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Posos de soledad y mandiles de moras: composiciones grises como en aquellos trenes que nos llevaban hacia el norte.
Qué lejos brota esta pasión que nadie nombra, esta grama encendida en llamaradas de granate y miel amarga.
Qué lejos ya los bravos pechos doloridos de las muchachas que alzaron sobre el sueño la sed de nuestros cántaros.
La noche nos golpea con su aluvión de arándanos y estrellas.
La noche nos golpea y caminamos hacia el país de las leyendas olvidadas y los árboles de hielo.