AGRADECIMIENTOS

Quiero agradecer primero que nada a mi familia. Mis abuelos, por ser mi faro. Gracias, Susy y Elkan, por tantos años del amor más preciado, el que atraviesa las fronteras de la sangre. A mi madre y a mi padre, por darme la mejor herencia: una dolorosamente hermosa forma de sentir la vida y una obstinada conciencia que nunca da tregua. Mi tío Paul, por su incondicional amor de padre; mi tío Daniel, porque su fortaleza y su entereza me levantan siempre cuando caigo; y mi tío Luis, con quien comparto la semilla del hambre de conocimiento. Mi hermana Denise, por soportar mi ausencia y dejarme siempre volver, y mi hermano Pablo, porque su presencia me devuelve a mi infancia.

A mis amigos Natalia Gil y Jaime Nualart, por darme India, mi tercer hogar, y con quienes mis pasos descalzos trazaron una vida compartida que traspasa los accidentes de la materia. Y al resto de amigos, todos, mis compañeros de viaje, mis cómplices, por las horas y horas de profunda búsqueda.

Gracias a Ana Rosa Semprún y Belén Bermejo por creer en mi locura y transformarla en papel bajo el sello de Espasa Calpe.

Gracias a Raj Menen, por caminar conmigo el infame inframundo de las calles rojas de Mumbai y enseñarme la profunda y dolorosa sabiduría del Karma Sutra. A Suresh Gindal, por tantos años de enseñanzas y dilucidaciones que desde el budismo me abrieron a un mundo mucho más majestuoso en la vacuidad. A Navin Chawla, gracias por llevarme de la mano a Jeevan Jyoti, el hogar de las Misioneras de la Caridad que me cambió la vida. A Raghu Rai, por sus imágenes y por enfocarme a trabajar siempre desde el corazón.

Gracias a José, que me diste un hogar en ese corazón tan enorme en donde cabemos tantos.

Y a la noche, y a la música y al incienso, leales y solidarios arquitectos de las realidades alternas en que vivo.