PRÓLOGO:
Londres, 1876.
Hay muchas cosas que sé sobre mi vecino, el Marqués, aunque nunca he cruzado una palabra con él.
Sé que es uno de los hombres más guapos de todo Londres, pero me temo que el pobre no puede evitar haber nacido así, tan rubio, tan alto y con esos ojos grises, que consiguen dominar a cualquiera que se cruce en su radio de visión. Tampoco puedo culparle por sus pómulos pronunciados, su nariz aristocrática o su mentón apenas cuadrado, ni por su forma de andar pausada pero determinada, como sabiendo lo que ha de hacer en cada momento, y que tiene todo el tiempo del mundo para hacerlo.
Quizá podría presentar cargos en su contra por sus labios, perfectos para el pecado, o por sus dientes cuando sonríe deslumbrando a quien alcance con su alegría, pero me temo que soy una joven demasiado obsesionada con la arquitectura, y como estudiosa de este arte sé que a veces la fachada no se corresponde con el interior.
Además, aunque quisiera, jamás podría conocer personalmente a mi vecino por tres razones más que obvias.
La primera es que él es un Marqués y rico, y aún hoy en día la gente de la clase alta no se relaciona con los “nuevos ricos” como nosotros, aunque mi padre hizo su dinero hace años en América.
La segunda se debe a su carácter, o lo que una joven de veinte años como yo considera como carácter. Es un calavera incorregible. Con treinta años tiene una larga lista de mujeres que caen rendidas a sus pies, solteras y casadas, por lo que jamás se fijaría en una chica como yo… Aunque yo tampoco lo querría.
Y la tercera razón, pero no por eso menos importante, es la distancia física. Y es que, incluso siendo vecinos, no hemos coincidido en más de dos o tres ocasiones. Nuestras casas están separadas por un extenso jardín, e incluso si no fuese así, él tampoco pasa demasiado tiempo en la suya.
Lo que me trae al objetivo de esta noche.
Como ya he dicho, soy una admiradora de la arquitectura, y resulta que mi vecino, el Marqués, posee una de las mejores casas de Londres.
Y yo la voy a ver esta noche, eso es todo lo que sé.