XVII
Como herramienta añadida para ayudar a la limpieza intestinal propongo un método para masajear los intestinos (externamente, se entiende). Este método lo desarrolló Yasue Isazawa, y yo lo llamo el «método MI (masaje intestinal)». Sólo lleva de cinco a diez minutos y cualquiera lo puede hacer con facilidad y con excelentes resultados.
Calentamiento
1. Túmbate boca arriba y relájate.
2. Toma aire por la nariz mientras expandes el abdomen.
3. Exhala por la boca mientras contraes el abdomen.
4. Repite esto diez veces, y luego pasa al siguiente masaje.
Masaje de colon
1. Dobla las rodillas y gírate a la derecha, de manera que se estire el lado izquierdo del abdomen.
2. Tras asegurarte de que el lado izquierdo (la parte inferior del colon, donde los desechos tienden a atorarse) está estirado, masajea despacio esta área con la mano izquierda.
3. Haz tres o cuatro repeticiones de diez.
Masaje del intestino delgado
1. Coloca los dedos (pulgar, índice y corazón) de ambas manos sobre el estómago, a unos dos centímetros y medio por debajo del ombligo, y repite diez veces un lento masaje circular en el sentido de las manillas del reloj.
2. Haz lo mismo a la altura del ombligo.
3. Repite la operación unas tres veces, y si hubiera algún punto en el que sintieras dolor u opresión, concentra en él el masaje.
Verás qué sencillo. De ser posible, acostúmbrate a darte este masaje después de la ducha, antes de irte a la cama o nada más levantarte. Por ejemplo, cuando no te sientas demasiado bien, estés hinchado o pesado, bebe un vaso de agua Kangen y a continuación masajéate el intestino delgado. Te sorprenderá comprobar la rapidez con que recobras la vitalidad gracias a la activación de la circulación linfática. Desaparecerán la inflamación y la hinchazón.
De todas las personas que han adoptado los métodos de desintoxicación que recomiendo, muchas que creían no padecer estreñimiento expulsaron heces negras con aspecto de carbón o chapapote, o cúmulos duros y secos de materia fecal vieja. Tras hacerlo afirmaron sentirse renovadas de cuerpo, mente y espíritu.
Incluso si no tienes gran cantidad de desechos en los intestinos, si has estado consumiendo una gran cantidad de alimentos de origen animal, es posible que se esté almacenando basura en las células de tu organismo. Cada uno de los sesenta billones de células de tu cuerpo puede ser portadora de desechos de proteínas. Tienes que entender que es difícil que las células recuperen su funcionalidad innata a menos que se retire esa basura. No estarás maximizando tus capacidades rejuvenecedoras a menos que limpies tus células. Me gustaría que empezaras tus hábitos saludables cobrando conciencia de tu cuerpo, de cómo funciona y de qué necesita para funcionar de una manera óptima. Aprender a escuchar los mensajes de tu cuerpo es el primer paso para mejorar la salud.
El estado de tus intestinos es el estado de tu mente
Sin lugar a dudas, todo lo encaminado a mejorar tu constitución corporal tendrá un impacto importante en tu salud mental. Por ejemplo, si uno tiene mal el estómago, estará irritable y cualquier cosa le molestará. La mente y los intestinos están estrechamente relacionados. En la mayoría de los casos, la gente no es consciente de sus problemas de salud. Si una persona tiene los intestinos llenos de basura y generando gases tóxicos, no se encontrará bien. Si además su problema está agravado por una escasez crónica de enzimas y minerales, no debe sorprender que sea propensa a ataques de ira.
El consumo diario de azúcares refinados y grasas «malas» hace que la tendencia a la irritabilidad se refuerce. No se puede negar que el deterioro de las funciones de nuestro cuerpo provocado por los malos hábitos alimentarios tiene un impacto adverso tanto en el cuerpo como en la mente. Así pues, durante una colonoscopia, tu médico tendrá ocasión de conocer el estado de tu cabeza aunque te esté examinando precisamente el extremo contrario del cuerpo.