Veintitrés

 

Por fin, luego de varias horas de quietud y angustia, recibió mensajes para descifrar.  Se abocó a ellos como un ahogado a un tronco en medio del océano.  Podían ser la llave para la liberación. 

No había vuelto a ver al agente y lo carcomía no poder acercarse al lugar que él mismo había encontrado.  Tentado estuvo, pero se contuvo.  Sería un riesgo innecesario, además que si lo descubrían sellaría la suerte de su amor.

Los cables eran más extensos y esta vez más precisos.  Establecían nombres de calles y encrucijadas en ciudades.  Si lo que pensaban era correcto, en esas locaciones se harían atentados.  En París el lugar señalado coincidía con la red de subterráneos y la hora señalada era de las más concurridas.  Otro de los mensajes agregaba más lugares y horarios, pero eran posteriores. Parecían señalar aeropuertos y vuelos.  ¿Sería que planificaban la huída?

Envió mensaje a su jefe que tenía los mensajes descifrados pero exigió entregarlos personalmente.  Tenía que averiguar qué pasaba y qué avances había.  Si él no actuaba lo dejarían afuera y no podía permitirlo.  Las vidas de su suegro y de su novia debían ser resguardadas y él haría todo lo que podía.

No pasó una hora que un golpe en la puerta de su habitación lo alertó.  Allí estaba Robert, con su sonrisa y un café en la mano.  No parecía hacerse demasiados problemas, pensó con cierto encono.  Para él era una misión más.

-Bien, Biram.  Aquí estoy como pediste.  ¿Has logrado avanzar en los mensajes?

-Lo he hecho, aquí están.  Ahora dígame, ¿qué ha ocurrido?

El hombre se puso serio y lo miró. 

-No hay movimientos grandes, excepto una salida del vehículo al centro de París.  Por lo que pudimos ver a recoger algo.  Luego nada.

-¡No puede ser que no capten nada!

-Tranquilo.  Sí hemos avanzado en la localización de otra de las células, está en Ámsterdam.  Por una llamada telefónica.  Estamos convencidos que esto nos llevará a las otras, en breve plazo.  El momento se acerca y deben coordinarse, inevitablemente deben charlar.

-¿Cuánto más van a esperar? ¿Tienen ya planeado dónde y cuándo los van a detener?

-La idea es no dejarlos salir de la casa, pues si lo hacen las chances de controlar la situación se vuelven más difíciles.  Ellos procurarían tomar rehenes, pueden detonar las bombas antes de tiempo, etc.

-En uno de los mensajes son claros con el horario y el lugar.

-Sí, pero la cautela es primordial.  Ellos saben que monitoreamos redes y llamados, y a veces pueden usar señuelos falsos. Es por eso que cuidamos tanto los movimientos.

-¡Quiero formar parte del operativo!

-Ni pensarlo, serías un estorbo más que una ayuda.  Confía en nosotros, somos profesionales.

-Cuando estén dispuestos a tomar acción quiero estar en la zona.  Los rehenes van a estar en shock y van a necesitar gente de su familia.  No compromete a nadie y no voy a hacer ninguna locura.

Él lo miró severamente y luego dio su conformidad. 

-Te avisaré.

Una vez solo llamó a Victoria y volvió a darle ánimos.  No podía decirle más que todo estaba por finalizar.  Ella lo escuchó en silencio y le volvió a rogar que la tuviera informada.

El amanecer lo encontró aún despierto.  Apenas pudo conciliar el sueño y esperaba.  El caos que era su mente emitía más ruido que tambores.  Entonces hizo lo que hacía mucho tiempo no.  Se tumbó en la alfombra y oró.  En una catarsis desesperada mezcló rezos tradicionales con reproches y ruegos, llanto y grito ahogado.  Pidió por Titrit, por Usem.  Rogó por sus vidas. 

El rezo logró calmarlo y darle la frialdad necesaria para sobrellevar las horas que transcurrieron hasta que finalmente recibió el llamado.

-Prepárate, al atardecer procederemos.  Te busco en media hora.

El corazón retumbando a un ritmo inusitado y la garganta seca fueron los síntomas de su ansiedad.

Robert lo pasó a buscar y en el camino le detalló lo que sucedería, advirtiéndole nuevamente acerca de no involucrarse. 

-Hemos podido atar casi todos los cabos y esta operación se hará en todos los puntos a la vez.  La coordinación y la sorpresa son vitales.  Tenemos el lugar discretamente cercado y controlado.  Las imágenes térmicas muestran a Usem y Titrit con vida. Son solo cuatro terroristas, no será difícil pero lo fundamental es evitar filtraciones.  No deben tener tiempo de avisar a nadie de su red.

-¿Qué riesgos corren los rehenes?

-Están al fondo de la casa, si somos rápidos como lo prevemos, no tendrán tiempo de hacer nada contra ellos. Bien, aquí te dejo, ¡no te muevas del auto! 

El descendió y subió en otro que se detuvo y partió de inmediato.  Estaba a casi quinientos metros de donde sería la acción y no tenía visión directa.  Estaban a minutos que todo acabara.  Suplicó que todo saliera bien.

La primera señal que la acción se desencadenaba se la dio el leve zumbido de un dron que atravesó el lugar como una flecha.  Pocos minutos después se sintieron fogonazos y gritos, en lo que se imaginó una balacera considerable.

Cuando finalmente arreció el silencio y luego de varios minutos, no pudo esperar más.   Bajó y corrió como perseguido por los demonios hacia la zona.  Se detuvo protegido por una pared y observó. La calle parecía un pandemónium de vehículos y agentes que entraban y salían del lugar.  Pudo observar un cuerpo tirado en la acera que ya estaba siendo tapado.  Avanzó con cautela y al ver salir a Robert le gritó.  Este lo vio y se dirigió hacia él, calmando el alerta que la imprevista aparición había provocado.

Mientras se acercaba vio salir una camilla con alguien ensangrentado.  No pudo distinguir el rostro y el agente lo detuvo. 

-Hablemos.

Sintió un vacío en el estómago, casi como un puñetazo que lo dejó sin aire.

-¿Es Titrit, lo es?

-No, es Usem.  Está malherido…

-¿Qué pasó, donde está ella?-

Sabía que gritaba pero no le importaba.

-Los sorprendimos, al menos a la mayoría.  Eliminamos a tres, mas el jefe escapó hiriendo en el camino a tu suegro y llevándose a Titrit.  Está prófugo.

No alcanzaba a comprender.

-¿No tenían todo rodeado?  ¿Cómo cometieron ese error?  ¿Cómo pudo una persona escapar con el despliegue que tienen?

-Evidentemente hubo un lugar de escape que no vimos, no es ninguno de los visibles.  Los técnicos están en eso ahora.

En ese momento lo llamaron del interior y mientras ingresaba él corrió hacia donde Usem estaba siendo asistido.

Se veía mal, muy mal.  Sangraba profusamente, no pudo ver sus heridas y estaba inconsciente.  Clamó que lo ayudaran y cuando lo quisieron correr se opuso. 

-¿Dónde lo trasladan? 

Robert llegó nuevamente y dio la orden que partieran.

-Ve con él.  Encontraron la salida.  Es increíble, había un pasadizo debajo de una de las camas de la habitación usada con los rehenes.  Estaba camuflada de una forma magnífica, era insospechable.  Solo eso evidencia el grado de planificación y el tiempo que se tomaron para preparar todo. Años.

-¿Saben adónde van?

-El túnel llevaba a una casa a doscientos metros en esa dirección- le señaló- En el fragor del asalto y mientras los otros se defendían, Badis hirió a Usem y tomó a Titrit, seguramente como garantía de vida, y se coló hacía un garaje donde probablemente tenía un vehículo.  No hemos podido localizarlo aún. Pero lo haremos, está seguro.  No puede moverse sin ser detectado, toda la policía está sobre aviso.

Trataba de tranquilizarlo pero él sabía que la situación no había hecho más que agravarse.  No alcanzó a imaginarse el pavor de Titrit.  Estaba en manos de un loco y su vida no valía nada para él.

Todo había salido mal, muy mal.

-Usem…. Debo ir con él.  ¿Es grave?

Robert hizo una mueca de desagrado.

-El maldito criminal lo baleó en el hombro y el abdomen.  Seguro no lo remató porque creyó estaba moribundo y era urgente irse. Vamos, te guío al hospital donde lo llevan.

Mientras avanzaban por el tráfico escuchaba las novedades que llegaban al agente.  La operación había sido exitosa en general, el único lugar donde había resultado a medias era París.” ¿Por qué justo aquí?”se lamentó.

Al arribar lo dirigieron a una sala para que esperara.  Usem estaba siendo operado y esto llevaría varias horas. 

Robert se retiró bajo la promesa que toda novedad sería comunicada de forma inmediata.  Su rostro no dejaba lugar a dudas que se tomaba muy en serio lo que decía.

Entonces Biram decidió que tenía que llamar a Victoria.  Se iba a desesperar, pero debía estar aquí.  La velocidad con la que lo atendió le corroboró la ansiedad que la carcomía.  No sabía cómo decirle, pero no fue necesario.  Ella lo adivinó.

-Algo ha salido mal, ¿no es así…? Por favor, dime…-el tono quedo y apagado expresaba que esperaba lo peor.

-Badis escapó con Titrit como rehén.  Usem está malherido, están en cirugía en este momento… Lo hirió Badis, dos balazos…

-Llego lo antes posible-dijo ella- pásame detalles de hospital por mensaje.

Veinticuatro

 

Conseguir el primer vuelo implicó tres horas y en el transcurso se sintió como una autómata,  fingiendo tranquilidad frente a Eva, a la cual dejó con su niñera.  Las dos horas que demoró el avión en llegar fueron agónicas, ya que los mensajes de Biram eran breves y despojados.  No sabía que decirle, estaba segura.

Una vez en el centro de salud cobró vigor y se condujo con facilidad, no en vano era su lugar natural de trabajo. Ascendió hasta el piso donde estaba internado su marido y encontró a Biram con la cara entre las manos en la sala de espera. 

-¿Biram...?

Este levantó su cara y se irguió con rapidez.

-Usem está en la habitación cuatro, hace una hora finalizaron la intervención.  Está en estado reservado. No me han dejado verlo.

Esto le dio cierto aliento, por un momento temió encontrarlo sin vida.  Se desplazó hasta el lugar.  Dentro estaba una enfermera monitoreando los aparatos y anotando datos.  Cuando la vio le pidió se retirara, pero la mirada firme y la decidida actitud la detuvieron.

-Soy su esposa y soy enfermera también.  Voy a quedarme, descuide, no voy a molestar.

La mujer asintió y le dio detalles de la operación.  Había sido larga y los cirujanos habían podido extraer las dos balas.  La del abdomen había perforado el intestino y había debido hacer una tarea de limpieza y reparación de importancia.  La pérdida de sangre había sido grande y eso era lo que más había complicado. Estaba en coma inducido y solo restaba esperar. 

Se sentó a su lado examinando cada porción de su cuerpo.  Intubado y vendado daba una sensación de fragilidad tan intensa que las lágrimas brotaron amargas y silenciosas. 

-Mi amor, mi amor.  Lucha, no te dejes caer.  Estoy aquí contigo, te voy a cuidar.

La palidez intensa en su habitual rostro moreno, sus ojos cerrados y la inmovilidad daban una sensación que le dolía.  No pocas veces había visto pacientes en este estado, pero ahora era él, su esposo.

Acarició su rostro con un dedo y posó su mano sobre la inerte de él.  Cerró sus ojos y trató de trasmitirle toda su energía.  Ella creía en el poder de la misma y sabía que aún en coma una parte del cerebro podía escuchar.

-Todo va a estar bien.  Estamos aquí para ti.  No te rindas, como nunca lo haces.  Esta lucha es por ti y por nosotros.  Te amo, te necesito.

No supo con exactitud cuánto tiempo pasó, pero entonces Biram le habló desde la entrada. Apenas un susurro.

-Victoria, ven. Quiero hablarte.

Lo acompañó, reacia a abandonar a Usem pero sabiendo que le faltaba conocer otra arista del drama.

-Quiero me cuentes todo, sin rodeos. ¿Qué pasó?

-El… ¿cómo está? ¿Se recuperará?

-Debemos esperar, confío que sí. ¿Titrit?

-Parecía cosa cerrada, los agentes cubrieron todas las salidas posibles y tomaron el lugar.  Pero Badis tenía una ruta alternativa inesperada, ¡maldito! Abandonó a sus compañeros mientras se tiroteaban, baleó a Usem y se llevó a Titrit por un túnel.  Lo buscan, pero por ahora nada. ¡Ya no se qué hacer!

Sintió una piedad sin límites.  Biram sufría de una manera indecible, así como ella.  La pobre niña, a merced de ese monstruo.  ¿Qué será de ella? ¿Qué será de todos nosotros?

-Es terrible, y lo que lo hace peor aún es saber que no está en nuestras manos, que no podemos hacer nada… ¿Qué te dicen tus compañeros?  ¡No pueden desaparecer como si la tierra los tragara!

Vio como se retorcía las manos con desesperanza.

-Creo que subestimaron a Badis.  Hasta ahora no sabemos nada

En ese momento se presentó un agente que Biram le presentó como Robert.  Le inquirió con dureza inusitada en ella.

-¿Cómo es posible que me marido esté en coma y mi hija desaparecida y ustedes no puedan hacer nada?  Tenía otra imagen de los agentes secretos, los ha engañado un tuareg fanático y no demasiado lúcido…

Su voz temblaba.  Alguien tenía que responderle, alguien debía hacerse cargo de este desastre. El hombre aguantó su chaparrón en silencio.

-Señora, créame que la entiendo y me siento tan enojado como usted.  Pero estamos haciendo todo lo que podemos.  Monitoreamos llamadas y redes sociales, las cámaras están filmando y se revisa cada toma, no hay posibilidad que cruce las fronteras…

-Si tuvo recaudos para hacerse de un plan de fuga no le sería difícil.  Debe tener disfraces y papeles.

El la miró con seriedad. Asintió.

-Es una posibilidad, no lo puedo negar.

-¿Qué rol juega Titrit en su juego?  ¿Por qué se la llevó? ¿No significa retrasarlo?

-Por el contrario, es su seguro.  Su escudo por si pasa lo peor para él.  Y la verdad es que es lo mejor que nos puede pasar.  Cuando la crea inútil se va a deshacer de ella.

La crudeza la impactó.  Parecía que todo tendía a empeorar.

-Como estamos hablando sin tapujos, les quiero hacer ver algo más. Badis está rodeado por todos lados.  Es lógico pensar que toda la operación fracasó para sus compañeros por culpa de él.  No sé si sus jefes lo saben, pero él debe sacar sus propias conclusiones. Pronto será un paria para su propio movimiento.  Excepto que pueda ejecutar su plan primario.

Biram saltó como tocado por un rayo.

-¿Qué quieres decir? ¿Qué sabes que no nos has dicho?

-No encontramos el dispositivo explosivo y nos consta que lo armaron, por las conversaciones telefónicas que rastreamos.  Podría intentar hacerlo explotar usando a Titrit como portadora.  Esto lo pondría nuevamente en una posición privilegiada con los suyos.

La realidad era perturbadora.  -Estamos inmersos en un espiral de violencia y muerte, en el corazón de los hechos que solíamos ver en otros lugares, afectando a otra gente- reflexionó-  Pero ahora somos nosotros las víctimas.

-No estaremos seguros de nada hasta que podamos hablar con Usem.  Es el único testigo de lo que pasó, todos los demás murieron.

Esto la despabiló. 

-Usem está en coma y su estado es grave.  No puede contarnos nada lamentablemente.

-Lo sé, por eso les pido que estén atentos por si despierta y me avisen.  Aunque fuere por señas o monosílabos, nos ayudaría su testimonio.

Ambos asintieron y el agente se retiró.

Biram se hundió en uno de los sillones, sombrío su rostro.  Imposible alentarlo, solo podían acompañarse en el dolor.  Varias horas transcurrieron.

- Titrit… mi pequeña niña, pasar por tanto dolor.  Desde sus primeros años la sombra de Badis le ha impedido disfrutar de sus amores… ¡Qué pasará por su cabeza en este momento!

Vio correr silenciosas lágrimas por el rostro del muchacho y lo abrazó.

-¡Ten valor y aférrate a la esperanza de volver a verla y amarla! No nos adelantemos a los hechos, por más gris que sea el panorama.  Él está rodeado, como dijo el agente.  Un desliz, un error y lo atrapan.  No puede escapar tantas veces.

Lo vio recomponerse y justo en ese momento la enfermera de guardia les avisó que Usem había despertado.  No recordaba haberse movido con tanta rapidez; estuvo a su lado en cuestión de segundos.

-Mi amor-le susurró mientras los ojos de él la escrutaban-¿Cómo te sientes?

El trató de moverse y su nerviosidad era evidente.

-Debes quedarte quieto y no hablar mucho.   Fuiste herido de gravedad y te operaron.  Si fuerzas las cosas puede haber sangrado-le dijo con severidad.  Vio que se desesperaba, sus ojos eran brasas que la atravesaban.

-Titrit…-

-Sabemos lo que pasó y aún no han podido recuperarla, mi amor.  Pero es cuestión de tiempo.  Cálmate y guarda tus fuerzas.  Un agente va a venir y te quiere interrogar.  No te puedes agitar, así que economiza tus palabras.

Él hizo ademán de entender. El agente se presentó en cuestión de minutos, enfatizando la importancia que daba al relato de Usem.

-Se que no puede hablar demasiado, por lo que voy a preguntar y usted me indica sí o no o me da palabras sueltas…

Usem asintió.

La batería de preguntas fue directa y apuntando a rebuscar en la memoria consciente e inconsciente de su esposo.  ¿Qué arma tenía Badis? ¿Qué ropa usaba? ¿Llevaba equipaje? ¿Vio algún dispositivo explosivo en su poder? ¿Qué le dijo al herirlo?  Para esta la respuesta fue más larga.

-Muere… Tu hija…va a encender París.

El agente torció el gesto.  Sus peores pronósticos se cumplían. 

-No, no…-musitó Biram.

Ella lo fulminó con su mirada y lo conminó a retirarse.  Por terrible que fuera, no podía permitir que alterara más aún a Usem.

-Bien, ya está bueno.  Él necesita descansar. 

-Si-agregó el agente- Calma, la vamos a encontrar.  Me comprometo ante usted a hacer mi esfuerzo más grande.

Esto no tranquilizó a su esposo, que se las arregló para decir:

-Su amuleto tuareg… un colgante con forma de triángulo… nunca se lo saca.  Como el mío, Victoria.

Asintió e hizo salir a todos.  Era suficiente.  Buscó en las imágenes de su celular y le pasó al agente una foto de Usem usando el mencionado adorno.  Podría ser útil.

-Manténganos informados por favor. Él va a desesperarse a medida que el tiempo transcurra sin novedades y puede ser contraproducente para su salud.

-Descuide, lo haré.  Biram, acompáñame.  Quiero fotos de Titrit para que podamos distribuir.  No creo la haya podido disfrazar, ella no estaba en sus planes primarios.

Ambos se fueron y ella volvió con Usem.  Lloraba, pobre amor.

Se paró a su lado y abrazó con delicadeza su cabeza.

-Te amo, como la primera vez.  Ten fe y no cejes.  Debes mejorarte para poder esperar a Titrit.  Ella va a volver, querido, va a volver.