ADIVINA QUIEN VIENE A
FOLLAR ESTA NOCHE
con Harrison Jaguar,
Chus Chacón,
Beba Layetana, Pablo Matas y otros
Guión y dirección:
Steban Ford Meadows
Duración aproximada: 80 minutos
La acción se desarrolla a principios de este siglo. Billy el Niño (Harrison Jaguar) es un ladrón de guante blanco acostumbrado a darse la gran vida. Posee en la Costa Azul un palacio de 20 habitaciones y en cada una de ellas espera una belleza diferente dispuesta a saciar sus inagotables ansias sexuales. En el cuarto circular una recia torera española (Chus Chacón), envuelta solamente en su capote, le hará conocer la dureza del ruedo, pero terminará atravesada por el grueso y duro pitón de este toro ladronzuelo. Pasaremos por la habitación chinoise, donde dos bellas orientales de refinadas maneras se lo montan en grande con la tortilla francesa, aunque sin hacerle ascos al butifarrón de Billy. Un largo pasillo decorado con imágenes sexuales extraídas de los cuentos de Las mil y una noches nos llevará al cuarto de La Bella Objeto, una autómata capaz de complacer al más perverso con aberraciones inimaginables. En la Cámara de los Errores nada es lo que parece: bajo un varonil uniforme militar puede hallarse una bella jovencita con un conejo tragoncete y un par de tetas de campeonato, y, por el contrario, los hábitos monjiles pueden esconder a un exuberante hermafrodita (Beba Layetana) con un rabo descomunal pero pronunciada vocación de lactante, bien satisfecha por el nutrido biberón del dueño de la casa. Éste, por supuesto, es un buen anfitrión y todavía le sobran fuerzas como para introducirnos en la Sala Romana, donde nos espera una bacanal a la antigua usanza. A los postres, Billy el Niño deberá «medirse» con un gladiador romano «armado» hasta los dientes. En la contienda sólo saldrá victoriosa la bella mujer del César, que luego de ser traspasada al mismo tiempo por las dos majestuosas armas de los luchadores, logrará que éstas se retiren cabizbajas en medio del fragor de la batalla. Como nuestro simpático ladrón es un refinado gustador de todos los placeres mundanos, iremos con él hasta el Cuarto de los Mirones, donde, acercándonos silenciosamente al ojo de la cerradura, podremos ver cómo un severo sacerdote cincuentón con la sotana arremangada hasta la cintura, usa su aparato (del tamaño de un candelabro de iglesia) para hacer entrar en razones a su indisciplinado discípulo, un rubio jovenzuelo de ojos claros e increíble capacidad para tragarse sin chistar «los consejos» que el tutor le dispensa. En el mismo instante en que nuestro inagotable anfitrión (incapaz de presenciar aquel espectáculo altamente educativo sin meneársela) está descargando sobre una maravillosa alfombra oriental, entran en el lugar dos guardias dispuestos a detenerlo. La policía francesa ha descubierto finalmente sus verdaderas actividades y Billy el Niño irá a parar con sus huesos (y todo lo demás) a la cárcel más sórdida del imperio. Despojado de sus ropas, pero no de sus atributos, se encontrará de golpe en una celda mínima rodeado de hombres brutales ansiosos por saborear carne fresca.
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ADIVINA QUIEN
VIENE A FOLLAR ESTA NOCHE II