En julio de 1956, al volante
de un Simca Marly, Dominique Lapierre (entonces joven periodista
del Paris Match), Jean-Pierre Pedrazzini (fotógrafo) y sus
dos mujeres dejan París y se dirigen a la Unión Soviética, un país
prohibido a los occidentales, para realizar un
reportaje.
Circulan por
carreteras desiertas, recorren trece mil kilómetros utilizando
gasolina de aviones o tractores, el único combustible disponible
después de dejar en la capital la única gasolinera en todo el
territorio soviético. La libertad de movimientos de la que gozan es
notable; pueden entrevistar a cualquiera y son recibidos con
curiosidad y entusiasmo por un pueblo que cree de verdad en el
comunismo y que piensa que éste durará mil años. Regresan a París
en octubre, trayendo consigo el recuerdo de la oportunidad única
que les ha ofrecido la historia.