INTRODUCCIÓN
MUTUS LIBER… ¡El libro mudo! Tal es el título sorprendente y abreviado del tratado de alquimia que está compuesto únicamente de imágenes y que presentamos a la curiosidad, si es que no al interés, de todos los aficionados. He aquí la explicación que sigue inmediatamente a estos dos primeros vocablos sobre la plancha inicial y que se muestra bastante prometedora de los frutos a recolectar:
…en el cual sin embargo, toda la Filosofía hermética está representada en figuras jeroglíficas, que está consagrado a Dios misericordioso, tres veces muy bueno y muy grande, y dedicado sólo a los hijos del arte, por el autor de quien el nombre as Altus.
No se nos escapa el doble sentido cabalístico, es decir el juego que permite el latín, entre el dativo plural de solus y el genitivo singular de sol semejantemente ortografiados, y que hace que podamos entender tanto dedicado a los hijos del arte y del sol como y dedicado sólo a los hijos del arte: solisque filiis artis dedicatus.
No encontramos luego en la obra más que las pocas palabras de las dos páginas penúltima y última; esta, la decimoquinta, aquella llevando el número 14 y, por su parte, la sentencia en palabras latinas que se repiten a porfía y de la que el imperativo consejo parece más bien gracioso, en un libro donde la lectura ordinaria no tiene ocasión de ejercerse:
ORA LEGE LEGE LEGE RELEGE LABORA ET INVENIES
Ora, lee, lee, lee, relee, trabaja y encontrarás.
Consejo caritativo, alentador y preciso, que, seguido en la humildad y la paciencia, suministra la llave que abre el jardín de los filósofos y su escala de acceso al mundo desconocido del subconsciente universal. La alquimia dispensa, precisamente, este estado de consciencia o gracia real, que se armoniza, en el sabio, con la fecunda dualidad Amor y Conocimiento, generatriz del permanente deseo de mejora.
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Advirtamos, ahora, sobre la última página de nuestro Libro Mudo la exhortante declaración que se ofrece, dos veces inscrita sobre banderolas, a manera de conclusión; fórmula de adiós que estaría henchida de ironía bien amarga y revelaría incluso un severo humor, si no afirmase absolutamente el poder didáctico, a la vez rico y generoso, de un libro que ofrece, más que cualquier otro, la ruda apariencia de la impenetrabilidad:
OCCULATUS ABIS
Te vas clarividente
Del latín al francés, es evidente el anagrama de Jacobus Sulat, que es titular del privilegio acordado por Luis XIV, para la primera edición “en S. Germain, el día vigésimotercero de noviembre, el año de gracia mil seiscientos setenta y seis”.
EUGÈNE CANSELIET