19
La mañana del jueves transcurrió con toda normalidad. Al igual que el día anterior, Fuentes y yo cumplimos las normas y, como mejor pudimos, camuflamos lo nuestro. Esta vez el beso me lo dio antes de reunirnos con los compañeros para almorzar; vino a visitarme al aula, con la excusa de unas plantillas. Estaba guapísimo, con sus particulares botas moteras, un vaquero azul y una entallada camisa del mismo color. La tentación de preguntarle por lo que hizo la tarde anterior y el motivo de su marcha me subyugaba, pero debía resistirme si quería seguir el consejo de mis amigas.
—¿Qué haces esta tarde? —pregunta de pronto, mientras cruzamos el pasillo camino de la cafetería.
—He quedado con las chicas —respondo con furia interna; si tuviera una lámpara maravillosa en este momento, le pediría a mi genio el don de la omnipresencia.
Era increíble: cuando yo podía quedar, él no, y a la inversa. ¿Esto iba a ser siempre así? Lo habría dado todo por tener una cita con él, pero la reunión con las chicas era muy importante; Pam nos comunicó en la cena que hoy debíamos reunirnos con su modista para elegir las telas y los patrones para la fiesta de Halloween.
—Debe de ser una cita importante, para quedar un jueves —murmura sarcásticamente.
—Con mis amigas, todas lo son, chato —le digo guiñándole un ojo, haciéndome la interesante.
Sobre las cuatro de la tarde, llego a la boutique. Pam está en el cuarto privado de la trastienda con Toñi, su costurera. Rodeadas de multitud de muestrarios de tela, comentan las diferentes posibilidades de que disponemos.
—¿Qué te parece este tejido? —pregunto mostrándole un retal de lana negro que ha llamado mi atención.
—Ideal si quieres asarte como un pollo.
—Tienes razón —afirmo dejando el trozo nuevamente sobre la mesa—. Los dibujos animados no sudan como nosotros.
Mientras sigo probando el tacto de los distintos géneros, el resto de las chicas llegan y se unen a nosotras. Durante un buen rato, los retales van pasando de mano en mano, sin sacar nada en claro. Cada una ya había elegido un disfraz diferente, aunque ninguna quería desentonar con el grupo. Toñi, que nos observa con paciencia, finalmente decide poner un poco de orden y, con la experiencia que la caracteriza, nos explica a cada una las ideas que tiene para cada disfraz.
Pam vestirá un corsé negro palabra de honor, con escote en forma de corazón, acompañado de una braguita bikini del mismo color. Llevará detalles de tul blanco en los laterales, entablillados y a lo largo del bajo, que irá con pliegues en la parte delantera. Unos botones blancos cruzarán el corsé desde el escote hasta la parte plegada. Las orejas de conejito Playboy serán de tela reforzada con alambres, cosidas a una diadema que previamente forrará también en color negro. Como collar, un cuello de camisa de color blanco, acompañado de una pajarita negra. En las muñecas portará, como pulseras, unos puños también de camisa en color blanco, con botones negros. El conjunto lo cerrarán unas medias negras de rejilla ancha y unos zapatos de tacón del mismo color. La tela escogida por ella es una suave seda para el corsé, y lycra para la braguita.
Maravilladas, escuchamos la explicación y aplaudimos al ver el boceto del diseño que Toñi también ha preparado. Pam se siente orgullosa, tanto por el disfraz como por lo profesional que es su empleada, y no es para menos.
El siguiente turno es para Clara, cuyo disfraz es el de monja. Toñi nos sorprende a todas con un diseño de lo más sexy y provocador, compuesto por un minivestido en color negro y una cofia del mismo color, con el borde en blanco. Las mangas serán largas, acampanadas, y el escote cuadrado destacará entre todo el atuendo, debido a su descomunal tamaño. El conjunto se realizará en algodón y quedará completo con una enorme cruz colgando de su cuello y unas botas negras altas sobre unas medias de color carne.
Entre risas y aplausos, felicitamos a la creadora y a la modelo, para esperar expectantes el siguiente diseño.
Ave es la próxima de la lista. Ella había escogido ir de Catwoman, para lo que Toñi ha seleccionado un extraordinario vinilo o pvc negro. Su escultural cuerpo le permite poder llevar el ceñido mono de manga larga, con cremallera en el centro y gran escote. La máscara con orejitas gatunas se la hará igualmente en negro; será ajustada y cubrirá tan sólo la frente, dejando al descubierto ojos, nariz y boca. Como colofón del felino diseño, un rabo cosido a la tela colgando hasta la altura de los gemelos y unos zapatos también negros.
A estas alturas de la reunión, ya estamos todas emocionadas; en nuestras mentes aparecen los diseños, y nos imaginamos el maravilloso resultado.
—¡Me toca, me toca! —exclama una animada Lucía, que da pequeños saltos y suaves palmadas de la ilusión. En realidad todas sentimos lo mismo, tan sólo restan dos semanas para la fiesta y, aunque queda mucho por hacer, la excitación se palpa en el ambiente.
La pequeña del grupo había elegido el disfraz de dominatrix. Toñi ha escogido para ella, al igual que para Ave, una tela de vinilo negra. Lucía llevará un minivestido palabra de honor, cruzado por una larga cremallera en la parte delantera. A la altura de la cadera, unas esposas cosidas se sobrepondrán al dentado de metal. En las piernas llevará unas medias de rejilla ancha negras y unas botas altas de piel del mismo color. Y, para rematar el conjunto, una fusta de cuero también negra.
—¡Que se preparen los sumisos, que llego! —comenta Lucía simulando el gesto de sacudir con el látigo, haciéndonos reír a todas.
—Te toca, Blanca —me dice Clara.
—A ver —replico levantando las cejas expectante por saber cómo será mi diseño de la madrastra de Blancanieves.
Toñi ha escogido para mí unas telas de fino terciopelo de algodón y un precioso encaje negro. A diferencia de mis amigas, mi disfraz está compuesto por un corpiño y una falda larga. El cuerpo principal del primero será de terciopelo, en colores negro y morado, con cinta dorada cosida como separación de ambos; será sin mangas, con generoso escote halter. Terminará en forma de pico a la altura de la cadera, e irá cruzado por un cordón en color oro. De terciopelo morado serán los guantes, largos desde la parte alta del codo hasta la muñeca, acabando agarrados al dedo corazón, en forma triangular. Sobre ellos, irán unas mangas acampanadas de encaje negro, el cual también usará para el collarín, debidamente reforzado para poder sostenerse erguido. La falda la confeccionará de terciopelo negro, entallada en la cintura y la cadera, con caída y un poco de vuelo en el bajo, y con una gran abertura en la pierna derecha. Sobre la cabeza llevaré una corona dorada de princesa. Y, para cerrar el espectacular conjunto, unas medias de color carne y unos zapatos de tacón morados que quitan el sentido.
Al escuchar a Toñi y ver su boceto, no puedo articular palabra, sencillamente me quedo maravillada con el diseño, no puedo ni imaginar verlo acabado.
Una vez tomadas nuestras medidas, nos despedimos de ella agradeciéndole el fantástico trabajo que ha hecho.
—Toñi es una artista —le comento a Pam.
—Sí que lo es —responde orgullosa—, aunque aún no habéis visto nada… cuando los trajes estén acabados, os encantará.
Durante un rato, me quedé en la trastienda con las chicas, pues debíamos ultimar los accesorios y complementos que necesitábamos comprar para concluir los fastuosos disfraces. Con comentarios jocosos sobre nuestros sencillos y, sobre todo, sutiles vestidos, nos dimos un abrazo en grupo. Estábamos emocionadas y ansiosas por que llegara el día 31, pues, si de algo estábamos seguras, era de que iba a ser una gran fiesta.