. Incluso para nosotros los médicos. Revisé el reporte de la Resonancia Magnética que se le practicó y todo parece estar normal. Puedo entrar en contacto con los doctores que la atendieron luego de su primer accidente, para que comparemos las notas y para que veamos si alguna cosa en su cerebro o en su espina dorsal se ha movido de posición. En algunos casos, la C1 y la C2 en la columna, pueden moverse y producir un pellizco en un nervio. La ceguera no se ha reportado mucho en estos casos. En el suyo, un disco pudo haberse movido hacia la posición anterior. Sin embargo, algo así podría haberse visto desde la primera Resonancia.”

“No recuerdo el nombre del médico que me trató. Mi hermano fue quien se ocupó de todo en esa época.”

“Bueno, si pudiera contactarlo, puedo analizar la situación como le dije. Porque puede haber sido otra cosa la causa de su ceguera. ¿Alguien mencionó un trauma emocional?”

Summer frunció el ceño y se tragó la ira familiar que ese concepto elicitaba. No había manera de que lo que le pasó a sus padres hubiera sido la causa de su ceguera.

“Lo mencionaron.”

“PTSD puede hacer cosas extrañas. ¿Usted recuerda el accidente?”

“No. sólo me acuerdo de cuando estábamos en la fiesta de cumpleaños.” Lo que ella más recordaba era a Nick y semejante beso que se dieron, agregó en silencio. De repente se sintió caliente por todas partes al pensar en Nick.

“Eso es normal para una conclusión sacada inconscientemente,” respondió la doctora.

“Todavía no respondió mi pregunta. ¿La visión le está regresando?” Mary interrumpió.

“No lo sé. En parte, claro está, pero tendría que aplicarle una bacteria de tests. ¿Está preparada para eso, Señorita Colby?”

“Claro que lo está,” Mary irrumpió diciendo.

Un descontento se apoderó de Summer. Ella no quería estar allí, en realidad. Odiaba los hospitales. Le recordaban mucho del día que perdió a sus padres y a su visión. Quería salir de allí, claramente. Ahora.

“¿Por cuánto tiempo tendría ella que quedarse?” Preguntó Mary.

“Una semana. Tal vez más.”

“No puedo quedarme aquí. Tengo una exposición mañana en la mañana.” Esa era una buena excusa. Mary lo entendería. Ambas eran adictas al trabajo. Era por eso que se entendían tan bien. En todo caso, tal vez para entonces ella estaría totalmente ciega otra vez. Bueno y, ella estaba poniéndose un poco sombría, ¿o no?

“No, Summer. De ninguna manera” Dijo Mary. “La exposición debería haberse hecho esta mañana. Hoy es lunes. Te dormiste una y otra vez durante el domingo, y no estabas en condiciones, para nada, de trabajar, así que puse una nota en la puerta de la galería avisando que estabas enferma. Hay algunas cosas que también necesitas saber sobre el mostro que te atacó.”

La frustración la agobiaba. ¿Ya era lunes por la mañana? ¡Mierda! No tenía tiempo para todo esto. Necesitaba volver al trabajo. Las cosas estaban mejorando tanto, y había tanta gente interesada en sus cosas. No podría quedarse en el hospital, debilitándose cada vez más.

“Señora Colby, preferiría que se quedara en el hospital por al menos el resto del día y la noche, sólo para observación. Usted perdió el conocimiento por algunos minutos, y lo que pasa es que las heridas en la cabeza no son un juego. Si se siente mejor mañana, puedo darle de alta, aunque sí me gustaría que se dedicara simplemente a descansar por varios días.”

¿Varios días? ¿Qué? Ella no tenía tiempo para descansar. Se atrasaría demasiado en lo que tiene que hacer si se tomara más tiempo.

“Quiero irme ya, por favor.”

“Bueno, como ya le dije, preferiría que se quedara aunque no veo nada de malo que se lo impida. Tiene que prometerme que va a descansar si la dejo ir ahora.”

“Claro. Puedo hacer eso.” Obvio que no.

“Le recetaré algunos analgésicos en caso en que sienta dolores de cabeza. Sí le recomiendo que cuide su visión. Mientras tanto me voy a ir ocupando de todas las formalidades, para que la enfermera pueda quitarle la intravenosa y le avise cuando pueda irse.”

“Gracias por toda su ayuda, Doctor”, respondió Summer, sintiendo gran Alivio por irse de allí. Ella no quería estar en ese lugar, siendo una presa tan fácil para el tipo que la había atacado. Ella solo quería ir a esconderse en algún lugar, para sumergirse en su trabajo, y olvidarse de lo que pudo haber pasado.

Summer estaba sorprendida porque Mary no había protestado cuando el doctor se fue. Pero cuando se cerró la puerta del hospital detrás de ellas, la mujer adquirió una actitud firme con Summer.

“Debería reconsiderarlo, señorita. Debería esperar para aclarar lo que está pasando con su visión, querida.”

Summer abrió sus ojos otra vez. Una silueta estaba allí parada. Era increíble. Ella de verdad podía ver a Mary. O al menos a su sombra. Mary era tan baja de estatura y de una apariencia tan frágil como se lo había imaginado. Las emociones se apoderaban de ella una vez más. Dios, era increíble.

“No podemos decirle a mi hermano nada sobre lo que pasó con este tipo, ni con lo que me está pasando con los ojos porque se vendría para acá para cuidarme y me haría ir al médico por mis ojos por siempre.”

“Demasiado. Yo lo llamé poco antes de que llegáramos aquí. Pensé que él tenía que saberlo. Ya envió a una persona. Según las enfermeras, su guardaespaldas ha estado afuera de la habitación desde tarde en la noche, esperando poder hablar con usted sobre el ataque.

Es muy guapo. ¿O cómo es que se les llama a los hombres sexys por estos días? Si tuviera diez años menos, yo misma estaría detrás de él. Aunque él todavía sería más joven que yo. Sólo que yo siempre fui una asaltacunas.”

Summer sólo podia reirse.

“¿Usted? ¿Una asaltacunas, Mary? Pensé que se había casado cuatro veces.”

“Creo que nunca mencioné que todos mis esposos fueron más jóvenes que yo.”

“Hum, no.”

“Bueno, yo no presume de mis conquistas, querida. Era más fácil enseñarles a los más jóvenes que a los tipos viejos.”

“Ok. No le mencionemos nada sobre mi visión al tipo que envió mi hermano, ¿de acuerdo? No quiero que le diga nada a Ryan para que luego se cree ilusiones vanas respecto al asunto.”

“De acuerdo, querida. Lo que usted diga. Usted sabe que yo siempre estoy de su lado en lo que respecta a Ryan. Sé que él es muy insistente. Muy entrometido. Y no me gusta la forma en la que la trata. Usted es una mujer adulta, no una niña indefensa.”

“De acuerdo, de acuerdo, suficiente con el tema de Ryan. ¿Bueno?.” Hablar de él siempre la ponía muy nerviosa. Después de quedar ciega, él la apoyó financiera y mentalmente, hasta el punto en que ya comenzó a asfixiarla con su sobreprotección. La verdad es que, elle estaba algo sorprendida por el hecho de que no hubiera sido Ryan quien hubiera venido a serle de guardaespaldas, y en su lugar hubiese otra persona. Ella esperaba simplemente poder convencer al sujeto de que las cosas estaban bien y que ella no necesitaba sus servicios de protección. Aunque pudiera costarle un brazo y una pierna, ella prefería contratar a alguien por su cuenta, hasta que aquel mostro estuviera preso. La última cosa que ella quería o necesitaba era que su hermano se ocupara de ella otra vez.

El colchón se desplazó por debajo de ella cuando Mary se sentó, y luego una mano cálida hizo lo mismo por debajo de la de Summer. Mary le apretó los dedos con delicadeza.

“Me alegra que estés bien, querida. Casi me enloquezco cuando vi a ese mostro levantándote. Pensé que estabas muerta. Es una suerte que estuviera entrando en ese momento porque recordé que había olvidado ponerle llave a la puerta al salir. Todo es mi culpa. Lo siento mucho. Pero llamé a la policía tan rápido que logramos detener a ese malnacido. Luego, le di en la cabeza con un mazo y se echó a correr.”

“Me alegra que no te haya pasado nada, Mary. No podría perdonarme si algo te hubiera pasado”

“Ay, querida. No es necesario pensar siquiera en lo que pudo haber pasado. Vivamos en el presente. ¿No? Eso es lo que yo pienso.”

Mary se quedó en silencio, y Summer empezó a sentir que algo más estaba pasando. Su asistente siempre se reservaba los comentarios cuando no sabía cómo expresar bien lo que tenía en mente. Había rumiado durante días antes de sugerirle a Summer que abriera son propia galería, lo que acabó siendo una idea fantabulosa, y también había dado vueltas antes de tratar de arreglarle una cita a ciegas con su sobrino-nieto, que en todo caso no había funcionado. Al tipo no le gustaban las mujeres ciegas y a ella no le interesaban para nada los hombres recién divorciados que no hacían más que quejarse sobre sus exesposas en una cita.

El silencio continuó hasta que la ansiedad se apoderó del pecho de Summer, y su cabeza comenzó a estallar.

“¿Qué pasa?”

Mary dio una risita. “Me conoce muy bien, ¿no es así, querida”

“¿Buenas o malas noticias?”

“A ver. Creo que ambas. ¿Cuál quiere oír primero?”

“La Buena noticia. No me vendría nada mal, es seguro.”

“Bueno, la buena noticia es que hay un hombre muy bello allá afuera.”

“Ay, Mary. Por favor. Ya lo habías mencionado.”

“¿Ya? Ah de acuerdo. La Buena noticia es que el tipazo está buenísimo, ¡buenísimo!”

El dolor de cabeza de Summer aumentó. “Pensé que había dicho que era un tipo guapo. Ahora dice usted que está buenísimo. ¿Al fin qué?” murmuró ella, tratando de bromear con la mujer. Pero la verdad era que después de aquel ultimo fiasco de la cita a ciegas con el sobrino-nieto de Mary, ella simplemente no confiaba más en las habilidades de Mary para encontrarle pareja.

“Él es guapo y está buenísimo.”

Silencio de Nuevo.

Summer inhaló lentamente y cerró los ojos, que habían comenzado a dolerle.

“¿La mala noticia?” Podía oírla ahora.

“Concuerdo con su hermano. Va a tener que quedarse muy cerca de su guardaespaldas, hasta que atrapen a ese mostro.”

La ansiedad de ella de repente aumentó, hasta quedar boquiabierta y en shock. ¿Mary estaba del lado de Ryan esta vez?

“Está bien, querida. Hay una muy buena razón esta vez para haber estado de acuerdo con él. Yo—”

“¿Usted se puso de acuerdo con mi hermano?” ¡Esto era increíble! “Pero si lo odia. Nunc están de acuerdo con nada. ¿Qué hizo él? ¿Le rompió un brazo, acaso?”

Notó cuando Mary suspiró, sintió cómo le apretó el brazo, una vez más. “No queremos perderla, Summer. Hay cosas que tiene que saber, y este señor se las explicará.”

“Al diablo con las explicaciones. Quiero irme a mi casa, Mary. ¡Necesito seguir trabajando!” Summer trató de incorporarse para sentarse, y el dolor le atravesó la cabeza. Se dejó caer en la cama otra vez.

“¿Dolor de cabeza, linda?”

“Uno muy fuerte,” Summer admitió la intensidad del dolor, sintiéndose un poco mareada.

“Buscaré una enfermera para que le traiga ese analgésico que el doctor mencionó. Regresaré en unos minutos. Quédese ahí.”

Cuando Mary se fue, la habitación se quedó en silencio, y segundos después una extraña incomodidad se apoderó de ella otra vez. No, no incomodidad, era miedo. Terror de solo pensar que ese mostro viniese a su cuarto y terminase lo que había comenzado. Summer deseó poder tan solo pretender que el ataque no había tenido lugar, pero sabía que no podría. Estaba muy espantada.

Un escalofrío la invadió al pensar lo cerca que estuvo de convertirse en una víctima de ese hombre. Ay, ¿será que alguna vez se iba a sentir segura de nuevo? ¿O será que iba a convertirse en una persona aterrorizada, saltando por cada pequeño ruido, como lo había hecho luego de ese accidente que mató a sus padres?

¿Será que la idea de Ryan de tener un guardaespaldas no estaba tan mal?

Summer cerró sus ojos y respiró despacio, esperando controlar la desesperación que la recorría. La última cosa que quería era vivir atemorizada otra vez. Esos días de oscuridad que siguieron al accidente habían herido su autoconfianza y autoestima. Odiaba la simpatía y la lástima con las que la gente la llenaban. Había comenzado a exagerar con el tema. Había tomado distancia de sus amigos. Sobre todo de Nick.

Ella no había querido que él sintiera pesar por ella desde antes, así que le había pedido que la dejara en paz. Le dijo que no podía haber nada entre ellos. Que solo había estado bromeando esa noche que él la había besado. Él le había hecho caso, y se había alejado porque Ryan le había pedido a Nick que volviera a viajar para trabajar como guardaespaldas.

Ahí es cuando Summer se dio cuenta que estaba siendo demasiado autocompasiva, y que en la medida en que continuara siéndolo, los muros que necesitaba derribar no harían más que fortalecerse, hasta que llegara un punto en el que no pudiera recuperar su independencia. Sí, ella era ciega, pero eso no le había impedido alcanzar sus metas.

Su empeño le ganó al miedo, y Summer se obligó a sonreír. Ella no iba a dejar que un loco le quitara todo eso. Obviamente, ella estaba molesta por la forma como había interrumpido el curso de las cosas en su vida, pero ¿quién no lo estaría? Pero ella tenía que permanecer fuerte y manejar lo que estaba pasando. También necesitaba prepararse para salir de allí.

Esta vez, se fue levantando para sentarse bien lentamente, aliviada de saber que su dolor de cabeza no había sido igual que el que sintió antes cuando trató de sentarse demasiado rápido. Tampoco sintió más mareo. Despacio, empezó a balancear las piernas desde el borde de la cama del hospital. Retirándose poco a poco, hasta encontrar su bastón con las manos, guiándose con las sombras que lograba ver.

Se dio cuenta que cuando miraba hacia la izquierda, las cosas brillaban más, y que un calor le salpicaba la cara. Parecía un panorama de un gris más claro, mientras que la emoción estallaba en ella.

Una ventana y rayos de sol. ¡Es maravilloso!

Fue en ese momento que sintió que alguien había entrado en la habitación. Se había quedado tan absorta mirando por la ventana que no había prestado atención al suave rechinar de la puerta que se abría. Normalmente, eso no la habría asustado, pero quien quiera que sea que hubiera entrado estaba allí parado. Igual que aquel loco de la otra noche.

Dios mío.

Su corazón crujió al palpitar locamente, y tuvo que luchar contra el pánico. ¿Será que el loco ese la había encontrado allí? ¿Habría venido para terminar el trabajo? ¿Será que iría a tratar de darle cloroformo otra vez? ¿De secuestrarla?

¿Dónde estaba su bastón? ¿Y la alarma de la enfermera? ¿Y su localizador? ¡Mierda! ¿Cómo podía exponerse de esa manera?

Su cabeza le pulsaba con más fuerza. Puso las manos como puños, tratando de pensar en técnicas de defensa personal. La última vez, su pánico no le permitió pensar con claridad. Esta vez estaría preparada. Iba a pelear e iría a arrancarle los ojos si era necesario.

Su pánico aumentó más, pero después un olor muy intrigante le invadió la nariz. No era el mismo loco, pero era un hombre quien se encontraba allí. Podía notar su loción para después de afeitar. Olía bien. Olía a cuero y picante. Y a poder.

Summer tragó saliva para refrescarse la garganta tan seca. Había solo un hombre que sabía que olía así de bien, y que no la había molestado durante casi diez años. No podía ser él. ¿O sí?

Sintió extrañas mariposas en su estómago cuando imaginó que Nick Cassidy podría finalmente haberse atrevido a aparecer. Lentamente volvió su cabeza y reparó una sombra oscura. Una sombra bien grande y alta.

No, no podia ser Nick. Eso es lo que ella quisiera. ¿Tal vez estaba deseosa de un caballero de brillante armadura?

“¿Puedo ayudarle?” ella preguntó.

“Hola, Summer.” Su voz profunda flotó hasta ella en una voz ronca tranquilizadora. “Habría tocado a la puerta, pero tu amiga dijo que estabas despierta, y que entrara de una vez.”

“¿Nick?”

Su corazón se sobresaltó de emoción. ¿Sería él, de verdad?

“¡Cuánto tiempo sin verte! ¿Cómo has estado?” preguntó él con un tono casual. Sonó como si fueran tan solo conocidos, y no viejos amigos. No es que hubieran sido amantes, ni nada parecido. Ella simplemente había estado enamorada de él, y se habían llegado a besar deliciosamente. Y después, cuando ella lo había intentado alejar de su vida luego de quedarse ciega, él había salido de su vida y le había roto el corazón.

“Yo estoy bien, ¿y tú?”

“Bien también. Supe que tuviste algunos problemas”, fue lo que respondió con suavidad.

La irritación que sintió disipó las mariposas. Claro, él estaba aquí porque Ryan lo había enviado. No porque a él mismo le importara ella de verdad. “Bueno, sí. Supongo que la policía puede ocuparse de eso. Puedes decirle a mi hermano que no necesito sus servicios de niñera. Que estoy muy bien.”

Summer oyó la exhalación de Nick. Sonaba a frustración. Bueno, que le den y a Ryan también. Ella no necesitaba de su ayuda, y ciertamente no iba a intentar ser una chica agradable tampoco.

Ella trató de no interpretar nada de la forma en que su propio cuerpo reaccionaba mientras que él se acercaba más y más. Intentó ignorar cómo su entrepierna se humedecía con el calor. Trató de ignorar que su bata hospitalaria le apretaba más y más sus pechos a medida que se trepaba más en sus muslos. Summer resistió la necesidad de bajársela. Sería mejor dejarlo que viera de lo que se había estado perdiendo.

La última cosa que ella esperaba era sentir todavía  algo por ese hombre. Sí, ella se había enamorado de ella desde dos o tres años antes del accidente que la dejó sin visión, y sí, ella todavía recordaba cada detalle del objeto de sus caprichos. Él siempre pareció tan delicioso, con esa sombra oscura y sexy que se le formaba en las mejillas y la barbilla, que siempre la había enloquecido. Ese cabello castaño chocolate hasta los hombros, y la forma tan linda en que se peinaba hacia atrás lo hacía parecer un malvado, un tipo peligroso y muy sexy.

Sus labios carnudos y tan besables...ay, ese beso tan caliente que se dieron. Ella se sintió caliente y tensa por todas partes solo al pensar en ello, y al imaginar esos ojos castaños hermosos que brillaban con maldad. Tenía también esta nariz ligeramente torcida, y cuando ella le preguntó quién se la había dejado así, él le dijo había pasado en una pelea con Papá Noel cuando era un niño. Habían estado peleando por las galletas recién horneadas  que su mamá había preparado una víspera de navidad. Como si ella se o hubiera creído, aunque había sido divertido hablar con él sobre eso en su momento. Él siempre la trató como una adulta.

“Necesito hacerte unas preguntas sobre este tipo que te atacó, mientras que todavía las tengas frescas en tu mente. ¿Estás dispuesta a contarme?”

El primer instinto de Summer fue decir que no y enviar a Nick de regreso por donde vino, pero ella sabía que era importante atrapar al tipo.

“Necesito saber todo lo que te dijo, Summer. A qué olía el hombre. Todo sobre él que hayas podido percibir. Cualquier cosa que recuerdes. Hasta el más pequeño detalle, aunque primero necesito saber si te puso un dedo encima”

“Traté de patearlo y me agarró el tobillo. Así es como me caí y me golpeé la cabeza”

“De acuerdo. Haré que le presten especial atención a tus medias, zapatos y pantalones. Tengo entendido que la policía ya se llevó tu ropa, y por eso Mary te preparó una maleta que tengo en mi carro. También empacó todas las cosas que necesitas para trabajar. Todo eso fue enviado con anticipación. Hay una muda de ropa en el closet para que te pongas.”

¡Por dios! ¡Él ya se había estado hacienda cargo!

“Lo siento Nick, pero no voy a permitir que ese tipo me asuste y me obligue a esconderme”

“Es normal estar asustada. En este caso, es Bueno estar asustada. El tipo es demasiado peligroso como para no tomárselo a pecho. Ya ha matado a varias mujeres y está detrás de ti.”

¿Está detrás de mí?

“Ya reservé un vuelo para los dos. Estaremos en una casa segura en algún lugar en el Noreste de Nueva York hasta que todo esto acabe”

Nosotros. ¿Él y ella, quería decir? De ninguna manera. Ella no podría pasársela con él así como así.

“Te dije que no te necesito como mi niñera, Nick.”

“¿Llegaste a arañarlo?”

“Dije que—”

“Sé lo que dijiste. ¿Llegaste a arañarlo?”

“No. No sé. No me acuerdo. Pasó muy rápido. No, creo que no llegué a estar tan cerca. Estaba más preocupada por el cloroformo.”

“¿Cloroformo?” Nick se acercó más. Ella podía sentir su presencia a su alrededor. Grande y poderoso. Su cercanía la calmó, pero su aroma sexy simplemente destruyó sus sentidos. Dios, quería tenerlo aún más cerca. Quería que la besara y la tocara, y claro, su cara se estaba poniendo caliente. ¡Qué vergüenza!

“Yo...Yo no sé con certeza si aquello era cloroformo. Era una clase de químico. Como algo que estuviera podrido.”

“Él usó una cantidad grande entonces. Quería reducirte rápido. Si hubiese usado una dosis menor el olor habría sido dulce.”

Ah.

“Eso es un dato interesante. No recuerdo a nadie que mencionara que él estuviera usando cloroformo en sus víctimas. Es una sustancia de difícil acceso para las personas individuales. El gobierno restringe su compra, pero no es imposible, especialmente con el Internet. ¿Crees que podrías reconocer el olor si le pidiéramos a un experto ayuda para que compararas olores?”

“¿Quieres decir como si fueran fotos de prontuario de la policía, pero con olores?”

“Exactamente. ¿Será que existe alguna posibilidad de que te hayas confundido con el olor del espray que usó Mary?”

“No. Yo olí eso antes de caerme. Y él mencionó sus ángeles caídos y pelirrojas.”

“¿Ángeles caídos?” La sorpresa se entrelazó en su voz.

“Sí, él dijo otras cosas también. Cosas que preferiría no repetir.”

Ella identificó claramente el sonido característico de un bolígrafo deslizándose por el papel. De repente, ella se sintió muy asustada y vulnerable.

“Dímelo todo, Summer. No te guardes nada. No importa cuán vergonzosos sean los detalles” El tono de orden tan seria que salía de su boca la hizo asentir. Él tenía razón. Ella necesitaba decírselo todo para que pudieran atrapar al lunático.

Ella luchó contra el temor que sentía al pensar en lo cerca que estuvo el hombre aquel, y le dijo a Nick todo lo que había pasado.