AGRADECIMIENTOS

Dudo sinceramente que ninguna persona pueda ser testigo directo de las innumerables actividades que se describen en las páginas precedentes. Ciertamente, yo no lo he sido; he basado mis relatos en las descripciones detalladas publicadas por zoólogos en revistas especializadas y en otros medios. Estas fuentes de información son tan numerosas y dispares que resultaría imposible enumerarlas todas en un libro de estas características. Pero como cualquiera que escriba sobre temas científicos, sean especializados o de divulgación, he escrito lo que he escrito gracias al trabajo y a las observaciones de un gran número de personas que me han precedido.

Si bien he podido ser testigo directo de algunas de las escenas de animales en la naturaleza, he tenido que contar, incluso para éstas, con la ayuda y el consejo generoso de algunos científicos que han estudiado estos animales, en muchos casos, durante años y años. En mis viajes por África debo expresar mi más profundo agradecimiento a Christophe y Edwige Boesch, Mark Collins, Hussein Isack, Paul Kabochi, Cynthia Moss, Craig Packer, Joyce Poole y Rüdiger Wehlen; en Norteamérica, a Víctor van Ballenberghe, John Fitzpatrick, John McCosker, Gary McCracken, Chris O'Toole, Henriette Richard, Mel Sunquist y Glen Wolfenden; en América del Sur y Central, a Anne Brooke, Claudio Campagna, Nigel Franks y Larry Gilbert; en las islas Christmas, a Hugh Yorkston; en las Bahamas, a Denise Herzing; en Samoa, a Lui Bell y Karl Marshall; en Malasia, a Ivan Polunin y Jason Weintraub; en la Unión Soviética, a Alexei Suvarov y Kathy Wynne-Edwards; en Irlanda, a Christopher Moriarty; en Nueva Zelanda, a Chris Robertson; y, en Australia, a Dawn y Cliff Erith, Chris Hill y Peter Jacklyn.

En algunos casos, he utilizado como fuente de información las filmaciones de los cámaras que trabajaban en la serie de televisión. Sus perspicaces y experimentados ojos les permitían discernir muchos aspectos del comportamiento animal con una especial claridad, revelando, en ocasiones, detalles que no habían sido observados anteriormente. También a ellos les debo mi agradecimiento. Los especialistas en investigación descubrieron historias que hasta ese momento me habían sido desconocidas; los técnicos de grabación y los ayudantes de producción, tras escuchar lo que yo decía sobre el terreno, tuvieron la gentileza de corregirme si mis ideas no se expresaban con la suficiente claridad. A todos ellos, mi más sincero agradecimiento.

Existen dos personas más con las que me siento en deuda. Jennifer Fry descubrió las fotografías con las que se ilustró la edición inglesa de este libro; y Nick Upton leyó el manuscrito e impidió que cometiera errores en mis planteamientos teóricos y en mi presentación práctica.

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26/02/2010