Un poco de historia

Y antes de que fueran llegando los europeos para «conquistar» nuevas tierras, esa Gran Manzana fue habitada por los indios lenape que corrieron la misma suerte que otras tribus: fueron desplazados de su territorio y arrinconados en reservas. Tenemos noticias de la existencia de la que sería la gran urbe desde el siglo XVI. En el XVII la ciudad fue creciendo gracias a un comercio floreciente que contaba, además, con un puerto de gran importancia: el Nueva Ámsterdam. No obstante, pronto empezaron los enfrentamientos de poder entre holandeses e ingleses por un lugar tan próspero… Y fueron estos últimos quienes ganaron la batalla y convirtieron Nueva Ámsterdam en Nueva York.

En el siglo XVIII Nueva York fue adquiriendo una personalidad propia. No solo se transformó en un importante centro económico sino que empezó a mostrar una diversidad cultural que persiste en nuestros días y también creó un modelo de urbe donde convivían personas con diversas creencias religiosas.

Por otra parte el descontento de la colonia con los británicos desembocó en la Guerra de Independencia de los Estados Unidos… y Nueva York se convierte en la capital de una nueva nación (después se trasladaría a Washington D. C.). En 1789 George Washington es nombrado presidente de los Estados Unidos de América en el Federal Hall de Nueva York. Poco a poco la gran ciudad se transformó en un importante e influyente centro financiero y también participó en la revolución industrial, que se alimentaba de la mano de obra que llegaba del otro lado del océano.

Durante el siglo XIX y principios del XX llegan de forma masiva inmigrantes europeos que tratan de instalarse en una especie de tierra prometida. Los primeros treinta años del siglo XX fueron convulsos y fundamentales para la ‘organización’ de la ciudad. Esta fue adquiriendo además su fisonomía actual pues empiezaron a construirse los rascacielos míticos. Así las cámaras de los fotógrafos Charles C. Ebbets y Lewis Hine inmortalizaron imágenes de los obreros desde las alturas echando sus siestas en los andamios, almorzando o realizando malabarismos imposibles…

Durante ese mismo siglo además del crac del 29, Nueva York dejó de ser una ciudad industrial para convertirse en un centro financiero y de servicios. Y aquel cambio provocó tensiones sociales y económicas durante varias décadas. El XXI empezó con el mayor atentado terrorista que conmocionó a todo el mundo y supuso un inicio poco esperanzador del siglo: la caída de las torres del World Trade Center al chocar contra ellas dos aviones, el 11 de septiembre de 2001.

La Gran Manzana es actualmente un referente icónico y cultural. Un centro de cultura e intelectualidad. De modernidad y glamour. De tendencia y moda. De manifestaciones y avances sociales. Centro también de información y medios de comunicación. De multiculturalidad y convivencia.