VIII

Deficiencia de minerales

Alrededor del 3 por ciento del cuerpo humano está compuesto por minerales. Éstos se clasifican principalmente en dos grupos: 1) macronutrientes y 2) micronutrientes.

El calcio es un ejemplo de macronutriente. De todos los minerales es el más necesario. Todos sabemos que el calcio forma nuestros huesos, pero, además, alrededor del 1 por ciento del calcio total de nuestro cuerpo lo utilizan nuestra sangre, nuestros nervios y músculos. Este 1 por ciento de calcio desempeña un papel esencial en el mantenimiento del organismo. Participa en varias actividades fisiológicas, como la coagulación de la sangre, la transmisión de impulsos nerviosos, la secreción hormonal y el fomento de un movimiento muscular óptimo, para nombrar sólo unas cuantas.

Si el cuerpo no consume suficiente calcio para hacer posibles estas funciones, lo buscará en los depósitos que hay en los huesos. Si la escasez de calcio en la dieta persiste, el depósito de calcio en los huesos disminuirá y causará huesos debilitados y, en última instancia, osteoporosis.

Pero mucho antes de que aparezca la osteoporosis el cuerpo da señales de alerta. Cuando hay deficiencia en la ingesta de calcio y las actividades del 1 por ciento de calcio están en peligro, la persona experimentará irritabilidad, ánimo decaído, fatiga y falta de motivación.

Los minerales no pueden generarse dentro de nuestro cuerpo, deben obtenerse de la comida. He elegido el calcio, un mineral popular, para dar un ejemplo que ilustre la función de los minerales dentro de nuestro cuerpo. Lo que digo sobre el calcio vale para todos los demás minerales. Cada uno tiene un papel distinto, pero todos son esenciales en la regulación de los procesos biológicos de la vida humana. La deficiencia de cualquiera de los minerales supone un riesgo para tu salud.

Esto también es cierto con los micronutrientes como hierro, cinc, cobre, yodo y selenio, aunque nuestras necesidades de los mismos sea mucho menor que las de macronutrientes como calcio, magnesio y potasio. No es que los macronutrientes sean más importantes que los micronutrientes. Cada uno cumple su función dentro del equipo de minerales que trabajan en nuestro organismo. Es importante proveer todos estos minerales y no concentrarse sólo en unos cuantos.

La buena noticia es que todos estos minerales se encuentran en buenas proporciones en alimentos de origen vegetal, como frutas, hortalizas, «verduras marinas» (alga, hijiki, wakame, etcétera), y en la sal marina sin refinar. Por favor, ten en cuenta que si tu dieta base sólo incluye arroz blanco y carne tendrás deficiencia de minerales.

Aliados contra el envejecimiento

Las vitaminas, nutrientes del grupo B, desempeñan un papel similar al de los minerales como reguladores de la vida. A diferencia de los minerales inorgánicos, las vitaminas están compuestas por múltiples componentes orgánicos, pero cumplen funciones similares a las de los minerales. Hasta ahora los científicos han identificado más de veinte variedades de vitaminas, como A, B (B1, B2, B6 y B12), C, D y E, cada una con su propia función.

Una de estas funciones es retirar la basura de nuestras células para reparar y rejuvenecer nuestro cuerpo. Esta basura puede llamarse «oxidación», yo la llamo «envejecimiento». Los efectos de la oxidación son visibles en el espejo; a medida que avanza, la piel se avejenta, arruga y cuelga. Este envejecimiento visible es señal de que la oxidación/el envejecimiento también está ocurriendo dentro del cuerpo. Al igual que la piel, nuestras venas, órganos y cerebros pierden sus características juveniles. Las propiedades antioxidantes en las vitaminas C, E y B son nutrientes esenciales para controlar este proceso de envejecimiento.

El proceso detrás de la oxidación

Cuando inhalamos, nuestros pulmones toman oxígeno del aire y lo llevan al torrente sanguíneo, desde donde llega a todas las células del cuerpo para convertirse en energía. Durante este proceso parte del oxígeno cambia y pierde un electrón. Esto significa que pasa de ser O2 a ser O, y cada átomo de O es altamente reactivo ante las moléculas y los compuestos en nuestro cuerpo. Esto ocurre porque está desequilibrado y sale en busca del electrón que le falta. Los átomos de O se llaman radicales libres u oxígeno activo. Con frecuencia roban electrones a las proteínas del interior de nuestras células, de modo tal que las proteínas resultan dañadas y se convierten en sustancias defectuosas, en basura celular.

Los radicales libres pueden generarlos el estrés diario, las ondas electromagnéticas que emiten ordenadores o teléfonos móviles, la exposición excesiva a rayos ultravioleta y el tabaco, entre otras cosas. Dicho de otra manera, la vida moderna a menudo supone una amenaza para nuestra salud.

Existen unas enzimas especiales encargadas de hacer inofensivos estos radicales libres; sin embargo, cuando el estrés o la exposición a factores ambientales son crónicos, la tarea se vuelve inabarcable y las enzimas no pueden abordarla por sí solas.

Habrá quien diga que envejecer es el destino natural de los seres humanos, pero el proceso que acabo de describir no tiene nada de natural. El envejecimiento natural es resultado de un deterioro muy gradual del metabolismo de las células y de un deterioro funcional también muy paulatino. El proceso mediante el cual las células se oxidan por efecto de los radicales libres puede compararse con una enfermedad como el cáncer que va extendiéndose por el cuerpo de quien lo padece. Este tipo de envejecimiento no es inevitable y no debe ser considerado un proceso natural.

Podemos prevenir el envejecimiento prematuro si consumimos con regularidad alimentos ricos en antioxidantes. Incluso si el envejecimiento prematuro no es algo que te preocupe ahora mismo, incluyendo en tu dieta alimentos superantioxidantes, mejorarás y protegerás tu salud y aumentarás tu energía. Sencillamente te sentirás y funcionarás mejor.

La planta de la cúrcuma, cuyo nombre científico es Curcuma longa, se emplea como remedio desde hace cuatro mil años. Se sabe que la raíz de la cúrcuma contiene polifenoles que reducen la inflamación y es un remedio natural para muchos problemas de salud, incluidos osteoartritis, artritis reumatoide e inflamación ocular. Más recientemente se han hecho estudios sobre la eficacia de la cúrcuma en la prevención del alzhéimer.

La cúrcuma puede comerse como verdura. Añádela troceada a una ensalada o como sofrito a tu plato de verduras favorito. El té de cúrcuma es muy popular entre la población de Okinawa, la más longeva del mundo. Sus habitantes tienen una tasa muy baja de enfermedades asociadas con el envejecimiento, como alzhéimer, artritis, cáncer y dolencias coronarias. La cetona de frambuesa es un compuesto fenólico natural que da su aroma característico a las frambuesas.

En 2005 investigadores japoneses afirmaron que la cetona de frambuesa ayuda a descomponer las células de grasa, especialmente la acumulada en el hígado. En 2010 investigadores coreanos sugirieron que la cetona de frambuesa podría ayudar a incrementar la secreción por parte de las células grasas de una hormona llamada adiponectina que regula el procesamiento de azúcares y grasas en la sangre. Un ensayo reciente en China encontró que la cetona de frambuesa mejoraba la sensibilidad a la insulina y reducía el nivel de grasa en el hígado de ratones.