Como ya he dicho antes, la mayoría de las criaturas inteligentes evitan la guerra, rehúyen la violencia. Sin embargo, eterna debe ser nuestra gratitud, para con aquellos cuyos mismos juegos son amargos conflictos. Agradecidos, incluso mientras nos maravillamos de su dureza, y también de la ternura que al mismo tiempo puede habitar en el mismo corazón.