1911: Pablo Iglesias entre los huelguistas de Bilbao.

Tras la huelga general de 1917 fue detenido el Comité de huelga, integrado por Julián Besteiro y Andrés Saborit, por parte del Partido Socialista, y por Daniel Anguiano y Francisco Largo Caballero, por la UGT. En la foto aparecen Largo Caballero, el abogado don Luis de Zulueta, Besteiro, Saborit y Anguiano, poco antes de ser amnistiados, en el penal de Cartagena (1918).

Pablo Iglesias en los últimos años de su actividad política. De él ha escrito recientemente Pérez de la Dehesa: “Austero, incorruptible, respetado por todos, en todo momento su influencia fue decisiva. En su formación autodidacta dejó profunda huella Jules Guesde, que se manifestó no solamente en el plano ideológico, sino también en la moral y el estilo que infundió en el partido y, seguramente, en su misma intransigencia”.

“Las multitudes aplaudíamos”, escribió Antonio Machado refiriéndose a uno de los mítines presididos por Pablo Iglesias. “La voz del orador, algo parda y enronquecida, con aliento difícil de fuelle viejo, era todavía —para mí, al menos— la voz del compañero Iglesias, porque en ella aún vibraba aquel su acento inconfundible de humanidad auténtica”. Todos los años, antes de dispersarse la manifestación del primero de mayo, en Madrid, Iglesias dirigía la palabra a los trabajadores. Sabemos que lo hizo por última vez en 1919. Dado el texto del cartel que aparece al fondo (“¡Viva Rusia!”), la fotografía debe corresponder a 1918 o 1919.

Pablo Iglesias en 1919. El viejo dirigente obrero estuvo ese año muy enfermo, y, aunque se repuso, su actividad externa fue ya mínima desde entonces. “El Pablo Iglesias de nuestro recuerdo imborrable —escribió Besteiro— es el anciano de cabellos blancos y de tez pálida, de cerviz inclinada al peso del dolor…”

En 1921, con la salud ya quebrantada, Pablo Iglesias pasó una corta temporada de descanso en Celorio (Asturias). En la foto aparece entre Fernando de los Ríos y Julián Besteiro.