Este libro está dedicado con amor, respeto y admiración

a LEO y DIANE DILLON,

que concienzudamente, por pura amistad, mostraron al recopilador que lo negro es negro, lo blanco es blanco, y que el bien puede provenir de ambos; pero nunca del gris.

Y a su hijo, LIONEL III,

con una silenciosa plegaria para que su mundo no se parezca a nuestro mundo.