EPISODIO

No me resolví nunca a abandonar la casa en el momento oportuno.

Del otro lado del cerco se me hicieron las señales convenidas.

La trepidación de un viejo automóvil, el graznido de las gaviotas

y se abstuvieron ya de razonar y de advertir

hundiéndose en el polvo victorioso, con la cabeza pesada.