No se lo digas a nadie se singulariza por una maestría extraordinaria en el manejo del diálogo, a la altura de los mejores aciertos de Manuel Puig, con no menor oído y sentido del humor, y con una percepción igualmente lúcida de las connotaciones sociales de la realidad descrita.
En palabras de Mario Vargas Llosa: «Esta excelente novela describe con desenvoltura y desde dentro la filosofía desencantada, nihilista y sensual de la nueva generación».
Un retoño de una burguesía que conjuga el machismo y el clasismo con la mojigatería descubre su identidad homoerótica y se ve envuelto en la espiral de la drogadicción y al borde mismo de la prostitución masculina.
Sin embargo, el protagonista no es devorado por el mundo de la marginalidad y, al aceptarse a sí mismo, convierte su conflictiva ruta en una afirmación serena de la condición que le define.
No se lo digas a nadie, primera y apasionante novela de Jaime Bayly, descubre ya la inteligencia y la ironía de este escritor.