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La Virgen de las cúpulas
El caos de El Cairo, una de las ciudades más pobladas del mundo, me hizo volver a la realidad. Ya montada en el autobús que nos llevaría al centro de la ciudad, me quedé ensimismada por todo lo que iba ocurriendo a mí alrededor y así observaba la curiosa forma de ser de los cariotas. La pasividad de sus gentes, que se sentaban y tumbaban en cualquier sitio donde diera la sombra aferrados a los pequeños vasos de té, chocaba de frente con su forma de conducir; parecía que este pueblo cuando se ponía delante de un volante cambiaba de personalidad.
El lento caminar de la gente se convertía en velocidad al subirse a los viejos y trucados coches, los claxon de los automóviles se confundían con los gritos de cientos de vendedores ambulantes que, encaramados a las ventanillas del autobús, nos ofrecían papiros «de mucha calidad» (cien por dieciocho euros), escarabajos de piedra, turbantes, túnicas, pañuelos, etcétera.
Había leído y me había documentado mucho sobre este maravilloso país, pero siempre hubo algo que me llamó poderosamente la atención, las apariciones marianas que allí se habían producido. Un suceso en el que ciento de miles de personas fueron testigos de lo imposible y que incluso la televisión local y otros medios extranjeros pudieron recoger con sus cámaras y los curiosos tuvieron la oportunidad de fotografiar. ¿Una aparición mariana recogida en vídeo? Sí. Un caso único en el mundo.
2 de abril 1968, Zeitoun (El Cairo)
La noche era apacible en El Cairo. En Zeitoun, uno de los suburbios de la ciudad, Farouk Mohammed Atwa y su compañero se afanaban en terminar de revisar los autobuses públicos. Farouk hacía lo que buenamente podía. Uno de sus dedos completamente gangrenado le iba a ser amputado al día siguiente y los dolores eran muy fuertes, pero aun así necesitaba el dinero para que a su familia no le faltara un plato en la mesa.
Se hallaban dando los últimos retoques a los viejos vehículos cuando, de repente, oyeron un tremendo griterío que parecía provenir de la cercana calle Tumanbay. Alarmados, dejaron las herramientas en el suelo y corrieron hasta allí. Un pequeño grupo de gente se arremolinaba y murmuraba, mientras señalaban hacía las cúpulas de la iglesia copta. Allí Mohammed pudo observar a una mujer joven vestida de blanco que caminaba sobre los grandiosos domos del templo. Lo primero que se le vino a la cabeza es que se trataba de una suicida y que se disponía a lanzarse al vacío.
—¡Cuidado, ten cuidado, te caerás, espera! ¡No salte, señora, no salte! —gritó a la «intrusa».
Pero la mujer no parecía hacerle caso.
Sin pensárselo dos veces, corrió a llamar a los bomberos para que rescataran a la joven.
Poco a poco, centenares de curiosos se apiñaron para ver qué pasaba. ¿Cómo podía andar una persona por la curvatura de las cúpulas? ¿De dónde salía la luz que emitía su cuerpo? Era imposible que fuera algo terreno.
Atónitos ante la visión que estaban contemplando, la muchedumbre comenzó a ponerse nerviosa, y una mujer, cayendo de rodillas, comenzó a gritar: «¡Es la Virgen María, es la Virgen María!».
El tráfico de la calle Tumanbay se paró. La gente abandonaba sus vehículos en medio de la calzada para contemplar lo que ocurría y hasta el reverendo padre Constantin, precepto de la iglesia, salió a la calle donde también se encontró con el fenómeno.
Una figura celestial vestida con una túnica luminosa que le tapaba los pies se había aparecido en su templo ortodoxo.
A los pocos minutos lo que parecían ser dos inmensas palomas que emitían una potente luz, comenzaron a revolotear al lado de «la mujer». Acto seguido la silueta femenina se desvaneció.
Farouk no podía creer lo que acababan de ver sus ojos. A la mañana siguiente, aún atónito ante la vivencia, acudió al hospital para que le amputaran la falange, pero cuando el cirujano deslió la venda para proceder a operar se quedó totalmente sorprendido.
El dedo estaba completamente curado. No había posible explicación médica para el caso. Para todos aquel fue el primer milagro que la Virgen realizó en la humilde barriada egipcia.
Pero aquella no sería la única vez que la figura irrumpiría en Zeitoun. Más de un millón de personas de todas las nacionalidades, creencias, religiones, profesiones y clases sociales han sido testigos del milagro.
La efigie no se presenta siempre de la misma manera; a veces tan solo es un busto luminoso; otras, todo su cuerpo se puede contemplar rodeado por un halo de luz cegadora. La parte superior de la iglesia o las cercanas palmeras son el lugar elegido para aparecerse; unas veces deambula lentamente por las cúpulas, otras sobre la azotea e incluso se la ha podido ver arrodillándose ante la cruz que corona el templo. «Parece estar bendiciéndonos, agitando sus manos e inclinando su cabeza», aseguraban muchos de los que se arremolinaban ante la entrada.
El 1 de junio de 1968, hacia las nueve de la noche en el interior de la iglesia, en la parte inferior de la cúpula más pequeña surgió una potente luminosidad que se fue moviendo hasta tomar, de nuevo, la forma de una mujer. A los dos o tres minutos la efigie se convirtió en una bola de luz que gradualmente fue desapareciendo en la oscuridad.
En otras ocasiones la aparición venía precedida o acompañada de unas extrañas figuras, una especie de palomas luminosas que sobrevuelan en círculo y a gran velocidad la iglesia —hecho inusual en este tipo de animales que nunca emprenden el vuelo cuando oscurece—. Además, estas son de mayor tamaño y tienen la característica de que no mueven las alas para volar. Según aseguró el obispo copto Gregorius, que pudo ver a estos extraños pájaros:
A veces dos de estas aves, que parecen palomas, aparecen en la cúpula, como si salieran de ella. No obstante, la cúpula está cerrada; las ventanas están cerradas. Otras veces unas siete de ellas vuelan formando una cruz. Aparecen de la nada y desaparecen tal como aparecieron.
Palomas de luz formando una cruz.
Otras veces es una gran luz de forma esférica y color anaranjado o azulado la que desciende rápidamente sobre la iglesia, e ilumina durante breves segundos el lugar para desvanecerse rápidamente.
Una neblina radiante también se extiende sobre todos los presentes, que aseguran que un agradable aroma a incienso invade todo el lugar. Así lo corroboró el obispo Gregorius:
A través de las ventanas de la cúpula se podía observar una especie de nubes de humo, como si miles de incensarios las provocaran. Las nubes se elevan diez o doce metros o más.
Son de color rojo oscuro. No hay más nubes en el cielo que las que se posan sobre la iglesia. El olor a incienso se expande entre todos los reunidos allí.
A menudo se la puede ver rodeada de algo parecido a estrellas, también portando una rama de olivo o con el Niño Jesús en sus manos, según aseguran los testigos.
Con el tiempo, la duración del fenómeno ha variado desde pocos segundos hasta cerca de dos horas y media, como ocurrió el día 30 de abril de 1968, que apareció a las 2:45 y se la dejó de ver alrededor de las 5 de la madrugada.
Miles de personas cada noche se reunían alrededor del templo, por lo que el gobierno tuvo que habilitar una explanada y demoler, para tal efecto, el cercano garaje y numerosas palmeras que ponían en peligro la vida de quienes se encaramaban a ellas.
Para contemplar la divina imagen blanca la gente no ponía reparos en unir sus rezos: los cristiano, los coptos y los protestantes ya no miraban las lenguas ni las creencias y tan solo oraban pidiendo el milagro.
La Virgen ha sido fotografiada
Es el único caso de aparición mariana en el que se han podido obtener numerosas fotos muy claras de lo que podría ser un ser celestial. En la mayoría de los casos de supuesta aparición mariana las imágenes que se obtienen son simples luces, sin forma reconocible.
El primero en conseguir una instantánea del supuesto milagro fue Wagih Rizk, fotógrafo profesional en El Cairo, que más tarde escribiría un libro, Light from Heaven, donde cuenta la historia de estas tomas únicas en el mundo y el «milagro» que la Virgen hizo con él.
Wagih, el 27 de junio de 1967, sufrió un aparatoso accidente de coche, evitando así atropellar a un niño, mientras volvía a Zeitoun. La parte superior izquierda de su cuerpo quedó atrapada bajo el vehículo. Al recuperar el sentido, según asegura:
No sentía dolor al principio, pero cuando intenté sacar mi mano de debajo del coche, sentí un severo dolor en mi codo.
Miré mi brazo y vi lo que me sucedía. Nada ataba mi antebrazo a mi brazo excepto un trozo de rasgada piel.
Horas más tarde se despertó en el hospital Mansheyat, donde una enfermera le contó que una señora que había presenciado el siniestro fue a socorrerle y envolvió su brazo con una blusa para parar la hemorragia. Gracias a ella, en el hospital, el doctor Zarif Beshara le pudo operar e intentó recomponer el miembro. Al cabo de los meses los médicos le aseguraron que su brazo izquierdo quedaría inmóvil para siempre. No conforme con el diagnóstico pidió la opinión del doctor Hassan Sennarah, que tras examinarle le aseguró:
Todos los tejidos, nervios y los tendones que unen su brazo han sido cortados y los huesos tienen fracturas compuestas; por consiguiente, nunca será capaz de mover su antebrazo izquierdo y mano otra vez […]. Su condición era severa y tiene que agradecer a Dios estar en el estado que se encuentra ahora.
Buscó el consejo de un famoso cirujano ortopédico, el doctor Abdel Hay El-Sharkawy, que tras hacerle varias pruebas convino en lo mismo:
Lo siento. No tengo ningún tratamiento para usted ahora.
¡Puede haber un tratamiento nuevo en el futuro para su condición, venga otra vez después de dos o tres años!
Con el paso del tiempo se acostumbró a utilizar solo su mano derecha, hasta que el 13 de abril de 1968, tras enterarse de que algo extraño acaecía en la iglesia de su localidad, decidió, cámara en ristre, acercarse hasta el lugar.
A las 3:40, la Santísima Virgen apareció. Y muy rápidamente hice la foto […]. Nuestra Señora todavía aparecía delante de mí […]. Entonces tomé una segunda foto […] la vi en forma de luz con nubes. La luz era muy fuerte, tan fuerte que el ojo no podía soportarlo, y observé que se hallaba cerca de la cruz sobre la pequeña cúpula que hay en el lado este. La aparición era imponente […]. La reverencia y el miedo me llenaron como un choque eléctrico.
Cuando llegó a su casa comenzó a pensar en lo que acababa de observar y se dio cuenta de que:
… ¡cuando capturé la primera foto rápidamente, usé mi mano izquierda! ¡Sí!, mi mano izquierda […]. La mano que cinco doctores —uno de ellos está entre los cirujanos más famosos de Egipto— dijeron que nunca se movería otra vez […]. ¡La Santísima Virgen milagrosamente había curado esta mano!
Las fotografías que Wagih Rizk tomó en esa ocasión, y en otras posteriores, se publicaron en diarios tan prestigiosos como The New York Times. Él nunca cobró por las tomas, y aseguró:
Si el dinero hubiera sido mi propósito, no habría capturado nunca esas imágenes.
Esta no ha sido la única curación milagrosa que se ha producido y se siguen produciendo en la iglesia. Según Hegomenos Boutross Gayed, rector de la iglesia de la Virgen María de Zeiti, han sido numerosos los casos en los que los médicos se han quedado completamente atónitos ante curaciones que la ciencia daba por imposibles. A una señora con un tumor maligno en el cuello, que los médicos le habían dado poco más de un mes de vida, fue a rezar al templo y pidió la intercesión de la Virgen para que la curara y así pudiera cuidar a sus hijos pequeños.
Esa misma noche, según asegura la mujer, la «Señora» se presentó en su habitación, extrajo el tumor y lo dejó encima de la mesilla. Al día siguiente la mujer lo llevó guardado en un pañuelo a la iglesia y se lo mostró al rector de ésta. Los médicos no pudieron dar crédito a esta curación.
El doctor S. T. sufría una diabetes muy fuerte; su mujer, impotente ante los remedios que le habían aplicado los colegas de profesión, convenció a su marido para visitar la iglesia. Una vez allí se pusieron a rezar ante un cuadro de la Virgen cuando, de repente, observaron que ésta abría y cerraba los ojos muy despacio y varias veces. Pocos días más tarde el médico había superado la enfermedad.
Otro de los casos más espectaculares en los que ha intercedido la Virgen, según aseguran los creyentes y la propia iglesia, ha sido en el salvamento de un niño que se cayó a la vía del tren.
Siete vagones pasaron por encima suyo; el pequeño aseguró que una mujer vestida de blanco y que emitía una gran luz le había dicho: «No tengas miedo, soy tu Madre, la Virgen». El niño se salvó, pero en su espalda quedaron algunas marcas, concretamente una inexplicable cruz.
Informe del Departamento de Información y Quejas, El Cairo (Egipto), 1968
Ante los ríos de gente que acudían y permanecían en el lugar noche tras noche, la autoridades eclesiásticas decidieron que era el momento de realizar una comisión que estudiara los hechos.
El papa copto Kyrillos VI presentó un informe sobre el extraordinario fenómeno.
Así, el 4 de mayo de 1968 se organizó un comité integrado por clérigos coptos que pidieron al papa Kyrillos VI que presentara el informe oficial sobre las apariciones de Zeitoun.
Tenemos el gran honor de presentar esta investigación sobre las apariciones de la Santísima Virgen en nuestra iglesia copta ortodoxa de Zeitoun, Cairo. Hemos estado observando en frente de las cúpulas durante varias noches antes de que pudiéramos ver a la Santísima Virgen María aparecer dentro de un círculo luminoso. Se apareció de cuerpo entero, moviéndose sobre las cúpulas, inclinándose ante la cruz, y al final bendiciendo a la multitud. Otra noche vimos palomas con el color brillante de la plata y de ellas salían rayos de luz […]. Estas apariciones están acompañadas de dos importantes cuestiones. La primera es el vivido espíritu de creer en Dios. La segunda son las milagrosas curas que se han producido en numerosos pacientes cuyos casos habían sido examinados por todos los interesados, médica y científicamente […]. La residencia papal, por medio de este informe, declara con absoluta certeza, gran regocijo y satisfacción […] que la Santísima Virgen María se ha aparecido en numerosas ocasiones en la iglesia copta ortodoxa de Zeitoun, Cairo. Deseo que esta bendición sea un signo de paz para el mundo y un presagio de prosperidad para nuestro querido patrón y santa nación.
Sábado, 4 mayo de 1968.
Residencia papal en El Cairo.
Pero el papa Kyrillos no fue el único que aseguró que el milagroso fenómeno era sobrenatural. El cardenal Stephanos I, patriarca de los católicos coptos en unión con Roma, también afirmó en un comunicado:
Muchos católicos coptos han visto la aparición de la Santísima Virgen y me han dado numerosos detalles y descripciones. La hermana Paula de Mofalo, una monja católica romana, me aseguró que la Virgen se aparecía en la iglesia de Zeitoun.
Según el periódico Al Ahram, el papa Juan Pablo II también envió a dos investigadores, que pudieron ver con sus propios ojos la aparición pero no se pronunciaron al respecto.
Por su parte, el gobierno también quiso dar su punto de vista sobre el revuelo que habían causado en el país dichas apariciones y formuló un comunicado que recogieron numerosos diarios egipcios y extranjeros. El director general del Departamento de Información y Quejas emitió el informe que hizo el ministro Afees Ghanem:
Las investigaciones oficiales consideran que la Santísima Virgen María se ha aparecido en la iglesia de Zeitoun como un cuerpo luminoso, visto por todos aquellos presentes en frente del templo, ya sean cristianos o musulmanes. La posibilidad de que se trate de un fraude ha sido investigada y no se ha hallado el menor indicio.
La policía local rastreó en un radio de 15 millas alrededor de la iglesia por si alguien estaba proyectando las imágenes desde algún lugar cercano, pero las investigaciones fueron inútiles.
El mismísimo presidente egipcio Abdul Nasser, marxista confeso, aseguró haber sido testigo de una de las apariciones de la figura.
Por su parte, un cura americano, el benedictino fray Jerome Plamer, que se trasladó hasta Egipto con el fin de estudiar las visiones, publicó un libro donde relataba su propia experiencia en torno al tema, en el que aseguraba:
A las 2:45 de la mañana la Virgen María se apareció en forma de cuerpo luminoso como una estatua fosforescente, pero no rígida como una estatua. Había movimiento en su cuerpo y en sus ropas. Después de un corto periodo de tiempo se desvaneció.
Reapareció a las cuatro en punto y se quedó durante una hora. La escena era abrumadora y magnífica. La aparición caminaba hacia el oeste, y de cuando en cuando movía su mano bendiciendo y se inclinaba. Un halo de luz coronaba su cabeza.
Vi varias centellas alrededor de ella. Parecían estrellas, pero de color azul. Era algo realmente sobrenatural, muy, muy, divino […] Traté de distinguir la cara y rasgos. Pude ver algo parecido a los ojos y la boca, pero no pude observar los rasgos…
Durante tres años la figura surgió sobre la iglesia de Zeitoun asiduamente. Los creyentes y curiosos cada vez eran más numerosos, por lo que las autoridades cairotas tuvieron que establecer varios solares alrededor del templo para dar cabida a los miles de peregrinos que se acercaban para ser testigos de las «apariciones de la Virgen».
Apariciones en la iglesia de San Damián Mártir
Hubo que esperar quince años para que otro hecho sin explicación, por el momento, se produjera de nuevo en El Cairo. El 25 de marzo de 1986 varios habitantes de las casas que se alzan junto al pequeño templo copto de San Damián Mártir, ubicado en el céntrico barrio de Shoubra, notaron cómo un potente resplandor atravesaba las ventanas de sus viviendas. Se asomaron para ver de qué se trataba y observaron una inmensa luminosidad que parecía proceder de la cúpula derecha de la iglesia. Parecía una figura femenina rodeada por un halo de luz. Esta escena se ha repetido en numerosas ocasiones hasta 1991, siendo decenas los curiosos que se daban cita allí para rezar sus oraciones en espera de que estas fueran escuchadas por la Virgen.
El 9 de abril de ese mismo año, tras decidir que se iba a establecer un comité formado por seis personas entre las que se encontraban religiosos, profesores y periodistas, el papa Shenouda lll emitió un comunicado de prensa en el que lo anunciaba:
Al haber recibido noticias de un fenómeno espiritual ocurrido en la iglesia de San Damián, en Papadouplo, Shoubra, hemos formado un comité especial para que investigue el caso y emita un informe, con las informaciones que tenemos, y las entrevistas a los testigos que dicen haber visto un fenómeno no natural en la iglesia de Shoubra.
El comité examinó los acontecimientos y a los testigos y el 10 de abril de 1986, a medianoche, los miembros de la delegación papal, entre los que se encontraba el padre Heg Georgios Amin, se presentaron en la iglesia con la intención de observar en primera persona el fenómeno, si es que este llegaba a producirse. A las 3:40 de la madrugada vieron una clara forma rodeada de luz, que estuvo visible durante casi una hora y media.
En futuras jornadas, volvieron al templo y también fueron entrevistando uno por uno a todos aquellos que afirmaban haber visto el «milagro». Después de varios meses de ardua investigación y tras evaluar minuciosamente todas las informaciones y testimonios que pudieron recoger, llegaron a una serie de conclusiones que hacían de este un hecho incomparable, aunque con curiosas coincidencias con su antecesora:
- La aparición no se limita a la noche, también ocurre durante el día.
- La aparición no se limita a las torres de la iglesia, además se ha producido dentro de esta, en el lado este del altar y en la cúpula interior.
- La aparición no es solo de la Virgen María. En varias ocasiones se ha observado a otros santos, como San Damián, que prepara las apariciones de la Virgen. También se ha aparecido con el Niño Jesús en sus manos, como el día 20 de junio de 1986.
- La aparición y transfiguraciones se han repetido durante un largo periodo y siguen ocurriendo cuando se escribe este informe, 20 de junio de 1986.
- La aparición no se limita a luminosas transfiguraciones, otras veces se han visto llamas. La Virgen aparece rodeada de llamas o lenguas de fuego que últimamente se convierten en una luz brillante, como ha sido visto por miembros de la delegación papal.
Formas en que la aparición ha sido observada:
- La Virgen envuelta en un halo de luz transparente.
- La Virgen con un halo de luz rodeando su cabeza.
- La Virgen mirando a la multitud, extendiendo sus brazos hacia ellos y bendiciéndolos.
- La Virgen, triste, mirando hacia abajo.
- Una luz muy fuerte que sale desde dentro de las torres e ilumina hacia fuera y que se puede ver a gran distancia.
- También se ven llamas saliendo de ella de un color naranja y blanco brillante.
- La aparición de San Damián con una rama verde en sus manos.
- Una radiación de luz desde la torre oeste con forma oval y con la aparición de una gran paloma blanca en medio de ella abriendo sus alas y volando alrededor de la iglesia.
- Una masa luminosa que va desde el oeste hacia el este acompañando a la aparición de San Damián. Cuando la masa desaparece se produce la visión de la Virgen.
- La Virgen extiende sus manos sobre la multitud, después se mueve hacia el balcón dentro de la iglesia y comienza a elevarse hacia el cielo hasta desaparecer.
- Una luz blanca muy brillante sobre la torre oeste e iluminando la cruz de madera, hace que esta parezca estar envuelta en llamas.
- Durante la aparición de la Virgen han surgido escritos en letras coptas.
- La Virgen, vestida de blanco, azul y rojo, enfrente de la cúpula oeste de la iglesia.
- La Virgen en el hueco de la cúpula central de dentro de la iglesia al lado de la pintura de Jesucristo.
- Una luz rectangular ilumina la sábana del altar y se vuelve tres veces alrededor de la iglesia sobre las cabezas de los creyentes.
¿Qué había ocurrido en Egipto?
Olor a incienso, palomas de luz, ¿por qué siempre los mismos prolegómenos ante cada aparición?
No hay respuesta.