Capítulo 1 - Se masca la tragedia
Si tu jefe está muy simpático, cercano, humano, incluso cariñoso… malo. Él obviamente lo sabe mucho antes que tú, porque ha estado maquinando a quién se cepilla. Y hasta que toma la determinación de prescindir de tus valiosísimos servicios, coño, pues pasa un tiempo.
Por si acaso no te ha llegado la hora, y estamos a tiempo, tenemos que aprender a detectar las señales pues son claras e inequívocas y, aunque poco se puede hacer en estas ocasiones, conozco algún caso que le ha dado la vuelta a la tortilla.
Hay de todo, como en botica. Está el mencionado previamente, que lo que básicamente le pasa es que le das pena, y por eso se muestra simpaticorro, más cercano y comprensivo pues no quiere dejar mal sabor de boca cuando sientas la puntilla que te van a clavar. Ahora bien, esta actitud lejos de parecer positiva, lo que en el fondo oculta es miedo escénico a que se vuelva contra su persona y el “hundido” tome algún tipo de represalia personal y/o profesional.
Mala perra, si hay que morir, que sea con dignidad y con orgullo. Nada de dar lástima. Dame datos objetivos y cuantificables! Me echas porque te caigo mal y además te sale de los dos cojones (esta última es la parte que sí es cuantificable).
Luego está el que hace exactamente lo contrario. Se distancia, se hace el huidizo, busca no quedarse en ningún momento a solas contigo. Claramente su conciencia le está machacando. Y piensa que tú, que siempre has sido un poco bruja/o, tienes la capacidad de leer sus pensamientos, además de sus correos coñazo! Pues bien, éste te la clava y casi le tienes que consolar tú a él. Hombre que no pasa nada, que lo entiendo, hoy por mí… mañana por ti… mismo objetivo, que no haya el efecto boomerang y le sueltes dos buenas piiiiiii………..!!
Qué quieres que te diga, las empresas Americanas Multinacionales donde he trabajado era una cosa limpia, como si lo hiciera un carnicero del Supermercado “Sánchez Romero”, de esos que parece que no tocan la carne. Los franceses de repente te colocan uno al lado, que tiene un título así como “desarrollo de negocio”, que se auto invita a tus reuniones y que poco a poco se entera de tu trabajo hasta que un buen día te lo encuentras en tu despacho y ya si eso, en Recursos Humanos te dicen que efectivamente, tus sospechas eran ciertas y que te vas. Bueno, si conoces algún secreto importante de la empresa, puedes negociar llevarte el coche, las plantas y la imitación del cuadro de Mondrian. (para qué coño quieres el cuadro!)
Y ya por último está el carnicero al uso, ese que tienes en mente, con el delantal salpicado de sangre y algún trozo de carne colgando que, oye, además de hacer bien su trabajo, parece que disfruta con él. Pues esa es la empresa española. Es que se ve que tenían tantas ganas de echarte, desde hace tanto tiempo, que se atropellan por machacarte y que tu autoestima salga tan dañada que, si es posible, no vuelvas a trabajar ni cultivando caracoles en la estepa. Josde…!