NOTA DEL AUTOR A LA EDICIÓN ESPAÑOLA

Que yo sepa, la mayoría de los reportajes escritos sobre Rusia pueden clasificarse en cuatro categorías: el reportaje que, titulándose de estudio del mundo soviético, se limita, en realidad, a hablar únicamente de la Rusia prerrevolucionaria y antigua (casi todo el libro de Stefan Zweig); el estudio técnico, el simple reportaje fotográfico y sin comentario y, por último, el reportaje interpretativo y crítico.

Los reportajes de la primera categoría no valen la pena de ocuparse aquí de ellos, pues carecen de significación dentro de la bibliografía soviética. Hablemos un poco de las otras tres categorías.

El estudio técnico no concierne sino a los iniciados: políticos, economistas, hombres de ciencia, artistas. Es un informe profesional o académico para un círculo estrecho de profesionales. Su alcance termina donde empieza el criterio medio del gran público. Tales son, verbigracia, el informe de las Trades-Unions británicas, o el más reciente de la delegación industrial yanqui, o el libro de política de Herriot, o el de Moussinac sobre cinema, o el de Crowther sobre la ciencia soviética.

El reportaje meramente informativo y noticioso, tratándose de un fenómeno tan proteico y fluyente como es la revolución rusa, apenas deja en el no iniciado impresiones superficiales, dispersas y, a la larga, falsas, sin encadenamiento ni contenido orgánicos. La simple exposición de un hecho aislado define, a lo sumo, la existencia de éste y una existencia de fachada aparente. Sólo su interpretación descubre el basamento social del hecho, su relación con los demás anteriores, simultáneos y posteriores; en fin: su movimiento dialéctico, su trascendencia vital, su perspectiva histórica. Un ejemplo de estos reportajes exclusivamente fotográficos es el libro de Hükbeklen.

Los reportajes de la cuarta categoría son ya críticos; pero de una crítica sentimental y subjetiva (los libros de Istrati, de Durtain, de Violis, de Duhamel). La base racional y objetiva del espíritu crítico rige con igual rigor en las ciencias sociales como en las ciencias naturales. Tan necio sería negar, por un motivo sentimental, que el sol alumbra, como negar, por ejemplo, que el trabajo es el único productor de la riqueza. De otro lado, tampoco se logra explicar certeramente un hecho si el juicio no se desenvuelve en un terreno científico, o siquiera sea de cierta iniciación científica, accesible y necesaria al criterio medio del lector. No basta haber estado en Rusia: menester es poseer un mínimum de cultura sociológica para entender, coordinar y explicar lo que se ha visto.

No hace falta añadir aquí que los demás libros de «impresiones» de viaje a Rusia no son más que pura literatura.

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El presente libro se dirige, de preferencia, al gran público. Mi propósito es de dar en él una imagen del proceso soviético, interpretada objetiva y racionalmente y desde cierto plano técnico. Trato de exponer los hechos tal como los he visto y comprobado durante mis permanencias en Rusia, y trato también de descubrirles, en lo posible, su perspectiva histórica, iniciando a los lectores en el conocimiento más o menos científico de aquéllos, conocimiento científico sin el cual nadie se explica nada claramente. Mi esfuerzo es, a la vez, de ensayo y de vulgarización.

Los juicios de este libro parten del principio según el cual los acontecimientos no son buenos ni malos por sí mismos ni en si mismos, sino que tienen el alcance y la significación que les da su trabazón dentro del devenir social. Quiero decir con esto que yo avaloro la situación actual de Rusia. más por la velocidad, el ritmo y el sentido del fenómeno revolucionario —que constituyen el dato viviente y esencial de toda historia—, que por el índice de los resultados ya obtenidos, que es el dato anecdótico y muerto de la historia. La vida de un individuo o de un país exige, para ser comprendida, puntos de vista dialécticos, criterios en movimiento. La trascendencia de un hecho reside menos en lo que él representa en un momento dado, que en lo que él representa como potencial de otros hechos por venir. De aquí que en este libro insisto a menudo en acotar y hacer resaltar los valores determinantes de futuras realidades, mediatas o inmediatas, pero ciertas e incontrastables.

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Los datos estadísticos relativos a 1931 están tomados de las «Cifras de control» correspondientes a la coyuntura del segundo y tercer año del Plan Quinquenal.